Inmemorial el narrador de historias, ya sean de otros o propias. Su presencia se pierde en el tiempo. Ha sido el más eficaz psicoterapeuta y sacerdote. En su voz reconocemos aquello que nos mueve y conmueve, en esa mímesis que nos permite ubicar la alegría y el dolor del humano, del mundo, de la naturaleza. También en su voz podemos mirar algo que esta más allá. La alegría y la tristeza se prolongan hacia el infinito como conjuros de lo inmaterial. Todos nos reconocemos en esa voz. Pero lo que hace más poderosa a la trova es el deseo profético/poético. La necesidad de decir las cosas de un modo que resulte bello. Y no discutiré qué es la belleza pues si lo hago niego su estatus trascendental. El trovador busca conmover y mover. Si lo hace desde el tiempo (en el pasado) es porque esa canción estuvo atada a lo que verdaderamente somos.
Ven, Sueño pesado, la imagen de la verdadera Muerte,
Y cierra estos ojos míos, cansados y sollozantes,
Cuyo manantial de lágrimas detiene mi respiración vital,
Y rasga mi corazón con los lamentos suspirantes de la pena.
Ven y apodérate de mi alma cansada y desgastada,
Que viviendo, muere hasta que tú me la robes.
Ven, sombra de mi fin, y forma de descanso
Aliada de la Muerte, e hija de su Noche de rostro negro,
Ven tú y hechiza a estos rebeldes en mi pecho,
Cuyas fantasías aterrorizan mi mente.
Oh, ven, dulce Sueño, ven o muero para siempre;
Ven antes de que venga mi último sueño, o no vengas nunca.
A la muerte de Tristán, Isolda reflexiona desde la conmoción de la pérdida del amado. Poesía de la más alta y alada por el gran trovador: Wagner.
Cuan dulce y suave
sonríe,
sus ojos
se entreabren con ternura...
¡Mirad, amigos!
¿No le veis?...
¡Cómo resplandece
con luz creciente!
Cómo se alza
rodeado de estrellas.
¿No lo veis?
¡Cómo se inflama su corazón
animoso!
Augustos suspiros
hinchan su pecho.
Y de sus labios
deleitosos y suaves
fluye un hálito dulce y puro.
¡Amigos, miradle!
¿No lo percibís? ¿No lo veis?
¿Tan sólo yo oigo
esa voz
llena de maravillosa suavidad,
que cual delicioso lamento
todo lo revela
en su consuelo tierno?
Es cual melodía
que al partir de él, me penetra
resonando en mí, sus ecos deliciosos.
Esa clara resonancia que me circunda
¿es la ondulación de blandas brisas?
¿Son olas de aromas embriagadores?
¡Cómo se dilatan y me envuelven!
¿Debo aspirarlas?
¿Debo percibirlas?
¿Debo beber o sumergirme?
¿O fundirme en sus dulces fragancias?
En el fluctuante torrente,
en la resonancia armoniosa,
en el infinito hálito
del alma universal,
en el gran Todo...
perderse, sumergirse...
sin conciencia...
¡supremo deleite!
Pero grandes trovadores no sólo fueron Dowland y Wagner. También en nuestra era existen cantautores que logran atravesar lo episódico y se internan en lo esencial de la vida humana. Uno de ellos es Lou Reed, el cantante y poeta norteamericano. Uno de sus más bellos textos es Magiciam, al menos para mi.
Mago, mago llévame en tus alas
y... aleja suavemente las nubes
Lo siento, siento tanto no tener conjuros,
sólo palabras para desvanecerme
Quiero un poco de magia para desvanecerme
Quiero un poco de magia para desvanecerme
Quiero contar hasta cinco
Darme vuelta y encontrarme con que no estoy
Volar entre la tormenta
Y despertarme en la calma
Libérame de este cuerpo
De este bulto que se mueve en mi interior
permitíme abandonar este cuerpo muy lejos
Estoy harto de mirarme
Odio este cuerpo doliente
Que la enfermedad lentamente ha desgastado.
Mago llévate mi espíritu
Por dentro soy joven y vital
Por dentro estoy vivo, por favor llévame
Tanto qué hacer - es demasiado pronto
Para que mi vida se termine
para que este cuerpo se pudra sin más.
Quiero alguna magia para seguir viviendo
Quiero un milagro... no quiero morir
Tengo miedo de dormirme y no volver a despertar
Y no volver a existir
Cerrar los ojos, desaparecer
y disolverme en la bruma.
Que alguien me escuche por favor.
No puedo sostener una taza de café en la mano
Mis dedos están débiles, las cosas se me caen.
Por dentro soy joven y hermoso
Queda demasiado por hacer,
me quitan hasta el aliento.
Doctor, usted, no es un mago - y yo no soy creyente
Necesito más de lo que la fe puede darme
Necesito creer en milagros - no sólo en números
Necesito magia que me lleve.
Necesito magia que me arrebate
Que me visite en esta noche estrellada
Que reemplace las estrellas, la luna, la luz - el sol se fue
hazme volar en la tormenta
Y despertarme en la calma.
Volar entre la tormenta
Y... despiertertarme... en... la... calma.
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