Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

martes, 29 de enero de 2013

De Profundis de Arvo Pärt: Espíritu sin horror al vacío

Pabellón alemán  en Barcelona 1929. Mies Van Der Rohe
La obra de Arvo Pärt supera todo lo esperado en el arte musical del siglo XX. ¿Quién hubiera imaginado que desde la diafanidad de minimalismo, la experiencia de lo trascendente se podría recrear del modo en que se recreó? Los espacios abiertos y geométricos iban a ser el lugar del corazón alado. Mies Van Der Rohe fue el profeta/poeta de las formas en su estado más puro y estilizado. Y desde esa aparente frialdad, iba surgir un nuevo espíritu. Porque lo mínimo es lo nuevo, la subjetividad se expande sin la tiranía de los objetos. Mientras más avanza en el mundo tal como es y del modo en que la historia lo ha ido prefigurando, entiendo mejor las formas de Pärt y comprendo mejor el tipo de mensaje que propone. 

El Salmo 130 es motivo letrado de uno de los más bellos motetes del siglo XX, compuesto en las postrimerías  del siglo de los extremos. Secular en su nueva fe: 

Salmo 130

Desde lo más profundo te llamo a ti, Señor:
¡Señor, escucha mi voz!
¡Que tus oídos atiendan
la voz de mis súplicas!
Si las culpas consideras, Señor,
¿Señor, quién resistirá?
Porque hay gracia en ti,
y por tu ley,
te busco, Señor.
Mi alma aguarda en su palabra;
Espera mi alma en el Señor.
Más que los centinelas la aurora
aguarda Israel a Yahveh.
Porque en el Señor hay misericordia,
y en Él habita la total redención,
Él redimirá a Israel
de todas sus culpas

lunes, 21 de enero de 2013

In memoriam Kenneth Clark a los 30 años de su muerte

Kenneth Clark (1903-1983)
El inicio de Civilización: una mirada personal ( 1969) es mágico y ejemplar. Es una de las introducciones  más célebres que recuerde en un libro de historia de la cultura: 

 Estoy en el Pont des Arts de París. A un lado del Sena se alza la armoniosa y razonable fachada del Instituto de Francia, construido como colegio universitario alrededor de 1670. En la otra orilla, el Louvre, construido sin interrupción desde la Edad Media hasta el siglo XIX: la arquitectura clásica en su forma más espléndida y serena. Apenas visible río arriba está la catedral de Nôtre Dame, quizá no la más atractiva de las catedrales, pero sí la fachada más rigurosamente intelectual de todo el arte gótico. Las casas que bordean las orillas del río constituyen también una solución humanizada y razonable de lo que la arquitectura urbana debería ser, y frente a ellas, bajo los árboles, están los puestos de libros donde generaciones de estudiantes han encontrado alimento espiritual y generaciones de bibliófilos han cultivado su civilizado pasatiempo. Por este puente, a lo largo de los últimos ciento cincuenta años, los estudiantes de las escuelas de arte de París han corrido al Louvre para estudiar las obras que contiene, y luego de vuelta a sus estudios para charlar y soñar con hacer algo digno de la gran tradición. Y cuántos peregrinos de América, de Henry James para abajo, se habrán detenido en este puente para aspirar el aroma de una cultura de muchos siglos, y se habrán sentido en el corazón mismo de la civilización.

Kenneth Clark (1903-1983), intelectual e historiador del arte británico, encarnó para mi el ideal  del humanismo cultivado de raigambre renacentista, ese humanismo que los "pedagogos" y los "antropólogos" tratan de destruir a toda costa. El tipo de humanismo que descansa sobre la vastedad informativa y que se nutre de todos los saberes humanos posibles. Y en esa perspectiva estaba Clark, junto a Gömbrich, Richards, Robert Hughes, Said, Carl Sagan, entre otros. Abordar la aventura intelectual desde una visión universal del saber y de profundo respeto por la inteligencia de los seres humanos. Y es eso lo que uno podía leer en "Civilización", cuando con bella forma nos dice: 

¿Qué es la civilización? No lo sé. No soy capaz de definirla en términos abstractos... todavía... Pero creo que sé reconocerla cuando la veo; y en estos momentos la estoy viendo. Ruskin dijo: “Las grandes naciones escriben sus autobiografías en tres manuscritos: el libro de sus hechos, el libro de sus palabras y el libro de su arte. No se puede entender ninguno de esos libros sin leer los otros dos, pero de los tres el único fidedigno es el último”. En general, yo también lo creo así. Escritores y políticos pueden manifestar toda clase de sentimientos edificantes, pero que no pasan de ser buenos propósitos. Si yo tuviera que decidir quién dice la verdad sobre una sociedad, si el discurso de un ministro de la vivienda o los edificios efectivamente construidos en su época, me fiaría de los edificios.

Y así, la obra humana nos permite ver al ser humano que construye la obra. Pues percibimos la huella de la humanidad en sus productos y entendemos los procesos por el que pasan los pueblos. Y refiriéndose a la caída del Imperio Romano, el historiador nos dice: "Pero la reflexión sobre este episodio casi increíble dice algo acerca de la naturaleza de la civilización. Muestra que, por compleja y sólida que parezca, en realidad es bastante frágil. Puede ser destruida. ¿Quiénes son sus enemigos? En primer lugar, el miedo: miedo a la guerra, miedo a la invasión, miedo a la peste y el hambre, que hacen que sencillamente no merezca la pena construir casas, o plantar árboles o ni siquiera las cosechas del año siguiente. Y miedo a lo sobrenatural, que significa no atreverse a poner en duda o cambiar nada".

La caída de una "civilización" resulta inevitable. Miedo y desesperanza son los enemigos de los pueblos. Y tiene razón Kenneth Clark cuando dice con firmeza que no basta el refinamiento. Las civilizaciones se construyen sobre bases vitales:  "Pero en mucha mayor medida requiere confianza: confianza en la sociedad en que se vive, fe en su filosofía, fe en sus leyes y confianza en la propia capacidad mental…. Vigor, energía, vitalidad: todas las grandes civilizaciones –o épocas civilizadoras– han tenido un caudal de energía tras de sí"

Sigo leyendo a Kenneth Clark. Encuentro su voz actual a pesar de los años transcurridos. Y presiento que si las fuerzas civilizadoras nos lo permiten, podemos estar cerca a un renacimiento del humanismo que nos libere de la tiranía de la ideología "multicultural" que tanto daño le ha hecho a las ciencias del hombre.

Primer capítulo de Civilización, de Kenneth Clark.

viernes, 18 de enero de 2013

Lima 478

Muralla de Lima hacia el siglo XVII

Mi vista se pierde en la indefinición de los cuatro horizontes. Un desigual océano de cemento se yergue ante mi.  E indeterminados anónimos andan y coexisten con el alma pegada al piso, adiestrándose en el arte de  la multiplicación de caras según la estación de los afectos. ¿Cuántos somos? ¿Cuántas vidas se entrecruzan aquí en este plano que parece infinito? Casi 10 millones entre Lima y Callao, me informo. Casi 10 millones de poéticas, 10 millones de monólogos interiores,10 millones de descubrimientos diestros y siniestros.  ¿En qué piensan? ¿Quién los está pensando? ¿Qué Dios es visible o invisible? ¿Cuántas muertes y resurrecciones habrán aquí, en un día?

Mirando la ciudad desde lo alto, hay distancia con todos. En el taxi que me lleva a la universidad, también hay distancia con todos. En la calle, donde hay un anciana provinciana que ofrece caramelos, también hay distancia con todos. ¡10 millones¡ ¡Cómo no van haber distancias! Algunos nos odiamos más que otros. Algunos odian este lugar más que otros. Y los que lo odian más, destruyen este lugar; lo vienen haciendo  algo más de medio siglo. Y lo odian tanto que han sepultado el corazón de este lugar Y al sepultarlo, Lima se quedo sin su secreto. Es la venganza, era inevitable. 

En el taxi, el chófer me mira de reojo y con ira. Descubro su odio y malestar tras haberle pedido ( muy amablemente) que baje el volumen de la cumbia horripilante que escuchaba. Comparo nuestras fisonomías de forma integral. También nuestra vestimenta, las formas de entonar las palabras. En fin, los órdenes estéticos y éticos que prefiguran comprensiones de mundo radicalmente distintas. Nada nos es común. Salvo la razón natural que concluye que "Todos los seres humanos somos iguales por naturaleza". Sin embargo, mientras lo observo pienso: "Así, convivimos tu y yo. No nos queda más remedio. Estamos atados o unidos a esta pertenencia obligada. Pero tu y los tuyos ganaron: impusieron su ciudad. Yo y los míos, perdimos; estamos de retirada y en este siglo XXI nos habremos extinguido plenamente. Felicitaciones." 

La Gran Misa de Lima  a seis voces de Tomás Torrejón y Velasco (1644- 1728). 




martes, 15 de enero de 2013

Adagio del cuarteto para piano Nº 1 Op 15 de Fauré



Llegamos al tercer movimiento, un oscuro y lúgubre Adagio. Fauré lo ha construido a partir de un motivo ascendente: las cuerdas tocan al unísono -con frecuencia- en las secciones exteriores y el piano ofrece  una gran  variedad acompañamientos, usando acordes bloqueados, balanceando  figuras y patrones arpegiados. 

Impresiones. Por alguna razón esta obra me conquista, entristeciéndome. Es la tristeza que conduce hacia cierto vacío. Una caída de abajo hacia arriba. Sin horizonte. Pero bella, como la música de cámara de ese tiempo. 

Y este adagio Fauré me permite entender la tristeza de Robert Hughes (1938-2012) y la tristeza de Joseph Ratzinger. Pues ambas tristezas están entrelazadas. Occidente, no apagues tu lámpara...

martes, 8 de enero de 2013

2013: año de celebraciones













Este 2013 nos trae varias celebraciones de primer orden. Trataré de hacer una lista de lo que conmemora "la misteriosa forma del tiempo". Probablemente algunas efemérides no podré mencionarlas por la fragilidad de la memoria, por ello, desde ya, la disculpas del caso.

Los nacimientos: 

Bicentenario del nacimiento de Giuseppe Verdi. ¿Quien no conoce algo de este gigante de la opera? Estemos preparados para la infinidad de homenajes que por doquier le harán al gran Verdi. 
Bicentenario del nacimiento de Richard Wagner. A Wagner lo amamos o lo odiomos. No hay término medio. Aquí el "último trovador" renacerá en su propio templo, a la estatura de su propio mito. 
Bicentenario del nacimiento de Charles Valentin Alkan. Notable. Una de las cimas de la música para piano. Romántico olvidado injustamente cuando está a la altura de Liszt y Chopin. Los melómanos no debemos pasar por alto este bicentenario. 
Centenario del nacimiento de Benjamin Britten. No tengo palabras para describir lo que siento por la obra de este compositor de primerísimo orden. Recuerdo el día que sus Suites para Violonchelo me dieron una nueva oportunidad para el asombro. Britten es muy, pero muy grande. 
Centenario del nacimiento de Witold Lutoslawski. Una oportunidad de oro para descubrir a un músico notable. 
180 años del nacimiento de Johannes Brahms. Siempre será justo celebrarlo bajo cualquier pretexto. Cada día que pasa pienso que Brahms es el cuarto músico, el único que puede estar muy cerca de "los tres divinos" (Bach, Mozart, Beethoven). 
140 y 70 años del nacimiento de Sergei Rachmaninoff. Para llamar a los espíritus de la turbulencia. La tragedia tiene su músico. No olvidar su legado es tarea de todos. 
140 años del nacimiento de Max Reger. Mucho más de lo habíamos creído. También es una buena oportunidad para celebrarlo. 
90 años del nacimiento de Gyorgy Ligeti. Una gran oportunidad para pensar en el centenario próximo. Hay tanto que descubrir en Ligeti, tanto que aprender. 
80 años del nacimiento de Krzysztof Penderecki. Un hombre de fe que se acerca a la sabiduría musical. Sigue vivo y espero que siga vivo. Uno de los últimos grandes músicos del siglo XX. 

Las muertes: 

60 años de la muerte de Sergei Prokofiev. Y pensar que hubo un momento que Prokofiev fue considerado el más grande compositor del siglo XX. Otra oportunidad para volver a escucharlo con mayor detenimiento. 
50 años de la muerte de Paul Hindemith. Medio siglo de fallecido y todavía no lo reconocemos en su real dimensión. 
10 años de la muerte de Luciano Berio. Como si fuese ayer cuando leí en un diario: "Murió Luciano Berio". Felizmente estoy ad portas de cegarme con la luz de su inmensa obra. Este año será una de mis audiciones obligadas. 

Música Popular. No pensaba incluirlas. Pero creo que es una buena oportunidad de hacerlo. 

30 años de la muerte de Chabuca Granda. Trovadora peruana de finas formas limeñas. Quizás el único referente local  en el que reconozco algo con lo que puedo identificarme. 
50 años de la muerte de Edith Piaf. Esa voz distinguida en la multitud de voces. ¿Ya medio siglo de muerte? Increíble y canta mejor. 

Y entre lo mejor del rock...


40 años de The Dark Side of the Moon. La obra más célebre de Pink Floyd está de celebraciones centrales. 

miércoles, 2 de enero de 2013

Canciones sin palabras: muestras de materia instrumental



En uno de la capítulos de la temporada 2011 de That Metal Show, el relajado y entretenido programa de Eddy Trunk y sus compinches y que es transmitido por la cadena VH1, los anfritiones del mismo plantearon cuáles serían las composiciones instrumentales de hard rock más relevantes. Le he estado dando vueltas a mi propia lista de obras de rock instrumental, toda vez que el inicio del año me sorprendió con grandes canciones de rock, canciones que cubren tanto las espectativas del corazón como del cerebro. 

Ahora estoy tratando de ubicar en la memoria esas "canciones sin palabras", como bien tituló Mendelssohn a su famosa colección de obras breves para piano. En este caso, son canciones que el talento de los buenos músicos de rock nos han regalado a lo largo de su historia. 

1. La Villa Strangiato (1977). Rush.  Del álbum "Hemispheres", La Villa Strangiato es una de las composiciones más contundentes de Rush y una demostración del dominio instrumental de los tres miembros de la afamada banda canadiense. Y por eso mismo derrocha soberbia e autoindulgencia. Los Rush nos dicen con esta obra: "Sólo somos Rush".



2. Discipline (1981). King Crimson. Del disco del mismo nombre, "Discipline" es una canción que me induce a pensar en el poder de los procesos concientes y en el valor de la constancia. La conozco hace mucho tiempo y siempre la asocio al esfuerzo que significa vivir, pues sin disciplina nada de lo importante llega a ser posible.



3. Brandenburg (2008) Black Violin. Más de uno podría pensar qué hace una banda de hip hop dentro de grupos de rock. Bueno, también me lo pregunto. Sin embargo, cuando escuché a esta banda de Florida me quedé gratamente impresionado. Bach con hip hop. Una mezcla extraña pero fecunda.



4. Vivaldi (1970). Curved Air. De su primer disco: Airconditioning, Curved Air hizo lo posible desde lo imposible. Sabemos que fueron pretenciosos. !A quién le importa eso ahora¡ Hubo vuelo y raíces. Dos cosas maravillosas.



5. Transylvania (1980). Iron Maiden. De su primer disco, una obra sencilla y contundente. Pasan los años y envejece bien. Como el buen vino, Iron Maiden será para siempre Iron Maiden y ya en su génesis se veía a leguas lo que llegó a ser.