Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

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lunes, 2 de septiembre de 2013

Wagner 200: "El oro del Rin" es el petróleo de la sociedad capitalista

Escenografía de El oro del Rin, 2013 en Bayreuth 
Empezamos a celebrar los 200 años de Wagner. Esta vez transcribimos una crónica sobre el estreno de "El oro del Rin", la primera opera de la célebre tetralogía: El Anillo de los Nibelungos. Ciertamente en Bayreuth se esta viviendo una fiesta. Comparto con los lectores esta nota aparecida en: http://www.dw.de/comienza-el-festival-de-bayreuth/a-16976714. En esta oportunidad, se trata de contemporizar el drama wagneriano a los tiempos de crisis del capitalismo. 

"El oro del Rin" es el petróleo de la sociedad capitalista

El oro del Rin, prólogo de la tetralogía El anillo del nibelungo, de Richard Wagner, se presentó en Bayreuth con puesta en escena del director berlinés Frank Castorf y dirección musical de Kirill Petrenko. Se abre el telón. Aparece el Motel Golden, con su ondulante piscina azul, una cuerda para tender la ropa y una gasolinera en la esquina. Delante de ella, una señal de carretera indica que estamos en la Ruta 66. Las Hijas del Rin son vampiresas rubias con exceso de maquillaje. No hacen falta anteojos para apreciar los detalles: hay cámaras sobre el escenario que filman lo que ocurre, de tal manera que se pueden ver los rostros en primer plano, proyectados sobre una pantalla colocada sobre el escenario. Las imágenes tan grandes distraen al espectador.

El dios Wotan se parece a Jack Nicholson con gafas de sol. Coquetea con su esposa Fricka y con su cuñada Freia sobre una tumbona del hotel. Los gigantes Fasolt y Fafner irrumpen como motoristas con bates de béisbol y Erda, la madre tierra, aparece con vestido de lentejuelas y abrigo blanco de piel. El estilo de la puesta en escena de Frank Castorf para “El oro del Rin“, perteneciente al ciclo operístico El anillo del nibelungo, de Richard Wagner, es fresco, desenfadado y llamativo. al estilo años 60. Dioses, ninfas, gigantes, enanos y otros seres inmortales se mezclan en esta historia de traición, lealtad, ambición, lujuria y poder. Las “modernas“ imágenes de Castorf ya tienen medio siglo de antigüedad, no provocan ni perturban. ¿Ha perdido Bayreuth su halo casi sagrado? Sí, desde hace tiempo.

Nada es lo que era

He venido 25 veces al festival de Bayreuth. Lo suficiente como para saber cómo ha cambiado el público durante estos años. Los viejos wagnerianos conservadores casi se han extinguido. Quienes acuden hoy día son más tolerantes, menos idólatras de Wagner y del culto a la Colina Verde, aunque aún haya que esperar varios años para conseguir una entrada. Wagner era antes como un sustituto de la religión y eso siempre estuvo bajo sospecha. Para bien o para mal, nos podemos despedir de la adoración casi mística al compositor.

El trabajo de Castorf permite ver los rostros de los personajes de lado, por delante y por detrás. Incluso el espectador puede seguir de forma paralela lo que ocurre en la cafetería de la gasolinera y en la habitación de hotel. Esta perspectiva supone un enorme enriquecimiento del aspecto visual, pero es contrario al concepto de Wagner, quien pensaba que el público debía fijar su atención en los personajes.

La proyección de imágenes estáticas y en movimiento no es nada nuevo. Christoph Schlingensief ya las utilizó (amplia y discrecionalmente), así como Stefan Herheim (de forma cautelosa). Las imágenes proyectadas son un elemento extraño a la acción que, a veces estimula la fantasía, y a veces la limita. ¿Es eso lo que Castorf desea transmitirnos? ¿Que las imágenes de nuestra época están determinadas por los medios? Esa sería, sin dudas, una contundente afirmación.

El debut de Castorf y Petrenko en Bayreuth

Muy entretenido resultó "El oro del Rin“. Se adapta bien a la obra de Wagner y le resta patetismo al original. Al final, solo hubo un abucheo. En general, el público reaccionó con un cálido aplauso. Había demasiados momentos divertidos como para ser desagradecido con la concepción escénica de Castorf. ¿Cuánto tiene que ver con el original? El director berlinés, provocador nato, se atiene a los parámetros de Bayreuth, no cambia ni reinterpreta en exceso, sino que subraya la trama sin meterse en asuntos peliagudos. Ya sabemos que “su“ Anillo versa sobre la economía basada en el petróleo, el oro de nuestro tiempo.

¿Y respecto a la música? Ulrich Burkhard en el papel de Mime y Günther Groissböck como Fasolt resultaron magníficos. El resto del reparto, por encima de la media. Wolfgang Koch como Wotan, algo soso. Eso puede cambiar en el resto de jornadas; aún queda mucho Anillo.

En cuanto al director musical, Kirill Petrenko, el dramaturgo Patrick Seibert y la cantante Catherine Foster (Brunilda) están de acuerdo en que Petrenko ha trabajado cuidadosa y concienzudamente en los ensayos para debutar sin riesgos en Bayreuth. Su estrategia dio resultado. El director mantuvo acertadamente la tensión musical en “El oro del Rin“, que es una de las óperas “cortas“: solo dura dos horas y media. Utilizó las dosis adecuadas de grandilocuencia y estuvo comedido cuando era necesario. Al final del Primer Acto, hizo acto de presencia un ruido molesto, quizá procedente del público. Pero tengo más bien la sensación de que se había cambiado algo de la técnica escénica, lo que para Bayreuth es un auténtico sacrilegio, aunque la religiosidad wagneriana esté en vías de extinción.

Autor: Rick Fulker/MS
Editora: Rosa Muñoz Lima

Preludio y primera escena de El oro del Rin de Richard Wagner

jueves, 27 de junio de 2013

La última de las edades: En la tumba de Wagner de Franz Liszt

Liszt y Wagner en su última edad

Lo que pudo haber sentido Liszt cuando murió Wagner, se lo llevó Liszt a su tumba. Nunca lo sabremos. Quizás Cósima tendría más información, pero ella tampoco está. Cuando murió Wagner y murió Liszt tres años después, moría el primer romanticismo. Pues murió Chopin en 1849, Mendelssohn en 1848 y Schumann en 1856. Y tres décadas después murieron Wagner y Liszt. Y así, todos murieron. 

Liszt sientió en la muerte de Wagner la muerte de toda una generación y la muerte de una forma de generar música. Y Liszt sabía que la muerte de Wagner iba abrir una nueva edad en la música. La edad de la música tras la muerte de Wagner. 

No se si lo que sintió Liszt cuando murió Wagner fue genuino. Aunque a simple vista parece que si. Porque la muerte de Wagner fue un hecatombe, un acontecimiento gigante que sólo un gigante como Liszt pudo sentir en toda su magnitud. También  lo fue la muerte de Listz. 

Por cierto, la muerte de Wagner fue en 1883, la muerte de Liszt en 1886.

martes, 8 de enero de 2013

2013: año de celebraciones













Este 2013 nos trae varias celebraciones de primer orden. Trataré de hacer una lista de lo que conmemora "la misteriosa forma del tiempo". Probablemente algunas efemérides no podré mencionarlas por la fragilidad de la memoria, por ello, desde ya, la disculpas del caso.

Los nacimientos: 

Bicentenario del nacimiento de Giuseppe Verdi. ¿Quien no conoce algo de este gigante de la opera? Estemos preparados para la infinidad de homenajes que por doquier le harán al gran Verdi. 
Bicentenario del nacimiento de Richard Wagner. A Wagner lo amamos o lo odiomos. No hay término medio. Aquí el "último trovador" renacerá en su propio templo, a la estatura de su propio mito. 
Bicentenario del nacimiento de Charles Valentin Alkan. Notable. Una de las cimas de la música para piano. Romántico olvidado injustamente cuando está a la altura de Liszt y Chopin. Los melómanos no debemos pasar por alto este bicentenario. 
Centenario del nacimiento de Benjamin Britten. No tengo palabras para describir lo que siento por la obra de este compositor de primerísimo orden. Recuerdo el día que sus Suites para Violonchelo me dieron una nueva oportunidad para el asombro. Britten es muy, pero muy grande. 
Centenario del nacimiento de Witold Lutoslawski. Una oportunidad de oro para descubrir a un músico notable. 
180 años del nacimiento de Johannes Brahms. Siempre será justo celebrarlo bajo cualquier pretexto. Cada día que pasa pienso que Brahms es el cuarto músico, el único que puede estar muy cerca de "los tres divinos" (Bach, Mozart, Beethoven). 
140 y 70 años del nacimiento de Sergei Rachmaninoff. Para llamar a los espíritus de la turbulencia. La tragedia tiene su músico. No olvidar su legado es tarea de todos. 
140 años del nacimiento de Max Reger. Mucho más de lo habíamos creído. También es una buena oportunidad para celebrarlo. 
90 años del nacimiento de Gyorgy Ligeti. Una gran oportunidad para pensar en el centenario próximo. Hay tanto que descubrir en Ligeti, tanto que aprender. 
80 años del nacimiento de Krzysztof Penderecki. Un hombre de fe que se acerca a la sabiduría musical. Sigue vivo y espero que siga vivo. Uno de los últimos grandes músicos del siglo XX. 

Las muertes: 

60 años de la muerte de Sergei Prokofiev. Y pensar que hubo un momento que Prokofiev fue considerado el más grande compositor del siglo XX. Otra oportunidad para volver a escucharlo con mayor detenimiento. 
50 años de la muerte de Paul Hindemith. Medio siglo de fallecido y todavía no lo reconocemos en su real dimensión. 
10 años de la muerte de Luciano Berio. Como si fuese ayer cuando leí en un diario: "Murió Luciano Berio". Felizmente estoy ad portas de cegarme con la luz de su inmensa obra. Este año será una de mis audiciones obligadas. 

Música Popular. No pensaba incluirlas. Pero creo que es una buena oportunidad de hacerlo. 

30 años de la muerte de Chabuca Granda. Trovadora peruana de finas formas limeñas. Quizás el único referente local  en el que reconozco algo con lo que puedo identificarme. 
50 años de la muerte de Edith Piaf. Esa voz distinguida en la multitud de voces. ¿Ya medio siglo de muerte? Increíble y canta mejor. 

Y entre lo mejor del rock...


40 años de The Dark Side of the Moon. La obra más célebre de Pink Floyd está de celebraciones centrales. 

martes, 31 de agosto de 2010

Trovador

Inmemorial el narrador de historias, ya sean de otros o  propias. Su presencia se pierde en el tiempo. Ha sido el más eficaz psicoterapeuta y sacerdote. En su voz reconocemos aquello que nos mueve y conmueve, en esa mímesis que nos permite ubicar la alegría y el dolor del humano, del mundo, de la naturaleza. También en su voz podemos  mirar algo que esta más allá. La alegría y la tristeza se prolongan hacia el infinito como conjuros de lo inmaterial. Todos nos reconocemos en esa voz. Pero lo que hace más poderosa a la trova es el deseo profético/poético. La necesidad de decir las cosas de un modo que resulte bello. Y no discutiré qué es la belleza pues si lo hago niego su estatus trascendental. El trovador busca conmover y mover. Si lo hace desde el tiempo (en el pasado) es porque esa canción estuvo atada a lo que verdaderamente somos. 

Come, heavy sleep de John Dowland

Ven, Sueño pesado, la imagen de la verdadera Muerte,
Y cierra estos ojos míos, cansados y sollozantes,
Cuyo manantial de lágrimas detiene mi respiración vital,
Y rasga mi corazón con los lamentos suspirantes de la pena.
Ven y apodérate de mi alma cansada y desgastada,
Que viviendo, muere hasta que tú me la robes.

Ven, sombra de mi fin, y forma de descanso
Aliada de la Muerte, e hija de su Noche de rostro negro,
Ven tú y hechiza a estos rebeldes en mi pecho,
Cuyas fantasías aterrorizan mi mente.
Oh, ven, dulce Sueño, ven o muero para siempre;
Ven antes de que venga mi último sueño, o no vengas nunca.



A la muerte de Tristán, Isolda reflexiona desde la conmoción de la pérdida del amado. Poesía de la más alta y alada por el gran trovador: Wagner.

Cuan dulce y suave
sonríe,
sus ojos
se entreabren con ternura...
¡Mirad, amigos!
¿No le veis?...
¡Cómo resplandece
con luz creciente!
Cómo se alza
rodeado de estrellas.
¿No lo veis?
¡Cómo se inflama su corazón
animoso!
Augustos suspiros
hinchan su pecho.
Y de sus labios
deleitosos y suaves
fluye un hálito dulce y puro.
¡Amigos, miradle!
¿No lo percibís? ¿No lo veis?
¿Tan sólo yo oigo
esa voz
llena de maravillosa suavidad,
que cual delicioso lamento
todo lo revela
en su consuelo tierno?
Es cual melodía
que al partir de él, me penetra
resonando en mí, sus ecos deliciosos.
Esa clara resonancia que me circunda
¿es la ondulación de blandas brisas?
¿Son olas de aromas embriagadores?
¡Cómo se dilatan y me envuelven!
¿Debo aspirarlas?
¿Debo percibirlas?
¿Debo beber o sumergirme?
¿O fundirme en sus dulces fragancias?
En el fluctuante torrente,
en la resonancia armoniosa,
en el infinito hálito
del alma universal,
en el gran Todo...
perderse, sumergirse...
sin conciencia...
¡supremo deleite!



Pero grandes trovadores no sólo fueron Dowland y Wagner.  También en nuestra era existen cantautores que logran atravesar lo episódico  y se internan en lo esencial de la vida humana. Uno de ellos es Lou Reed, el cantante y poeta norteamericano. Uno de sus más bellos textos es Magiciam, al menos para mi. 

Mago, mago llévame en tus alas 
y...  aleja suavemente las nubes 
Lo siento, siento tanto no tener conjuros,
sólo palabras para desvanecerme 
 
Quiero un poco de magia para desvanecerme
Quiero un poco de magia para desvanecerme
Quiero contar hasta cinco
Darme vuelta y encontrarme con que no estoy
Volar entre la tormenta
Y despertarme en la calma

Libérame de este cuerpo
De este bulto que se mueve en mi interior
permitíme abandonar este cuerpo muy lejos
Estoy harto de mirarme
Odio este cuerpo doliente
Que la enfermedad lentamente ha desgastado. 
     
Mago llévate mi espíritu
Por dentro soy joven y vital
Por dentro estoy vivo, por favor llévame
Tanto qué hacer - es demasiado pronto
Para que mi vida se termine
para que este cuerpo se pudra sin más. 
     
Quiero alguna magia para seguir viviendo
Quiero un milagro... no quiero morir
Tengo miedo de dormirme y no volver a despertar
Y no volver a existir
Cerrar los ojos, desaparecer
y disolverme en la bruma. 
     
Que alguien me escuche por favor.
No puedo sostener una taza de café en la mano
Mis dedos están débiles, las cosas se me caen.
Por dentro soy joven y hermoso
Queda demasiado por hacer,
me quitan hasta el aliento. 
     
Doctor, usted, no es un mago - y yo no soy creyente
Necesito más de lo que la fe puede darme 
Necesito creer en milagros - no sólo en números
Necesito magia que me lleve. 
     
Necesito magia que me arrebate
Que me visite en esta noche estrellada
Que reemplace las estrellas, la luna, la luz - el sol se fue 
hazme volar en la tormenta
Y despertarme en la calma.
Volar entre la tormenta
Y... despiertertarme... en... la... calma.

lunes, 11 de enero de 2010

Beethoven por Wagner

"Nunca creó el arte elevado algo más artísticamente sencillo que esa melodía inocente como una voz infantil; en cuanto percibimos ese tema, murmurando de la manera más uniforme , tocado al unísono por los bajos de la orquesta de las cuerdas, nos penetra un escalofrío sagrado...Nada iguala a la dulce intimidad hacia la que se alza esa melodía primitiva tan pura, a medida que una voz nueva se une a ella hasta que todo ornamento, todo estallido de la emoción acrecentada, se unen a ella y en ella, como si el mundo respirara, congregado en torno al dogma por fin revelado del amor más puro" (Citado por Esteban Buch. Ver: La Novena de Beethoven. Historia Política del Himno Europeo. P. 280)
A pesar de serias sospechas que tengo sobre Wagner, pienso que pocas veces se dijo algo tan certero sobre la gran sinfonía coral de la historia. Aquella frase, al hablar de la "melodía de alegría" (Freundensmelodie)como si el mundo respirara, congregado en torno al dogma por fin revelado del amor más puro, es francamente bella y acertada.

Primera sección: Presto, allegro assai (Freundensmelodie), presto, allegro assai.(1-330), del cuarto movimiento Finale de la Novena Sinfonía en re menor Op 125. Dirige: el "Emperador" Karajan