Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

El adios de Melomanía y su eterno retorno



Empecé este blog en febrero de 2007, cuando aun tenía 36 años y muchos aspectos de mi vida eran diferentes a las actuales circunstancias que vivo. Sin haberme propuesto inicialmente la duración de Melomanía, puedo observar que mi blog ha recibido cerca de un millón de visitas en casi una década. Además, he perdido la cuenta de los post que fui haciendo a lo largo de todos estos años. Sin embargo, a pesar de la diversidad de temas y las similitudes que puedo encontrar entre algunos de ellos, puedo percibir el paso de algo esencial: el devenir de mi propia educación sensorial y sentimental. A veces, dicha formación más vinculada a mis intereses académicos. Otras,  más relacionadas a mis vivencias. Y esto es lo que me conmueve de Melomanía. De alguna forma, mi blog, es el recuento testimonial  del proceso evolutivo de una conciencia que desde siempre ha estado deslumbradora por la música y que se ha servido de ésta para poder entenderse a si misma. 

Viendo a la distancia y percibiendo cambios cada vez más notables en mi vida, me cuesta mucho seguir alimentando a Melomanía. Y no porque considere que ya no tenga nada qué decir sobre la música. Sucede que el modo con el que me ido relacionando con el arte sonoro y con la vida, ha variado dramáticamente desde 2007. No soy otra persona. Pero otras cosas le han pasado a esa persona. 

La vida es muy hermosa. De eso estoy seguro. Me ha dado dos maravillosos hijos que han seguido creciendo (mi foto con ellos pequeños sigue ahí) y que son, sin duda, lo mejor que hice en mi vida. Además, he tenido, por fortuna, compañeros y compañeras de ruta; personas que más allá de sus características, me permitieron con, su vida, hacerme comprender la mía. Ciertamente, algunas personas (como nos puede pasar) me decepcionaron enormemente y, otras,  felizmente, se han constituido en bellas sorpresas que la existencia me tenía guardadas. Y gracias a Dios, a estas alturas de mi vida, he encontrado en ti, compañera de mi futuro, el derrotero hacia adelante. Tu sabes....

Pero más allá de otras consideraciones, la música ha seguido siendo mi gran compañera. Me ha dado un tipo de compañía que nunca me ha defraudado porque se alimenta, en términos términos narcisistas, de mi propia vocación intelectual y sensorial. Pues, mientras más han crecido mis gustos, más han crecido mis intereses. Y puedo darme cuenta que entiendo un poco más de música que hace diez años. Melomanía me ha permitido crecer. 

Pero todo tiene su final. Y Melomanía debe terminar. Debe terminar porque mi vida es otra y nuevos horizontes aparecen. Debe terminar porque necesito dejar de lado muchas cosas que fueron alimentando la actitud de este blog. Melomanía me dejo crecer, pero ahora necesito crecer sin Melomanía. 

Eso no quiere decir que deje de escribir en mi blog. Sólo que ya no lo haré siquiera de manera temporal, salvo que desee compartir con ustedes algo que piense que es imperioso. 

Ahora que escribo estas líneas, siento algo de pena. Es inevitable. En algunos años llegué a postear hasta tres o cuatro veces por semana. Y, más allá de mis demás actividades, escribir en Melomanía llegó a ser parte de mi propia vida y rutina. Pero ya está. Se acaba este periodo y hay que ir para adelante. 

Como ejercicio final quiero compartir las diez obras que están más presentes en mi educación sonora y que considero esenciales para mi. Mi lista final es esta, sin orden: 

1. Sinfonía Resurrección de Gustav Mahler



2. Quinteto para piano y cuerdas Op 34 de Johannes Brahms



3. Sinfonía 7 de op 92 de Ludwig Van Beethoven



4. El arte de la Fuga. Johann Sebastian Bach



5.  Sinfonía 8 "Inacabada" de Franz Schubert



6. Quinteto para piano y cuerdas de César Franck

 

7. Trio para piano, violín y violonchelo op 49 de Felix Mendelssohn



8. Concierto para piano y orquesta número 23 KV 488 de W. A. Mozart



9. Delirio Amoroso de G. F. Händel



10. Stabat Mater de Arvo Pärt

lunes, 30 de noviembre de 2015

La música por Blas de Otero

Blas de Otero


Blas de Otero (1916- 1979) es uno de aquellos poetas que muy pocos leen. Y,  sin embargo,  debería ser leído como Dios manda. Sobre todo por la honestidad de su escritura y al retórica exacta de verso cortado y directo, sin perder la dimensión simbólica. 

Este es poema en el que Blas de Otero le canta a la música. Siguiendo el tópico que estas últimas semanas ha estado siguiendo Melomanía en este periodo de cambios. 

Musica Tuya 

¿Es verdad que te gusta verte hundida
en el mar de la música; dejarte
llevar por esas alas, abismarte
en esa luz tan honda y escondida?

Si no es así, no ames más; dame tu vida,
que ella es la esencia y el clamor del arte;
herida estás de Dios de parte a parte,
y yo quiero escuchar solo esa herida.

Mares, alas, intensas luces libres,
sonarán en mi alma cuando vibres,
ciega de amor, tañida entre mis brazos.

Y yo sabré la música ardorosa
de unas alas de Dios, de una luz rosa,
de un mar total con olas como abrazos.


jueves, 5 de noviembre de 2015

La música por Rilke



No son tantos los poemas, los buenos poemas, que se han escrito a la música. Rilke, felizmente, nos dejó uno de los mejores poemas que se han escrito sobre nuestro arte esencial y que nos une como melómanos. 

En este tiempo de cambios para Melomanía, quiero compartir este poema que hace poco pude leer y que considero que puede generar más ilusiones que muchos de los poemas que hemos consignado a lo largo de todos estos años.

La música
Rainer María Rilke

¿Qué, tocas tú, muchacho? Iba por los jardines
igual que muchos pasos, que órdenes susurradas.
¿Qué tocas tú, muchacho? Mira, tu alma
se ha enredado en los tubos de la flauta.

¿Por qué la atraes? Es el son como una cárcel,
en que se desperdicia y se equivoca;
fuerte es tu vida, pero tu canción es más fuerte.
reclinada en tu anhelo sollozando.

Dale un silencio, que, callada, el alma
regrese en tu fluyente y en lo mucho,
en que vivió, creciendo, sabia y lejos,
antes que le metieras en tu suave tocar.

Cómo mueve sus alas ya más lánguida;
así disiparás su vuelo, soñador,
hasta que su ala, por el cántico hechizada.
no la lleve más sobre mis paredes,
cuando la llame yo para gozar.

El libro de las imágenes (1902-1906)

Las Variaciones Enigma de Elgar a modo de conclusión del poema rilkeano. Ayuda a sentir mejor la hondura del texto. 

miércoles, 28 de octubre de 2015

ENCUENTRO CON LOS ARTISTAS DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Capilla Sixtina
Sábado 21 de noviembre de 2009


Señores cardenales;
venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio;
ilustres artistas;
señoras y señores:

Con gran alegría os acojo en este lugar solemne y rico de arte y de recuerdos. A todos y cada uno dirijo mi cordial saludo, y os agradezco que hayáis aceptado mi invitación. Con este encuentro deseo expresar y renovar la amistad de la Iglesia con el mundo del arte, una amistad consolidada en el tiempo, puesto que el cristianismo, desde sus orígenes, ha comprendido bien el valor de las artes y ha utilizado sabiamente sus multiformes lenguajes para comunicar su mensaje inmutable de salvación. Es preciso promover y sostener continuamente esta amistad, para que sea auténtica y fecunda, adecuada a los tiempos y tenga en cuenta las situaciones y los cambios sociales y culturales. Este es el motivo de nuestra cita. Agradezco de corazón a monseñor Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo pontificio para la cultura y de la Comisión pontificia para los bienes culturales de la Iglesia, que lo haya promovido y preparado, junto con sus colaboradores, y le agradezco también las palabras que me acaba de dirigir. Saludo a los señores cardenales, a los obispos, a los sacerdotes y a las ilustres personalidades presentes. Doy las gracias también a la Capilla musical pontificia Sixtina que acompaña este significativo momento. Los protagonistas de este encuentro sois vosotros, queridos e ilustres artistas, pertenecientes a países, culturas y religiones distintas, quizá también alejados de las experiencias religiosas, pero deseosos de mantener viva una comunicación con la Iglesia católica y de no reducir los horizontes de la existencia a la mera materialidad, a una visión limitada y banal. Vosotros representáis al variado mundo de las artes y, precisamente por esto, a través de vosotros quiero hacer llegar a todos los artistas mi invitación a la amistad, al diálogo y a la colaboración.

Algunas circunstancias significativas enriquecen este momento. Recordamos el décimo aniversario de la Carta a los artistas de mi venerado predecesor, el siervo de Dios Juan Pablo II. Por primera vez, en la víspera del gran jubileo del año 2000, este Romano Pontífice, también él artista, escribió directamente a los artistas con la solemnidad de un documento papal y el tono amistoso de una conversación entre "los que —como reza el encabezamiento— con apasionada entrega buscan nuevas "epifanías" de la belleza". El mismo Papa, hace veinticinco años, había proclamado patrono de los artistas al beato Angélico, presentándolo como un modelo de perfecta sintonía entre fe y arte. Pienso también en el 7 de mayo de 1964, hace cuarenta y cinco años, cuando en este mismo lugar se realizaba un acontecimiento histórico, que el Papa Pablo VI deseó intensamente para reafirmar la amistad entre la Iglesia y las artes. Las palabras que pronunció en aquella circunstancia siguen resonando hoy bajo la bóveda de esta Capilla Sixtina, tocando el corazón y el intelecto. "Os necesitamos —dijo—. Nuestro ministerio necesita vuestra colaboración. Porque, como sabéis, nuestro ministerio es predicar y hacer accesible y comprensible, más aún, conmovedor, el mundo del espíritu, de lo invisible, de lo inefable, de Dios. Y en esta operación... vosotros sois maestros. Es vuestro oficio, vuestra misión; y vuestro arte consiste en descubrir los tesoros del cielo del espíritu y revestirlos de palabra, de colores, de formas, de accesibilidad" (Insegnamenti II, [1964], 313). La estima de Pablo VI por los artistas era tan grande que lo impulsó a formular expresiones realmente atrevidas: "Si nos faltara vuestra ayuda —proseguía—, el ministerio sería balbuciente e inseguro y necesitaría hacer un esfuerzo, diríamos, para ser él mismo artístico, es más, para ser profético. Para alcanzar la fuerza de expresión lírica de la belleza intuitiva, necesitaría hacer coincidir el sacerdocio con el arte" (ib., 314). En esa circunstancia, Pablo VI asumió el compromiso de "restablecer la amistad entre la Iglesia y los artistas", y les pidió que aceptaran y compartieran ese compromiso, analizando con seriedad y objetividad los motivos que habían turbado esa relación, y asumiendo cada uno, con valentía y pasión, la responsabilidad de un renovado itinerario de conocimiento y de diálogo, profundo, con vistas a un auténtico "renacimiento" del arte, en el contexto de un nuevo humanismo.

Ese histórico encuentro, como decía, tuvo lugar aquí, en este santuario de fe y de creatividad humana. Por lo tanto, no es una casualidad que nos encontremos precisamente en este lugar, precioso por su arquitectura y por sus dimensiones simbólicas, pero más aún por los frescos que lo hacen inconfundible, comenzando por las obras maestras de Perugino y Botticelli, Ghirlandaio y Cosimo Rosselli, Luca Signorelli y otros, hasta llegar a las Historias del Génesis y al Juicio universal, obras excelsas de Miguel Ángel Buonarroti, que dejó aquí una de las creaciones más extraordinarias de toda la historia del arte. También aquí ha resonado a menudo el lenguaje universal de la música, gracias al genio de grandes músicos, que pusieron su arte al servicio de la liturgia, ayudando al alma a elevarse a Dios. Al mismo tiempo, la Capilla Sixtina es un cofre singular de recuerdos, ya que constituye el escenario, solemne y austero, de acontecimientos que marcan la historia de la Iglesia y de la humanidad. Aquí como sabéis, el Colegio de los cardenales elige al Papa; aquí viví también yo, con trepidación y confianza absoluta en el Señor, el inolvidable momento de mi elección como Sucesor del Apóstol Pedro.

Queridos amigos, dejemos que estos frescos nos hablen hoy, atrayéndonos hacia la meta última de la historia humana. El Juicio universal, que podéis ver majestuoso a mis espaldas, recuerda que la historia de la humanidad es movimiento y ascensión, es tensión inexhausta hacia la plenitud, hacia la felicidad última, hacia un horizonte que siempre supera el presente mientras lo cruza. Pero con su dramatismo, este fresco también nos pone a la vista el peligro de la caída definitiva del hombre, una amenaza que se cierne sobre la humanidad cuando se deja seducir por las fuerzas del mal. El fresco lanza un fuerte grito profético contra el mal, contra toda forma de injusticia. Sin embargo, para los creyentes Cristo resucitado es el camino, la verdad y la vida; para quien lo sigue fielmente es la puerta que introduce en el "cara a cara", en la visión de Dios de la que brota ya sin limitaciones la felicidad plena y definitiva. Miguel Ángel ofrece así a nuestra vista el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin de la historia, y nos invita a recorrer con alegría, valentía y esperanza el itinerario de la vida. Así pues, la dramática belleza de la pintura de Miguel Ángel, con sus colores y sus formas, se hace anuncio de esperanza, invitación apremiante a elevar la mirada hacia el horizonte último. El vínculo profundo entre belleza y esperanza constituía también el núcleo fundamental del sugestivo Mensaje que Pablo VI dirigió a los artistas al clausurar el concilio ecuménico Vaticano II, el 8 de diciembre de 1965: "A todos vosotros —proclamó solemnemente— la Iglesia del Concilio dice por nuestra voz: si sois los amigos del arte verdadero, vosotros sois nuestros amigos" (Concilio Vaticano II. Constituciones. Decretos. Declaraciones, BAC 1968, p. 841). Y añadió: "Este mundo en que vivimos tiene necesidad de la belleza para no caer en la desesperanza. La belleza, como la verdad, es lo que pone la alegría en el corazón de los hombres; es el fruto precioso que resiste a la usura del tiempo, que une las generaciones y las hace comunicarse en la admiración. Y todo ello por vuestras manos... Recordad que sois los guardianes de la belleza en el mundo" (ib.).

Lamentablemente, el momento actual no sólo está marcado por fenómenos negativos a nivel social y económico, sino también por una esperanza cada vez más débil, por cierta desconfianza en las relaciones humanas, de manera que aumentan los signos de resignación, de agresividad y de desesperación. Además, el mundo en que vivimos corre el riesgo de cambiar su rostro a causa de la acción no siempre sensata del hombre, que, en lugar de cultivar su belleza, explota sin conciencia los recursos del planeta en beneficio de pocos y a menudo daña sus maravillas naturales. ¿Qué puede volver a dar entusiasmo y confianza, qué puede alentar al espíritu humano a encontrar de nuevo el camino, a levantar la mirada hacia el horizonte, a soñar con una vida digna de su vocación, sino la belleza? Vosotros, queridos artistas, sabéis bien que la experiencia de la belleza, de la belleza auténtica, no efímera ni superficial, no es algo accesorio o secundario en la búsqueda del sentido y de la felicidad, porque esa experiencia no aleja de la realidad, sino, al contrario, lleva a una confrontación abierta con la vida diaria, para liberarla de la oscuridad y trasfigurarla, a fin de hacerla luminosa y bella.

Una función esencial de la verdadera belleza, que ya puso de relieve Platón, consiste en dar al hombre una saludable "sacudida", que lo hace salir de sí mismo, lo arranca de la resignación, del acomodamiento del día a día e incluso lo hace sufrir, como un dardo que lo hiere, pero precisamente de este modo lo "despierta" y le vuelve a abrir los ojos del corazón y de la mente, dándole alas e impulsándolo hacia lo alto. La expresión de Dostoievski que voy a citar es sin duda atrevida y paradójica, pero invita a reflexionar: "La humanidad puede vivir —dice— sin la ciencia, puede vivir sin pan, pero nunca podría vivir sin la belleza, porque ya no habría motivo para estar en el mundo. Todo el secreto está aquí, toda la historia está aquí". En la misma línea dice el pintor Georges Braque: "El arte está hecho para turbar, mientras que la ciencia tranquiliza". La belleza impresiona, pero precisamente así recuerda al hombre su destino último, lo pone de nuevo en marcha, lo llena de nueva esperanza, le da la valentía para vivir a fondo el don único de la existencia. La búsqueda de la belleza de la que hablo, evidentemente no consiste en una fuga hacia lo irracional o en el mero estetismo.

Con demasiada frecuencia, sin embargo, la belleza que se promociona es ilusoria y falaz, superficial y deslumbrante hasta el aturdimiento y, en lugar de hacer que los hombres salgan de sí mismos y se abran a horizontes de verdadera libertad atrayéndolos hacia lo alto, los encierra en sí mismos y los hace todavía más esclavos, privados de esperanza y de alegría. Se trata de una belleza seductora pero hipócrita, que vuelve a despertar el afán, la voluntad de poder, de poseer, de dominar al otro, y que se trasforma, muy pronto, en lo contrario, asumiendo los rostros de la obscenidad, de la trasgresión o de la provocación fin en sí misma. La belleza auténtica, en cambio, abre el corazón humano a la nostalgia, al deseo profundo de conocer, de amar, de ir hacia el Otro, hacia el más allá. Si aceptamos que la belleza nos toque íntimamente, nos hiera, nos abra los ojos, redescubrimos la alegría de la visión, de la capacidad de captar el sentido profundo de nuestra existencia, el Misterio del que formamos parte y que nos puede dar la plenitud, la felicidad, la pasión del compromiso diario. Juan Pablo II, en la Carta a los artistas, cita al respecto este verso de un poeta polaco, Cyprian Norwid: "La belleza sirve para entusiasmar en el trabajo; el trabajo, para resurgir" (n. 3). Y más adelante añade: "En cuanto búsqueda de la belleza, fruto de una imaginación que va más allá de lo cotidiano, es por su naturaleza una especie de llamada al Misterio. Incluso cuando escudriña las profundidades más oscuras del alma o los aspectos más desconcertantes del mal, el artista se hace, de algún modo, voz de la expectativa universal de redención" (n. 10). Y en la conclusión afirma: "La belleza es clave del misterio y llamada a lo trascendente" (n. 16).

Estas últimas expresiones nos impulsan a dar un paso adelante en nuestra reflexión. La belleza, desde la que se manifiesta en el cosmos y en la naturaleza hasta la que se expresa mediante las creaciones artísticas, precisamente por su característica de abrir y ensanchar los horizontes de la conciencia humana, de remitirla más allá de sí misma, de hacer que se asome a la inmensidad del Infinito, puede convertirse en un camino hacia lo trascendente, hacia el Misterio último, hacia Dios. El arte, en todas sus expresiones, cuando se confronta con los grandes interrogantes de la existencia, con los temas fundamentales de los que deriva el sentido de la vida, puede asumir un valor religioso y transformarse en un camino de profunda reflexión interior y de espiritualidad. Una prueba de esta afinidad, de esta sintonía entre el camino de fe y el itinerario artístico, es el número incalculable de obras de arte que tienen como protagonistas a los personajes, las historias, los símbolos de esa inmensa reserva de "figuras" —en sentido lato— que es la Biblia, la Sagrada Escritura. Las grandes narraciones bíblicas, los temas, las imágenes, las parábolas han inspirado innumerables obras maestras en todos los sectores de las artes, y han hablado al corazón de todas las generaciones de creyentes mediante las obras de la artesanía y del arte local, no menos elocuentes y cautivadoras.

A este propósito se habla de una via pulchritudinis, un camino de la belleza que constituye al mismo tiempo un recorrido artístico, estético, y un itinerario de fe, de búsqueda teológica. El teólogo Hans Urs von Balthasar abre su gran obra titulada "Gloria. Una estética teológica" con estas sugestivas expresiones: "Nuestra palabra inicial se llama belleza. La belleza es la última palabra a la que puede llegar el intelecto reflexivo, ya que es la aureola de resplandor imborrable que rodea a la estrella de la verdad y del bien, y su indisociable unión" (Gloria. Una estética teológica, Ediciones Encuentro, Madrid 1985, p. 22) . Observa también: "Es la belleza desinteresada sin la cual no sabía entenderse a sí mismo el mundo antiguo, pero que se ha despedido sigilosamente y de puntillas del mundo moderno de los intereses, abandonándolo a su avidez y a su tristeza. Es la belleza que tampoco es ya apreciada ni protegida por la religión" (ib.). Y concluye: "De aquel cuyo semblante se crispa ante la sola mención de su nombre —pues para él la belleza sólo es chuchería exótica del pasado burgués— podemos asegurar que, abierta o tácitamente, ya no es capaz de rezar y, pronto, ni siquiera será capaz de amar" (ib.). Por lo tanto, el camino de la belleza nos lleva a reconocer el Todo en el fragmento, el Infinito en lo finito, a Dios en la historia de la humanidad.

Simone Weil escribía al respecto: "En todo lo que suscita en nosotros el sentimiento puro y auténtico de la belleza está realmente la presencia de Dios. Existe casi una especie de encarnación de Dios en el mundo, cuyo signo es la belleza. Lo bello es la prueba experimental de que la encarnación es posible. Por esto todo arte de primer orden es, por su esencia, religioso". La afirmación de Hermann Hesse es todavía más icástica: "Arte significa: dentro de cada cosa mostrar a Dios". Haciéndose eco de las palabras del Papa Pablo VI, el siervo de Dios Juan Pablo II reafirmó el deseo de la Iglesia de renovar el diálogo y la colaboración con los artistas: "Para transmitir el mensaje que Cristo le ha encomendado, la Iglesia necesita del arte" (Carta a los artistas, 12); pero preguntaba a continuación: "¿El arte tiene necesidad de la Iglesia?", invitando de este modo a los artistas a volver a encontrar en la experiencia religiosa, en la revelación cristiana y en el "gran código" que es la Biblia una fuente renovada y motivada de inspiración.

Queridos artistas, ya para concluir, también yo quiero dirigiros, como mi predecesor, un llamamiento cordial, amistoso y apasionado. Vosotros sois los guardianes de la belleza; gracias a vuestro talento, tenéis la posibilidad de hablar al corazón de la humanidad, de tocar la sensibilidad individual y colectiva, de suscitar sueños y esperanzas, de ensanchar los horizontes del conocimiento y del compromiso humano. Por eso, sed agradecidos por los dones recibidos y plenamente conscientes de la gran responsabilidad de comunicar la belleza, de hacer comunicar en la belleza y mediante la belleza. Sed también vosotros, mediante vuestro arte, anunciadores y testigos de esperanza para la humanidad. Y no tengáis miedo de confrontaros con la fuente primera y última de la belleza, de dialogar con los creyentes, con quienes como vosotros se sienten peregrinos en el mundo y en la historia hacia la Belleza infinita. La fe no quita nada a vuestro genio, a vuestro arte, más aún, los exalta y los alimenta, los alienta a cruzar el umbral y a contemplar con mirada fascinada y conmovida la meta última y definitiva, el sol sin ocaso que ilumina y embellece el presente.


San Agustín, cantor enamorado de la belleza, reflexionando sobre el destino último del hombre y casi comentando ante litteram la escena del Juicio que hoy tenéis delante de vuestros ojos, escribía: "Gozaremos, por tanto, hermanos, de una visión que los ojos nunca contemplaron, que los oídos nunca oyeron, que la fantasía nunca imaginó: una visión que supera todas las bellezas terrenas, la del oro, la de la plata, la de los bosques y los campos, la del mar y el cielo, la del sol y la luna, la de las estrellas y los ángeles; la razón es la siguiente: que esta es la fuente de todas las demás bellezas" (In Ep. Jo. Tr. 4, 5: PL 35, 2008). Queridos artistas, os deseo a todos que llevéis en vuestros ojos, en vuestras manos, en vuestro corazón esta visión, para que os dé alegría e inspire siempre vuestras obras bellas. A la vez que os bendigo de corazón, os saludo, como ya hizo Pablo VI, con una sola palabra: ¡Hasta la vista!

jueves, 22 de octubre de 2015

A la memoria de un hombre: impresiones sobre la Heroica

Napoleón por David
Es tan sabida la historia de la "Heroica" de Beethoven que resulta ofensivo volver a describirla. Sólo nos queda pensar en el proyecto de Napoleón: tratar de generalizar las ideas políticas de la Ilustración a un nivel continental. Modernizar un mundo que necesitaba ser transformado. El viejo orden estamental debería ser derribado a toda costa. 

Más allá de la intensiones de Beethoven, la Sinfonía "Heroica" es -probablemente- su primera obra de gran magnitud. Desde ahí, casi todo lo que hiciera el genio de Bonn sería impresionante y único. Y pienso que tiene que ver con la magnitud de lo que se estaba viviendo vertiginosamente desde 1789. Desde la Toma de la Bastilla, hasta la coronación de Napoleón han pasado sólo 14 años. Incluido el Gobierno del Terror y los golpes de Termidor y del Brumario. Sucesos de revolución incesante. 

Beethoven asistió a todo el proceso, fue contemporáneo de una de las mayores transformaciones del mundo moderno: el nacimiento de ciudad secular.

La "Heroica" es una obra de dramatismo político. Una composición de dimensiones estremecedoras. Sólo basta volver escuchar el segundo movimiento: marcia fúnebre (adagio assai). Si hoy pueden escuchar toda la Heroica, presten atención al movimiento propuesto. No hay mejor manera de comprender los inicios sonoros del siglo XIX. ¿Qué reacciones generaría en su época? Sin  duda las más extremas.

martes, 13 de octubre de 2015

La dialéctica de Alejandro Romualdo

El Olivar de San Isidro. Por aquí Xano concibió este poema.


Alejandro Romualdo (1926-2008), fue uno de los poetas más importantes del Perú en el siglo XX. Se que ya no se le lee como antes. Otras estéticas poéticas se han hecho más célebres por razones que me parecen poco sólidas. Pero en fin, eso ocurre con frecuencia en el devenir de las artes. La rueda de la fortuna suele ser extraña.

En el 2005, Xano Romualdo publicó lo que sería su último libro de poemas: Ni Pan, Ni Circo, obra que sintetiza lo mejor de su ejercicio poético y que podría situarlo - si la rueda de fortuna fuese otra- como uno de los libros esenciales de la poesía peruana de la última centuria.

Hay un poema inmenso: La Dialéctica. Se de la gestación del mismo en mis largas conversaciones que tenía con él, en su casa de Ernesto Plascencia, a media cuadra de El Olivar de San Isidro. Asimismo, se a quién está dedicado, sólo que por respeto a Romualdo, no lo divulgaré. 

La Dialéctica

En el mundo de la limitación
y la bondad estéril
cuando los perros 
colgados en las plazas
y manchas de sangre
en el mar
suena el timbre
es ella
con él
no dice nada
contempla
el dulce atropello
de la muchacha
sobre el hombre
que le abrió la puerta 
sorprendido
seguramente lo ha mirado
a él
que le abrió la puerta
y ella le pregunta
¿qué es la dialéctica?
¿la dialéctica?
¿a estas horas?
y él los mira
y ella los mira a él
le abrió la puerta
de su planeta blanco
y azul
qué es la dialéctica?
insiste con vehemencia
y él lo mira a él
y se miran
lucha de contrarios
negación de negación
que afirma a ella en él
no puede negarlo
es la necesidad
no es la casualidad
no quiere reconocer
la contradicción
que ella ha buscado
para afirmarse
acercándole el rostro
¿qué es la dialéctica?
insiste ella
¿qué es la dialéctica?
pregunta turbada
ante lo que ya
no puede negar
ante la evidencia
y se despide de él
entregándose en la mejilla
delante de él
y él la besa
y él los mira
y ella lo mira a él
agitada
y ya nada le pregunta 
y se van
y él los ve alejarse
alejarse cabizbajos
juntos
cada uno por su lado
caminando en silencio.

martes, 6 de octubre de 2015

La vida recobrada en el ejercicio de la memoria

Mi hermano y yo a los 8 años. Ahí mamá, cargándolo

Extraño a mi bisabuela, a la que conocí hasta los cuatro años. La que me decía: "mi rey", "mi rey". Y sólo recuerdo eso. Extraño a la señora Aurora, la vecina madrileña, del costado de mi casa. Extraño ver la ciudad sin tantas torres desperdigadas como vómitos de cemento y fierro. Extraño que mi abuelo me abrace y que mi tía madrina me bese.. Extraño ser pequeñito y estar entre papá y mamá en la cama mientras Dios existe más que nunca. Porque ellos me enseñaron que hay un Dios padre-madre infinitamente bueno y que nos ama de un modo inentendible a los ojos pequeños de la razón. 

Extraño que mi hermano sea menor y extraño llevarlo al nido mientras miramos árboles y me abraza desde sus luminosos 4 añitos. 

Extraño a la "china", mi prima hermana. Mi hermanita de corazón. 

Extraño a Xano Romualdo (Alejandro para los demás). Extraño hablar de la poesía en el ser. Extraño que exista y que me diga: "todo esto es transitorio". Extraño a Leslie Lee y que me diga que las líneas bailan en la mecánica del caos. 

Extraño al padre Eduardo SJ, con el que caminábamos mientras todas las teorías económicas, se convertían en éticas. Y el juicio las relativizaba. 

Extraño a Rafael Cerpa, mi amigo. 

Extraño, hoy, las palabras de José Francisco SJ, sobre el modo cómo la belleza es un arte de amor secreto que nos devuelve o dirige a Dios. 

Extraño los días que fui papá por primera y segunda vez. Y la alegría de su buena madre. La mejor que pudieron tener. 

Extraño a mi hija, abrazada a mi mientras le cocino su papilla. Y la beso como sólo alguien que nació para ser papá lo hace. 

Extraño a mi hijo mientras saludamos hormigas y nos cogemos de la mano en unión cósmica. Mi bello niño. 



¿Cuánto más he de vivir? ¡ Sólo Dios lo sabe¡ Pero como siempre pienso y creo, seré música ese día y viajaré por el cosmos  para hallarte a ti, mi amado Creador.



viernes, 2 de octubre de 2015

La belleza salvífica

Detalle del Nacimiento de Venus de Botticelli

Sin belleza, la verdad y el bien - el conocimiento y la ética- carecen de contundencia; es el ser sin  su luz, tal como pensaba San Buenaventura. Sin belleza, la ética se convierte sólo en un manual de costumbres cívicas, en proposiciones simples sin el vuelo necesario para elevar a las costumbres. Sin belleza, el saber pierde su finalidad teórica y contemplativa y se queda reducida a la finalidad instrumental. Si no hay belleza, no hay mundo que admirar, no hay Dios al que sublimar y no hay amor para dar. 

Hoy le pido a la belleza - a la historia de una idea de occidente- que regrese al ser. Que vuelva a alimentar a la verdad y al bien. Le pido a la belleza que salve al mundo, que confiera armonía y proporción a la mentes; le pido que controle a la desmesura, que cincele a los hábitos y que le vuelva dar al saber las alas de la bella lógica y la contundencia de la retórica. 

Hoy la belleza es un imperativo para salvar a la Creación o a la evolución filogenética. Debemos pedirle a quien le corresponda, que la belleza nos arrebate, nos libere, cuando la noche es más oscura. 

Magdalena. La Tour. 

lunes, 21 de septiembre de 2015

Diálogo final entre Marin Marais y Sainte Colombe

Escena de la conversación final 

Estamos al final de Todas las mañanas del mundo. La región humana de lo íntimo está a punto de revelar lo más hondo de nuestra condición: la música es un puente con los que ya no están, los que nos dejan.  Y ambos se dicen uno al otro: 

Sainte Colombe: Voy a hablar... La música sirve para expresar lo que no pueden expresar las palabras. En ese sentido no es del todo humana... De modo que habéis descubierto que no es para el rey.
Marin Marais: He descubierto que era para Dios...
Sainte Colombe: Os equivocáis porque Dios habla.
Marin Marais: ¿Para el oído?
Sainte Colombe: lo que no se puede expresar no es para el oído...
Marin Marais: Para el oro, para la gloria - Sainte Colombe niega -, el silencio...
Sainte Colombe: El silencio es lo contrario del lenguaje...
Marin Marais: ¿Para los músicos rivales?
Sainte Colombe: No... No... -niega compasivamente -
Marin Marais: Para el amor... La añoranza del amor, el abandono - Sainte Colombe niega pacientemente las propuestas de Marais- ¿Para un barquillo ofrecido a lo invisible?
Sainte Colombe: Tampoco. ¿Qué es un barquillo? Algo que se ve, que tiene sabor, que se come. No es nada.
Marin Marais: Pues no lo se señor... No lo sé... Creo que hay que ofrecerle una copa a los muertos...
Sainte Colombe: Os estáis acercando...
Marin Marais: Un pequeño abrevadero para quienes el lenguaje ha abandonado... Para la sombra de los niños... Para suavizar los martillazos de los zapateros... ¡Ay Dios mio!, para los estados anteriores a la niñez... cuando se vive sin aliento y sin luz. - Sainte Colombe agarra entonces las manos de Marais fuertemente -
Sainte Colombe: Señor... Hace un momento me oistéis suspirar y mi arte morirá conmigo. Sólo me llorarán mis gallinas y mis ocas. Voy a confiaros unas arias capaces de resucitar a los muertos...La Tumba de los Recuerdos....

Comparto con ustedes el enlace para que vuelvan a vibrar con esta hermosa obra de arte, de siempre. 

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Música para un niño



Tendría siete u ocho años. Y me recuerdo, casi en en sueños,  dirigiendo a solas una orquesta sinfónica, uniendo fragmentos de varias obras con melodías que salían de propio cerebro. Pienso que eran obra de Dvorak, de Beethoven,  de Tchaikovsky, con partes que inventaba al modo -ahora veo- tardo romántico. 

Años después, cuando descubrí a Mahler, entendí finalmente, por qué me interesaba tanto su música. De niño, de algún modo, había estado sintiendo algo similar. Olas gigantes de sonidos sinfónicos, que crecían y decrecían de un modo insospechado en mi cerebro. Cambios de humor, orquestas fantasmales que pendían de una cuerda antes de caer a un abismo; luego, tan pronto, llegaban al noveno cielo. 

Otras veces, pensaba en líneas sonoras que salían de mi cabeza, al modo del Arte de Fuga de Bach. Y cuando era de noche, mirando el techo de mi habitación, podría asociar aquellos sonidos, como los de Bach, con las fotos de una libro que tenía en casa "Universo" (que aun conservo con cariño). Fotos de estrellas, galaxias, quásares, planetas, con la estructura arquitectónica al modo de Bach.

Pero también me venían intensos ataques de melancolía, sin saber de dónde provenían. Desconocía su causa y me asustaba su poder sobre mi. Y en esos momentos, un violín acompañando de aéreas cuerdas me conducían por linderos que sólo después conocí de adulto. La música también me enseñó a anticiparme a la tristeza. 

Felizmente, la mayoría de veces, la música era la luz, la luz más absoluta y plena de la existencia. Y por ello, mi alegría se tornaba en una fiesta íntima al modo veneciano, como el más bizantino Vivaldi. Mi mente danzaba y mis sentimiento lograban algo formidable que me llevaré a la tumba y que sólo yo puedo entender. 

Bien decía Eugenio Trías, el logos musical (siguiendo a Nietzsche) es una forma no verbal de pensamiento que sólo se puede entender desde el diólogos musical. Creo que eso es lo que me ha pasado desde niño; yo me comunico en música, yo soy música. Y cuando me muera, deseo firmemente convertirme en lo que he sido siempre: un sonido que transcurre por todo el universo, fascinado por todo. 

martes, 1 de septiembre de 2015

La intimidad del cuero negro: grandes lentos del Hard Rock



Hace varios años tenía este post pendiente. Le daba vueltas a la cabeza tratando de seleccionar qué canciones lentas, powers ballads algunos dirán, debería incluir en esta extraña  lista. Como saben (y se habrán dado cuenta) que junto a mi melomanía por la música de los grandes maestros de la tradición académica, me apasiona el hard rock, probablemente el único nexo que guardo con mi adolescencia. Creo conocer algo de este subgénero y por ello me aventuro con una lista de temas  lentos emblemáticos: 

1. Led Zeppelin, en su disco debut, de 1969, realizó una sentida versión del clásico de Anne Brendon: Babe I'm Gonna Leave You. Aun pasado el tiempo, sigue siendo precisa oírla en toda su magnitud. La voz de Robert Plant, llega a dimensiones temerarias e inigualables. 



2. Deep Purple, en 1975, grabó Stormbringer, el último disco con Ritchie Blackmore. Ahí, junto a David Coverdale (vocalista tras la salida de Ian Gillian), Blackmore compuso: Soldier of Fortune. Hermosa canción para escucharla en el silencio del alma.



3. Rainbow fue la siguiente banda de Ritchie Blackmore y junto al gigante de hard rock Ronnie James Dio nos dejó obras que cada día suenan mejor. Del primer disco de Rainbow de 1975 se encuentra esta joya que es Catch the Rainbow. ¡La voz de Dio puede ser tan cálida¡



4. Judas Priest editó en 1976 su  segundo disco Sad Wings of Destiny. Y no podría ser de otro modo. Rob Halford hizo una de las mejores interpretaciones de su vida con este álbum. Dreamer Deceiver sintetiza los mejores logros de Halford frente a los Judas Priest. 




5. Black Sabbath grabó en 1972 Vol. 4. Y fue allí que en un arranque de lucidez Ozzy pudo cantar lo que cantó aquí. ¡Qué misterio hay en la voz de Ozzy! Changes, clásico de los maestros de la oscuridad.



6. Iron Maiden al inició carecía de un elemento distintivo. Pero cuando la calidad es evidente, los inicios son realmente la apoteosis de todo. En 1980, Iron Maiden graba su primer disco homónimo y ahí esta preciosa composición del maestro Steve Harris con Paul Di anno en la voz: Strange World. 



7. Scorpions es, sin duda, la banda alemana más grande de la historia. Y Still loving you su power ballad por excelencia. Canción de 1984 del álbum  Love at First Sting, sigue siendo un referente para torturados. Y Klaus Meime lo hace muy bien. 



8. Metallica reinventó la música Y en 1998 ya era la banda más grande del mundo y  pudo honrar a sus mayores influencias con Garage Inc., su disco de covers. Ahí encontramos la versión metálica de Turn the Page  del gran Bob Seger. Gran versión para un clásico de los 70,s.

viernes, 28 de agosto de 2015

Marx y la experiencia estética: pensar los órganos sensoriales y su poetencia



Releer los Manuscritos Económicos-Filosóficos  de Karl Marx, constituye un ejercicio de interés histórico intelectual notable. Gracias a textos como éste podemos ubicar cuándo se empezó a pensar a los sentidos estéticos como realidades espacio sensoriales, sujetas a la historicidad como cualquier experiencia de lo humano. Así, la medios sensoriales para la percepción, estarían expuesto a la realidad histórica y social. Historicismo estético, casi un paso al relativismo. Interesante. 

Transcribiré algunos pasajes referidos al tema en cuestión, para que ustedes, gentiles lectores, puedan recordar las reflexiones de este autor clásico del pensamiento del siglo XIX. 

“El ojo se ha convertido en ojo humano, del mismo modo que su objeto se ha convertido en un objeto social, humano, procedente del hombre y para el hombre”

“Los sentidos y el goce de los otros hombres se han convertido en mi propia apropiación. Aparte de estos órganos directos, se forman, por consiguiente, órganos sociales bajo la forma de la sociedad”

“La música despierta el sentido musical del hombre y la más bella de las músicas carece de sentido y de objeto para el oído no musical”

“… el oído musical, el ojo capaz de captar la belleza de la forma, en una palabra: es así como se desarrollan y, en parte, como nacen los sentidos capaces de goces humanos, los sentidos que actúan como fuerzas esenciales humanas…” 

La formación de los cinco sentidos es la obra de toda la historia universal anterior. El sentido aprisionado por la tosca necesidad práctica sólo tiene también un sentido limitado. Para el hombre hambriento no existe la forma humana de la comida, sino solamente su existencia abstracta de alimento; exactamente del mismo modo podría presentarse bajo la más tosca de las formas, sin que sea posible decir en qué se distingue esta actividad nutritiva de la actividad nutritiva animal. El hombre angustiado y en la penuria no tiene el menor sentido para el más bello de los espectáculos..." 

viernes, 21 de agosto de 2015

César Franck, su quinteto para piano y cuerdas y un poema de Eloy Sánchez

Monumento a César Franck, en Francia. 

Cuando se escucha el quinteto para piano y cuerdas en re menor de César Franck, se tiene la impresión de estar asistiendo a cierto tipo de funeral. No un funeral de la muerte que le sigue a la vida ida. Sino el funeral de cierto tipo de esperanzas, de expectativas. Funeral que, incluso, abusa de la melancolía. Pienso que es una de las obras para cámara mas intensas y mejor logradas. Además creo que debería ser más reconocida por un número extenso de melómanos. 

El poeta español Eloy Sánchez hizo un hermoso poema a partir de la relación (maestro-alumna) que el gran compositor belga tuvo con Augusta Holmés, compositora nacida en Irlanda y que ahora se encuentra en proceso de reconocimiento.  Los movimientos del quinteto de Franck le dan título a este tríptico de Eloy Sánchez. Comparto con ustedes el quinteto, el poema y el deseo procurar extender mi admiración por esta gran obra de Franck. Obra que, por cierto, también fue grandemente admirada por Marcel Proust. 

Comparto el quinteto de Franck y el poema de Eloy Sánchez dividido en tres secciones a partir de los movimientos. 

CÉSAR FRANCK A AUGUSTA HOLMES
(Quinteto para piano en Fa menor)


1 (Molto moderato, quasi lento - Allegro)

Cuando ya no esperaba que nada perturbase
el sosiego y el orden que yo mismo elegí para mi vida,
apareciste tú, y de repente toda la paz que poco a poco
fui con paciencia conquistando apartóse de mí,
y una llama muy viva ahora me habita el alma.
Tú tal vez no comprendas lo que esto significa para un
hombre
como yo, que siempre ha estado, en realidad, tan solo,
a pesar de la fiel compañía de unos pocos amigos
y de la larga dicha conyugal que mi mujer me ha dado.
Es como si de pronto un ruiseñor cantara
en la desolación de un árbol anclado en el invierno
y sus ramas desnudas de nuevo recordasen
la gracia del verdor bajo el influjo de esta música.




2 (Lento, con molto sentimiento)

Mi vida ha sido un duro camino de fracasos
a los que nunca doblegué mi espíritu,
pues desde siempre supe que el artista que trabaja
con honradez en el servicio de su Señor y de su obra,
muy rara vez consigue la atención de las gentes
de su tiempo; atención que estimula,
pero que al fin y al cabo no necesita el arte.
Bajo las altas bóvedas de esta iglesia ha transcurrido
la parte más fecunda y hermosa de mis días:
el olor de la cera y del incienso de las sagradas ceremo-
nias,
los devotos rumores de las plegarias de los fieles,
me acompañaron siempre mientras que yo intentaba,
sentado aquí, en el coro, junto al dócil teclado
de este órgano amigo, dar expresión cumplida
a la inquietud que me embargaba el pecho.
Y en cierto modo he sido feliz, porque acepté
con humildad el fluir casi anónimo
de mi destino, aunque a veces el desaliento y el hastío
se acercaran a mí.




3 (Allegro non troppo, ma con fuoco)

Ahora sé que mi dicha
fue tan sólo ignorancia de que un día cualquiera
habrías de llegar: tu presencia bastó
para arruinar la paz que con trabajo obtuve.

Cómo negarme a la dulzura con que a veces me miras,
a tu risa tan libre, al fulgor que te envuelve,
a la luz que en tus labios brilla si es que me nombras.

Yo no sé, yo no sé, pero bendigo esta locura
que sacude mi espíritu y me llena de sol cuando te veo.
Y doy gracias a Dios por haberte creado, por haber
permitido
que vinieras de pronto para cambiar mi vida;
pues ya no soy el mismo, aunque a los ojos
de todos sea el de siempre y nadie, nadie sepa
que sólo pienso en ti, que te amo, que es para ti mi
música.

viernes, 14 de agosto de 2015

Anoche con Glenn Hughes

Glenn Hughes, Lima 13 de agosto de 2015


Esto no es una crónica. Más bien, es una suma desordenada de varias impresiones, de momentos conformados por trozos y trazos sonoros. Todavía no logro conformar una unidad discursiva para describir lo de ayer. Los límites de la razón frente a la emoción, quizás sea eso. 

Ayer vi por primera vez en vivo a Glenn Hughes. Quienes estamos familiarizados con la "old school" del rock y del hard rock sabemos bien de quién se trata. Trapezee, Deep Purple MK III y IV, Tomy Iommi, Phenomena, Hughes Turner Project, Black Country Communion, California Breed, etc. Además de una extensa y ambiciosa carrera solista. La trayectoria de Hughes esta ahí, presente. Y ésta se percibe desde el momento que sube al escenario, en cada contorsión de cuerpo, en el modo cómo toma el bajo, la manera de interactuar con el público, la forma de transmitir lo que se aprende en 45 años de oficio artístico. Y, claro, su impresionante voz. 

Lo de ayer fue un repaso de una larga carrera. No toco nada de Trapezze. Extrañe "Medusa", quizás una de las mejores canciones de hard rock de todos los tiempos. Pero claro, muchos de los estaban en el concierto, lo ubican más por su paso por Deep Purple MK III y IV, que por toda su trayectoria. Por eso empezó con "Stormbringer" de Deep Purple y termino con "Burn" de la misma inmensa banda. Y entre ambos monumentos de Deep Purple MK III, se deslizaron canciones de otros proyectos importantes de Hughes. Así, One last soul y Black Country del primer disco de Black Country Communion, se dejaron sentir en diferente intensidad. Para mi, el momento supremo del concierto, fue escuchar Black Country, a sólo unos metros de la "voz del rock". Sueño realizado. 

Claro está que otras grandes canciones de Deep Purple MKIII fueron interpretadas. Una grata sorpresa fue que Hughes cantara Sail away, una de las mejores composiciones de Deep Purple que en su versión original fue interpretada por Coverdale y Hughes en 1974, en el precioso album "Burn". Obviamente, en el concierto de anoche, no podía faltar Mistreated del mismo disco; diferente al sentimiento que le ponía David Coverdale (cuando Coverdale tenía la voz que ahora ha perdido dramáticamente). La versión de Glenn Hughes de Mistreated  es realmente notable. Y la realizada ayer, estuvo a la altura de esta gran canción de Ritchie Blackmore. 

Hughes no cantó nada de sus colaboraciones con Tomy Iommi ni de Hughes Turner Proyect. Esperé en vano Sister Mightnight  y Heaven missing an angel, dos de las mejores canciones de su repertorio. Pero entiendo que muchos de los asistentes desconocían estas increíbles canciones. Sin embargo, regaló una composición de California Breed: Sweet tea y  otras de su etapa solista, como la enérgica Soul Mover del álbum del mismo nombre de 2005 y la mejor canción solista de Hughes: Adicción, de 1996. 

Hughes estuvo acompañado del experimentado Doug Aldrich en la guitarra, músico que por más de una década anduvo en Whitesnake. Por eso quizás canto "Good to be bad" , canción de Aldrich para la banda de Coverdale/Whitesnake. Buena interpretación, mejor, sin duda, a la del mismo Coverdale. 

En suma, a pesar de las deficiencias del sonido y algunos errores esperables en la interpretación, Glenn Hughes, hizo un gran concierto a pesar del paso de los años (64 años). Su voz sigue siendo impresionante y capaz de atravesar las diversas fuerzas cósmicas en cuestión de segundos. Gracias maestro Hughes por esta clase de arte. 

viernes, 7 de agosto de 2015

La furia y Vivaldi


¡Cómo estremece la música del barroco¡ ¡Nunca deja de sorprendernos¡ Y eso es lo que pasó esta semana mientras escuchaba In furore iustissimae irae (RV 626)  del inmenso Antonio Vivaldi. Motete de música Sacra del estilo característico veneciano del cual Vivaldi es el más claro exponente. La obra fue compuesta presumible mente hacia 1722 o 1724 y estrenada en Roma bajo el auspicio de la Academia de la Arcadia que patrocinaba el cardenal Ottoboni, también mecenas del joven Händel por esos años. 

El texto del Cardenal Pietro Ottoboni

In furore iustissimae irae

Tu divinitus facis potentem.
Quando potes me reum punire
Ipsum crimen te gerit clementem.
Miserationum Pater piissime,
Parce, parce mihi dolenti
Peccatori languenti, ,
O Jesu dulcissime.
Tunc meus fletus
Evadet laetus Shall
Dum pro te meum
Languescit cor.
Fac me plorare,
Mi Jesu care,
Et fletus laetum
Fovebit cor.
Alleluia Alleluia

Este motete esta formado por cuatro secciones: 

1.In furore iustissimae irae
2. Miserationum Pater piissime
3. Tunc meus fletus
4. Alleluia


viernes, 31 de julio de 2015

Jean Sibelius: a 150 años de su nacimiento

Jean Sibelius (1865-1957)

Los juicios que sobre Jean Sibelius (1865-1957) hizo Theodore Adorno son sorprendentes. Por un lado, lo calificó de músico  "chapucero y amateur". Por otro, de  conservador y proclive a  los ideales políticos del nacionalsocialismo. Y reafirmando su profunda sospecha sobre el gran compositor finés, Adorno sentenció: "Si se considera a Sibelius como un buen compositor, se invalidan todos los estándares de calidad que han persistido desde Bach hasta Schoenberg". Es decir, la sóla valoración de la obra de Sibelius desacreditaría toda la música anterior. Una afirmación dura y temeraria.

Sin embargo, Gustav Mahler, contemporáneo del compositor nórdico, afirmó que "Sibelius era el más grande sinfonista del siglo XX". Un músico al que se debería prestar la más acertada atención, pues en él se estaban desarrollando las nuevas formas de concebir el universo sinfónico. 

No es extraño que Adorno y Mahler difirieran tanto sobre Sibelius. Recordemos que el filósofo y esteta alemán elaboró una extensa monografía crítica sobre Mahler, quizás la más dura que se ha hecho sobre el autor de la Canción de la Tierra. De modo que todo aquello que Mahler hubiera valorado - como la música de Sibelius- se halla en las antípodas de las convicciones estéticas de Adorno.

En fin, más allá de los debates a destiempo, la obra de Sibelius permanece y es celebrada como fundamental dentrio los nacionalismos musicales de fines del siglo XIX e inicios del siglo XX. 

¿Qué obras pueden ser consideradas fundamentales en la obra de Jean Sibelius? Proponemos una lista que puede ser útil para los iniciados en la música del más importante compositor de Finlandia.

1. Una Saga Op 9. Poema sinfónico
2. Finlandia Op 26
3. Segunda sinfonía en re menor Op 43
4. Concierto para violín en re menor Op 47
5. Valse Triste. Op 44
6. Lounnotar Op 70
7. Quinta sinfonía en mi bemol mayor Op 82
8. Stormen. Op 109
9. Tapiola Op 106
10. Voces Intimae. Cuarteto de cuerdas Op 56

1. Filandia Op 26



2. Concierto para violín en re menor Op 47