Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

viernes, 28 de diciembre de 2007

Pink Floyd y popularización de las vanguardias tardías

Muchas veces he visto la película documental "Pink Floyd Live at Pompeii" (1971). Una obra de enorme interés en el proceso creativo de los Floyd y el devenir del Prog Rock. Este film logró plasmar en un claro concepto audiovisual la experiencia psicodélica de los primeros años y creó las bases para el futuro de la misma; futuro en el que clásico The Dark Side Of The Moon (1973) se presenta como el resultado evidente a tal proceso. Siempre he pensado que el The Dark Side Of The Moon - sin duda, una composición notable- condujo a Pink Floyd a un callejón sin salida. Pues obligó y condenó a los Floyd a ser una banda de rock experimental cuando tal opción no tenía cabida en su proyección futura. Así, Wish You Are Here (1975), Animals (1977), The Wall (1979) y The Final Cut (1983), siendo obras realizadas con oficio y talento, evidencian el peso del mito "psicodélico y vanguardista" del periodo 1967-73. Creo, como muchos, que los discos mencionados poseen canciones hermosas y entrañables, incluso los que grabaron como trio tras la salida de Waters en 1987 y 1994. Sin embargo, a veces me pregunto qué hubiera pasado si Pink Floyd se hubiese separado tras el The Dark Side Of The Moon.


La experimentación en el rock tuvo un efecto contradictorio. Por un lado, se produjeron obras que en un contexto académico musical se observaron superadas. La mayoría de los compositores de la segunda posguerra llagaron a ser bastante más experimentales, mucho más atrevidos que cualquier grupo de rock o de prog rock. Por otro lado, debido a los escasos conocimientos musicales de la mayoría de los consumidores, los experimentos en el rock solían ser sobredimensionados. Así se llegó a creer que tal o cual grupo o solista fueron los inventores de determinado estilo. ¿Cuántos habrán creido que los Floyd fueron los inventores del caos sonoro controlado? Pienso que muchos. Por eso, en parte, se explica la leyenda.
Sin embargo, creo que hay algo que legitima la propuesta de los Floyd de aquellos años. Gracias a la enorme popularidad que llegó a esta banda, mucho supieron que era posible concebir otro tipo de sonoridades. Pink Floyd llevó a la "cultura Pop" la experimentación musical, masificó lo que desde 1920 se estaba haciendo en el ámbito académico y que tras la postvanguardias (serialismo, aleatoriedad, minimalismo, etc) se radicalizó. Ciertamente, hubo otros grupos que hicieron lo mismo (incluso, The Beatles en el Sargent Pepper's¨Lonely Hearts Club Band de 1967 y White Album de 1968). Pero quizá Pink Floyd fue la banda que más contribuciones realizó, probablemente sin querer, a la popularización de la música contemporánea.
Aqui: A Saucerful of Secrets de 1968 en versión 1971 del Pink Floyd Live At Pompeii


miércoles, 26 de diciembre de 2007

4 de mayo del 2008

Se ha confirmado, según parece, algo importante: Rush en mi ciudad. Estaré ahí, es obvio. !Qué alegría!. Ahora quiero compartir una de mis composiciones predilectas de Rush: 2112, Overture /Temples of Syrinx, composición basada en la novela de Ayn Rand Anthem y que fue criticada por la prensa de los años setentas por ser una apología al individualismo radical. Era 1976 y el péndulo ideológico se hallaba en otras direcciones. La puesta en vivo de esta obra siempre ha sido aposeósica, tomando en cuenta el peso de la leyenda. Probablemente Rush sea una de las pocas bandas clásicas que no ha visto modificada su conformación en más de treinta años. Desde 1974, Lee, Lifeson y Peart tocan juntos. Ya sea en la versión originaria en estudio de 1976 o en las innumetables grabaciones en vivo, 2112 (Overture - Temples of Syrinx) es un clásico del prog rock, teniendo varios de los elementos que busco en toda música: inventiva, dominio de la forma y fuerza controlada.



lunes, 24 de diciembre de 2007

Oratorio Navidad BWV 248

1734, Bach compone y estrena su célebre oratorio sobre el nacimiento de El Redentor. Seis cantatas basadas en varios pasajes bíblicos, como era de esperarse en la liturgia luterana. Estoy seguro que Bach habrá colocado la frase de siempre ( "soli Deo gloria") en la partitura. La belleza de esta obra no tiene comparación: es "la composición" navideña por excelencia. Al igual, ciertamente, que El Mesías de Haendel. Sin embargo, a diferencia de la celebérrima composición de Haendel, el Oratorio Navidad esta lejos de la grandilocuencia - hermosísima- del Mesías. Se trata de una obra concentrada, de oficio esmerado, dirigido -como la casi totalidad de la obra de Bach - a ese Alguien inefable. Composición litúrgica, concebida para conducir a la grey a un encuentro colectivo y personal con el Liberador - Reconciliador. Por ello puede discurrir a lo largo del alma, tocando esa fibra mística que todos tenemos y que muchas veces consideramos inexistente en nuestro entorno posible.


Pero en Bach la mística no se reduce a una experiencia irracional. No se trata de dejarse conducir en términos románticos. Despojarnos de nuestra conciencia de sí y abandonarnos al influjo sonoro. En Bach la mística hay que enternderla como control prudente de la espiritualidad. La obra en su conjunto fluye en el dominio de las tensiones sonoras. Un cerebro que logra ensamblar lo posible del sonido, sometiendo a la inteligencia el mundo formal-material. No es una mística desbordada, sino una mística de los límites. Quizá por eso perdura. Bach rompe la dicotomía clásico-romántico. El Oratoria Navidad es una muestra de una espirutualidad de tensiones ajustadas. Una muestra de interpretación de La Palabra. Una manifestación de la importante teología luterana hecha obra de arte.


Un fragmento del Oratorio Navidad, con John Eliot Gardiner en la dirección y la mezzosoprano argentina Bernarda Fink. Toda un regalo navideño del "músico de Dios"



miércoles, 19 de diciembre de 2007

Meditaciones a partir de Stockhausen recientemente muerto

Ahora que murió Karlheinz Stockhausen el artista se empezará a liberar del mito. El mito que la psicodelia elevó. Claro, todos los "amantes del culto" hablaban de él. Citaban con frecuencia su ingenio y talento. Hasta los Beatles se dejaron seducir: "number 9, number 9, number 9...". En los 80s y 90s el asunto cambió. La vanguardia de posguerra ya había sido asimilada por ese engendro llamado "cultura pop". Y Stockhausen volvió a ser el que nunca había dejado de ser: el músico estudioso, fino y de una vasta cultura humanista(como la mayoría de los compositores alemanes) que se evidenciaba en gran parte de su obra.

Tengo muy pocas grabaciones de Stockhausen. Pero hace cerca de dos décadas, gracias a la extinta radio Deustche Welle, pude oír varias de sus obras. Recuerdo haber grabado varias de ellas en viejos Cassettes que se han estropeado con el tiempo. Lástima, varias pues eran composiciones realizadas para ocasiones específicas. Sin embargo, más allá de la pérdida, queda en mi la fascinación por esas mañanas de invierno, de 1989 ó 1990, en que esperaba las emisiones de la Deustche Welle, a sabiendas que era casi seguro que alguna obra de Stockhausen iba ser transmitida. La expectativa y la curiosidad colmaban la soledad de mi melomanía. Y pienso, como ahora, si todos hubieran sabido que esto era lo que más interesaba en la vida. Escuchar a Stockhausen en vez de las tortuosas lecciones de Lengua I, las inútiles clases de Ontología o de "psicología de la personalidad".

Quizá aquel muchacho debió confiar más en lo que su intuición por la libertad le decía: más Stockhausen y menos sentimiento de culpa. Más de fina experimentación -cultísima, como me gusta-, menos "de pequeña vida" y enorme perorata. Gracias a Stockhausen me doy cuenta de todo esto. Cómo quisiera, por unos momentos, volver a aquellos años y decirle a ese joven que escuche y comprenda el sentido real que habita en las composiciones de Stockhausen: que se deje conducir por el "serialismo integral", pues ahí la existencia y el pensar son uno sólo. Porque no hay nada más grato que esa unión.
Cuarteto para helicóptero y cuerdas de Karlheinz Stockhausen. 2003




domingo, 16 de diciembre de 2007

Domenico Zipoli (1688-1726)


1959, el debate terminó. Domenico Zipoli y Domenico Zipoli es la misma persona. El discípulo de Alessandro Scarlati, el que llegó a ser uno de los músicos más respetados de Roma y el misionero jesuita en las reducciones del actual Paraguay es misma persona. Una vida separada por dos vidas. Pero una obra que es la misma. En su caso, fue el arte la continuidad. Pues me imagino a Zipoli componiendo para nobles romanos y me imagino a Zipoli componiendo para los indígenas de las misiones. ¿Qué es lo que unifica ambas situaciones extremas? ¿El sentido de búsqueda que en esencia es el mismo para lo trascendente y para el arte? ¿Una vida, como toda vida, que siempre transita entre los extremos?.

Quizá la unión de todo esto es el dar. Ser una ofrenda para todos. Primero, a la aristocracia de su mundo. Después, a la nobleza del paraíso terrenal. Servir a Roma, servir a Jerusalén. Sencillo el hermano Domenico, músico enorme todavía por descubrir en este siglo.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Dos instrumentales: seriación progresiva

Dos obras instrumentales que tengo en mente desde hace varias horas. Una de ellas comentada por un querido amigo en un mail que recibí recientemente: Discipline de King Crimson, la banda del talentoso guitarrista inglés Robert Fripp. La otra, vuelta a escuchar una de estas noches tras una conversa con mi hermano: YYZ de Rush. ¿Por qué las tengo en mente? ¿Por qué dos instrumentales progresivos me tienen capturado?. La cerebral Discipline debe estar en mi por algún factor inconsciente que no logro descifrar. La contundente YYZ, por similares razones. Música que envuelve, que no deja indiferente.
Discipline es del albún del mismo nombre editado en 1981. YYZ del célebre Moving Pictures, también de 1981. !Qué coincidencia!. Quizá mi alma me exige algo de orden reiterado y de poder simultáneamente: progresiones ascendentes que me levanten el ánimo después de estos infames días. Cerebro y músculo para ver la vida de cara al sol.
Aqui quiero compartir ambas obras maestras del mejor progresivo.



Discipline para ustedes con Robert Fripp a la izquierda con sus reconocibles gafas y Bill Bruford en la batería.



YYZ de Rush el Power Trio por automasia. Ver a Peart en la batería toda una oda a la perfección.


sábado, 8 de diciembre de 2007

Lord Yehudi Menuhin

Para muchos lo mejor que hizo fue antes de los 12 años y que su técnica no pudo seguir avanzando a pesar de sus enormes potencialidades. ¿Qué más hubiese podido hacer ? Otros- como yo- consideran que Oistrakh fue mejor violinista. Pero creo que no se trata de ser "el mejor". Lord Menuhin llegó a ser algo más que un gran músico. Fue un humanista es los dos sentidos comúnmente usados. Humanista en términos morales y humanista en términos culturales. Un hombre bueno producto de una alma bella. Menuhin era de esos humanos que logran superar el stardard común del ser humano. Por ello, a pesar de las limitaciones que su técnica tuvo en las últimas décadas de su vida, en sus interpretaciones se evidencia una "humanidad" que sólo es posible desde la unión de lo bello y lo bueno.


Sólo a partir de ese contacto con instancias no visibles desde lo individual y universal, Menuhin llegó a captar el sentido último de la obra de Bach., sobre todo de la sonatas y partitas para violín; obras de una sabiduría y profundidad sobrecogedoras. Quiero compartir mi admiración hacia este enorme humano que fue Yuhudi Menuhin (1916-1999)


miércoles, 5 de diciembre de 2007

Carta al infinito para alguien

Querida X. : No trataré de dar lecciones de vida a alguien tan joven como tu. En realidad, detesto la actitud de los mayores ante los jóvenes, actitud de supuesta maestría por los años que transcurren. Los años no dan nada, salvo eso, años. Acumulación, pero no sabiduría. Y la acumulación puede ser de frustraciones, de inmadurez, de prejuicio, de agresividad. Nada garantiza la supuesta sabiduría de los mayores. Se puede llegar a los 80 años y ser un perfecto imbécil. O se puede tener esa edad joven, como tu, y hacer esas inmensas preguntas que soy incapaz de responder. Probablemente, a lo largo de lo que te quede por vivir, irás respondiendo los cuestionamientos que haces. Sin embargo, nada garantiza que logres responder la primera de las preguntas que realizas con frecuencia. Lo interesante, pienso, es que las formulas.


Sólo te hablaré de mi. Con frecuencia me comparo con un violín, un Guarneri Da Gesú. Se que puede parecer pretencioso que me compare con un instrumento tan noble como este. Pero reconozco que soy un Guarneri por el tipo de música que sale de mi cuando soy tocado por las manos adecuadas. Esas manos, me imagino, son las del Espíritu. Soy conciente que puedo transformarme en una Suite para violín de Bach. Realizar un breve monólogo concentrado e íntimo. Sin embargo, como buen violín, soy más feliz en un duo. Mejor sueno cuando estoy frente a un Stradivarius. Los Stradivarius son mis mejores amigos. Al dialogar juntos, establecemos un contrapunto inacabado de preguntas, respuestas y silencios. Nuestras melodías se unen pero mantienen cierta independencia que las hace reconocibles por separado. Creo que este diálogo es posible porque el Stradivarius, al igual que el Guarneri, es un instrumento noble. Y las relaciones más fecundas se dan en la nobleza. Cuando estoy ante un violín vulgar, el Guarneri que soy, se transforma en algo inútil, como un violín vulgar. Y en vez de salir de mi una melodía entrañable, se escucha una terrible distorsión.


Prefiero huir de los violines vulgares y quedarme con los Stradivarius. Por eso pienso que eres una Stravidarius o una Guaneri. Creo que buscarás a otros Stradivarius y también a los Guarneri, como yo. Y el día que los encuentres, tus enorme preguntas se harán infinitas y el diálogo inacabado, como el Concierto para Dos Violines de Bach. Y descubrirás por ti sóla que bastaba con darse cuenta que eras un instrumento noble.



J. S. Bach. Concierto para dos violines. Largo ma non tanto. Oistrakh con un Guarneri y Menuhin con un Stradivarius.