Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

jueves, 27 de noviembre de 2008

5 disgreciones al amanecer, sólo eso

I

Escucho a Mendelssohn: Cuartetos para cuerdas N. 1 y N. 4 en Mi, del Op 12 y Op 44. Se asemejan más a los cuartetos de Haydn, pero no a los de Mozart ni Beethoven. Por ello se acercan a los de Brahms del Op 51, el 1 y el 2. Haydn, Mendelssohn y Brahms, la misma senda.

II

De Dowland a Schubert, de Schubert a Mahler. Trovadores. La diferencia, Dowland escribe los textos. Schubert y Mahler confían en la tradición poética. En Dowland hay melancolía, incluso en el amor. En Schubert ese algo tan propio de Schubert. En Mahler, profecía, pretenciones, todo lo demás.

III

Corelli, Vivaldi. Luego, Bach admira a Vivaldi. Pero no se italianiza aun cuando compone a la manera italiana. Y eso que Italia no existe.

IV

Sinfonía 41 de Mozart, Séptima de Beethoven, Octava de Bruckner. Acaso las más completas.

V

Yo en este lugar del tercer planeta.





martes, 25 de noviembre de 2008

Casi aproximandose a ese "algo" que algunos creen que no existe

Quinteto para piano y vientos en Mi, KV 452. Tres movimientos: Largo-allegro moderato, Larghetto y Allegretto. Completado el 30 de marzo de 1784, siete años antes del fin. En su periodo vienés, Mozart ya ha logrado el dominio casi absoluto de las formas. Sabiduría plena de cómo ha de sonar esto o aquello; equilibrios, exposiciones, reexposiciones; tiempos medidos; nada fuera de su lugar. Melodía inspirada. ¿Quién ha podido superar a Mozart en la sencillez y transparencia de la melodía? Desde aquí todo será ascendente. La perfección en siete años. La certezas de Mozart nos seguirán estremeciendo.



Larghetto- Quinteto para piano y vientos. KV 452.



Beethoven tiene 26 años cuando compone el Quinteto para piano y vientos en Mi, Op 16.Mozart ha nuerto hace cinco años. ¿Conocía Beethoven el quinteto de Wolfgang? Lo más probable que si. Como la forma lo exige, también son tres movimientos: Grave-allegro ma non tropo, Andante cantabile y Rondo- Allegro ma non tropo. Aqui Beethoven aun se encuentra en el clacisismo y por ello "sirve" a la música. Aun no se evidencia el peso de su caracter y de su inmolación. Gran obra germinal que nos permite reconocer que el esfuerzo revolucionario - evidente algunos años más tarde- se dio porque Beethoven conocía como ninguno la dimensión formal del clacisismo. Lecciones aprendidas de Haydn y de la Escuela de Mannheinn.

Andante cantabile- Quinteto para piano y cuerdas Op 16.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Descripción II: Tormenta y aves

Albertine, amiga de Liszt y de Marie, escribió lo siguiente sobre Orage (la tormenta) :

"Todo anunciaba la tormenta de verano. Estalla en el preciso momento en que Liszt empieza a tocar. Un viento furioso sopla; tenemos que recoger las sillas y enrollar el toldo del balcón. Toda esta agitación me perturba y me pone nerviosa. Liszt no se inmuta, al contrario su inspiración crece. No es él, sino el mismisimo genio de la música...Estamos bajo el hechizo, tocados por la varita del mago...Liszt interpreta una tormenta. Parece leer una partitura invisible, o componer en tiempo real"

Franz Liszt. Tormenta (Orage)- Años de peregrinación- Primer año. Misha Kottler al piano.




El género de la "chanson" de programa fue la cima de la música descriptiva del renacimiento. Se desarrolló en Flandes y en Francia, sobre todo. Le chant des oiseaux, de Clement Janequin (1485-1558) es un ejemplo de viva polifonía profana, rico en el uso de onomatopeyas que, usadas como revestimiento, emulan el canto de las aves. Mis alumnos siempre la disfrutan



Clement Jenequin- Le chant des oiseaux


viernes, 21 de noviembre de 2008

Descripción e interpretación

El realismo y el naturalismo se dieron en la literatura y en la plástica. Su paralelo musical posible se llamó "música descriptiva" y antes, "música programática". Fueron la consecuencia estética del devenir del romanticismo. Sentimientos que, al objetivarse, se emanciparon de la "novia de inviolable quietud". La "verdad" de lo real, pretendió vulnerar a la belleza. Inlcuso, intentó identificarla de un nuevo modo. Gran parte del arte del siglo XIX es ejercicio de ello. Pero en la música no fue tan evidente. Se precisó de una gran dosis de imaginación literaria para considerar el sentido mimético que el arte descriptivo exigía. Por ejemplo, sólo si se sabe que el "Moldau" de Smetana se llama de ese modo, se podrá descubrir que efectivamente el compositor quería representar el paso del río Moldau por la república Checa y por Praga.

Moldau - Ma Vlast- Bedrich Smetana



De manera similar ocurre con Mendelssohn. En la obertura "Hebridas" Op 26, el joven Felix quizo representar el recuerdo de un viaje a las islas del mismo nombre, situadas al norte de Escocia. Al igual que en el caso de Smetana, tenemos que tener información previa. Saber que hay una cueva rocosa llamada "Fingal", en la que el mar se introduce cuando sube la marea. Mendelssohn buscó describir este acontocer natural, mediado por una percepción sin duda sublimada y exhaltada.

Hebrides - "La gruta del fingall" Op 26 Felix Mendelssohn




Al igual que Mendelssohn, Beethoven realizó una versión coral del poema de Goethe "Mar en calma y próspero viaje" Op 112. El gran Ludwig trató "respetar" el sentido del texto originario, componiendo una bella obra coral, no muy conocida. En este caso, lo que se intenta representar- como es obvio- no es un acontecimiento, sino interpretar desde la música el texto poético. Esta práctica ha sido muy frecuente, sobre todo desde el siglo XIX. Como todo ejercicio artístico supone riesgos evidentes. ¿Cuándo un poema puede ser musicalizado? ¿Todos los poemas?. Sin duda el talento del compositor es lo que condiciona la calidad de una interpretación de un texto poético.
Meeresstille und Gluckliche Fahrt - Op. 112 - Ludwig Van Beethoven

viernes, 14 de noviembre de 2008

Tu nombre

En las naves de la Iglesia de San Pedro, esta expuesta una de las series de pinturas más grandes realizadas sobre la vida de San Ignacio de Loyola. El pintor de estos cuadros fue el reconocido artista sevillano Juan Valdés Leal, quien se encuentra a la par de Murillo, Zurbarán, etc. En total son ocho óleos de gran formato, evidenciando todas las características atribuibles a las obras del barroco desarrollado en Sevilla a lo largo del siglo XVII. La providencia me llevó a realizar un trabajo de interpretación de estas obras con miras a un proyecto de galería virtual. Durante semanas me interné en los laberintos del arte virreinal, tanto en términos estéticos, como iconográficos e históricos. La labor fue ardua, pero placentera y apasionante.


De todos los cuadros que hizo Valdés Leal sobre el fundador de la Compañía de Jesús, me interesó uno en particular: San Ignacio recibe a San Francisco Javier. En dicha obra asistí a una hermosa manifestación visual, de metáfora abierta y sencilla. Un ser humano que acoge a otro. No se trata del abrazo divino del Hijo Pródigo de Rembrandt - bello y profundo -sin duda. El cuadro de Valdés Leal mostraba el acoger desde la fraternidad de los amigos, horizontal y gratuito.


Una mano así, una mirada como esa, es la que me acogió en cierta oportunidad, cuando más lo necesitaba. Han pasado algunos años de aquella experiencia y cada vez que pienso en la misma, recuerdo emocionado el momento en que el amigo me abrió la puerta de su casa. Hoy ese hogar también es mio. No diré el nombre del amigo por respeto a su evidente y edificante humildad. Pero quiero que sepas mi pequeñito, que tu nombre proviene de una experiencia traducida en un cuadro, siglos antes que ambos naciéramos. Porque esos abrazos siempren han ocurrido y siempren ocurrirán. El ser humano también es bueno. Y porque tu, Ignacio Javier, deberás aprender - y eso espero- a acoger a tu prójimo cuando más lo necesite. Y descubrirás que en esta vida lo que cuenta es la mano que se extiende hacia ti.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Una muerte y una vida: Op 58, Op 92

Beethoven esta ahí, no se movió toda la noche. La noche que esta, que no termina mientras el día transcurre una y otra vez. Noche obstinada. Todo fluye, pero la noche permanece. La metáfora es la siguiente: una ave de rapiña, negra y enorme, amenaza. Y, para variar, no se mueve, como la noche. Beethoven no es la noche, más bien, toca la noche. Por lo menos hasta Heiligenstadt o por lo menos, un poco más allá. Pero en la noche, se ven las estrellas. Y en la noche aparece la lechuza. Esta, elabora la estrategia de caza para cercenarle algo al ave negra. Si lo hace, la noche volverá a ser noche. Terminará y el día estará nuevamente.


Beethoven - Concierto para piano no. 4 Op 58 - Andante con moto. Helene Grimaud en el Piano.



Beethoven -Sinfonía No 7 Op 92- Allegretto. Dirige Karajan (a) "emperador"

domingo, 9 de noviembre de 2008

Kung sobre Mozart. Reconciliación de todo lo real

Hans Kung (Suiza, 1928) siempre sorprende. Teólogo y pensador poliédrico, costestario a su manera y "melómano compremetido"-como le gusta llamarse-, publicó hace poco Música y Religión (2006). Una complilación de reflexiones a la luz de la teología sobre Mozart, Wagner y Bruckner. En el capítulo sobre Mozart, Kung escribe lo siguiente a partir del célebre concierto para clarinete KV 622:

"... Podrá serle dado al hombre sensible, dispuesto a escuchar, solitario y en definitiva no tal, abrirse en aras de aquella confianza entre lo racional y suprarracional a que me refería, a fin de percibir con el oído fino en el puro resonar sin palabras, del todo interiorizado y que, sin embargo, del adagio del Concierto para Clarinete, todavía algo más en nosotros: el sonido de lo bello en su infinitud, si, el sonido de esa infinidad una que nos sobrepasa y para la cual el término "belleza" no es suficiente ¡ Cifra, pues, huellas para la trascendencia! No hay que percibirlas por la fuerza, sino que son perceptibles: ahi no hay fatalidad. Si me abro, podrá ocurrir que justamente en este acaecer musical que se expresa sin palabras sea tocado por un misterio inarticulable e inefable, podrá ser que se intuya, perciba y experimente esa experiencia avasalladora, liberadora y placentera de la música una presencia de la más profunda hondura y de la más sublime altura. Puro presente, tranquilo gozo, ventura. Para describir tal experiencia y revelación de trascendencia, el lenguaje religioso sigue necesitando la palabra "Dios", cuya esencia viene a ser -de acuerdo con Nicolás de Cusa- precisamente aquella coincidentia oppositorum que también caracteriza a la música mozartiana, esto es: la reconciliación de todos los contrarios....En mi condición de hombre ilustrado de finales de siglo XX, no es que al escuchar la música de Mozart pierda de pronto la razón del todo, sino que me veo entrar en razón entera y verdaderamente. Es más: al mimso tiempo me siento transportado -lo cual nunca sabré agradecer lo bastante a Wolfgang Amadeus Mozart, y por ello se lo deseo a todos ustedes también - a esa región de paz que sobrepasa toda razón crítica y aun teológica..." (Música y Religión, 2006)

Concierto para clarinete KV 622. Adagio




Siempre quise comentar este concierto. Nunca he podido. Me sirvo de Hans Kung para ello. Quizás, al final de este recorrido, pueda decir algo de lo que es el concierto para clarinete.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Barth sobre Mozart

Un texto modélico por su profundidad es Wolfgang Amadeus Mozart del teólogo suizo Karl Barth (1886-1968), publicado en 1956. En este libro, sin duda inspirador, Barth no se limitó a realizar un estudio biográfico. Más bien elaboró una lectura desde la teología reformada- que él encarnó de la mejor manera- acerca de los alcances estético-religiosos de la obra del gran Mozart. Un ejemplo de lo que afirmamos es lo sigueinte:


"La música de Mozart no tiene mensaje, en contraste con la de Bach, no implica una confesión personal, en contraste con la de Beethoven. Su música no da reglas y mucho menos revela al propio compositor... Mozart no desea decir nada en absoluto, sólo canta y suena. Por ello no se entremete en el oyente, no le pide decisiones ni comentarios, le deja solo. Empiezas a disfrutarlo en el momento en el que le permites que actúe así ... No quiere proclamar la alabanza de Dios. Sin embargo, justo lo que hace es eso: en la pura humildad en la que está, por así decirlo, él mismo no es nada más que un instrumento. Por esa vía nos deja oír lo que el oye claramente, es decir, todo lo que de la creación de Dios le llega, se levanta en él y quiere saltar de él" (Mozart. Karl Barth, 1956)

Sin embargo, a pesar de la enorme capacidad de penetrar en el sentido más exacto del "enigma" Mozart, Barth cayó en algunas arbitrariedades, propias de su opción religiosa. Así, dice también del genio de Salzburgo:

"Mozart fue un cristiano no particularmente conspicuo y, además, católico" (Dogmática eclesial, 1932).

Es evidente que la percepción de Barth sobre Mozart fue evolucionando con el tiempo. De afirmar despectivamente que era un "católico" a considerar a Mozart como un instrumento de Dios, hay un salto notable. ¿Qué hizo que Karl Barth modifique sus juicios sobre el buen Amadeus? No lo tengo muy en claro. Pero pienso que acierta cuando dice que en la música de Mozart no se evidencia al propio compositor. Algo similar decía Popper, cuando mencionaba el caracter "insondable" de la música de Mozart a "pesar de su encanto". ¿Qué es Mozart? Desde hace 217 años estamos intentando responder esa pregunta.


W. A. Mozart. Quinteto para clarinete y cuerdas. KV 581 - Larghetto



Y este movimiento me trae un recuerdo personal. Una noche antes de casarme, oimos esta obra, en una terraza, delante de un jardín. Una noche de mayo, hace tantos años.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Más Adorno sobre Mahler

Sobre el célebre adagietto de la Quinta sinfonía, Adorno da un jucio perturbador y duro:

"...Cuando éste (Mahler) en su juventud, se propone escribir composiciones agradables, en un austriaco sin roturas, como lo hace en el andante de la Segunda, se acerca a lo complaciente; y más tarde, en el adagietto de la Quinta, se aproxima a un sentimentalismo culinario...El adagietto de la Quinta, a pesar de su significativa concepción como pieza singular dentro del conjunto, esta a un paso, por su sonoridad zalamera, a la pieza de género..."( Mahler, una fisiognómica musical)

Resulta curioso aquello de "sentimentalismo culinario". Quizás un mediterráneo como Visconti, alejado de ciertas densidades francfortianas, supo recuperar la extraña perturbación del más conocido de los movimientos mahlerianos en su Muerte en Venecia. Pienso que Adorno se equivoca (lo siento, pero incluso Theodore Adorno también se puede equivocar). Creo que el adagietto no es una pieza que se reduce a la zalamería. Considero que este movimiento es el respiro necesario ante el absoluto scherzo que lo antecede y conduce, en línea sabia, al rondo-finale trágico, agónico y épico. Además porque el adagietto, posee un tema inspirado, bello y de una sencillez tan cálida como conmovedora. También una orquestación diáfana y abierta a múltiples interpretaciones. Para mi, es como bucear en el fondo de un mar insondable. Mi primer amor Mahleriano, hace tantos años. Quizás mis gustos son "culinarios y sentimentales". Salud por eso.


Zubin Mehta dirige a la Orquesta Nueva Filarmonía: Mahler, Sinfonía 5 -Adagietto