Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

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miércoles, 6 de noviembre de 2013

Diez veces Stabat Mater

Stabat Mater
En el siglo XIII, el poeta, místico y sacerdote franciscano Jacopone da Todi escribió una de las secuencias más célebres del dovocionario católico: Stabat Mater. Como poema, texto, se presenta como una profunda meditación sobre el misterio del sufrimiento; sufrimiento extremo, pues es la Madre de Dios la que, junto a la cruz, se lamenta del holocausto del hijo. 

A  lo largo de la historia de la música, varios compositores se han puesto al servicio del Stabat Mater. En esta oportunidad quiero realizar un paseo por la primera secuencia, la que suele ser más conmovedora, la que lleva el nombre. 

Stabat Mater dolorosa
Iuxta crucem lacrimosa,
Dum pendebat filius.
Cuius animam gementem
Contristatam et dolentem
Pertransivit gladius.

Traducción

Estaba la Madre dolorosa
junto a la Cruz, lacrimosa,
mientras pendía el Hijo.
Cuya ánima gimiente,
contristada y doliente
atravesó la espada.

1. Primera secuencia del Stabat Mater en canto gregoriano. Anónimo.



2. Primera secuencia del Stabat Mater en polifonía renacentista. Pierluigi da Palestrina



3. Primera secuencia del Stabat Mater. Giovanni Battista Pergolesi. Una de sus cumbres.



4. Primera secuencia del Stabat Mater. Agostino Steffani. Palabras mayores, sin duda.

 

5. Primera, segunda y tercera secuencia del Stabat Mater. Antonio Vivaldi. Maravilla.

 

6. Primera Secuencia del Stabat Mater. Joseph Haydn. Del clasicismo su espíritu..

 

7. Primera secuencia del Stabat Mater. Romántica versión de Rossini



8. Pirmera secuencia del Stabat Mater. Giuseppe Verdi. Operística versión de la gran secuencia.

 

9. Primera secuencia del Stabat Mater. Francis Poulenc. Hay que saber oírla.



10. Stabat Mater de Arvo Pärt. La síntesis de mil años. Perfecta obra de arte.

martes, 21 de diciembre de 2010

Adoración de los humildes en la noche del bien

La adoración de los pastores. El Greco. 

Los humildes, no los humillados. Aquellos que tienen los pies bien puestos sobre la tierra. Los que pueden, por lo tanto, distinguir lo bueno de lo malo. Saber, por ejemplo, que el niño bien nacido en un pesebre era, efectivamente, el salvador de la humanidad. Reconocer al retoño del Dios Creador, al encarnado en el cuerpo de una mujer, al reconciliador. Los humildes que saben que la liberación se origina en un acto de ternura. Porque al enternecerse el ser humano se hace bueno ( lo que es imposible delante de una tarjeta de crédito de línea ilimitada). Pues sólo nos enternece la fragilidad hecha belleza, pequeñez, dependencia absoluta. Dios es tan sabio que se manifiesta hecho hombre en un bebé. Desconcierta. Dos mil años y no salimos del asombro de ese  gran acto de sabiduría que sólo los humildes pueden reconocer. 

La música ha cantado la teología pastoral de los humildes que fueron a adorar al Eterno Retoño. Propongo dos casos. El primero del compositor tardo renacentista español Tomás Luis de Victoria.  El segundo, del eminente compositor francés del siglo XX Francis Poulenc; músico de una religiosidad pocas veces frecuentada en el siglo de los extremos. El motete navideño Quem vidistis, pastores, con texto romano de las primeras comunidades cristianas, dice los siguiente: 

Quem vidistis, pastores, dicite,
annunciate nobis, in terris quis apparuit?
Natum vidimus et choros angelorum
collaudantes Domino.
Mariam et Joseph vidimus,
in terra stratos supplices
et ratum carum pariter adorantes humiliter,
gratia Deo, qui dedit nobis victoriam
per Jesum Christum, salvatorem nostrum.
O magnum mysterium
et admirabile sacramentum,
ut animalia viderent Dominum natum,
jacentem in præsepio.
Alleluia!

Quem vidistis, pastores. Tomás Luis de Victoria. 




Quem vidistis, pastores. Francis Poulenc.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Ave verum corpus

Se presume que fue escrito por el Papa Inocencio VI (pontificado desde1352 hasta 1362). Durante la Edad Media fue usado en la consagración de la Hostia. Sin duda, es el himno eucarístico más célebre de las antiguas y luminosas liturgias. Dada la injuria de los tiempos, donde la Navidad se ha tornado en fiesta pagana, es tan necesario regresar a las bases de la experiencia de fe. Curiosamente, creer en nuestros días se ha transformado en un acto de rebeldía. Y quien escribe esto es, para nada, conservador.


Ave verum corpus, natum
De Maria Virgine,
Vere passum, immolatum
In cruce pro homine,
Cujus latus perforatum
Unda fluxit et sanguine,
Esto nobis praegustatum
In mortis exanime.

Traducción del latín


Salve, Cuerpo verdadero, nacido
de la Virgen María,
verdaderamente atormentado, sacrificado
en la cruz por la humanidad,
en cuyo costado perforado
fluyó agua y sangre;
esto es un anticipo
de la prueba que será para nosotros la muerte.

Ave Verum Corpus KV 618. W. A. Mozart



Ave Verum Corpus. S44. F. Liszt



Ave Verum Corpus. F. Poulenc



Ave Verum Corpus. E. Elgar