Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Brahms 101

Un estudioso de importancia como Arnold Whittall afirma de Brahms lo siguiente: "Sin embargo su maestría resulta evidente tanto en la silenciosas miniaturas como en las obras más extensas para conjunto de cámara  y orquesta sobre las que basa su reputación de introductor de las formas clásicas en el siglo XX ( y de ser el primer compositor decinomónico de música sinfónica digno de aceptar el desafío de compararse a Beethoven)...Hoy en día debería tenerse a Brahms más en cuenta que a Wagner, para quien el antiguo maestro no llegó a contar en última instancia. Quizás en ello radique esa integración del progresismo y el éxito genuino que convierte a Brahms en una de las presencias más formidables y fascinantes del siglo romántico".


Nada queda por añadir sobre el músico de la segunda parte del siglo XIX. Sólo admirar lo que en aquel verano 1886 compuso a la orilla del lago Thun: la cuarta sinfonía, la segunda sonata para piano y violonchelo Op 99, la tercera sonata para violín y piano Op 100 y el impresionante tercer trío para piano, violín y violonchelo en do menor Op 101. En esta obra, la dimensión de Brahms adquiere niveles sólo reservados a los tres grandes (Bach, Mozart, Beethoven). Síntesis de la experiencia académica y de su mejor forma: la música de cámara. Además, Brahms aquí es más Brahms que nunca.

El trío presenta la siguiente estructura:

Allegro energico

Presto non assai
Andante grazio
Allegro molto


Julius Katchen:  Piano
Josef Suk: Violin
Janos Starker: Violonchelo








lunes, 28 de diciembre de 2009

Musica est scientia bene modulanti

"La música es la ciencia de medir bien", define San Agustín es su célebre tratado De Musica. En esa dimensión la música es, sobre todo, una ciencia. Compromete más a nuestra razón que a nuestros sentidos y sentimientos. Pero eso no quiere decir que los sentidos y sentimientos desaparezcan en la experiencia de lo musical, sino que se hallan subordinados a las esfera de lo racional. Así, el placer, la melancolía, la algarabía, el dolor, etc, nunca deberán desplazar los principios armoniosos que, en última instancia, se encuentran en el centro de la música. Los sentimientos que produce la música están en relación a los principios medidos del tiempo y su correlación numérica (pitagorismo). Todo sentimiento desatado por la experiencia de lo musical ha tenido su origen en la organización de los tiempos que el músico obra desde su arte. Saber de música, será en la perspectiva agustina, saber medir los números y tiempos de las estructuras armónicas y cómo su uso condiciona los afectos del que los escucha. ¿Manipular el sentimiento desde la razón musical? No. Pues lo estético no se halla al margen de los ético. Como en toda la tradición estética premoderna, lo estético tiene una dimensión ética  incuestionable e incluso, en la visión cristiana, un alumbramiento teológico. Sentir, creer y saber en un diálogo fecundo que se alimenta recíprocamente.

Elaboro una transgresión en el espacio tiempo. Salto del siglo IV al último barroco, al músico más conservador del siglo XVIII, pero el más grande en su estilo y forma: Johan Sebastian Bach. Y de toda la obra de ese gigante que nos alumbra, escojo para esta noche de verano al Arte de la Fuga, "donde la altura es temeraria y aire escasea" (Henry Lang). Y ese testamento de sabiduría inigualable será la cura y la terapia contra el desorden de lo sensorial. En ese punto, "saber medir" es llamar a nuestra alma a la segura y perfecta ascensión a lo necesario: belleza, bondad, verdad. Los trascendentales que, unidos, le dan sentido a toda la realidad.

Contrapunto 1. El Arte de la Fuga. BWV 1080. J. S. Bach. Dirige: Jordi Savall



Contrapunto 3. El arte de la Fuga. BWV 1080. J. S. Bach. Dirige: Jordi Savall

sábado, 26 de diciembre de 2009

Haydn, Mendelssohn, 2009 y más

Tanto Haydn como Mendelssohn tuvieron su bicentenario. El primero, de muerte; el segundo, de nacimiento. También Purcell, Händel, Spohr, Martinu, Krommer, estuvieron celebrados pero en siglos quebrados. Purcell 350 años de nacimiento (1659), Händel 250 años de muerte (1759), Krommer 250 años de nacimiento (1759), Spohr 150 años de muerte (1859) y Martinu 50 años de muerte (1959). Sin embargo, los reyes de este 2009 fueron Haydn y Mendelssohn ( por los números redondos - 200- los innumerables homenajes).

Hace unos días, durante una conversación, se me hizo esa pregunta que siempre temo pero que me reta contestarla: ¿cuáles son las obras que considero más importantes, sobre todo en el contexto de ambos bicentenarios? No soy muy afecto a elaborar listas, más aun cuando mis preferencias pueden variar en el tiempo por innumerables razones. Sin embargo, elaborarlas me permite seleccionar y, por lo tanto, establecer algún criterio crítico. Asumiendo que este ejercicio es en extremo subjetivo y limitado. Como siempre me digo a mi mismo, no soy más que un melómano; alguien que sólo ha recorrido un par de pasos en el vasto universo de la música académica. Con sinceridad, les confieso que cada día me reconzco más ignorante en cuestiones de música (en realidad, en todo). ¡Hay tanta bella música que una vida no basta para conocerla como debiera hacerse! Ahora comparto este atrevimiento, con las disculpas del caso. Aclaro que en estas listas el lugar sólo es referencial. 

Franz Joseph Haydn

1. Oratorio "La Creación"
2. Obra orquestal: Las siete últimas palabras. También la versión de cuarteto de cuerdas
3. Opera: Armida
4. Opera: L´anima del filosofo
5. Sinfonía 104 en re mayor "Londres"
6. Sinfonía 94 en sol mayor "Sorpresa"
7. Sinfonía 83 en do mayor "El oso"
8. Sinfonía 101 en si bemol mayor "El reloj"
9. Concierto 1 para violonchelo en do mayor
10. Cuartetos Op 54, 55, 77 y 103.

Felix Mendelssohn Bartholdy

1. Sinfonía 3 "Escocesa" en la menor Op 56http://serialismo.blogspot.com/2009/05/bella-escocesa.html
2. Obertura: "Las Hébridas" en si mayor Op 26
3. Obertura: Sueño de una noche de verano" en mi mayor Op 21
4. Concierto para violín en mi menor Op 61
5. Romanzas sin palabras para piano Op 19, 62 y 102.
6. Octeto en mi bemol Op 20
7. Sexteto para piano en re mayor Op 110
8. Obertura: "Calma del mar y viaje feliz" en re mayor Op 27
9. Oratorio "Elías" Op 70
10. Trio en do menor Op 66

Preludio y 1. En el principio Dios creó el cielo y la tierra. La Creación. Joseph Haydn. Dirige George Solti.

Recitativo y Coro

RAFAEL
Al principio creó Dios el cielo y la tierra,
y la tierra era informe y desierta
y las tinieblas reinaban sobre los abismos.

CORO
Pero el Espíritu de Dios
se cernía sobre la superficie de las aguas.
Y dijo Dios: ¡Hágase la luz!
Y la luz se hizo

URIEL
Y vio Dios que la luz era buena,
y separó la luz de las tinieblas.



Andante con moto-allegro un poco agitato. Sinfonía en la mayor Op 56 "Escocesa". Felix Mendelssohn Dirige: Roger Norrington


jueves, 24 de diciembre de 2009

Ave verum corpus

Se presume que fue escrito por el Papa Inocencio VI (pontificado desde1352 hasta 1362). Durante la Edad Media fue usado en la consagración de la Hostia. Sin duda, es el himno eucarístico más célebre de las antiguas y luminosas liturgias. Dada la injuria de los tiempos, donde la Navidad se ha tornado en fiesta pagana, es tan necesario regresar a las bases de la experiencia de fe. Curiosamente, creer en nuestros días se ha transformado en un acto de rebeldía. Y quien escribe esto es, para nada, conservador.


Ave verum corpus, natum
De Maria Virgine,
Vere passum, immolatum
In cruce pro homine,
Cujus latus perforatum
Unda fluxit et sanguine,
Esto nobis praegustatum
In mortis exanime.

Traducción del latín


Salve, Cuerpo verdadero, nacido
de la Virgen María,
verdaderamente atormentado, sacrificado
en la cruz por la humanidad,
en cuyo costado perforado
fluyó agua y sangre;
esto es un anticipo
de la prueba que será para nosotros la muerte.

Ave Verum Corpus KV 618. W. A. Mozart



Ave Verum Corpus. S44. F. Liszt



Ave Verum Corpus. F. Poulenc



Ave Verum Corpus. E. Elgar

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Dvorak en Iowa

1893. Dvorak vive su experiencia americana. En los Estados Unidos concibe su obra más reconocida: La sinfonía 9 en mi menor Op 95 "Del nuevo mundo", una de las piezas sinfónicas más interpretadas de la historia de la música. Pero también creó composiciones de cámara, de las cuales, el Cuarteto en fa mayor N. 12 Op 96. B. 179, "Americano", es una de las obras más emblemáticas del repertorio camerístico. 


Interesado en los sonidos populares, Dvorak quedó fuertemente impresionado por los cánticos espirituales de los coros afroamericanos, de los que resaltó su melancolía y sentimiento. Acerca de sus obras americanas, Dvorak escribió lo siguiente: "Yo nunca hubiera podido escribir estos trabajos si yo no hubiera estado en América". En efecto, esta composición y la célebre sinfonía 9, presentan motivos del folklore norteamericano. El cuarteto americano es uno de los cuartetos que más me gustan, pues lo conozco hace muchos años. Es otra de las composiciones que ahora, al final del año, en vacaciones, estoy escuchando con detenimiento, y gozo.


El cuarteto N. 12 Op 96 en fa mayor, presenta los siguintes movimientos en forma tradicional:


Allegro ma non tropo
Lento
Molto vivace
Finale: vivace ma non troppo









lunes, 21 de diciembre de 2009

Ante la muerte y la música


Este fin de semana trajo La liturgia de San Juan Crisóstomo Op 31 de Sergei Rachmaninoff, obra coral sin acompañamiento compuesta en 1910 para servicio de adoración en la Iglesia Ortodoxa, tras su experiencia americana (recuérdese que tocó dirigido por Mahler). La estructura de esta obra es la siguiente:



  • Movimiento 1: El Velikaya Ekteniya 'Gran Letanía'
  • Movimiento 2: Blagoslovi, Moya dushe, Primera Gospoda 'Antífona. Bendice al Señor, alma mía '
  • Movimiento 3: Slava Otsu - Segundo Edinorodnyy Syne "Antífona. ¡Gloria a Dios Padre "
  • Movimiento 4: Tercer Vo tvoem tsarstvii 'Antífona. En tu reino '
  • Movimiento 5: Priidite, poklonimsya 'la pequeña entrada. Vengan, adoremos "
  • Movimiento 6: gospodi, spasi blagochestivya 'Trisagio. Señor, te pedimos que seas misericordioso '
  • Movimiento 7: Augmented Sugubaya Ekteniya 'Letanía'
  • Movimiento 8: PESN Kheruvimskaya 'Himno de los Querubines "
  • Movimiento 9: Letanía Prositelnaya Ekteniya 'de súplica'
  • Movimiento 10: simvol misma. El Veruyu Credo. Creo en un Dios "
  • Movimiento 11: Milost mira 'La Plegaria Eucarística - Sanctus - Benedictus'
  • Movimiento 12: Tebe poema "Te alabamos '
  • Movimiento 13: Himno Dostoyno  'a la Madre de Dios. Es realmente cumplir para que los bendiga "
  • Oración Movimiento 14: Nash Otche «El Señor. Padre nuestro que estás en el cielo '
  • Movimiento 15: Una svyat Edin "es santo"
  • Movimiento 16: Khvalite Gospoda s nebes 'Himno de la Comunión. Alabado sea el Señor de los cielos '
  • Movimiento 17: gradyy Blagosloven "¡Bendito el '
  • Movimiento 18: Da ispolnyatsya usta nasha "Himno de Alabanza. ¡Que se llena la boca "
  • Movimiento 19: Budi imya Gospodne "Bendito sea el nombre del Señor"
  • Movimiento 20: Desestimación Otpust ''
A primera vista, se presenta como una obra de fácil asimilación (si estamos familiarizados con el lenguaje vocal sin acompañamiento). Sin embargo, hay una evidente carga cultural que puede hacer difícil su completa comprensión. Ahora entiendo por qué  Tchaikovsky y Scriabin, son los músicos rusos que más puedo entender. (obviamente que a Stravinsky y a Shostakovich también, pero son otro cantar). Pero alguna razón, están más vinculados a los otros mundos. Y eso hace que pueda hacerlos míos con más facilidad. 

Trato de generar espacios interiores para dejarme conducir por esta poderosa composición. Pues algo me dice que enormemente lograda. Además de bella en extremo.

Gran letanía. Liturgia de San Juan Crisóstomo. Sergei Rachmaninoff

viernes, 18 de diciembre de 2009

Ven Espíritu Creador



Se cuenta que Juan Pablo II hizo de esta oración una de sus favoritas. Como también es sabido que el papa Wojtyła tenía como obra sinfónica favorita a la segunda sinfonía  "Resurrección" de Mahler.  Aunque no tengo las referencias exactas, intuyo por qué el venerado Juan Pablo tenía por músico fundamental al gran compositor austriaco. Es que en Mahler la música no es sólo música. Se evidencia un programa integral, quizás expuesto de una manera no muy conciente. Donde la idea de historia de la música se construye a la par de la historia de occidente, hasta el encuentro o descubrimiento de las otras historias (como un gran peregrinaje). Es sintomático el devenir desde la sinfonía "Titan" hasta el "Canto de la Tierra", la música gira alrededor de la tierra y se nutre del imaginario de oriente asumido como rasgo humanizador en término de la vida . Asimismo las conciliaciones entre lo académico (oficial) y lo popular (no oficial), entre las frases mínimas de vientos y la musculatura integral de la orquesta. Toda reconciliación, como la opción teológica del pontífice polaco. 


Las pretensiones absolutas de la obra de Mahler tienen su cima en la sinfonía 8 "La de los mil", por el millar de interpretes que precisa. No pienso detenerme en un análisis de la octava sinfonía. Pues hay innumerables estudios de la misma. Sólo quiero compartir el texto de la primera parte de este monumento sinfónico: Veni, creator spiritus, oración de la liturgia católica escrito por el teólogo alemán Rabano Mauro entre los siglos VIII y IX.


Ven Espíritu creador;
visita las almas de tus fieles.
Llena de la divina gracia los corazones
que Tú mismo has creado.
Tú eres nuestro consuelo,
don de Dios altísimo,
fuente viva, fuego, caridad
y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones;
Tú el dedo de la mano de Dios,
Tú el prometido del Padre,
pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.
Enciende con tu luz nuestros sentidos,
infunde tu amor en nuestros corazones
y con tu perpetuo auxilio,
fortalece nuestra frágil carne.
Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto tu paz,
siendo Tú mismo nuestro guía
evitaremos todo lo que es nocivo.
Por Ti conozcamos al Padre
y también al Hijo y que en Ti,
que eres el Espíritu de ambos,
creamos en todo tiempo.
Gloria a Dios Padre
y al Hijo que resucitó de entre los muertos,
y al Espíritu Consolador, por los siglos de los siglos.
Amén.


Ven, espíritu creador. Sinfonía 8 de Gustav Mahler. National Youth Orchestra of Great Britain , Dirige:  Sir Simon Rattle







miércoles, 16 de diciembre de 2009

Canción de cuna para el Eterno Retoño

La ofrenda más célebre de Brahms fue dedicada al pequeño Hans, hijo recién nacido de su amiga Bertha Faber, un antiguo amor que nunca llegó a establecerse plenamente. Ambos se conocieron cuando ella, una mezzosoprano, dirigía el Coro de Mujeres de Hamburgo. Con los años, el amor juvenil se transformó en amistad profunda, al extremo que Arthur Faber - esposo de Bertha- fue quien asistió al maestro en la última noche, antes de su muerte. 


La canción de cuna o Wiegenlied, fue compuesta en 1868, sobre un texto de la tradición popular del género de "nanas" (canciones de cuna) llamado: Des Knaben Wunderhorn. El primer verso de este poema dice: Guten Abend, gute Nacht, mit Rosen bedacht, traducido a: Buenas noches, buena noche, adornada de rosas.  Tomando en cuenta todo el amor que se evidencia en la obra más conocida de Brahms,  por qué no pensar que el maestro hizo este Wiegenlied para el pequeñito que se encarnó en el devenir del universo. El poema con los errores del caso, es el siguiente:




Buenas noches, buena noche, adornada de rosas,
Envuelta en claveles…
un deslizamiento por el marco de la ventana.
Temprano mañana, si Dios quiere, que se despierte una vez más.
Temprano mañana, si Dios quiere, que se despierte una vez más.
Buenas noches, buena noche. Guardado por lo angélico,
¿Quién le muestra su sueño a ese niño del árbol?
Dormir en paz y dulcemente, ver el paraíso en sus sueños.
Dormir en paz y dulcemente, ver el paraíso en sus sueños.


Wiegenlied: Guten Abend, gute Nacht, Op. 49, No. 4. Johannes Brahms. Canta la enorme mezzosoprano alemana Christa Ludwig.


lunes, 14 de diciembre de 2009

Interiores

En unos días el año acaba. Pero el amanecer estará presente. Y cada mañana, la hora más benigna, mostrará la cara imperiosa de una utopía. Que no será social, pues esta se diluyen gracias a la  dual naturaleza humana. Será personal y llevará impresa la cara de dos pequeños ángeles que moran entre mis brazos. 

Esa serenidad momentánea y matutina será cerrada, por algunas horas, por la cultura y lo "importante". Luego, mi rebeldía hará recuperar el sentido del amanecer y su ilusión de un nuevo comienzo. La rebeldía que implica mirar las cosas desde el interior, desde el lugar propio; la conciencia construida a lo largo de algunas décadas.

Pasar varios días con Brahms es afortunado. Hay tanto que entender, qué valorar, qué rescatar. Por ejemplo, el amanecer con sus obras finales. Pienso en la Sonata para piano y clarinete en mi bemol mayor, Op 120/2 , composición de una serenidad afortunada. Simple, sin duda. Pero construida con una enorme sabiduría. A este nivel, siendo 1894, al gran Brahms no le importa, en lo más mínimo, avanzar hacia nuevos territorios. Sabe que lo suyo es profundizar en las formas matrices. La exploración es para los jóvenes. Los mayores,  tratan de comprender la naturaleza de la materia con la que se obra. Y eso se logra ahondando en lo que se sabe. Un interior que se mira sabiamente, estoy seguro que en el amanecer.

Los movimientos de esta composición son los siguientes: Allegro amabile, Appasionato, ma non troppo allegro y Andante con moto.  El mismo Brahms, elaboró una versión para viola y piano. Personalmente me quedo con la original, es decir, para piano y clarinete. Pero reconozco que es más conocida la segunda versión.

Allegro amabile. Sonata para piano y clarinete Op 120 número 2 de Johannes Brahms



Appassionato, ma non troppo allegro



Andante con moto



Allegro amabile. Versión para viola y piano, transcripción por Brahms

viernes, 11 de diciembre de 2009

Temor y temblor

Por mucho tiempo me he rehusado a escribir sobre esta obra. Vergüenza, temor, respeto. Todo al mismo tiempo. Aun cuando este es un diario personal de mi amor por la música, al hacerlo público, la responsabilidad por lo que se dice, es importante. Hecha esta salvedad, el monumento que tengo delante de mi es el Concierto para piano y orquesta número 2 en si bemol mayor Op 83 de Johannes Brahms, estrenado en 1881 en Hungría con el maestro en el piano. En una carta a su amigo Herzogenberg, poco antes del estreno,  le escribe lo siguiente: "Debo decirle que he escrito  un pequeño concierto para piano con un bonito y pequeño scherzo". ¿Humildad, sarcasmo? Más parece lo último. Pues Brahms habitualmente tenía esos comentarios sobre su propia obra.

"Pequeño concierto". Sólo esbozo una sonrisa. Pensar que esta obra es una de las cumbres del género. Brilla sobre muchas. Perturba y asombra como pocas. Allegro non troppo, trompas, maderas, cuerdas y el piano. La frase de la trompa acompañada del piano, luego, maderas y cuerdas, el piano que se erige sólo y el tutti integrador del tema originario. Las armaduras rápidamente se erigen, vigorosos acordes se elevan en consagración clásica. Mozart, Beethoven y Schumann caminan por las venas de Brahms. No hay tregua, pero la belleza persiste en toda la antagonía. Maravilloso en todo sentido.

Pero no es suficiente. Aun falta la mayor construcción de este concierto. Así Allegro Appassionato, sombrío y fantástico. Modo de scherzo en forma de sonata concisa. El piano abre la cumbre, revoloteando con fuerza. Las cuerdas le siguen en una tormenta perfecta. Y con todo, el titán nos sorprende. Nos devuelve al barroco en un abrir y cerrar los ojos. ¡Qué música del futuro de los clérigos y monaguillos de Bayreuth! Con Brahms, las variaciones serán el punto de partida de lo realmente nuevo. Desde la tradición que alumbra el ingenio realmente innovador. Y por eso fue el mayor músico de la segundad mitad del siglo XIX. Vuelve la sombra inicial. Espeluznante, Mefistófeles ha negociado con Fausto.

Luego de nuestra sesión infernal, el Andante con el otro solista oculto hasta ese momento, el violonchelo que es seguido por las cuerdas. Tras la aparente calma, el piano crispa en formaciones repentinas y genera su opuesto. Asi, el diálogo entre el piano y el violonchelo, nos inducen a un doble concierto. El efecto ha sido logrado. Notable. Al final, Allegro grazioso, donde adquiere sentido toda la propuesta de esta obra inigualable. Melodía zingara, tan cara a Brahms. Fluye el connjunto hacia un momento de optimimso desbordante, sin pesadez ni difuerzo. Hemos sido alcanzados por la OBRA.

Pero todo esto adquiere mayor dimensión si Barenboim ejecuta el piano y Celibidache dirige. Esta versión es, sin lugar a dudas, hasta ahora la versión mejor lograda. Afiatados al máximo, solista, director y orquesta, se preocupan por glorificar el segundo concierto. Se observa un verdadero respeto ante lo que se ejecuta. Y eso hace del arte un camino hacia lo verdadero. Con temor y temblor.

Concierto para piano y orquesta número 2 en si bemol mayor Op 83 de Johannes Brahms. Dirige: Sergiu Celibidache. Piano: Daniel Barenboim.











miércoles, 9 de diciembre de 2009

Como un retorno a casa

Después de un par de vueltas alrededor de Mozart, todo retorna a su lugar. De ahí, la línea sucesiva en el tiempo y en la forma, hasta llegar a Brahms. Porque regresar a Brahms es, para mi, volver a casa. Al origen de esta melomanía: al repertorio instrumental y, sobre todo, la música de cámara. Junto a la de Mozart y a la de Beethoven son mis favoritas y, pienso, que son las más grandes. ¡Qué feliz he sido y soy cuando tengo la experiencia de oír algo de la producción camerística del gran compositor hamburgués!

Y volver a Brahms es retomar el más célebre de sus quintetos, el Quinteto para piano y cuerdas en fa menor Op 34, una verdadera obra maestra del género. Rico en temas, en variaciones temerarias;  fresco y hondo al mismo tiempo, nunca hay que dejar de oírlo. Allegro non troppo, impresionante. Fuerza y densidad en la que la arquitectura, el lirismo y la sabiduría polifónica se funden en una magistral muestra de conocimiento musical extremo. Este movimiento esta edificado sobre tres temas que se absorben y reabsorben en temáticas secundarias y terciarias, donde las transiciones llegan a erigirse en temas casi autónomos del músculo originario. Se siente Beethoven y, a través de él, a la Escuela Vienesa. Y, por lo tanto, los elementos trágicos, serenos y melancólicos de la gran tradición clásica. No hay escapatoria ante tal monumento de verdadera gran música. Y ese Scherzo, espléndido, de sincopas unidas provenientes de esquemas tripartitos, generan una atmósfera de solemnidad callejera. ¡Cómo los bares de Hamburgo cantan en Brahms! Y el Andante un poco adagio, con un tema calmado y reflexivo, como preparándonos a la farra del Scherzo. Y al término: Finale: Poco sostenuto - Allegro non troppo - Presto, non troppo. Aquí estamos ante una sinfonía de cámara, todas las posibilidades son expuestas sin complejos. Como nunca el juicio de Schumann sobre Brahms adquiere una dimensión profética: "Señores, estamos ante un elegido". Y si lo dijo alguien de la envergadura de Schumann, es para tomarlo siempre en cuenta.

Estructura de la perfección

1. Allegro non troppo
2. Andante, un poco adagio
3. Scherzo: Allegro
4. Finale: Poco sostenuto - Allegro non troppo - Presto, non troppo

Arthur Ribinstein al piano. Un clásico.











Se recomienda el Scherzo por: Violin I: Pinkhas Zukerman, Violin II: Ida Kavafian, Violonchelo: Gary Hoffman, Viola: Paul Neubauer, Piano: David Golub. ¡IMPRESIONANTE!

sábado, 5 de diciembre de 2009

Hoy

Fue un día como hoy, 5 de diciembre de 1791. Como cada año es necesario recordar, pensar; tomar en cuenta lo afortunados que somos los seres humanos al haber tenido como congénere a alguien como Wolfgang Amadeus. ¡Cuánta alegría, belleza y profundidad se concentraron en una vida tan breve!

El 27 de enero será el otro día. Por respeto a la anabasis del maestro no pienso escribir nada más hoy.



viernes, 4 de diciembre de 2009

Proximidades, lejanías

Ausencia y presencia. Aparecer, desvanecerse. Algo que llega a ser y, pronto, se transforma en ilusión. Pero, cuando creemos que el ensueño parece extenderse, lo real ingresa disolviendo la ilusión . Cuando escucho a Frederic Delius (1862-1934)  no se en que espacio, terreno, sensación me encuentro. Por momentos me angustia esa indefinición. Sobre todo si el día es soleado o la noche es estrellada. Sin embargo, cuando el día y la noche yacen juntas, la música de Delius me parece la justa medida, "justa medida", de lo que es y no es simultáneamente. 


Imagino o sugiero que tal estado de ingravidez se debe a la lejanía. La distancia  con la que observaba los objetos singulares induce a otra clase de proximidad. El sujeto contemplativo disuelve la cosa, uniéndola a si mismo. De este modo, el interior se confunde con el exterior. Pierde algo de su realidad, alterándose y trocándose en ilusión o algo similar a la ilusión. ¡Qué extraña es la obra de Delius! Cómo un compositor que vivió tan alejado de todo, pudo darnos un acercamiento tan enriquecedor de los objetos. Y, por ello, desarrollar una obra que aun es difícil de clasificar.


Hoy escucho el Concierto para Violonchelo y orquesta RT VII/07, estrenado en 1921. Lo hago pues pienso que esta obra es la que más acerca a la realidad de todas las composiciones de Delius. Es como si buscara establecer un principio de realidad ahora que diciembre no parece diciembre, ahora en que el medio día no parece el medio día, ahora que el viento no es viento ni el árbol es árbol. Proximidades, lejanías. Es necesario el sol y dos días con lo mejor de Mozart. 


Lento. Concierto para Violonchelo y orquesta RT VII/07 de Frederic Delius. Violonchelo: "bello mito" Jacqueline du Pre

miércoles, 2 de diciembre de 2009

En cultura popular

Incluso en sus obras menores, brilla la grandeza. Las Ruinas de Atenas en sol menor Op 113, composición escrita para una obra de A. Kotzebue, hizo olvidar por completo a la pieza teatral que le dio origen: El Rey Etienne. La obra esta dividida de la siguiente forma: 


1. Obertura (andante con moto – marcia moderato – allegro ma non troppo)
2.Coro « Tochter des mächtigen Zeus »
3.Duo « Ohne Verschulden » - un grec (baryton) & une grecque (soprano)
4.Coro « Du hast in deines Armels Falten »
5.Marcha a la turca (vivace)
6.Música de escena con recitativo
7.Marcha con coro « Schmuckt die Altäre », op. 114
8.Récitativo « Mit reger Freude » (baryton)
9.Coro « Wir tragen empfängliche Herzen »
10.Aria « Will unser Genius »
11.Coro final « Heil unserm König ! »


Hoy en día sólo se ejecuta la Obertura y la célebre Marcha a la Turca que alcanzó gran difusión mediática en los años setenta y ochenta con la serie cómica mexicana "El Chavo del Ocho". Debido a  la extraña dinámica de la cultura popular, debe ser una de las obras más reconocibles de Beethoven. Pues no importa. Muchos son los caminos que conducen a los más grandes. 


Obertura. Las Ruinas de Atenas en sol menor Op 113 de Ludwig Van Beethoven.



Marcha a la Turca. Las Ruinas de Atenas en sol menor Op 113 de Ludwig Van Beethoven