La ofrenda es mucho más que acto sacramental. Sacramento también es el arte. El arte es un altar donde el fiel humano (o divino) reconoce- bien- lo que se hace desde el amor. Valor amor, unido a la belleza. Bien y belleza. Dos de los trascendentales, aquí reunidos. Celebremos la belleza que los maestros nos dan con amor. Como decíamos, de amor y belleza juntas.
Quiero compartir arias bellas, las más bellas que pueden escuchar este día de mayo de 2015. Déjense llevar por este camino de belleza hacia el bien, hacia la verdad: EL AMOR.
1.O
quam suavis de Francesco Cavalli
2. L'amante
segreto de Barbara Strozzi
3. Il dolce
suono de Lucia di Lammermoor de Donizetti
4. Lascia
la spina de Il trionfo del Tempo e del Disinganno de Händel
5. Laudate
dominum de Vesperae solennes de confessore de Mozart
Hay un dimensión trágica en el poder político. Es como si los príncipes estuvieran condenados a servir al poder en la satisfacción del poder. Y ha habido varios reyes trágicos, uno de ellos- por sus abrazadoras sombras- fue Enrique VIII. El primer monarca absoluto, genio y figura en sus múltiples rostros.
Ana Bolena, hija de un burgués repulsivo -y en extremo ambicioso- llamado Thomás Bolena, fue parte de la saga trágica de un rey que cantaba, que tocaba el laud, que escribía tratados de teología, pero que su incontinencia por todo, lo hacía más humano que cualquiera. Enrique VIII fue más complejo que César Borgia, más trágico que Francesco Sforza y más oscuro que Carlos V.
Los católicos la odiaron. Fue ella la causa del fin de la Inglaterra católica. Fue ella la que incitó al rey a cometer uno de los mayores actos injuria: mandar a matar al hombre más sabio del Reino Unido de aquel tiempo: Tomás Moro. Y los protestantes la amaron. Pues ella murió asesinada por culpa de una conspiración de la demoníaca razón de estado, liderada por Tomás Cromwell. El rey finalmente la mandó a matar. Así era Enrique VIII, genio y figura hasta la sepultura.
En 1830, Donizetti inicia su trilogía sobre los Tudor. Trilogía inmensa y plena de recogimiento histórico. Al final del segundo acto, en la torre de Londres, la locura ante su inmanente muerte hace que la Bolena exclame contra el Rey y la joven Juana: Pareja perversa, /la más terrible venganza no impreco, no, /en esta hora terrible.