Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

martes, 31 de julio de 2007

Brahms


Admiro a Beethoven, divinizo a Bach, adoro a Mozart. Me conmueve Chopin y Tchaikovsky.Me deslumbra Liszt y ensueño con Debussy. Me devora Mahler y me seduce Ravel. Río con Mendelssohn y Haydn. Aprendo con Hildegard y Dowland. Pienso con Shostakovich y Britten. Todos y otros más, constituyen el centro de la vida que vivo por dentro. Ellos son mis amigos, los más fieles que tengo, pues estarán conmigo siempre pase lo que pase.
Pero hay uno, entre todos, que es el más querido: Johannes Brahms. En él, todo lo que vivo con los demás (y que señale al inicio de esta seriación), se conjuga. Hoy lo volví a descubrir cuando escuché una reiteración casi bimensual: los sextetos y, actor seguido, el Requiem Alemán tuvo que ser quitado pues demasiada belleza no se puede escuchar tras los sublimes sextetos. Es que el Requiem alemán es extraordinario (no tengo otra expresión que esta manida palabrita).
Y pensar que Thomas Alva Edison le pidió un saludo de prueba para su fonógrafo que, por cierto, es el único registro oral de un músico que primer orden: "Aqui el Dr. Brahms para el Dr Edison". Cuando escuche la voz de Bramhs en un documental, dije: por fin oí tu voz amigo.
Bien Johannes, ahora es el momento en el que podré concluir el Requiem. Es tarde, pero vale la pena. ¿Para qué estamos lo amigos?.





domingo, 22 de julio de 2007

Seriación poética: Miguel de Unamuno

Salmo I

(Ex 33,20)


Señor, Señor, ¿por qué concientes

que te nieguen los ateos?

¿Por qué, Señor, no te nos muestras

sin velos, sin engaños?

¿Por qué, Señor, nos dejas en la duda,

duda de muerte?

¿Por qué te encondes?

¿Por qué encendiste en nuestro pecho el ansia

de conocerte,

el ansia de que existas,

para velarte así a nuestras miradas?

¿Dónde estás, mi Señor; acaso existes?

¿Eres creación de mi congoja,

o lo soy tuya?

¿Por qué, Señor, nos dejas

vagar sin rumbo

buscando nuestro objeto?

¿Por qué hiciste la vida?

¿Qué significa todo, qué sentido

tienen los seres?

¿Cómo del poso eterno de las lágrimas,

del mar de las angustias,

de la herencia de penas y tormentos

no has despertado?

Señor, ¿por qué no existes?

¿Dónde te escondes?

Te buscamos y te hurtas,

te llamamos y callas,

te queremos y Tu, Señor, no quieres

decir: !Vedme, hijos mios!

Una señal, Señor, una tan sólo,

una que acabe

con todos los ateos de la tierra;

una que dé sentido

a esta sombría vida que arrastramos.

!Qué hay más allá,Señor, de nuestras vidas?

Si Tú, Señor, existes,

!dí por qué y para qué, dí tu sentido!

!Dí por qué todo!

¿No pudo bien no haber habido nada,

ni Tú, ni mundo?

Di el porqué del porqué, !Dios de silencio!



viernes, 13 de julio de 2007

Beethoven, el lector


A la muerte del gran compositor alemán, según Schlosser y Schindler, dos personajes muy cercanos a Beethoven, se encontraron unos setenta libros a su alrededor. Incluso, en se mesa de noche, se hallaron volúmenes de poesía de Goethe y Schiller que, al parecer, estuvo leyendo en sus últimos días. También, se encontraron en un anaquel cercano a su cama, el teatro completo de Shakespeare en traducción de Schiller ( al parecer Beethoven no se tomo la molestia de estudiar a fondo el inglés). También las obras de Homero, la tragedia griega y una versión bilingüe de la Comedia de Dante. Asimismo un Atlas cartográfico de Europa y de otras partes del mundo, la Biblia en traducción de Lutero (curioso pues Beethoven no era integrante de ninguna iglesia reformada, tampoco católico practicante a pesar de la Misa Solemnis).


Otro dato que revela los intereses de lector de Beethoven es el que reseña Steinitzer es que Beethoven siguió algunos cursos en la universidad de Bonn, matriculándose en las asignaturas de Historia y de Literatura. Lo que demuestra porque se hallaron varios tomos con las obras de Tucídides. Además Beethoven, en su juventud, como muchos de sus contemporáneos, leyó a Kant. Sin embargo, su interés por la filosofía no fue completo. Tras su muerte se encontraron algunas ediciones fragmentarias de los Diálogos de Platón y varios libros de Kant, resaltándole la primera edición de la Historia natural general y Teoría del Cielo de 1755, textos del llamado periodo precrítico. También las tres críticas kantianas (de la razón pura, de la razón práctica y la del juicio). No se halló ninguna obra de Hegel a pesar de ser haber nacido, ambos, el mismo año (1770). Es curioso, pues si hubo un filósofo que ejercía un dominio casi absoluto sobre el pensamiento germano por aquello días era, sin duda, Hegel. Sin embargo, Beethoven vivió y murió en Viena y esta ciudad no fue un espacio intelectual precisamente amigable a la filosofía hegeliana.


Se mencionan otras obras que no revisten mayor interés para nosotros. Se trata de autores que fueron reconocidos en la Viena de las primeras décadas del siglo XIX y que después, como suele pasar, cayeron en el abismo del olvido ¿Qué se desprenden de estos datos? Que probablemente Beethoven no fue un compositor precisamente culto comparado con Wagner, Mahler, Schoemberg, entre otros. Pero hay que considerar que, comparando a Beethoven con muchos de sus predecesores (a excepción de Mozart o quizá Haydn), la formación del genio de Bonn era considerablemente superior.


¿Influenció en Beethoven su interés por la lectura? Es muy probable. Es sabido que la parte coral de la Novena proviene de un poema de Schiller (poeta muy querido por Ludwig) y que, como reseña Grillparzer y el mismo Schindler, Beethoven estuvo trabajando sobre el Fausto de Goethe. Se sabe que estaba tratando de iniciar la composición de una opera sobre el drama faustico. !Hubiera sido tan interesante esta obra! Pero en fin, Beethoven leyó. ¿Harán lo mismo muchos de los artistas jóvenes de nuestros días?