Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

viernes, 31 de julio de 2015

Jean Sibelius: a 150 años de su nacimiento

Jean Sibelius (1865-1957)

Los juicios que sobre Jean Sibelius (1865-1957) hizo Theodore Adorno son sorprendentes. Por un lado, lo calificó de músico  "chapucero y amateur". Por otro, de  conservador y proclive a  los ideales políticos del nacionalsocialismo. Y reafirmando su profunda sospecha sobre el gran compositor finés, Adorno sentenció: "Si se considera a Sibelius como un buen compositor, se invalidan todos los estándares de calidad que han persistido desde Bach hasta Schoenberg". Es decir, la sóla valoración de la obra de Sibelius desacreditaría toda la música anterior. Una afirmación dura y temeraria.

Sin embargo, Gustav Mahler, contemporáneo del compositor nórdico, afirmó que "Sibelius era el más grande sinfonista del siglo XX". Un músico al que se debería prestar la más acertada atención, pues en él se estaban desarrollando las nuevas formas de concebir el universo sinfónico. 

No es extraño que Adorno y Mahler difirieran tanto sobre Sibelius. Recordemos que el filósofo y esteta alemán elaboró una extensa monografía crítica sobre Mahler, quizás la más dura que se ha hecho sobre el autor de la Canción de la Tierra. De modo que todo aquello que Mahler hubiera valorado - como la música de Sibelius- se halla en las antípodas de las convicciones estéticas de Adorno.

En fin, más allá de los debates a destiempo, la obra de Sibelius permanece y es celebrada como fundamental dentrio los nacionalismos musicales de fines del siglo XIX e inicios del siglo XX. 

¿Qué obras pueden ser consideradas fundamentales en la obra de Jean Sibelius? Proponemos una lista que puede ser útil para los iniciados en la música del más importante compositor de Finlandia.

1. Una Saga Op 9. Poema sinfónico
2. Finlandia Op 26
3. Segunda sinfonía en re menor Op 43
4. Concierto para violín en re menor Op 47
5. Valse Triste. Op 44
6. Lounnotar Op 70
7. Quinta sinfonía en mi bemol mayor Op 82
8. Stormen. Op 109
9. Tapiola Op 106
10. Voces Intimae. Cuarteto de cuerdas Op 56

1. Filandia Op 26



2. Concierto para violín en re menor Op 47

miércoles, 15 de julio de 2015

Persistir en la música. Reflexiones a medio andar




I
Escrito lúcido de Cioran: "Fuera de la música, todo, incluso la soledad y el éxtasis, es mentira. Ella es justamente ambos, pero mejorados". Me quedo pensando: ¿Por qué persisto en la música? La respuesta: me permite existir, me permite persistir. ¿De qué modo existir? Mi modo de existir es pensar. Eso me ofrece la música. 

II
Hoy miraba el mundo tras el telón sonoro de las sonatas para viola da amore y clavecín de Doménico Scarlatti. La realidad mundana tenía otra forma de presentarse. Estetizada por la distancia de la música de Scarlatti, adquirió el dominio de cierta tristeza.





III
Una gran riff - bluseado y cerebral- de Joe Bonamassa se eleva en este amanecer, mientras la ciudad se sumerge en la luz de la mañana. Sonidos así, también son necesarios para andar por la calles del mundo. Son formas abstractas que pueden ubicarse en el mar de los objetos singulares. Energía del mejor bluesman de hoy que me lleva redescubrir la segunda ley de la termodinámica.





IV
Meditación para una clase de estética, búsqueda de opuestos formales para evidenciar las construcciones del orden. Frente a frente, imagino, en diálogo, la sonata "Tormenta" de Liszt y "Para Alina" de Pärt. ¿Entenderán?, me pregunto. ¿No son estas obras dos extremos de mi condición?


lunes, 6 de julio de 2015

40 años de Wish You Are Here de Pink Floyd

Portada del disco, 1975

I
Tres discos suponen la cima de una vida creativa; The Dark Side Of The Moon (1973), Wish You Are Here (1975) y Animals (1977). Las tres joyas de la producción floydiana, pues The Wall (1979), es un disco que ahora -aun en su grandeza visual y conceptual- resulta un himno a la desmesura creativa. Sin embargo, el tríptico genial que va desde 1973 a 1977, no tiene comparación con la obra anterior y posterior. Pues lo anterior fue la subida y lo posterior fue el descenso. 

II
Las anécdotas son muchas, también los testimonios. Syd Barret iba a las grabaciones de  Wish You Are Here, con aspecto irreconocible. Y los demás, en agradecida forma, le dedican el disco y dos canciones al genio que les dio origen. Pero no es Barret el que palpita. Aquí son los cuatro grandes: Waters, Gilmour, Mason y Wrigth los que hacen el sonido de todas las formas de la desolación. Se nota que el odio corre, pero son artistas cultivados y saben -todavía- controlar a la hybris. El ego, no se demarca para algún lado. Están en forma contenida. 

III
Ha pasado el tiempo desde la primera vez que oí este inmenso álbum. ¿Sería 1988 o 1989? Ya no lo recuerdo bien. El mundo ha girado demasiado desde entonces y ya casi no hay rastros de la música de Pink Floyd en los sonidos masivos de esta parte del mundo. Es necesario aceptar eso. Todo lo humano envejece y poco es lo que llega a permanecer en el tiempo. A estar alturas de la vida humana, no estoy en condiciones de creer que discos com Wish You Are Here, lleguen a ser "clásicos". Pues incluso esa categoría es extraña e indescifrable hoy en día. Deseamos que estés aquí, tiempo...

IV
Para aquellos que nunca han escuchado Wish You Are Here, aquí el álbum completo:

01. Shine On You Crazy Diamond (Parts 1-5)
02. Welcome to the Machine
03. Have a Cigar
04. Wish You Were Here

05. Shine On You Crazy Diamond (Parts 6-9)