Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

jueves, 28 de junio de 2012

Carta íntima por todas las cosas

 


 En este momento, cuando busco en mi las palabras precisas para iniciar esta carta, me encuentro escuchando el Unplugged in Sweden de Criss Cornell, quien fuera el magnifico vocalista de Soundgarden. Trato de buscar palabras, pues las palabras se buscan, no se encuentran. No caen del cielo, ni provienen del espíritu de la época. Las coyunturas sociales y culturales no crean palabras, sino, más bien, son  las palabras las que realizan el universo, las que edifican la realidad. Por eso es tan dificil encontrar las palabras. Sobre todo cuado es tanto lo que se necesita decir. 

Desde hace un rato escucho a Criss Cornell. Por ejemplo, oigo su versión de Billie Jean, canción original de Michael Jackson. Y me sorprende cuánto una canción mediocre puede transformarse en una gran canción cuando es cantada por una voz sobrenatural como la de Cornell. No debería sorpenderme. Es la grandeza del arte, la apertura del arte; esa puerta abierta que siempre es el arte. Pues la apertura del arte hace que este se recree incesantemente. Una canción prescindible de un cantante prescindible, llega ser una bella canción por la voz de un artista dotado (como es el caso evidente de Cornell).




Y es gracias a esta canción que puedo entender lo que quería decir. Y trataré de decirlo del modo más claro y sincero posible, aun cuando mi sinceridad le importe muy poco a muchos. Ültimamente me siento muy cansado, no sólo por las labores singulares que se deben realizar para poder vivir, sino cansado de ver la parte del mundo que me ha tocado vivir desde que nací. Gracias a Sendero Luminoso y al autoritarismo de los noventa  mi visión del mundo se fue desencantando paulatinamente. Y menciono a Sendero Luminoso y a la autocracia como extremos, pues entre ambos polos, varias cosas me fueron tirando abajo: la crisis económica de los años ochenta y sus repercuciones en la vida familiar, el infantilismo genital de la izquierda peruana y la matonería ignorante de la derecha peruana. Los guías de la burguesía y del proletariado, a la distancia, me parecen igualmente de vomitivos. Todo eso es, ciertamente, a la distancia.

Pero lo que hoy veo es trágicamente peor. No lo puedo evitar, llevo un cochebomba  en el corazón. Y quienes llevamos un cochebomba adentro saben a lo que me refiero. Es decir, ya tenemos la visión del mundo torneada por un estallido y cadáveres, que al tiempo, siguen ardiendo. Pues de verdad siguen ardiendo. Todo sigue ardiendo por dentro. El cochebomba me hizo ver el mundo en escala de grises, me llenó de sospechas; agudizó mi instinto de supervivencia. El cochebomba me enseñó lo que me debía enseñar: que no hay más allá y que se debe pensar más al mundo antes de querer transformarlo. Los filósofos tovadía no han pensado suficientemente el mundo. Marx se equivocó.

No se cómo explicarlo con claridad, pues en tiempos de corrección discursiva, pensar desde los extremos puede ser mal interpretado. Trataré de hacerlo bajo riesgo. Empezaba con una reflexión mínima sobre la apertura del arte, sobre las características particularmente abiertas del arte. Esa apertura de los objetos artísticos me llevan a plantear una cuestión de fondo: lo que en el arte resulta abierto, en el discurso social se presenta cerrado. La estética supera a la ideología política y científicosocial.  La comprensión científicosocial ha enervado nuestra percepción de la realidad. La ha endurecido, la ha hecho inflexible. Peor es cuando esa perspectiva se llena de ideología, sobre todo de ideología cultural. Antropologismos que innundan la política y se unen a la ausencia de crítica, de lectura variada, de observación serena de la realidad. Lo peor es eso. En el antropologismo no hay razón que se discuta. Se impone el criterio de excepción cultural. Por ello, en el antropologismo ideológico, en el culturalismo, se encuentran los gérmenes de los nuevos fascismos. Lo que pasa en el Perú, sobre todo, en los individuos que se denominan a si mismos "antimineros" , percibo una manera muy clara de las nuevas formas de fascismo. No importa el daño que se le pueda hacer al estado-nación por una década en términos de crecimiento económico. Los individuos "antimineros"  ponen en riesgo el porvenir inmediato de los jovenes. Parar todo. Acabar con los beneficios potenciales que puede traer el crecimiento económico para los ciudadanos, tanto de las regiones involucradas como del resto del país.

La negación de la realidad, el temor a lo nuevo. Todo ello es nihilismo en su más grande expresión. A eso nos ha llevado el culturalismo. ¿Pero cómo? Ello es una demostración cómo la bondad sin inteligencia genera la políca de lo peor. El culturalismo apareció para cuestionar al eurocentrismo y las prácticas nefastas del mismo. Pero no se percibió que al negar al eurocentrismo, se estaba cuestionando a todo occidente y los valores que occidente hizo universales gracias a la razón pura y a la razón práctica. El desprecio al diálogo en nombre de criterios culturales es una manifestación fascista. Mitologizar la percepción de la realidad, afirmar la perpetua mitología es condenar a la gente a nunca asumirse como individuos autónomos. Se me podría decir que en este momento estoy asumiendo una perspectiva occidentalista. Es posible. Pero soy conciente que la poseo. Por ello, la relativizo. La asumo como una más dentro de un diálogo de comprensiones del mundo. Defiendo una razón que es abierta a la crítica, que cuestiona y que se cuestiona; que se enriquece del debate, de los argumentos y de la ciencia en su función explicativa e instrumental. Y defiendo una razón que se nutre de la experiencia sensorial, que se torna en goce, en disfrute. Una razón que se asombra y maravilla por lo nuevo. Como intelectual, mi asombro nunca cesa. Y eso se lo debo a mi experiencia estética. ¡Cómo se libera el pensamiento de certezas absolutas gracias al arte¡

Empezaba este texto con Criss Cornell y lo termino escuchando la célebre Shadowboxer de Fiona Apple. Hay una conexión muy clara no sólo por la belleza de estas voces. Sino por la percepción dialogante que me sugieren. Ars longa et vita brevis. Sin duda el arte me libera de tanto desconsuelo acumulado. Le da alas a mi razón y raíces a mi corazón. Cómo quisiera convencer a alguien con estas palabras.