Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Ave del paraíso


El poema de George Meredith (1828- 1909) A una alondra, evoca lo siguiente en esta traducción libre:


Alondra,  veo tu alegría y quiero evocarte!
Tus alas te llevarán al seno de la aurora.  
Solamente puedo verte, pero al descubrir tu canto
es como si el cielo me hablase.


Así eran los días  cuando era niño;
dulces, mientras yo vivía en ellos;
queridos, ahora que se han ido.
A pesar de todo,
al ver tu vuelo,
sigo creyendo que el cielo me habla.


Este poema fue el que inspiró a Ralph Vaughan Williams a componer la hermosa romanza para violín y orquesta The Lark Ascending. Imagino las sensaciones que buscó representar el gran compositor inglés. El vuelo del ave, el símbolo del vuelo hacia la arcadia perdida (pero siempre añorada). La infancia y la poesía. La búsqueda infinita del cielo. Todo ello traducido en melodía ascendente, sencilla y pulcra.


The lark ascending ( El vuelo de la alondra), para Violín y orquesta de  Ralph Vaughan Williams. 



viernes, 27 de noviembre de 2009

Fervor de oriente


Dvorak. ¿Quién no lo conoce?. Su sinfonía 9, "Nuevo mundo", debe ser escuchada al día por millones de melómanos y aficionados a la gran música. Al igual que la quinta de Beethoven, la cuarenta de Mozart, la inconclusa de Schubert y otras, se encuentra entre las obras más ejecutadas, queridas y entrañables del repertorio sinfónico. Como varios de los grandes sinfonistas (Beethoven, Schubert, Bruckner, Mahler)  compuso nueve sinfonías. Ese número fatal que es parte de la mitología de la música académica. 


Expresaré una tautología de contratapa: Dvorak fue un músico notable. En todos los géneros nos dio obras fundamentales. La serie de cuartetos de cuerda es simplemente soberbia. Ni decir de Concierto para Violonchelo (otra obra obligada del repertorio concertante para cuerda). Y su opera celebrada "Rusallka", es siempre bienvenida en tantos teatros. Ah, su música religiosa (Oratorio de Santa Ludmila, Réquiem, Stabat Mater, etc), siempre plena de fervor y dominio sabio de las formas. Tanto que descubrir del gran músico checo.


La sinfonía 8 en sol mayor Op 88, fue estrenada en 1890,cuando el maestro había consolidado una reputación respetable tanto en su país como en otras partes del mundo. Hay, en esta sinfonía, ecos evidentes de la obertura En la naturaleza, en la que el sentido de encuentro con la vida asume una dimensión nacional. Sin embargo, este descubrimiento de la vida-tierra no se queda en una exaltación identitaria y patriotera. Más bien, se presenta como un descubrimiento de la creación -como algo universal- desde la experiencia topográfica. Y, en ese asombro por lo creado, percibimos el sentido profundamente religioso de Dvorak, que se trasluce en su octava sinfonía. 


Los movimientos sinfonía 8 de Dvorak son los siguientes. Allegro con brio, Adagio, Allegro grazioso y Allegro ma non troppo. En lo personal, el movimiento que más me conmueve es el adagio. Es un momento de reflexión romántica,  atinadamente distante de la "música del futuro" (por la cercanía estética con Brahms y Hanslick). La experiencia de fe se percibe por medio de acordes de cuerda que simulan un coral. El clima de dulzura que se intuye en varios de los primeros pasajes, migra hacia una solemnidad y majestuosidad perdida en el tiempo. Algo de nostalgia por épocas idas. Nostalgia dramática enfundada en la quejumbrosas trompas y cuerdas que nos remiten a Tchaikovsky. En suma, un equilibrio donde el dolor, a pesar de ser protagonista, se eleva una luminosidad liberadora. Gran movimiento de una sinfonía que es imperioso conocer y admirar.


Allegro con brio. Sinfonía 8 en sol mayor Op 88 de Antonin Dvorak



Adagio. Sinfonía 8 en sol mayor Op 88 de Antonin Dvorak. Maravilloso movimiento, para oírlo una y otra vez. ¡Cuánta sabiduría se encuentra en estos temas!

miércoles, 25 de noviembre de 2009

La verdad es sinfónica

Cuando pienso en Guardini, en Barth, en Bonhoeffer, en de Lubac, en Von Balthasar me digo, cuán necesarios son en nuestros días pensadores de ese calibre, de esa formación, de esa sensibilidad. Es decir, hombres que junto al enorme talento intelectual asumieron y manifestaron sin vergüenzas su fe cristiana en un contexto de radical secularización. Testimonio desde el pensamiento, demostración hodierna que la inteligencia en grado mayor no esta reñida-para nada- con la vivencia religiosa.

Releo por estos días a Hans Urs Von Balthasar (1905-1988). Vuelvo a leerlo con placer, con alegría, con interés, con pasión. Hace años me leí Gloria, su obra consagrada a las relaciones fundamentales entre estética y teología. No llegué a leer los siete volúmenes de esta odisea intelectual de proporciones mayores. Pero si me marcaron varios estudios de la misma. Recuerdo con particular deleite sus observaciones sobre Dante, San Juan de la Cruz, Hopkins, entre otros. Y el epílogo final, bello y sereno, pleno de verdad unida a la fe.

Releo La Verdad es Sinfónica. Aspectos del Pluralismo Religioso. Y en el prólogo de este texto, Von Balthasar escribe lo siguiente: "A través de su revelación, Dios ejecuta una sinfonía, en la que no se sabe qué es más rico, si la armonía de su composición o la orquesta sinfónica de la creación que la interpreta. Antes de que el Verbo de Dios se hiciese hombre, la orquesta que es el universo tocaba más bien sin obedecer a ningún plan u orden preconcebidos: concepciones del mundo, religiones, bosquejos del estado, eran algo así como melodías,  aisladas y sin unidad. De alguna manera se vislumbra que este alboroto cacofónico sólo era un ensayar, un ejercitarse: por así decirlo, el "la" resuena a través de todo como una promesa...Entonces vino el Hijo, el heredero universal, por cuya causa había sido reunido toda la orquesta. La pluralidad de instrumentos que la componen adquiere sentido cuando interpreta, bajo la dirección de Cristo, la sinfonía de Dios. La unidad de la composición procede de Dios. Por eso el mundo era y será plural, y seguirá siendo cada vez más...En cuanto oyentes, no son otros que los mismos interpretes: al interpretar la divina sinfonía - cuya composición en modo alguno puede ser comprendida a partir de cada uno de los instrumentos, ni de su totalidad- todos experimentan  para qué han sido reunidos. Al principio se sentían extraños  los unos a los otros, incluso hostiles. De repente, cuando empieza el concierto, ven con toda claridad cómo sus diferentes voces no se limitan a sonar al unísono, sino que se integran en la superior belleza de la sinfonía"

Más adelante Von Balthasar afirma: "La verdad cristiana es sinfónica...Pero la sinfonía no supone en modo alguno una armonía almibarada y sin tensiones. La música más profunda y sublime es siempre dramática, es acumulación y resolución ( a un nivel más elevado) de tensiones y conflictos. Pero la disonancia no tiene nada que ver con la cacofonía. Tampoco es el único medio para poner en marcha la tensión sinfónica. Mozart da a sus melodías más simples- a menudo se trata de simples repeticiones de escala- una elasticidad, una ligereza,  una tensión tales, que la fuerza característica que a los pocos compases nos permite reconocer su música  parece brotar de un depósito inagotable de tensión espiritual, lo invade todo y halla resonancia por doquier. El depósito de la Iglesia es la profundad de las riquezas de Dios en Jesucristo, que se halla instalado en medio de ella. Ella deja  a este caudal expandirse en medio de una pluralidad inagotable, que fluye inconteniblemente de su unidad"


Así, la unidad que supone la pluralidad se explica en la belleza de la gran sinfonía, belleza sinfónica en la que se puede convertir la realidad si nuestro corazón y mente lo quieren. Pero para ello y palabras del propio Von Balthasar extraídas de Gloria : " El ser que se muestra en lo bello. La naturaleza proclama la gloria de Dios, sin palabras y sin voz. En cada cosa duerme una canción poética, y es el poeta el que con una palabra mágica o encantada hace cantar la naturaleza. Para ello debemos tener ojos capacitados para poder ver esta epifanía en lo cotidiano. Mientras más libre sea el ente, más personal y únicamente se podrá expresar. Ante el ente que se muestra epifánicamente el sujeto reacciona con el asombro". Es decir, dejarse asombrar por la belleza sinfónica de todas las cosas. Un proyecto para la humanidad que así lo desea.

Molto Allegro. Sinfonía 41 "Jupiter" KV 551. Dirige: Karl Böhn.



La unidad de lo plural en la belleza armónica. Voces humanas que hablan de perdón y reconciliación. La dimensión teológica de la Bodas de Figaro de Mozart.

BARTOLO, CHERUBINO, MARCELLINA, BASILIO,
ANTONIO, SUSANNA e FIGARO
(s'inginocchiano)
Perdono! Perdono!

IL CONTE
No, no, no!

LA CONTESSA
(esce dall'altra nicchia e vuole inginocchiarsi, il Conte nol permette)
Almeno io per loro
perdono otterrò.

BASILIO, IL CONTE e ANTONIO
(Oh cielo, che veggio!
Deliro! Vaneggio!
Che creder non so?)

IL CONTE
Contessa, perdono!

LA CONTESSA
Più docile io sono,
e dico di sì.

TUTTI
Ah, tutti contenti
saremo così.
Questo giorno di tormenti,
di capricci, e di follia,
in contenti e in allegria
solo amor può terminar.
Sposi, amici, al ballo, al gioco,
alle mine date foco!
Ed al suon di lieta marcia
corriam tutti a festeggiar!.

Ah, Tutti contenti. Final del Cuarto Acto. Las Bodas de Figaro. KV 492.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Ejercicios de variaciones integrales, un paso hacia el siglo XX

Estrenadas en 1873, antes de la Primera Sinfonía, las Variaciones sobre un tema de Haydn Op 56a evidencia el dominio que Brahms poseía en el arte de recrear obras de otros compositores y darles un sentido propio. Maestro en esta forma, Brahms había elaborado un ciclo de variaciones para  piano  sobre Schumann. También otros a partir de obras de Haendel y de Paganini. En el caso de las variaciones en cuestión, Brahms utiliza un tema llamado Coral de San Antonio falsamente atribuido a Haydn. En realidad se trataba de un divertimento del siglo XVIII que erróneamente se creía compuesto por el gran compositor austriaco.

¿Qué se valora de esta composición del enorme Brahms? Para unos la orquestación. Para otros, la técnica contrapuntística. En mi caso, ambas cosas. Incluso me encanta la versión que el mismo Brahms hizo para dos pianos de esta obra originalmente sinfónica. Las partes de esta obra son las siguientes:

1. Tema. Chorale St. Antoni. Andante
2. Variación I. Poco più animato (Andante con moto)
3. Variación II. Più vivace (Vivace)
4. Variación III. Con moto
5.Variación IV. Andante con moto (Andante)
6. Variación V. Vivace (Poco presto)
7. Variación VI. Vivace
8. Variación VII. Grazioso
9. Variación VIII. Presto non troppo (Poco presto)
10. Finale. Andante

Variaciones sobre un tema de Haydn Op 56a de Johannes Brahms





Variaciones sobre un tema de Haydn Op 56a, transcripción para dos pianos hecha por el mismo Brahms.



viernes, 20 de noviembre de 2009

Dos veces Euridice ante Orfeo

L´Orfeo de Monteverdi-Striggio, siempre presente para el melómano que quiere descubrir a la música como misteriosa forma del tiempo. Historia de  Catabasis y  Anabasis, descendimiento y ascensión; en clave de mito y símbolo que nos remite a otras formas de ver al vida, otras maneras de relacionarse con el tiempo. El poder del amor transfigurado en travesía y poesía, esos tesoros ocultos. Tengo presente dos momentos de L´Orfeo. Del primer acto, el aria Io non dirò qual sia nel tuo gioire ( yo no sabría decir cuanta alegría), cantada por Euridice tras la bella declaración de amor ofrecida por Orfeo en  Rosa del ciel, vita del giorno (rosa del cielo, día del mundo). Hombre y mujer se reconocen en la alegría de saberse uno y el otro. En la versión de Harnomcourt, Philippe Huttenlocher (Orfeo) posa su frente en la de Dietlinde Turban (Euridice).




ORFEO
Rosa del cielo, día del mundo y
digno descendiente
de aquel que rige el universo,
sol, tú, que todo lo rodeas y
que todo lo ves, dime:
¿has visto alguna vez,
en tu carrera entre las estrellas,
un amante más alegre y feliz que yo?
Fue muy feliz, el día, amor mío,
en que te vi por primera vez,
y más feliz la hora
en la que suspiraba por ti,
porque tus suspiros
respondieron a los míos.
Fue muy feliz el momento
en que tú me tendiste
tu blanca mano
como prenda de la pureza de tu fe.
Si hubiese tenido tantos corazones
como ojos tiene el cielo eterno y
vegetación esas amables colinas
en el verde mes de mayo,
todos hubieran sido colmados y
desbordados por el placer
que me proporcionó, ese día,
la felicidad.
EURÍDICE
Yo no sabría decir
cuánta alegría,
Orfeo, me has proporcionado,
pues mi corazón no está conmigo,
sino contigo,
en compañía del amor.
Pregúntale, pues,
si quieres saber lo feliz que es y
cuánto te ama.




Versión de Jordi Savall. Orfeo: Furio Zanasi. Euridice: Arianna Savall





De otro modo, en el cuarto acto,  Orfeo comete la imprudencia de mirar Euridice una vez que logra liberarla del infierno. En la versión de Harnoncourt, los amantes son separados por una tela negra, como metáfora del límite entre los vivos y los muertos. El amor es vencido por el exceso de amor. Ante ello, Euridice le reclama a Orfeo: Ahi, vista troppo dolce e troppo amara, Così per troppo  amor dunque mi perdi ?  ( Ay, qué visión tan dulce y tan amarga, ¿me has perdido por exceso de amor? ). Poesía, verdad y belleza. 


EURIDICE
Ay, qué visión tan dulce
y tan amarga;
¿me has perdido
por exceso de amor?
Y yo, desgraciada, pierdo
la capacidad de gozar
de la luz y de la vida,
y al mismo tiempo
te pierdo también a ti, a ti,
mi bien más querido
y mi esposo.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

La invención de un mar

Entre la razón y la invención, la lucha. Lo que supone el conflicto entre la libertad creadora y el marco de creación de todo arte. Pero las reglas se han configurado a partir de la invención; reglas construidas desde las tradiciones. De ahí que la invención  no era ruptura, sino continuidad desde una base o fundamento tradicional.

El impresionante Il cimento dell'armonia e dell'inventione Op 8 de Antonio Vivaldi es tensión dinámica, esencial, entre las reglas escrupulosamente elaboradas por la tradición y la necesidad en inventar nuevas posibilidades desde el margen que otorga la libertad humana. Las célebres Cuatro Estaciones son parte del Op 8. Pero también La Tempesta di mare (RV 253). "Grandes olas que se amontonan cada vez más cerradas", se evidencia en el allegro, calma en el largo y, en el presto, silencios y enervados cambios de tiempo. Tempestad que inaugura nuevos días y noches.  Con Vivaldi nada vuelve a ser igual.

La tempesta di mare- Il cimento dell´armonia e dell´invenzione Op 8. Antonio Vivaldi
Allegro-largo-presto

lunes, 16 de noviembre de 2009

Océano Pacífico

Día solar. Vivaldi. Deseo de estar en la playa, siempre en la visión, en mi visión, del Océano Pacífico. Respirar el olor marino, colmando mis pulmones y, de ahí., la sangre, el corazón, la corteza cerebral, los huesos. Nuevamente Vivaldi. Y, de ser posible, en el atardecer, una cerveza fría y un cigarrillo fumado pausadamente. 

Patria es pertenencia. No se si es mi caso.  No veo las cosas en clave gregaria (me repele la tribu). Sin embargo, algo me dice que tarde o temprano estaré de forma indefinida en este lugar. Una casa, lejos, muy lejos de todos y de todo. Libros, música, un piano. El cielo gigante, sin límites y el océano azul-verde, símbolo de todas mis esperanzas. 

Concierto para cuatro violines en si menor RV 580. L'estro Armonico, Op.3, Concerto No. 10. Antonio Vivaldi (obra que le cambió los límites a Bach) Movimientos: Allegro- Largo e spiccato-Allegro.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Tempestades y aguas mansas


El mismo hombre leyó The Tempest de Shakespeare, es el mismo hombre que escribió el Testamento de Heiligenstadt. Y en esa carta tremenda el maestro decía:  “Nacido con un temperamento ardiente y vivo, hasta inclusive susceptible a las distracciones de la sociedad, fui obligado temprano a aislarme, a vivir en soledad, cuando en algún momento traté de olvidar es, oh, cuan duramente fui forzado a reconocer la entonces doblemente  realidad de mi sordera, y aun entonces, era imposible para mi, decirle a los hombre, habla mas fuerte!, grita!, porque estoy sordo. Ah! Como era posible que yo admitiera tal flaqueza en un sentido que en mi debiera ser mas perfecto que en otros, un sentido que una vez poseí en la mas alta perfección" 


Y más adelante escribe con fuerza: "Oh Dios, tú miras desde lo alto en el fondo de mi corazón, y lo conoces, sabes que en él moran el amor a los demás y el deseo de hacerles el bien! Vosotros, hombres, si leéis un día esto, pensad que habéis sido injustos conmigo, y que el desventurado se consuela al encontrar a otro desventurado como él que a pesar de todos los obstáculos de la naturaleza, hizo cuanto estaba a su alcance para ser admitido en el rango de los artistas y de los hombres de elección". 


Ese fue el tenor del Testamento de Heiligenstadt, escrito en 1802 y dado a conocer después de la muerte del maestro.  Y ese 1802 compone la sonata para piano en re menor número 17 N. 2 Op 31 "La Tempestad". Años en el que el volcán esta en plena erupción, con tal fuerza que partiría el universo y se lo propusiese. Pues entre 1801 y 1812, once años, el maestro realizó uno de los mayores esfuerzos de renovación de la historia de la música. En todo ese proceso, Beethoven avanza a pasos agigantados. Y resulta sorprendente cómo una corteza cerebral es capaz de producir todos esos sonidos poderosos, en la altura y en el abismo. En esa década, se define el paso del clasicismo al romanticismo. Todo retorno al pasado será en vano, por no decir ingenuo. Es cierto, en la sonata "Patética" de 1799, ya se vislumbraba el alud. 


Ayer y hoy el amanecer me regaló la "La tempestad", interpretada por la Helene Grimaud. He escuchado y he admirado versiones históricas como las de Richter, Gould, Kempff, entre otros. Sin embargo, hace tiempo buscaba otra versión. Quería un Beethoven con otra temperatura; menos místico y menos universal; más natural, terrestre y ligado a la existencia individual. Pienso que Helene Grimaud me ofrece ese Beethoven, una tempestad que termina, un Testamento de Heiligenstadt que logra superarse. Como realmente pasó. 


Tercer movimiento: Allegro. La Tempestad N. 17 N. 2 Op 31.Ludwig Van Beethoven. Piano: Helene Grimaud

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Sin otra precisión que esa

"Una leyenda", es el título. Y cuando se escucha, la imaginación vuela. "Había una vez.....". Y la imaginación sueña con la aventura, pero con cierta nostalgia. Pues en toda aventura hay cierta nostalgia. En Saga Op 9, de Jean Sibelius es todo eso. O implica mucho más que lo que los oídos perciben. Un discurso musical concentrado que conlleva al misterio y a la ensoñación. ¡Qué bella obra! El motivo épico se construye a partir de varios  bordes rítmicos. Las transiciones se encuentran hilvanadas sobreponiéndose. No hay rupturas. La continuidad se desenvuelve en tono narrativo. Las "palabras" surgen de las luces, de las sombras y de las  imágenes que se mueven en el mar, entre las nubes y montañas. La realidad adquiere una dimensión fantasmal en tensiones simultáneas. Irrealidad-realidad. Pero afortunadamente la realidad pierde. ¡Qué bueno!

En saga Op 9 -Jean Sibelius.



lunes, 9 de noviembre de 2009

De bueyes y tejados

Después de su paso por Brasil, Darius Milhaud (1882- 1974), regresó a Francia y recuperó contacto con el "grupo de los seis". Así, estrenó en 1920 su obra para ballet El buey en el tejado Op 58a  (Le boef sur le toit). Es sorprendente la diversidad de referencias populares que tiene esta obra, empezando por la presencia, omnipresente,  de la música brasilera, pasando por el tango, la rumba  e incluso el fado portugués. Todo ello unido por un rondó que aparece tras cada melodía. Asimismo, la diversas situaciones que se "danzan", cada cual más disparatada.Claro, estamos en 1920, en París, a poco tiempo del surrealismo.

Este divertimento, enfáticamente divertido, le debe su nombre a una conocida canción popular de Brasil. Hoy en día sigue siendo tan provocadora como entonces. Sólo imaginar esta escena concebida por la traviesa mente de Milhaud: un travestí baila con la cabeza de un policía decapitado.

Le Boef sur le toit Op 58a. Darius Milhaud





viernes, 6 de noviembre de 2009

Encuentros con Telemann

No lo puedo negar. Me encanta Telemann. Después de varias semanas prendido a los diversos horizontes románticos (la constelación romántica), un encuentro con Telemann es mirar conmovido la sabiduría tradicional. Los músicos maestros, los artesanos del sonido, aquellos que sólo hacían música; tan necesarios para comprender porque la música es "la misteriosa forma del tiempo".

Es cierto. La audición de los músicos artesanos se da desde una comprensión bastante distinta a la original. Lo que encuentro en la música de Telemann, probablemente no halla sido planteado por el maestro. Soy yo quien elabora esta obra desde mi pequeña ubicación espacio temporal. Así, lo que encuentro en Telemann es algo que sólo yo puedo encontrar. Pero hay tanto que encontrar en esa enormidad que es Telemann, el músico más prolífico de la historia. Artesano del sonido.

1) Presto 2) Allegro 3) Presto - Adagio - Allegro. Concierto a seis para flauta y violín TWV 52: e3. Escuchen el presto del tercer movimiento y díganme si estoy equivocado.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Hacia el final

La primavera trae sorpresas. Incluso en el clima. Hasta ayer, varios días soleados. Hoy la experiencia de cierto vacío (a la  limeña) del cielo gris. Es como si hubiésemos pasado de un allegro cantabile a un andante . No llega a ser un adagio ni largo, pues es posible que en unas horas el sol se asome con la calidez propia de un allegro (quizás ma non troppo). Así, el clima es música y la música, clima. 


Desde el domingo escucho a Chopin. Hace mucho tiempo que no me detenía en el gran compositor polaco. En lo personal, me gustan sus conciertos para piano; aunque no tengan el nivel de otros. Ciertamente, también disfruto y admiro su copiosa producción pianística. ¡Qué melómano no ha asistido a varias temporadas melancólicas con Chopin! Hay tantas composiciones de calidad que resulta abrumador y arriesgado preferir algunas. Esta vez Chopin ha venido en forma de sonata para piano y violonchelo. Cuatro movimientos:  allegro, allegro con brio, largo y finale, esta obra se ha convertido en el referente para comprender el paso de las sonatas para piano y violonchelo de Beethoven y Schubert,  pasando por las de Schumann y Mendelssohn, a las de Brahms. Pues, aun cuanto comparten espíritu con las de Schumann y Mendelssohn, se evidencian ciertos recursos que serán explorados por la segunda generación de músicos románticos (como el mismo Brahms, Dvorak, etc). 


Pero no sólo es lo formal lo que me seduce de esta obra. Sobre todo, el dimensión trágica que se evidencia en la sonata. En 1846, año de su composición.Chopin se halla en la cima de sus conflictos personales. Todo ello acrecentado por la publicación, en ese año, de Lucrezia Floriani de George Sand, obra en la que el personaje Karol, Chopin, quedaba en una posición nada favorable. En todo caso, la sonata presenta momentos notables, tomando en cuenta las reconocidas limitaciones que Chopin tenía en la composición con instrumentos de cuerda. Un ejemplo de esas limitaciones es el Trio para violín, violonchelo y piano Op 8. Sin embargo, en la sonata para piano y violonchelo, esas limitaciones son superadas largamente por el talento genuino del gran compositor polaco. 


Allegro. Sonata para piano y violonchelo Op 65. Federico Chopin. Violonchelo: Maria Kliegel. Piano: Bernd Glesmer




Allegro con brio



Largo



Finale

lunes, 2 de noviembre de 2009

20 años han pasado

Por estos días, hace veinte años, cuántas cosas empezaron a caer. No sólo el muro que partía a una ciudad mítica (por las dimensiones de la tragedia). También, varios de los regímenes que se edificaron sobre una transgresión  ideológica que no tenía nada del ideal originario. Qué rápido se vino abajo todo. Con qué facilidad, uno tras otro, se derribaban los poderes que se creían incólumes. Y qué ingenuidad era pensar que el mundo que estaba apareciendo, tras las caídas, iba ser el mundo de la reconciliación entre los dilemas ideológicos.


En realidad, la Segunda Guerra Mundial terminó en 1989. La "guerra fría" no fue más que la coda de la tragedia de los extremos. Una larga coda que movió los sentidos, las prácticas y los conceptos de gran parte de la tierra, concretizada en personas de carne y hueso. Revolución-reacción, pasado-futuro. Hombre nuevo- hombre viejo. Escatología secularizada de un lugar y otro. El siglo XX fue la preparación para la gran guerra y, al mismo tiempo, la estrategia para salir de ella. Pero no salió tan fácilmente. Aun quedan vestigios poderosos de esa era.


20 años han pasado. Cuánto tiempo de aquellas semanas vertiginosas. Pero fue a inicios de la década de los noventa cuando vimos en su exacta dimensión la magnitud de lo que había acontecido.


Kyrie, Dies Irae y Tuba Mirum. Requiem Polaco. Krzysztof Penderecki.