Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

viernes, 29 de febrero de 2008

Seriación Pop:Collective Soul. Una noche con amigos

Con Tito y Mariano, amigos de los años mozos y que se mantienen amigos, nos reunimos para ver a esta banda norteamericana que tanto sono y gusto en los noventa. Sinceramente nunca le presté mucha antención al proceso de los Collective Soul. Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden, etc, fueron bandas que me atrajeron con mayor fuerza que los liderados por Ed Roland. La noche de ayer éramos unos 5000 asistentes, reunidos en la explanada del estadio más impersonal de esta parte del tercer planeta. Cuando llegamos, el Inkatronics de Miki sonaba en los altavoces. El público, en su mayoría se hallaba entre los 25 y 40 años. Por la edad de los asistentes, corroboré, una vez más, que el Rock, hoy, es música para mayores. Definiendo como mayores a gente que pasa el úmbral del cuarto de siglo. Los adolescentes, el público históricamentre habitual del rock, son menos proclives a este entrañable género musical. Aun cuando visiesen los My Chemical Romance, estoy seguro que la proporción de adolescentes sería bastante menor a la esperada. Sin embargo, siempre habrán imberbes que gusten del sonido de la guitarra eléctricas. Pero también es claro que son menos que hace unas décadas.

Me da la impresión que muchos de los que estaban ahí, no habían seguido, com rigor, la trayectoria de los Collective Soul. Era evidente que Shine, December, Run, Heavy, los exitos masivos de los noventas fueron los más esperados por todos. Pero en fin, tenía que ser así. Desde el final de la década pasada, los Collective Soul fueron pasando a un segundo o tercer plano. Y sus canciones nuevas serían reconocidas por los más fans del grupo, los que siguen la trayectoria con dedicación religiosa. Esos son pocos.

Como digo, nunca seguí con interés la trayectoria de Collective Soul. Sin embargo, el concierto de ayer me dejo varias impresiones. Ir con amigos que conocen tanto de rock como uno, es interesante, pues se pasa del plano sensorial al plano analítico con facilidad. Es decir, gozamos y pensamos. Y para los melómanos de eso trata. También reconocer ese sonido noventero, de rudeza controlada, de armónicos básicos. Música simple, pero no trivial. Honestidad de una propuesta que huele a ambiente universitario. Y aquí, creo, surge el fallo del concierto. La música de Collective Soul, al menos en esta etapa de carrera, sería mejor apreciada en un auditorio para mil personas como mucho. De ahi que el sonido halla dejado mucho que desear. La desnudez de un recinto desangelado, atenta contra un estilo que, aunque saludable en su mosculatura, precisa mayor intimidad. Pienso que Collective Soul puede ser mejor valorado en un bar que una explanada. Por ello el sonido se perdía en la indefinición. Afortunadamente el grupo entendió la entrega del público y se entregó a él. Se notaba aprecio y cariño por las miles de gargantas que coreaban los exitos reconocibles.

No se qué quedará de este concierto. En mi caso, estar con los amigos fue fundamental para disfrutarlo aun con las carencias mencionadas. Tanto con Tito como con Mariano, nos conocemos hace casi veinte años. De algún modo, Collective Soul esta en el soundtrack de nuestra vida hacia la mitad de los 90s. Una época en la que cada uno estaba definiendo sus propias búsquedas. Estabamos alrededor del cuarto de siglo, en el final de nuestro extraño mundo universitario.




Run, Collective Soul. 1999

martes, 26 de febrero de 2008

Mozart: ¿Insondable?

Desde hace mucho tiempo leo Búsqueda sin término (1974) de Karl Popper, su espléndida autobiografía. Uno de esos libros que siempre visito porque fue decisivo en mi formación intelectual, como gran parte de la obra de Popper. En el capítulo "Dos tipos de música", hay una frase que recuerdo con frecuencia. Primero estableceré el contexto general de la cita antes de transcribirla textualmenente. Popper consideraba que en la música de Bach y de Beethoven se evidencias sus personalidades. En cambio, "...No sucedía así con Mozart: hay algo de insondable tras su encanto..."( p.81). Popper no amplía más esta idea y empieza a desarrollar su teoría de los dos tipos de música a partir de las características generales de las obras de Bach y de Beethoven.

¿Insondable? Trato de penetrar en el sentido de este adjetivo usado por Popper para referirse a la obra de Mozart. Casi es un consenso generalizado valorar a la música de Mozart con el calificativo de "encantador". La mayoría de sus obras gustan al público mayoritario por aquel elemento de encanto y de deleite que hay en sus composiciones. Es evidente que Mozart tenía un talento único para construir melodías especialmente inspiradas. Y no me refiero solamente a sus conciertos y obras de cámara. Las sinfonías poseen una unidad melódica admirable al igual que las arias y demás música coral. Sabía componer asumiendo que sus líneas melódicas iban a surtir un efecto encantador en el público. Pero la grandeza de Mozart no se queda en la simple construcción hábil de la melodía. Si ese fuese el caso, no pasaría de ser un músico más del montón. Pienso que su grandeza radica en introducirnos en algo profundamente denso sin perder un ápice de belleza. Densidad y oscuridad, que sólo es posible percibirla en toda su carga si logramos liberarlos del encanto mozartiano. Y no se trata del elemento "casi romántico" que se desprende de sus últimas composiciones como las sinfonías 40 y 41, el concierto para clarinete, los conciertos para piano del 23 al 27, el quinteto para clarinete, el Don Giovanni, el Requiem, etc. Obras que están evidenciando "otra sensibilidad". No refiero a ello. Pienso más bien en la aceptación del dolor y de la condición servil. En Beethoven la rebeldía es evidente. Todas las generaciones románticas hasta Wagner y Mahler, configuraron las obras en términos de afirmación a una territorialidad subjetiva: "la patria del yo". ¿Existe en Mozart esa necesidad de afirmación personal por medio de la música? No lo creo. Toda su obra es un ejercicio de libertad controlada. Es como si fuese conciente que el gran arte exige un tipo de sumisión a valores y leyes que exceden la subjetividad plena.

Cada vez me convenso más que Mozart no anticipó, como se cree, algunos aspectos fundamentales del romanticismo. Mozart, por alguna razón, esta más allá de lo romántico por ser el summun de lo dramáticamente clásico. El "yo mozartiano" no se afirma en la melodía, ni el timbre, ni el color, ni en la orquestación. El yo mozartiano es la la melodía, es el timbre, es el color, es la orquestación. Como música, Mozart esta sometido a las reglas universales del cosmopolitismo clásico. No hay patria, no hay hogar, no hay una carne ni un corazón que lata desbordadamente. Por sus características, Mozart se halla en ámbito ajeno a toda inmanencia ¿Pero acaso lo romántico tiene el monopolio del corazón? ¿No hay un corazón clásico que represente de un modo distinto el drama de existir? La servidumbre que acepta a un amo doble: la nobleza y la forma. Aceptación desoladora para los artistas de hoy. Conciente de la imposibilidad del yo poético.

Lo romántico nos conmovió profundamente, pero como bien observa Popper, nos dejó sin música. Con el dodecafonismo y el serialismo integral, algo de lo universal y cosmopolita se intentó recrear. Pero fue acusado de frialdad extrema, academicismo y mutó a formas más experimentales y autoexpresivas, desapareciendo con el tiempo. Lo "insondable" de Mozart se puede asumir si tenemos la posibilidad de concebir el proceso de la música occidental, el proceso de la monodia a la polifonía, de la polifonía al contrapunto y a la sonata. Y en todo ese proceso observar las tensiones entre el canon y las ideas circundantes. Como proceso Mozart sigue siendo un proyecto estético válido. No se plantea componer como Mozart, pues sería una estupidez. Se se busca hacer las "cosas de la música" bajo reglas no sólo formales sino estéticas. Mozart creía firmemente en la belleza como algo más allá de la experiencia sensorial de un sujeto. Son varios los investigadores que han realizado trabajos sobre la influencia de ciertas lecturas de la estética neoplatónica en la obra de Mozart. No se trata de una creencia en la religión de la belleza, esteticismo llano. Se trata asumir la existencia de la belleza unida al bien y a todo lo que ello representa. Tal comunión de lo bello con lo bueno (lo que no implica la identificación e identidad), es lo que encanta y ennoblece. Ennoblece el dramatismo mozartiano, la melancolía hermosísima por la idea que se esta perdiendo en un siglo que aniquiló a la bella forma de la sonata por otras maneras de programar la composición. Bella tristeza, no tristeza doliente; tristeza que sonríe; equilibrio hasta en el dolor, insonsable.


Quinteto en La Mayor para cuerdas y clarinete K 581, Larghetto. Belleza insondable.

lunes, 25 de febrero de 2008

Sin título

Si hay música, entonces hay esperanza. Basta mirar los diversos lados del mundo y pensar cuando haya seis grados más temperatura. ¿Será el infierno? Eso es seguro. Ayer Sarkozy insultó a un hombre. Putin amenazó a otro de por ahí. Turquía amenzó a al kurdistán iraquí. Los cuzqueños amenazaron con otro día como los últimos. En Timor Oriental se presenta la amenaza de los que tuvieron antes el poder. Y la temperatura sigue avanzando amenazadoramente. La amenaza de la tierra cuando tiembla, fuerte. La amenaza del aborto si la mujer salta demasiado. La amenaza con quitarte tres horas. La amenaza del corte del servicio telefónico. La amenaza de un chofer angustiado a otro más angustiando. Y la temperatura sigue subiendo dos grados, tres grados...seis grados.



Pero existió Bach y si existió alguien como él es porque algo tenía su existencia que nos iba consolar. Cuando murió fue olvidado rápidamente. Pero eso era algo relativamente común en 1750. Todavía en la música no se consideraba la idea de una "obra para la posteridad". Bach compuso para ese entonces, donde la música era algo ornamental y circunstancial. Bach lo sabía, sabía que su obra no iba a durar más allá de su muerte. Por eso, pienso, decidió emprender el "Arte de la Fuga". Música para él. Ejercicio sabio de quien se sabe para la muerte y que reconoce que la muerte es eso, muerte. Y fueron 18 estudios, el último inconcluso: B-A-C-H (Si bemol, La, Do y Si). Murió en el proceso. Obra para sí mismo, sin pretensión de nada ni para nadie. Por ello obra liberada, grande entre todas las cosas hechas por el ser humano. Algo similar ocurrió con Beethoven. Sus últimos cuartetos, del Op 127 al 135, fueron compuestos cuando ya nada había por estrenar. Nuevamente, la grandeza de las obras liberadas de la época, del público, de los críticos, de la muchedumbre. Y con Mozart?. Quizá La Flauta Mágica, el Requiem. No tengo muy en claro el nivel de lejanía y de libertad. En Mozart, me parece, hay algo conmovedoramente esclavizado. Un dolor profundo que sólo los grandes interpretes han logrado descifrar.



La amenaza sigue ahí. Liberarse de ella es asumir su violencia. La existencia de los tres mayores compositores seguirá siendo una posibilidad de consuelo y, eventualmente, si Dios lo permite, de esperanza.


La última fuga inconclusa del "Arte de la Fuga". BWV 1080 Bach murió componiéndola.

martes, 19 de febrero de 2008

Ganas

Tengo ganas de escuchar a Britten. Ganas de aplastar al todo con Varèse (Octandre). Ganas brutales de Boulez, al límite (serialismo integral sin escape, antes de la metamorfosis aleatoria). Ganas de Stockhausen (Klavierstuck XI, ¿ habrá algo tan contrario al serialismo?). Y ganas de Cage, de Berio, de Nono, de Schaeffer y de todo el Darmstadt. Y ganas de oír todo esto al mismo tiempo. ¿Será posible?. ¿No ves que el mundo superó lo que bien hicimos?. Estamos en guerra. Serialismo, aleatoriedad, musica concreta. Se unifica el caos. Vamos postvanguardias, antes del "the rest is silence". Demos nuestro último aliento a la era que jamás existió.

sábado, 16 de febrero de 2008

Varese por Boulez

"Varese, el más grande", decía Frank Zappa. La fama postmortem no se hizo esperar. Los jóvenes del prog rock lo convirtieron en su mayor santo, al igual que a Stockhausen. Pero más allá del aplauso masivo incentivado por la psicodelia de los 60, Varese fue -ciertamente- un músico de primer orden. Francés de nacimiento, Edgar Varese (1885-1965), emigró a los Estados Unidos en 1915. Es decir a los 30 años. Desde ese momento vivió entre dos continentes hasta su muerte. Su producción no fue constante como ocurrió con Stravinsky y otros. Varese sufrió de un prolongado silencio por diez años (1936-46). La melancolía le hizo una mala jugada. Nunca recuperó plenamente el brillo de esos 17 años maravillosos (1919-1936), el periodo de su mayor fecundidad. Aun cuando se le considera el fundador de la música electroacústica y electrónica, esas obras finales - las electrónicas- se ubican dentro de un proceso de indagación sonora y no son parte integral de un proyecto estético articulado y de mayor envergadura. Lo que la psicodelia progresiva de los sesenta asimiló y valoró de Varese no es más que los propios deseos, acaso desesperados, de Varese por superarse a si mismo.


La labor de Pierre Boulez, quizá el último compositor de primer nivel vivo, ha sido muy importante al momento de dar conocer al gran público el repertorio contemporáneo. El Ensamble Intercontemporain, dirigido por él, ha tenido el mérito de brindarnos de manera inteligente la música de varios compositores. Boulez grabó en varias oportunidades algunas obras de Varese. Hoy quiero compartir "Ionisation". Compuesta en entre 1929 y 1931. Esta obra, enorme, cautivante, es para 13 instrumentos de percusión. En sólo siete minutos accedemos a una verdadero ejercicio de libertad controlada, de inventiva y de dominio. Los equilibrios y las estructuras se hallan admirablemente establecidos. La percusión alcanza niveles insospechados de sonoridad, logrando que lo imposible pueda ser posible de algún modo. Sin duda una obra interesante e importante. La interpretación que les comparto es de Pierre Boulez ( con quien tenemos una deuda), dirigiendo a su querida Ensemble InterContemporain.



viernes, 8 de febrero de 2008

Recuerdos

No hay justificación. La seriación ha de quedar suspendida. Por ahora el recuerdo de una vieja canción de The Mission UK. Era 1990, creo. Hace tanto tiempo. La historia había terminado y nadie pensaba que iba a regresar, como ahora. No se si esta canción es buena, pero me gusta. Siempre me ha gustado.



The Mission UK, Stay With Me. 1990

martes, 5 de febrero de 2008

Bach y Stokowsky

Tengo un libro viejo (o joya bibliográfica, según como se vea) : "Diccionario de los músicos célebre del pasado y del presente". Escrito por Hubert Whelbourn y editado por primera vez en lengua inglesa en 1930. El texto es un viaje al pasado de los valores musicales y los gustos. Testimonia la manera de cómo era abordada la música, tanto en términos biográficos como críticos. Es interesante, sin duda. Lo que me sorprende de este diccionario es el poco espacio que se le dedicó a J.S. Bach. Las notas de sus hijos, Carl Philip Emananuel y Johan Christian, tienen mayor longitud, dando entender que sus vástagos, talentosos sin duda, eran valorados más o igual que el gran Johann Sebastian. Es curioso, pues el redescubrimiento que había realizado Mendelssohn hacia 1830 había generado toda una tradicción creciente de admiración al maestro de Eisenach. Conjeturo una respuesta. A lo largo del siglo XIX, J. S. Bach fue valorado por muchos de los grandes compositores (Brahms, Liszt, entre otros) . Sin embargo, era considerado como un músico para los músicos. No para el gran público.
En las primeras décadas, los programas de concierto se hallaban dominados por el sinfonismo postromántico. Las orquestas se transformaron en verdaderos ejercitos comandados por un director-dictador, habitualmente considerado como un mediador entre las esferas espirituales y la humanidad. La quinta esencia del prototipo del "gran director" fue, qué duda cabe, Gustav Mahler (1860-1911). Mahler unió a sus dotes de compositor de primera línea, la de director espectacular. Amigos y discípulos de Mahler, mantuvieron el espíritu del director superior: Walter, Furtwangler, Toscanini, Klemperer, etc. La forma sinfónica se hallaba en su máximo esplendor masivo. Las obras de Beethoven, Berlioz, Brahms, Schumann, Wagner, Mahler, Strauss, Bruckner, etc. , poseían los elementos esenciales para constiuir una experiencia sonora transfigurada. Es curioso que este sinfonismo, cuasi espiritual, se desarrolló paralelamente a las primeras vanguardias musicales, llegando a coexistir de forma sorprendente.


Leopold Stokowsky (1882-1977) fue un director formado en aquel espíritu. Inglés e hijo de inmigrantes rusos, desarrolló su carrera fundamentalmente en los Estados Unidos. Músico dotado, cultísimo, es reconocido por sus transcripciones de la música de J. S. Bach. Sobretodo de la célebre Toccata y Fuga BWV 565. Esta versión sinfónica se hizo conocida en la película animada de Walt Disney Fantasía de 1941 (aunque la primera versión en de 1920). Stokowsky asumió como un deber suyo divulgar la obra de Bach bajo los procedimientos interpretativos dominantes de aquellas décadas. Los puristas, consideraron que las versiones de Stokowsky traicionaban el esencia de la obra bachiana, haciendo de ésta una experiencia espectacular, portentosa y ajena a su concentración religiosa, sobría y solemne. Otros vieron en estas transcripciones, una reinvención de la música de Bach, tornándola moderna en su espíritu y forma. El mismo Stokowsky consideró que la música de Bach era particularmente dúctil al lengueje sinfónico. Creía fervientemente en la modernidad de la música de Bach. Más allá de ambas posturas, las transcripciones de la música para órgano que realizó Stokowsky contribuyeron a popularizar la obra del gran músico alemán. Un público mayor reconoció que en la solemnidad de Bach se podrían encontrar estructuras de diálogo creciente, de gran dramatismo, contraste y fuerza. Bach para espíritus de la posguerra por diversas razones.


Toccata y Fuga BWV 565 Transcripción por Leopold Stokowsky


lunes, 4 de febrero de 2008

Marcel y la música

Hoy es un pensador olvidado o, en todo caso, en suspenso. No voy a entrar en detalles del porqué de esta situación. Recién lo leó con cuidado y me percato - qué ignorante sigo siendo- que Gabriel Marcel (1889-1973) era más que melómano consumado. Pretendió unir pensamiento y música, indentificándolas como un mismo proceso en la que la creación es lo que establece el existir. Existencialista cristiano, católico converso, Marcel influyó notablemente tanto en la teología católica como en la reformada de los años cincuenta y sesenta.


Quiero compartir unos fragmentos de sus obras de temática estética y artística. En los textos que selecciono reconozco varias de mis propias inquietudes. Cuestionamientos que se han profundizado a partir de la audición contemplada de las seis suites para violonchelo de Bach interpretadas por el Mitislav Rostropovich (versión de 1988 y editada en DVD, un verdadero lujo).


" La música ha sido para mi, en el curso de esta búsqueda filosófica agotadora que ha sido la mía, como un testimonio permanente de esta realidad que me esforzaba por alcanzar a través de los áridos caminos de la reflexión pura"


"Es, sin duda, en las últimas obras de Beethoven, o, más exactamente, a través de ellas como cobré conciencia claramente de este destino superior del pensamiento"


"Las creaciones más sublimes de los músicos, de un Bach, un Mozart, un Beethoven, se presentan al espìritu como una prenda de eternidad, como el trasfondo activo de nuestra vida pensante
"


Gabriel Marcel. Estética.

sábado, 2 de febrero de 2008

Un Requiem Alemán OP 45

Johannes Brahms concibió su Requiem sin tomar en cuenta los textos habituales, seleccionando el mismo las lecturas de la Biblia Reformada ( la que tradujo Lutero). El resultado es conmovedor. Música y palabra llegan a unirse en una de las mayores obras de Brahms. Esta pieza fue compuesta en honor a Schumann, mentor y amigo querido. Confieso que aun estoy procesando la composición. Las tensiones y dimensiones de ésta son escalofriantes y no es fácil llegar a sus cimientos más profundos. Estoy seguro que la contemplación detenida del Requiem Alemán obrará muchas alegrías en todos. Lo repito: el Requiem Alemán se halla entre lo mejor del gigantesco Brahms. Comparto la Parte V:





Un Réquiem Alemán. Parte V

También ustedes ahora están tristes,
pero yo los volveré a ver,
y tendrán una alegría
que nadie les podrá quitar. (Juan 16:22)

Como un hombre es consolado por su madre,
así yo los consolaré a ustedes,
y ustedes serán consolados.( Isaías 66:13)

Mírame:
Qué escaso tiempo de fatigas
y trabajos he vivido
y he hallado un gran consuelo.
(Eclesiástico 51, 27)


La belleza de los textos esta a la par a la hermosura exigente de la música. Toda una ofrenda de niveles absolutos. Nuevamente me siento incapaz de reflexionar sobre esta obra.