"Varese, el más grande", decía Frank Zappa. La fama postmortem no se hizo esperar. Los jóvenes del prog rock lo convirtieron en su mayor santo, al igual que a Stockhausen. Pero más allá del aplauso masivo incentivado por la psicodelia de los 60, Varese fue -ciertamente- un músico de primer orden. Francés de nacimiento, Edgar Varese (1885-1965), emigró a los Estados Unidos en 1915. Es decir a los 30 años. Desde ese momento vivió entre dos continentes hasta su muerte. Su producción no fue constante como ocurrió con Stravinsky y otros. Varese sufrió de un prolongado silencio por diez años (1936-46). La melancolía le hizo una mala jugada. Nunca recuperó plenamente el brillo de esos 17 años maravillosos (1919-1936), el periodo de su mayor fecundidad. Aun cuando se le considera el fundador de la música electroacústica y electrónica, esas obras finales - las electrónicas- se ubican dentro de un proceso de indagación sonora y no son parte integral de un proyecto estético articulado y de mayor envergadura. Lo que la psicodelia progresiva de los sesenta asimiló y valoró de Varese no es más que los propios deseos, acaso desesperados, de Varese por superarse a si mismo.
La labor de Pierre Boulez, quizá el último compositor de primer nivel vivo, ha sido muy importante al momento de dar conocer al gran público el repertorio contemporáneo. El Ensamble Intercontemporain, dirigido por él, ha tenido el mérito de brindarnos de manera inteligente la música de varios compositores. Boulez grabó en varias oportunidades algunas obras de Varese. Hoy quiero compartir "Ionisation". Compuesta en entre 1929 y 1931. Esta obra, enorme, cautivante, es para 13 instrumentos de percusión. En sólo siete minutos accedemos a una verdadero ejercicio de libertad controlada, de inventiva y de dominio. Los equilibrios y las estructuras se hallan admirablemente establecidos. La percusión alcanza niveles insospechados de sonoridad, logrando que lo imposible pueda ser posible de algún modo. Sin duda una obra interesante e importante. La interpretación que les comparto es de Pierre Boulez ( con quien tenemos una deuda), dirigiendo a su querida Ensemble InterContemporain.
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