Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

martes, 31 de agosto de 2010

Trovador

Inmemorial el narrador de historias, ya sean de otros o  propias. Su presencia se pierde en el tiempo. Ha sido el más eficaz psicoterapeuta y sacerdote. En su voz reconocemos aquello que nos mueve y conmueve, en esa mímesis que nos permite ubicar la alegría y el dolor del humano, del mundo, de la naturaleza. También en su voz podemos  mirar algo que esta más allá. La alegría y la tristeza se prolongan hacia el infinito como conjuros de lo inmaterial. Todos nos reconocemos en esa voz. Pero lo que hace más poderosa a la trova es el deseo profético/poético. La necesidad de decir las cosas de un modo que resulte bello. Y no discutiré qué es la belleza pues si lo hago niego su estatus trascendental. El trovador busca conmover y mover. Si lo hace desde el tiempo (en el pasado) es porque esa canción estuvo atada a lo que verdaderamente somos. 

Come, heavy sleep de John Dowland

Ven, Sueño pesado, la imagen de la verdadera Muerte,
Y cierra estos ojos míos, cansados y sollozantes,
Cuyo manantial de lágrimas detiene mi respiración vital,
Y rasga mi corazón con los lamentos suspirantes de la pena.
Ven y apodérate de mi alma cansada y desgastada,
Que viviendo, muere hasta que tú me la robes.

Ven, sombra de mi fin, y forma de descanso
Aliada de la Muerte, e hija de su Noche de rostro negro,
Ven tú y hechiza a estos rebeldes en mi pecho,
Cuyas fantasías aterrorizan mi mente.
Oh, ven, dulce Sueño, ven o muero para siempre;
Ven antes de que venga mi último sueño, o no vengas nunca.



A la muerte de Tristán, Isolda reflexiona desde la conmoción de la pérdida del amado. Poesía de la más alta y alada por el gran trovador: Wagner.

Cuan dulce y suave
sonríe,
sus ojos
se entreabren con ternura...
¡Mirad, amigos!
¿No le veis?...
¡Cómo resplandece
con luz creciente!
Cómo se alza
rodeado de estrellas.
¿No lo veis?
¡Cómo se inflama su corazón
animoso!
Augustos suspiros
hinchan su pecho.
Y de sus labios
deleitosos y suaves
fluye un hálito dulce y puro.
¡Amigos, miradle!
¿No lo percibís? ¿No lo veis?
¿Tan sólo yo oigo
esa voz
llena de maravillosa suavidad,
que cual delicioso lamento
todo lo revela
en su consuelo tierno?
Es cual melodía
que al partir de él, me penetra
resonando en mí, sus ecos deliciosos.
Esa clara resonancia que me circunda
¿es la ondulación de blandas brisas?
¿Son olas de aromas embriagadores?
¡Cómo se dilatan y me envuelven!
¿Debo aspirarlas?
¿Debo percibirlas?
¿Debo beber o sumergirme?
¿O fundirme en sus dulces fragancias?
En el fluctuante torrente,
en la resonancia armoniosa,
en el infinito hálito
del alma universal,
en el gran Todo...
perderse, sumergirse...
sin conciencia...
¡supremo deleite!



Pero grandes trovadores no sólo fueron Dowland y Wagner.  También en nuestra era existen cantautores que logran atravesar lo episódico  y se internan en lo esencial de la vida humana. Uno de ellos es Lou Reed, el cantante y poeta norteamericano. Uno de sus más bellos textos es Magiciam, al menos para mi. 

Mago, mago llévame en tus alas 
y...  aleja suavemente las nubes 
Lo siento, siento tanto no tener conjuros,
sólo palabras para desvanecerme 
 
Quiero un poco de magia para desvanecerme
Quiero un poco de magia para desvanecerme
Quiero contar hasta cinco
Darme vuelta y encontrarme con que no estoy
Volar entre la tormenta
Y despertarme en la calma

Libérame de este cuerpo
De este bulto que se mueve en mi interior
permitíme abandonar este cuerpo muy lejos
Estoy harto de mirarme
Odio este cuerpo doliente
Que la enfermedad lentamente ha desgastado. 
     
Mago llévate mi espíritu
Por dentro soy joven y vital
Por dentro estoy vivo, por favor llévame
Tanto qué hacer - es demasiado pronto
Para que mi vida se termine
para que este cuerpo se pudra sin más. 
     
Quiero alguna magia para seguir viviendo
Quiero un milagro... no quiero morir
Tengo miedo de dormirme y no volver a despertar
Y no volver a existir
Cerrar los ojos, desaparecer
y disolverme en la bruma. 
     
Que alguien me escuche por favor.
No puedo sostener una taza de café en la mano
Mis dedos están débiles, las cosas se me caen.
Por dentro soy joven y hermoso
Queda demasiado por hacer,
me quitan hasta el aliento. 
     
Doctor, usted, no es un mago - y yo no soy creyente
Necesito más de lo que la fe puede darme 
Necesito creer en milagros - no sólo en números
Necesito magia que me lleve. 
     
Necesito magia que me arrebate
Que me visite en esta noche estrellada
Que reemplace las estrellas, la luna, la luz - el sol se fue 
hazme volar en la tormenta
Y despertarme en la calma.
Volar entre la tormenta
Y... despiertertarme... en... la... calma.

viernes, 27 de agosto de 2010

En el umbral del silencio




No hay silencio absoluto. Siempre hay algo que suena, aun cuando sea imperceptible a nuestro sistema auditivo. Al cerebro que oye. El silencio absoluto pudo haber sido posible antes de la realidad, antes del "gran estallido", que curiosamente, resulta tan mitológico como el génesis. Desde que la realidad es, resulta inconcebible el silencio absoluto. Sólo hay rangos de sonido, intensidades, que se acercan a ese hipotético silencio total. ¿Después de la muerte alcanzaremos el silencio absoluto? ¡Cómo será! La respuesta depende de nuestras creencias. 

En el umbral del silencio habita cierta música. Composiciones que por pausas o intensidades se ubican en un rango superior al silencio total. Estar en ese límite le otorga un sentido simbólico poderoso a aquel sonido que se encuentra  en el umbral de su negación. ¿Qué obras están en el límite y que símbolos se pueden encontrar en ellas? Ello depende de condiciones psicológicas específicas y del deseo de abrirse a la experiencia del silencio y su hermano más cercano. El sonido que naufraga cerca de él. 

Largo assai ed espressivo. Trio "Fantasma"en re mayor Op 70 N.º1 de Luwdig Van Beethoven. Piano: Argerich. Violonchelo: Misha Maisky. Violín: Renaud Capucon.



Adagietto. Quinta Sinfonía de Gustav Mahler. Dirige: Valery Gergiev



La Muerte de Ase. Suite Peer Gynt. Eduard Grieg. Dirige: Neeme Järvi



Abîme des oiseaux. Cuarteto para el fin de los tiempos. Olivier Messiaen



Louange à l'Éternité de Jésus. Cuarteto para el fin de los tiempos. Olivier Messiaen.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Bach, Britten, Saariaho. Viaje real por un violonchelo.

Esta ahí. Lo he visto toda la noche. Inmóvil, no deja de latir aun cuando en materia parece ausente. Largamente lo contemplo con los ojos cerrados, acaso para poder tocarlo, acaso para imaginar que son mis manos las que han de tocarlo cuando este estado de la vida termine. Existió, primero como decorado virtuoso, luego como exploración sonora. Ahora para mi es un camino que rapta. Deseo ser el artesano, el que domina el secreto que subyace a su intrincada geografía. Anhelo tocarlo delante del mar, en el inicio del amanecer, cuando la niebla es azul y la humedad cala los huesos. Anuncio mi repertorio para las piedras. Me salvado, ahora lo sé. 

Prelude. Suite para violonchelo N.º 2 BWV 1008 de J. S. Bach. Violonchelo: Misha Miasky



Lamento y Canto Secondo. Suite para violonchelo N. º 1 Op 72 de Benjamin Britten. Violonchelo: Sophie Webber.



Sept Papillons para violonchelo solo de Kaija Saariaho. Violonchelo: Alexis Descharmes

lunes, 23 de agosto de 2010

Inteligencia oculta

Ocultas por el falocentrismo, hoy empiezan a ser reconocidas en su real dimensión. No por el afán de reivindicación  femenina, sino por que fueron excelentes compositoras. Muchas de ellas, de talentos virtuosos y precoces como la norteamericana Amy Beach ( 1867- 1944). El concierto para piano en do sostenido menor Op 45, estrenado en 1899,  es un muestra de talento real, belleza y dramatismo romántico en la era postromántica. Los movimientos de este concierto son los siguientes: allegro moderato, scherzo, largo y allegro con sciolteza. El primer movimiento es notable. Una tarea pendiente indagar más sobre enorme compositora.

Allegro moderato. Concierto para piano en do sostenido menor Op 45 de Amy Beach




viernes, 20 de agosto de 2010

Elegía a la ciudad Heroica

Xavier Abril (1905-1990), poeta peruano aun poco reconocido, publicó en 1988 el libro "Declaración de nuestros días". Uno de los más bellos y conmovedores  poemas de este texto es "Elegía a la ciudad heroica", escrito en la en el el contexto de la fratricida guerra civil española. 

Elegía a la ciudad heroica
(superficie y subsuelo de Madrid)

Cest Madrid et sa voix de miel   
P. Soupault
Manzanares distantes, lírico río entre encinares;
Crecido con el tiempo de la sangre;
Armado de celajes y estertores
Detiene las tempestades.

Son los ojos heridos de esa mujer 
que mira cómo el cielo que no existe
Es aquel que ha perdido su víspera y su mañana,
que no reconoce las formas de la luz
Y disperso en la sangre vaga en oquedades.
¿No sentís cómo se pierda en la mortal relación 
que el tiempo y el aire proporcionan?

En medio de la dispersión,
el luto de las criaturas, la suerte de los vecinos,
los rostros ennegrecidos en los calabozos, 
los lamentos como ecos de hierro, 
los sollozos de los sótanos,
los seres que ya no tienen sino tierra encima,
la anticipada oscuridad de los ojos desiertos,
cuando se han desencadenado los fríos de la especie,
El fin próximos y el deseo de vivir clandestinamente.

A esto hemos llegado; estamos nuevamente de caza,
A la intemperie, entre paredones vencidos, garra a garra,
Fieras desenfrenadas, los elementales principios en fuga,
Los bosques ardiendo, los ríos fuera de su propia corriente, 
En causes de odio, el paisaje amemazado, un hombre tendido en la cuneta,

Asediado por las ratas, ya no es el hombre
Que hemos visto radiante en la raíz del alba, 
Ayer nomas, cruzar las primeras sendas de la luz, 
En los trajines.

Muerto el hombre por sus semejantes,
Igual da que nos coman las ratas,
Tiene razón ese hombre ¿Qué digo?
Esos ojos mortales que ya no miran el cielo.

Todo esto ocurre, claro a claro del hombre,
A la luz ofendida, en los mayores límites en que la muerte
Es aquel perseguido que vive en su escondrijo,
Próximo a ser cuerpo desecho, vano suceso.

Se repite el duelo, el oscuro sepelio
Que cruza por entre los cardos y espinos. 

Tiento del Primer Tono y Batalla Imperial (1986). Cristóbal Halffter

miércoles, 18 de agosto de 2010

Liszt y los pájaros de Francisco

La "lisztsomanía" llegó a su fin. El celebrado Liszt tuvo que enfrentar la muerte de dos de sus hijos. Y, al mismo tiempo, la crisis mística que sobrevino al percatarse que su mundo, el mundo romántico del que se había sido parte, estaba desapareciendo. Habían muerto Mendelssohn, Schumann y Chopin. De los cuatro grandes del  romanticismo cosmopolita, sólo él vivía. Cuando la "lisztsomanía" llegaba a su fin, el romanticismo estaba en su fase mítico-nacionalista y se asistía a una primera reacción neoclásica en el interior del siglo romántico. Wagner y Brahms eran las fuerzas en conflicto. Liszt se alineó con el amigo generacional: Wagner. Pero lo hizo sin mayor convicción. Quizás obligado, a la larga, por la parentela forzada. Cosima, su tercera hija con Marie d`Agoult, se casó con Wagner. 

En esa crisis personal, Liszt se hizo franciscano. El músico más célebre de su tiempo, el primer "Pop Star" de la historia de la música, se rapaba el cabello al modo de los monjes franciscanos. Imagino que el 25 de abril de 1865, la noticia corrió por toda Europa. El músico más famoso recibía las órdenes de "padre", como se entendía en el siglo XIX, es decir, sin exclusividad sacerdotal. Pero hubo un proceso. No fue de la noche a la mañana. El Abad Franz Liszt se convirtió después de varios intentos, de idas y contramarchas. 

La búsqueda espiritual de Liszt se puede seguir a partir de varias de sus obras instrumentales y corales. Tiene importancia Légende N º 1: San Francisco de Asís: La Predicación a los Pájaros. S175. El gran compositor húngaro intenta describir uno de los momentos más reconocibles de las Florecillas de San Francisco, el momento que el santo conversa con las "hermanas aves". Más allá de las limitaciones descriptivas de la música, la obra se presenta como una demostración más del enorme talento del compositor. Además de ser una obra que siempre reta a los mejores pianistas. 

Lengende: St François d'Assise 'La prédication aux oiseaux', S175 No 1. Piano Leslie Howard, artista exclusivo de Hyperion.



lunes, 16 de agosto de 2010

Acróstico para un Rey: RICERCAR




I
Ricercar: Regis Iussu Cantio Et Reliqua Canonica Arte Resoluta. Que traducida al castellano significa: tema proporcionado por el rey, con adiciones, resuelto en estilo canónico. También "ricercare" significa en latín, búsqueda, indagación. Y en el contexto musical del barroco,  se utilizaba el término "ricercar" para referirse a la fuga, tal como se la llamaba desde el renacimiento. De modo que Bach utilizó el Ricercar en una doble función: como tema básico que fuera proporcionado por Federico el Grande y como acróstico temático de la obra que creó para el rey: La Ofrenda Musical. 

II
La Ofrenda Musical fue un acto de cortesía de Bach hacia el rey que empleaba a su brillante hijo: Carl Philiipp Enmanuel Bach. Fue una demostración de oficio soberbio. Es decir, "denme una tema cualquiera y seré capaz de hacer todo con él". También fue un regalo, una ofrenda para todos los que nos llamamos amantes de la obra del Cantor de Leipzig.

III
Permutaciones. Hacia atrás, hacia adelante. Cambios. Tema que crece, decrece. Vuelve a fluir. Por un momento, une el cosmos. Después,  se eleva hacia donde no es posible ver ya nada más. Y, de pronto, regresa cambiado y al inicio. Quedo en silencio. 

IV
Dos semanas después que el rey le diese el sencillo tema, el Cantor de Leipzig le devolvió el mismo con la suma de todas las perfecciones musicales. Un compendio de lo mejor su obra, una muestra de sabiduría suprema en el arte de los sonidos musicales. La culminación ello será el Arte de la Fuga BWV 1080. Pero, lo logrado por la Ofrenda Musical nunca podrá repetirse. 


V
Para hablar la de la Ofrenda Musical qué mejor que otro gran artista. En "The Dry Salvages" de los Four Quartets el enorme T. S. Eliot reflexiona: 





For most of us, there is only the unattended
Moment, the moment in and out of time,
The distraction fit, lost in a shaft of sunlight,
The wild thyme unseen, or the winter lightning
Or the waterfall, or music heard so deeply
That it is not heard at all, but you are the music



While the music lasts. 





Traducción 



Para la mayoría de nosotros, sólo existe el inesperado
momento, el momento dentro y fuera del tiempo,
el acceso de distracción, perdido en un rayo de sol,
el tomillo silvestre nunca visto, o el relámpago invernal
o la catarata, o música escuchada tan profundamente
que no es escuchada en absoluto, sino que tú eres la música
mientras la música perdura.

VI. 




Sonata sopr'il Soggetto Reale 

de la Ofrenda Musical BWV 1079. Partes: Largo, allegro, andante, allegro






viernes, 13 de agosto de 2010

Armonías poéticas y religiosas

Hay un Liszt encantador, hay un Liszt embaucador,  hay un Liszt provocador y  hay un Liszt conmovedor.  Cada uno tiene su lugar y su tiempo. A Liszt podemos bailarlo o sufrirlo. Nos arranca un aplauso, una lágrima y también un bostezo. A pesar de sus desequilibrios,  fue uno de los grandes; qué duda cabe. Hizo tanto en piano que sobrecoge la holgura de su producción. En ese mar multitemático, proyectado al infinito, destacan algunas obras. Entre las escogidas "Harmonies poétiques et religieuses" S154, dedicadas a Carolyne zu Sayn-Wittgenstein, mujer casada a la que conoció en uno de sus viajes a Rusia. Con Carolyne, Liszt vivió uno de sus más célebres y novelescos romances. De la tortuosa relación nos quedó este grupo de composiciones para piano de  virtuosismo sobrecogedor. Romanticismo extremo para sensibilidades que disfrutan los excesos de la pasión. 

La obra trata de tener un hilo conductor común. Vincular la fe y la poesía y, desde ellas, intuir la experiencia de la muerte. Es decir, estetizar lo que llamó en el imaginario romántico "morir de amor". En las "Harmonies", Listz recupera algunas de sus obras corales elaborando transcripciones para piano de las mismas. Como en el caso de "Ave María", del "Padre Noster", entre otras piezas. La  obra esta fechada en 1847 y sus partes son las siguientes: 

  1. Invocation
  2. Ave María
  3. Bendición de Dieu dans la soledad
  4. Pensée des mortes
  5. Pater Noster
  6. Hymne à l'enfant réveil
  7. Funérailles
  8. Miserere, d'après Palestrina
  9.  (Lagrimoso Andante)
  10. Cantique d'amour 


Funérailles. Harmonies poétiques et religieuses. S154. Franz Liszt. Piano: Martha Argerich

miércoles, 11 de agosto de 2010

Apropiaciones, tradición y esperanza

Es interesante ser de esta parte del mundo. A la larga experiencia precolombina se unió la presencia europea, asiática y africana. Los de esta parte del mundo estamos mezclados hasta lo inimaginable. Nuestra pureza es la constante relación de elementos diferentes. Por eso se percibe que dentro de poco, esa diversidad se irá constituyendo en nuestro mayor orgullo y riqueza. La música latinoamericana es una muestra de integración de lo diferente. Y desde ya es la puerta a lo nuevo y, por lo tanto, a la esperanza. ¿Puede la música evidenciar los rastros de la esperanza? Sin duda. En el arte latinoamericano y, especialmente en la música, la huellas de un mundo nuevo, con nuevos derroteros, se vislumbra cada día.La música anuncia los nuevos tiempos desde la intuición profética de la metáfora. Lo que ocurre con los asociación de sonidos ocurrirá con el mundo social y cultural. Y la fe cristiana, también, manifestará esas nuevas luces. 

Dúo concertante para guitarra y charango. Celso Garrido Lecca




MIlonga del ángel. Astor Piazzolla



Ponteio N.º9 para piano. Mozart Camargo Guarnieri

lunes, 9 de agosto de 2010

Gloria a Dios en toda la tierra. Meditaciones en el amanecer sobre la obra de Bach.

Sin la certeza de Dios, es impensable gran parte de la obra de Bach. Pues Bach, como creyente, no sólo individualizaba su fe en la presencia de Dios, sino veía en Dios la razón de ser de toda la realidad. No es una creencia personal en algo trascendente. Se asume que toda la realidad tiene como centro, origen y fin, la presencia de Dios. Así, Dios no es sólo una  creencia, es verdad manifestada en todo lo visible e invisible. Tal concepción es impensada en nuestra época, incluso para los creyentes. Por ello, Dios, en el tiempo de Bach, era certeza, sin demostración, sin necesidad. 

Comprender a Bach no es fácil. Pues es distinto disfrutar a Bach, incluso saber lo que hizo Bach, que comprender su obra. Comprender a Bach, en su profundidad, implica reconocer un mundo, una forma de ver y sentir la naturaleza y la vida que es inasible para muchos. La belleza de la obra de Bach se encuentra en íntima relación a una visión de Dios que abarca todo lo real de un modo compacto.

En la obra de Händel, su gran contemporáneo, si se evidencian algunos rastros de sucularismo. Se puede intuir un mundo en ciernes. Se hace clara una historicidad que no es posible percibir en  Bach. En cambio,  la obra de Bach no es histórica, no es "barroca", esta más allá del barroco. Está más allá del tiempo, aun cuando fue concebida en un tiempo específico. Como el Dios que ama, ese Dios es todo y está en todo. ¿ Comprenderemos a Bach?



Jauchzet Gott in allen Landen!. BWV 51 Soprano: Natalie Dessay. La voz de Dessay siempre bella. 











1. ARIA
Alabad a Dios en todas partes.
Que todo lo que existe bajo el cielo
y habita sobre el mundo
proclame su gloria.
Alabad a Dios
y ofrecedle ofrendas,
por habernos librado
de todo mal.

2 RECITATIVO
Oremos en el templo que acoge a Dios.
Que su fidelidad, diariamente renovada,
nos bendiga. Ensalcemos lo que ha hecho
por nosotros. Si nuestras voces no saben
alabar sus milagros, que al menos nuestro
humilde canto llegue a Él.

3 ARIA
Omnipotente, derrama tus favores
sobre nosotros cada día.
Que tu paternal afecto
sirva de guía a nuestras almas
en el camino recto,
y merezcamos llamarnos hijos tuyos.

4 CORAL
¡Alabad con todos los honores a
Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo!
Que en nosotros florezca
todo aquello que nos ha sido prometido.
Encomendémonos a Él,
abandonémonos en sus manos,
confiemos en su corazón.
Que todos nuestros sentidos
le permanezcan fieles.
Digamos en esta hora: ¡Amén!
Nuestras almas confían plenamente
en alcanzar su gracia.

viernes, 6 de agosto de 2010

Vocalise

Canciones sin palabras. Ejercicios. Hoy pienso así,  sin palabras. Sólo sílabas que se alargan cantadas. El pensamiento supera su forma habitual. ¿Llegará el día que hable sólo en música?

Vocalise en forma de habanera de Mourice Ravel. Canta: Silvia Mc Nair



Bachiana Brasileira n.º 5 para soprano y ocho violionchelos de Heitor Villa Lobos. Canta: Amal Brahim Djelloul


miércoles, 4 de agosto de 2010

Música que baila

No se trata de la música para la danza; la música que se compone para ser bailada. Más bien,  aquella que se utiliza para bailar aun cuando su fin no era ese. Se toma una composición musical y, a partir de ella, se elabora una coreografía- muchas veces libre -que recrea en el movimiento del cuerpo en un concepto, en una sensación, en una intuición. Admito no conocer mucho de danza. Mis alcances son básicos. Por ello me limitaré a mostrar aquello que simplemente me gusta o me parece atractivo. 

Hace unos años Sting, el ecléctico músico inglés y la retirada bailarina italiana Alessandra Ferri nos regalaron una de la coreografías más célebres de los últimos años a partir del prelude de la suite para violonchelo en sol mayor N.º1 BWV 1007 de Bach. La transcripción para guitarra más conocida de este prelude fue dada a conocer por el gran Andrés Segovia. Aquí Ferri y Sting nos muestran una versión enmarcada en la estética visual de los años 80´s. 



Mark Morris me encanta. Me encanta su temeridad. Su deseo de intervenir composiciones impensadas transformándolas en piezas de baile. Mucho se ha criticado al gran coreografo norteamericano. Pero pienso que ha hecho mucho para ampliar la experiencia estética del hombre y la mujer común. Una forma de llevar al público no entendido propuestas artísticas que inciden en la formación de los sentidos. 

Dido y Eneas de Purcell es una de mis veinte operas favoritas de todos los tiempos. Posee una de la arias más logradas de la historia de la música: El Lamento de Dido. Mark Morris elaboró una coreografía sobre esta opera, intensa y bellamente trágica. Quienes hemos vivido al límite el enorme drama de Purcell, sabemos lo difícil que es construir una coreografía sobre la segunda escena del segundo acto de Dido y Eneas. Thy hand, Belinda y maravilloso  When I am laid in earth oficiados por un soberbio Morris. Sólo para recordar el texto que se va a danzar, le muestro: 




Coro
Las grandes mentes
conspiran contra sí mismas
y evitan la cura
que más desean.

Dido
Tu mano, Belinda;
me envuelven las sombras.
Déjame descansar en tu pecho.
Cuánto más no quisiera,
pero me invade la muerte;
la muerte es ahora una visita
bien recibida.
Cuando yazga en tierra, mis
equivocaciones no deberán crearle
problemas a tu pecho; recuérdame,
pero, ¡ay!, olvida mi destino.

Coro
Tú, Cupido,
vienes alicaído
y esparces rosas sobre su tumba,
dulces y tiernas como su corazón.
Mantén aquí tu vigilancia y no
partas nunca.

Merce Cunninghan y John Cage hicieron y vivieron tantas cosas juntos. Points in the space (1987) fue una performance que surgió de la afirmación de Albert Einstein: "No hay puntos fijos en el espacio". La pareja de artistas, junto Eliot Caplan elaboraron esta coreografía intercambiando oficios y percepciones. El resultado es interesante, pero sin llegar a la perturbación total de las primeras performances de dueto Cage-Cunninghan de los años 50 y 60. Lo mínimo tocado se une el movimiento corporal que busca puntos fijos en el espacio.



lunes, 2 de agosto de 2010

Música pintada

Si no fuese la música, sería la pintura mi arte. Incluso pienso que mis últimos años de vida estarán dedicados al ejercicio de pintar. Pintar para contemplar y contemplar para pintar, como ahora que la rama de un arbusto ha logrado recrear el movimiento mínimo, al límite de la quietud. Y esta luz limeña de ser y no ser, que está pero que en realidad nos anuncia que  no está. Pintar como un ejercicio de  conocimiento más que de representación o autoexpresión. Sin presunciones de fama, septuagenario o octogenario, dedicado a conocer, asombrado, lo que nunca me deja de asombrar: los objetos singulares y sus vínculos con las abstracciones del lenguaje y del pensamiento. Nada de ciencias sociales o estudios culturales que envilezcan el espíritu. Sólo arte, filosofía y ciencias naturales. Y en el corazón, la certeza del paraíso anunciado en el amor y refrendado en las Cartas de Pablo. 

La pintura ha pintado a la música. La ha pintado desde la artesanía decorativa, la iconografía alegórica y aleccionadora y la recreación y ambición estética. Por ejemplo, el cuadro de Carlo Saraceni "Santa Cecilia y ángel" de 1610, nos presenta el diálogo místico y musical entre la santa patrona de la música y el ángel custodio de su virginidad, laúd y violón de seis cuerdas (instrumento hoy desaparecido) se unen en coloquio angélico. 


El cuadro de Fracoise Perrier, Orfeo ante Hades y Perséfone, de 1650, evoca el momento en que el enamorado y suplicante Orfeo trata de convencer a los dioses infernales que les permita rescatar de la muerte a la bella Euridice. Orfeo ejecuta una lira da braccio mientras conmovidos lo escuchan los dioses del inframundo. 



El bello cuadro de Carlo Francesco Nuvolone "El artista y su familia" de 1630, nos muestra al pintor pintando y a su familia, todos ellos músicos, ejecutando una pieza imaginable. Laúd, arpa y clavijero se unen en esta intimidad artística, casi paradisíaca. 


Y termino con  un grabado de Nicolás de Larmessin, "Traje de músico", de 1690. Alegorías sobran, también perplejidades. Alguna vez soñé que me había convertido en este extraño ser. En el límite de la pesadilla. 


Me doy cuenta que he escogido obras del siglo XVII e inicios del XVIII. ¿Qué música podría acompañar estas obras? Pienso en Sainte Colombe, en Enmanuel Siprutini, en Isabella Leonarda o en Marco Uccellinni. 



Sonata 12 en re menor para violín y clave de Isabella Lomdarda (1620-1704)