Hay un Liszt encantador, hay un Liszt embaucador, hay un Liszt provocador y hay un Liszt conmovedor. Cada uno tiene su lugar y su tiempo. A Liszt podemos bailarlo o sufrirlo. Nos arranca un aplauso, una lágrima y también un bostezo. A pesar de sus desequilibrios, fue uno de los grandes; qué duda cabe. Hizo tanto en piano que sobrecoge la holgura de su producción. En ese mar multitemático, proyectado al infinito, destacan algunas obras. Entre las escogidas "Harmonies poétiques et religieuses" S154, dedicadas a Carolyne zu Sayn-Wittgenstein, mujer casada a la que conoció en uno de sus viajes a Rusia. Con Carolyne, Liszt vivió uno de sus más célebres y novelescos romances. De la tortuosa relación nos quedó este grupo de composiciones para piano de virtuosismo sobrecogedor. Romanticismo extremo para sensibilidades que disfrutan los excesos de la pasión.
La obra trata de tener un hilo conductor común. Vincular la fe y la poesía y, desde ellas, intuir la experiencia de la muerte. Es decir, estetizar lo que llamó en el imaginario romántico "morir de amor". En las "Harmonies", Listz recupera algunas de sus obras corales elaborando transcripciones para piano de las mismas. Como en el caso de "Ave María", del "Padre Noster", entre otras piezas. La obra esta fechada en 1847 y sus partes son las siguientes:
- Invocation
- Ave María
- Bendición de Dieu dans la soledad
- Pensée des mortes
- Pater Noster
- Hymne à l'enfant réveil
- Funérailles
- Miserere, d'après Palestrina
- (Lagrimoso Andante)
- Cantique d'amour
Funérailles. Harmonies poétiques et religieuses. S154. Franz Liszt. Piano: Martha Argerich
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