Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

lunes, 30 de noviembre de 2015

La música por Blas de Otero

Blas de Otero


Blas de Otero (1916- 1979) es uno de aquellos poetas que muy pocos leen. Y,  sin embargo,  debería ser leído como Dios manda. Sobre todo por la honestidad de su escritura y al retórica exacta de verso cortado y directo, sin perder la dimensión simbólica. 

Este es poema en el que Blas de Otero le canta a la música. Siguiendo el tópico que estas últimas semanas ha estado siguiendo Melomanía en este periodo de cambios. 

Musica Tuya 

¿Es verdad que te gusta verte hundida
en el mar de la música; dejarte
llevar por esas alas, abismarte
en esa luz tan honda y escondida?

Si no es así, no ames más; dame tu vida,
que ella es la esencia y el clamor del arte;
herida estás de Dios de parte a parte,
y yo quiero escuchar solo esa herida.

Mares, alas, intensas luces libres,
sonarán en mi alma cuando vibres,
ciega de amor, tañida entre mis brazos.

Y yo sabré la música ardorosa
de unas alas de Dios, de una luz rosa,
de un mar total con olas como abrazos.


jueves, 5 de noviembre de 2015

La música por Rilke



No son tantos los poemas, los buenos poemas, que se han escrito a la música. Rilke, felizmente, nos dejó uno de los mejores poemas que se han escrito sobre nuestro arte esencial y que nos une como melómanos. 

En este tiempo de cambios para Melomanía, quiero compartir este poema que hace poco pude leer y que considero que puede generar más ilusiones que muchos de los poemas que hemos consignado a lo largo de todos estos años.

La música
Rainer María Rilke

¿Qué, tocas tú, muchacho? Iba por los jardines
igual que muchos pasos, que órdenes susurradas.
¿Qué tocas tú, muchacho? Mira, tu alma
se ha enredado en los tubos de la flauta.

¿Por qué la atraes? Es el son como una cárcel,
en que se desperdicia y se equivoca;
fuerte es tu vida, pero tu canción es más fuerte.
reclinada en tu anhelo sollozando.

Dale un silencio, que, callada, el alma
regrese en tu fluyente y en lo mucho,
en que vivió, creciendo, sabia y lejos,
antes que le metieras en tu suave tocar.

Cómo mueve sus alas ya más lánguida;
así disiparás su vuelo, soñador,
hasta que su ala, por el cántico hechizada.
no la lleve más sobre mis paredes,
cuando la llame yo para gozar.

El libro de las imágenes (1902-1906)

Las Variaciones Enigma de Elgar a modo de conclusión del poema rilkeano. Ayuda a sentir mejor la hondura del texto.