Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

lunes, 30 de julio de 2012

Alma renacentista



Hay días en que no estoy en el 2012. Y que vivir en el siglo XXI me parece una broma cruel. Se que es absurdo e ilógico tener nostalgia de una época no vivida, porque la percepción que se suele tener de una época del pasado está fuertemente contaminada por las distorsiones de la lectura desmesurada y por las inexactitudes frecuentes de la reconstrucción histórica. 

Pero la ilusión vale. Y es legítima si logra despertar en nosotros algún deseo por aprender, por conocer, por maravillarnos. Y es eso lo que siempre me ha fascinado de aquel bello mito que fue el renacimiento. Pues sólo pensar en hombres como Leonardo, Della Mirandola, Durero, Rafael, Botticelli, Moro, Erasmo, Maquiavelo, Tallis, Desprez, etc, me conmueve el alma. Y esa es la palabra: "conmoción". 

Si quiero ser sincero conmigo mismo, debo decirme que tengo una alma renacentista. Y estoy seguro que mi mente hubiera logrado su mayor estado de conmoción, si por un momento pudiese haber visto a Leonardo trabajar en sus mágicos diseños, ver a Botticelli pintar, a Durero grabar; conversar con Tomas Moro y Maquiavelo o asistir a Desprez mientras componía la más bella música de su época. El saber se fundía sin límites. El arte, la ciencia, las humanidades, estaban unidas bajo el estigma de la pasión. Un hombre tan universal como Leonardo es la esencia del renacimiento. Todo el universo se condensaba en un sólo cerebro. 

Vivimos en una época de grandes posibilidades. Donde todo el saber humano se presenta como una portentosa construcción, descomunal, de la que todavía no somos conscientes.  Sin embargo, es una era triste. No por ese gran logro que ha sido la libertad individual, sino porque una vez que la hemos logrado, no sabemos qué hacer con ella. Y por ello el mundo esta en un estado de suspenso, por ello el mundo flotante y sin alas en el que vivimos. 

Pienso en el renacimiento. Me pienso renacentista. Aun cuando pueda parecer muy pretencioso de mi parte, siento que allá voy. Y que una vez muerto, iré conversar con Durero o Leonardo. Mentes que no tuvieron límites, como mi mente apasionada por absolutamente todo. 

Praeter Rerum Seriem de Josquin Desprez. La mayor gloria vocal del Renacimiento.


lunes, 23 de julio de 2012

La danza de las cosas: allegro ma non tropo presto de la Appassionata




Aquí todas las cosas danzan. Las cosas de diversas dimensiones, las más grandes y las más pequeñas. Danzan en microespacios, esos que se deducen a partir del estudio molecular. También en el cosmos en su mayor amplitud, como cuando vemos la inmensidad de la noche estrellada. 

Allegro, ma non troppo - Presto. El último  movimiento de la “appassionata” es un allegro en perpetuum mobile, sobre una ruta de ágiles semicorcheas que sólo son obstaculizadas en el desarrollo y en la coda. El movimiento es complejo, rápido y agitado. Por eso el nombre “apasionada”. Por eso es una de las cumbres del repertorio pianístico. Por eso todas las cosas pueden danzar al infinito.


Barenboim en trastocada versión.



Lisitsa, en versión electrica.

martes, 17 de julio de 2012

Piazzolla: a los 20 años de su muerte



1992. Mueren Cage, Messiaen, Bacon, Hayek. Lo recuerdo bien. El siglo XX estaba próximo a su fin y varios de sus grandes animadores se iban, dejando hondos vacíos. Aquel año, también murió Astor Piazzolla (1921-1992). Todavía tengo el recuerdo vivo de la trágica noticia. Moría un referente de lo mejor que nos dió esa Argentina entrañable que, lamentablemente, ya no existe.La Argentina de Borges, Sábato, Ginastera, entre otros.  Piazzolla era grande y lo sigue siendo. Elevó al tango a otras dimensiones. Lo hizo internacional y cosmopolita. Hizo del tango una aventura sonora abierta que une lo popular y lo académico. ¡Cuánta falta le hizo a la música criolla peruana un artista como Piazzolla¡

No diré más de Piazzolla. Mi homenaje será compartir algunas composiciones, tanto instrumentales como vocales de este grande de Argentina.

1. Balada para un loco. La letra del poeta uruguayo Horacio Ferrer fue musicalizada en este enorme fresco sonoro bonarense, lleno de ternura y dramatismo. Más allá del escándalo que suscitó entre los puristas del tango en su momento, la "Balada para un loco" sigue andando convirtiéndose en casi en un himno patrio.  Aquí, la versión cantada por Amelita Baltar, la versión definitiva sin duda. 

Balada para un loco. Letra de Horacio Ferrer y Música de Astor Piazzolla

Hablado:
Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese qué sé yo, ¿viste? Salís de tu casa, por Arenales. Lo de siempre: en la calle y en vos. . . Cuando, de repente, de atrás de un árbol, me aparezco yo. Mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizón en el viaje a Venus: medio melón en la cabeza, las rayas de la camisa pintadas en la piel, dos medias suelas clavadas en los pies, y una banderita de taxi libre levantada en cada mano. ¡Te reís!... Pero sólo vos me ves: porque los maniquíes me guiñan; los semáforos me dan tres luces celestes, y las naranjas del frutero de la esquina me tiran azahares. ¡Vení!, que así, medio bailando y medio volando, me saco el melón para saludarte, te regalo una banderita, y te digo...

(Cantado)

Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao...
No ves que va la luna rodando por Callao;
que un corso de astronautas y niños, con un vals,
me baila alrededor... ¡Bailá! ¡Vení! ¡Volá!

Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao...
Yo miro a Buenos Aires del nido de un gorrión;
y a vos te vi tan triste... ¡Vení! ¡Volá! ¡Sentí!...
el loco berretín que tengo para vos:

¡Loco! ¡Loco! ¡Loco!
Cuando anochezca en tu porteña soledad,
por la ribera de tu sábana vendré
con un poema y un trombón
a desvelarte el corazón.

¡Loco! ¡Loco! ¡Loco!
Como un acróbata demente saltaré,
sobre el abismo de tu escote hasta sentir
que enloquecí tu corazón de libertad...
¡Ya vas a ver!

(Recitado)

Salgamos a volar, querida mía;
subite a mi ilusión super-sport,
y vamos a correr por las cornisas
¡con una golondrina en el motor!

De Vieytes nos aplauden: "¡Viva! ¡Viva!",
los locos que inventaron el Amor;
y un ángel y un soldado y una niña
nos dan un valsecito bailador.

Nos sale a saludar la gente linda...
Y loco, pero tuyo, ¡qué sé yo!:
provoco campanarios con la risa,
y al fin, te miro, y canto a media voz:

(Cantado)

Quereme así, piantao, piantao, piantao...
Trepate a esta ternura de locos que hay en mí,
ponete esta peluca de alondras, ¡y volá!
¡Volá conmigo ya! ¡Vení, volá, vení!

Quereme así, piantao, piantao, piantao...
Abrite los amores que vamos a intentar
la mágica locura total de revivir...
¡Vení, volá, vení! ¡Trai-lai-la-larará!

(Gritado)

¡Viva! ¡Viva! ¡Viva!
Loca ella y loco yo...
¡Locos! ¡Locos! ¡Locos!
¡Loca ella y loco yo!




2. Preludio para el año 3001. Nuevamente la dupla Ferrer y Piazzolla en una de las más bellas canciones que se puedan escuchar. Amelita Ferrer, quien era la compañera de Piazzolla de aquellos años, nos da una versión mayúscula.

Preludio para el año 3001. (Letra de Horacio Ferrer y música de Astor Piazzolla)

Renaceré en Buenos Aires en otra tarde de Junio,
con estas ganas tremendas de querer y de vivir.
Renaceré fatalmente, será el año tres mil uno
y habrá un domingo de otoño por la plaza San Martín.

Le ladrarán a mi sombra los perritos vagabundos,
con mi modesto equipaje llegaré del Más Allá,
y arrodillado en mi Río de la Plata lindo y sucio,
me amasaré otro incansable corazón de barro y sal.

Y vendrán tres lustrabotas, tres payasos y tres brujos,
mis inmortales compinches gritándome "¡Fuerza, che,
nacé, nacé, dale pibe, metéle hermano, que es duro,
pero muy bueno el oficio de morir y renacer!"

Renaceré, renaceré, renaceré,
y una gran voz extraterrestre me dará
la fuerza antigua y dolorosa de la Fe,
para volver, para creer, para luchar.

Tendré un clavel de otro planeta en el ojal,
porque si nadie ha renacido, ¡yo podré!
Mi Buenos Aires siglo treinta y uno, ya verás:
renaceré, renaceré, ¡renaceré!

Renaceré de las cosas que he querido mucho, mucho,
cuando los dioses digan bajito "Volvió..."
Yo besaré la memoria de tus ojos taciturnos,
para seguirte el poema que a medio hacer me quedó.

Renaceré de las frutas de un mercado con laburo,
y de la mugre serena de un romántico café,
de un sideral subterráneo Plaza de Mayo a Saturno
y de una bronca de obreros por el sur renaceré.

Pero verás que renazco en el año tres mil uno,
y con muchachos y chicas que no han sido y que serán,
bendeciremos la tierra, tierra nuestra, y te lo juro
que a Buenos Aires de nuevo nos pondremos a fundar.

Renaceré, renaceré, renaceré,
y una gran voz extraterrestre me dará
la fuerza antigua y dolorosa de la Fe,
para volver, para crecer, para luchar.

Traeré un clavel de otro planeta en el ojal,
porque si nadie ha renacido ¡yo podré!
Ciudad del siglo treinta y uno, ya verás:
renaceré, renaceré, ¡renaceré!



3. Introducción a Héroes y Tumbas. A Piazzolla le unía una gran amistad con otro de los hombres míticos de Buenos Aires: Ernesto Sábato. Por eso la "introducción" y la admiración evidente de esta impresionante composición Quienes hemos leído Sobre Héroes y Tumbas sabemos que aquí se condensa toda la pesadumbre de una novela colosal. En la grabación de la composición de Piazzolla, Sábato lee el poema con el que empieza el "Informe sobre ciegos":

Oh, dioses de la noche!
¡Oh, dioses de las tinieblas, del incesto y del crimen,
de la melancolía y del suicidio!
¡Oh, dioses de las ratas y de las cavernas,
de los murciélagos, de las cucarachas!
¡Oh, violentos, inescrutables dioses
del sueño y de la muerte!




4. Milonga del Ángel. Todo aquí se eleva. Me acaricia la mano el ángel que es recreado por Piazzolla. Qué vuelo más espléndido, qué ternura más humana y evangélica. Desde siempre la "Milonga del Ángel" es mi poesía íntima para convertirme en yo mismo.  ¿Cuándo volverá Buenos Aires a ser Buenos Aires?



5. Balada para mi muerte. Aquí todo llega a la penumbra o a la luz. La existencia en totalidad. Versión impresionante de Susana Ridaldi. 

Balada para mi muerte. Ferrer y Piazzolla

Moriré en Buenos Aires, será de madrugada,
guardaré mansamente las cosas de vivir,
mi pequeña poesía de adioses y de balas,
mi tabaco, mi tango, mi puñado de esplín.

Me pondré por los hombros, de abrigo, toda el alba,
mi penúltimo whisky quedará sin beber,
llegará, tangamente, mi muerte enamorada,
yo estaré muerto, en punto, cuando sean las seis.

Hoy que Dios me deja de soñar,
a mi olvido iré por Santa Fe,
sé que en nuestra esquina vos ya estás
toda de tristeza, hasta los pies.
Abrazame fuerte que por dentro
me oigo muertes, viejas muertes,
agrediendo lo que amé.
Alma mía, vamos yendo,
llega el día, no llorés.

Moriré en Buenos Aires, será de madrugada,
que es la hora en que mueren los que saben morir.
Flotará en mi silencio la mufa perfumada
de aquel verso que nunca yo te supe decir.

Andaré tantas cuadras y allá en la plaza Francia,
como sombras fugadas de un cansado ballet,
repitiendo tu nombre por una calle blanca,
se me irán los recuerdos en puntitas de pie.

Moriré en Buenos Aires, será de madrugada,
guardaré mansamente las cosas de vivir,
mi pequeña poesía de adioses y de balas,
mi tabaco, mi tango, mi puñado de esplín.

Me pondré por los hombros, de abrigo, toda el alba,
mi penúltimo whisky quedará sin beber,
llegará, tangamente, mi muerte enamorada,
yo estaré muerto, en punto, cuando sean las seis,
cuando sean las seis, ¡cuando sean las seis!

miércoles, 11 de julio de 2012

Cuando una canción respira como cuando respiras


Fleetwood Mac, donde todo respira

Una buena/bella canción respira. Toma aire y lo exhala. Permite a la melodía expandirse por la estructura armónica. En una buena canción, todos los elementos están a favor de la canción. Nada sobra, no hay nada de más. Una buena canción se encuentra en el corazón. Es decir, sigue el latido del corazón. Y el corazón y la respiración están unidos. Como esta unido, en un sólo vaivén, la ola del mar que se forma al llegar a la orilla y luego regresa de manera repetida. Entonces, el mar respira.




También respiran las estrellas. ¿No es el cintilar de las estrellas también una forma de respiro? ¿Y el ciclo que va del solsticio al equinoccio no es una forma de respiración? Quizás toda la realidad respira.Y es en la música donde la respiración del universo se hace más evidente.



Como decía, las buenas canciones respiran y dejan respirar. El corazón humano late de forma libre, sin angustia, sin presión. El caos es intranquilidad, impaciencia. La mala canción, la canción fea, es aquella que nos llena de horror, de angustia, de impaciencia.

Por cierto, ¿cuál es la mejor canción? ¿cuál es la más bella? Ayer en la noche, cuando dormías, respirabas de este a oeste. Respirabas bonito, como la buenas/bellas canciones.

Presento algunas canciones que respiran. Como siempre me dejaré llevar por mis impresiones.

1. Sara de Fleetwood Mac, del álbum Tusk de 1979. Tras el famoso Rumors, Fleetwood Mac tenía la ardua tarea de superar a aquel disco enorme. Tusk fue la respuesta. Sara fue compuesta por Stevie Nicks y la canta de esa manera que sólo ella puede cantar: haciendonos creer que está cantando para nosotros, frente a frente. Todo aquí respira, desde el inicio al fin. Voz, letra, instrumentos. ¿Cómo no emocionarse en paz cuando Stevie Nicks empieza con: Wait a minute baby/ Stay with me awhile / Said you'd give me light /But you never told me about the fire?





2. I can`t tell you why de Eagles, del álbum The Long Run de 1979. Nuevamente la presión de tener que superar el disco anterior. Eagles habían llegado a la cima de todo lo que podía llegar con Hotel California de 1976. Tres años después graban lo que sería su último gran disco. En The Long Run destaca esta hermosa canción, donde el estribillo I can´t tell you why, cantado por Thimothy B. Schmith, sobrecoge por su tenue altura. Los elementos se articulan entre sin ningún desenfreno. No hay maquillaje que oculte  su sencillez cálida. Parece una canción hecha por dos amigos en medio de la noche y un par de copas invernales sin tonterías lloronas.



3. She is gone de Hall & Oates, del álbum Abandoned Luncheonette de 1973. Con arreglos a lo Phil Spector, con texturas propia del soul y toda la intensidad de dos grandes voces, She is gone es una canción que puede ser escuchada una y otra vez y, una y otra vez, se puede percibir su agradable respiro. La canción es triste, la letra es muy triste, pero qué importa. El aire aquí es el protagonista. El inicio de la canción es soberbio: El coro al centro de gravedad y Hall y Oates aun más abajo, tratando de ir subiendo en el momento oportuno. Incluso la grandilocuencia final puede ser permitida  gracias a su gran inicio. Bella canción por todos lados. Ese inicio preciso: Everybody's high on consolation /Everybody's trying to tell me what's right for me

viernes, 6 de julio de 2012

Al amor de Bach




En el amor de Bach no hay miedo. No hay salto al vacío ni tampoco desmesura. Se está en la certeza sin que se nos obligue a amar o a perder. Se puede estar en el amor de Bach sin miedo, caminar sobre tierra firme, sin el temor a la caída inminente del cielo. Con Bach y su amor, todo alcanza su perfecta enunciación. La realidad es evocada para ser eterna sin altisonancias. En Bach el amor existe tanto en el clamor como en el perdón. No hay castigo, se cree que el Dios si entiende lo que uno es capaz de ser y hacer.

Escucho el Kyrie de la Gran Misa en si menor, BWV 232. Y sólo pienso en el perdón, en el amor, en el clamor. Señor te piedad, Cristo ten piedad, Señor ten piedad. No hay mayor ejemplo de un gran amor confiado en el perdón.

lunes, 2 de julio de 2012

BACH: tras la contemplación BWV 21






Ya lo dijo Mozart una vez que se quedó mirando las partituras del Creador/Maestro: "Por fin algo de quién aprender". Sólo Mozart podría haberlo dicho. Pues, ¿quién más sino Mozart?. Mozart fue el único que podía admirar como se debía al Creador/Maestro. El Hijo reconocía la sabiduría suprema del Padre. En cambio yo, como criatura menor,  no sólo debo reconocer la sabiduría superior del Creador/Maestro, sino sus alturas ante mis bajuras inmensas.

Ya el aire escasea. Me da vértigo la altura. El corazón palpita. La razón pura y práctica son superadas largamente. La conmoción va más allá de si misma. Estoy  en otra región. He sido llevado a otro mundo. El Creador/Maestro me ha dado forma nueva y nueva geografía. ¿Dónde estoy? ¿Dónde habito? Bach, Bach, Bach. Te invoco desde  mi interior, desde un espacio que nunca supe que existía.


Quiero que el aire escasee  y que las alturas sean temerarias. Quiero quedarme en silencio y ver la OBRA en su acepción mayor. Deslumbrarme sin palabras de respuesta. Quiero volver al Padre de las cosas, para observar la creación como algo integral. Quiero ver cómo la materia vuelve a reconstituirse una vez que es atravesada por aquel que le dió al cosmos sonoro su verdadera y perfecta justificación. Quiero pensar en la infinidad de veces que ha sido interpretada la OBRA y cómo la OBRA no podrá ser reemplazada por otra cosa, pues la OBRA existe por si misma y no necesita de nosotros.





TUVE MUCHA AFLICCIÓN BWV. 21

PRIMERA PARTE

1. Sinfonía

2. Coro
Tuve mucha aflicción en mi corazón;
pero tus consuelos recrean mi alma.

3. Aria (Soprano)
Lamentos, lágrimas, tristeza, miseria,
anhelo temeroso, temor y muerte
corroen mi corazón oprimido,
siento desolación, dolor.

4. Recitativo (Tenor)
¿Cómo me has abandonado, 
Dios mío,
en mi miseria, en mi temor y miedo?
¡Ah! ¿no conoces a tu hijo?
¡Ah! ¿no oyes la lamentación
de aquellos que
con alianza y lealtad
están a Ti unidos?
Tú eras mi alegría
y te has hecho cruel.
Te busco en todas partes,
llamo y gimo tras de Ti,
¡abandonado a mi pena y dolor!
Parece como si Te fuera desconocido.

5. Aria (Tenor)
Chorros de lágrimas saladas,
torrentes siempre corriendo.
Tempestades y olas me hieren,
y este mar lleno de tribulaciones
quiere debilitar mi espíritu y mi vida.
Mástil y ancla quieren romperse,
aquí me hundo en la tierra,
allí contemplo la profundidad del averno.

6. Coro
¿Qué te aflige alma mía
y qué te inquieta dentro de mí?
Confía en Dios; yo le daré gracias,
pues Él es mi Dios y mi ayuda.


SEGUNDA PARTE


7. Recitativo (Soprano, Bajo)

Soprano (Alma)
Oh  Jesús, mi sosiego,
mi luz, ¿dónde moras?

Bajo (Jesús)
¡Oh alma mira! aquí estoy junto a ti.

Soprano (Alma)
¿Junto a mí?
Aquí es noche cerrada.

Bajo (Jesús)
Soy tu amigo fiel,
que también vigila en la oscuridad,
donde habitan los ruines.

Soprano (Alma)
Irrumpe con tu resplandor y luz consoladora.

Bajo (Jesús)
Se aproxima la hora,
en que la corona de tu lucha
será para ti un dulce consuelo.

8. Aria (Dúo) (Soprano, Bajo)

Soprano (Alma)
Ven, Jesús mío,
alivia y alegra con tu mirada,
esta alma,
que debe morir
y no vivir
en el abismo de desgracia
y perecer completamente.
Debo siempre flotar en la aflicción.
¡Sí, oh sí, estoy perdido!
¡No, oh no, Tú me aborreces!
¡Oh, Jesús, dulcifica mi alma y corazón!
¡Ven, Jesús mío, y alíviame
con tu mirada protectora!

Bajo (Jesús)
Sí, ya llego y te alivio
con mi mirada protectora.
Tu alma que debe vivir
y no morir,
aquí, fuera de ese abismo de heridas.
Debes alcanzar la salvación
¡por medio del jugo
de las uvas!
¡No, oh no, tú eres elegido!
¡Sí, oh sí, Yo te quiero!
¡Arrojad vuestras preocupaciones,
que desaparedca el dolor!
Sí, vengo y te alivio
con mi mirada protectora.

9. Coro
Alégrate alma mía pues el Señor
te hace el bien.

Tenor
¿Qué nos consulean las preocupaciones,
qué nos consuelan la aflicción y lamentación?
¿Qué nos consuela que todas las mañanas
suspiremos por nuestras desgracias?
Únicamente hacemos mayor nuestra cruz y pena
por causa de la tristeza.

Soprano
No pienses en el ardor de tu tormento
porque fueras abandonado por Dios.
Que aquél que Dios sienta en su seno,
ése se alimenta de constante felicidad.
El tiempo que transcurre altera las cosas
y dispone a cada uno su fin.

10. Aria (Tenor)
¡Alégrate alma, alégrate corazón,
escapa ahora, aflicción, desaparece dolor!
Lamentación, ¡transfórmate en puro vino!
¡Mi lamentación será ahora un grito de júbilo!
Se quema y arde  la vela más pura del amor y consuelo
en el alma y en el pecho,
porque Jesús me conforta con gozo celestial.

11. Coro
El Cordero degollado, es digno de recibir
el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, el loor y la alabanza.
¡Alabanza, honor, loor y dominio
sean para nuestro Dios por los siglos de los siglos.
Amén. ¡Aleluya!