Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Melomanía solitaria

Orfeo de Tracia

Ahí están mis discos, mis innumerables discos. Nunca los he contado. Lo hice hasta hace unos ocho años, cuando aun me era posible reconocerlos. Pero desde hace un tiempo, ya no lo hago. Dejo que siga creciendo su número hasta donde el espacio y la vida lo permita. 

Más allá de la indeterminación cuantitativa, mis discos son testigos de lo que ha ido ocurriendo en mi existencia. Y son símbolos de lo que constituye mi experiencia como humano. Todo pasa, todo podrá irse; lo que va del ser al no-ser. La contingencia.  Pero lo que sigue, me acompaña, me comprende, me arropa, me conmueve y permanece con la mayor lealtad, es mi música. Lo necesario. 

No creo que me pase lo que ocurrió a Orfeo una vez que perdió a Euridice por segunda vez. No creo que pierda a la música. Estoy seguro que no la perderé jamás. E incluso, estoy convencido que tras mi encuentro con la muerte, me habré convertido en música. Seré libre en esa transmutación final. Nada me atará, nada me encadenará. Andaré por el espacio ilimitado y al fin podré ser yo mismo.

Spiegel im spiegel de Arvo Pärt.  Una de mis posible transmutaciones después de la muerte. 

lunes, 28 de octubre de 2013

Lista de 10 composiciones esenciales de Arvo Pärt. Modesta apreciación.

Arvo Pärt (Estonia, 1935)
Arvo Pärt reflexiona sobre si la música empieza en la música (arte) o desde algo más profundo e inocente, como un juego de niños: "Quería liberarme y distanciarme de hacer arte artificial. Más bien buscaba combinar dos cuestiones diferentes, a saber, el arte y la vida, el arte y el ser. Este enfoque proviene de un punto de vista completamente diferente y tiene un punto de partida diferente. No tiene que empezar desde el arte...Hay que empezar desde cero, desde el principio, más allá del arte...si no existiera el esfuerzo continuo que empezar desde el principio, no habría arte. No puedo evitarlo, tengo empezar de cero. Estoy tentado de hacer música  sólo cuando experimento algo desconocido, algo nuevo y significativo para mí" (En: Fuentes de la Invención. Entrevista con Geoff Smith.).

Eso es más o menos lo que siento y pienso cuando escucho composiciones de Arvo Pärt. Música que viene desde el origen, como si nunca hubiera existido música. Es obvio  que hubo mucha música antes. Pero cuando escucho a Pärt, es como si me situara en el grado cero del sonido, casi en el umbral del no ser. Reconozco que ese ser- en infinita debilidad- es narrado por Arvo Pärt desde la disolución del todo que es, paradójicamente, la conformación de las partes y del todo. Todavía no estamos preparados para entender bien esta música, su música, que sintetiza la idea y la forma: desde Hildegard a Berio. 

Propongo 10 composiciones esenciales de Arvo Pärt, un día después de la muerte de Lou Reed. Es curioso, escucho a Pärt para recordar a Lou Reed, como ver Roma desde Jerusalem. 

1. Tabula Rasa. 1977. Dos movimientos: Ludus y Silentium. 
2. Für Alina. 1976. 
3. Frates. Versiones desde 1977 a 2008. Todas son hermosas
4. Lamentate para piano y orquesta. 2002. En 10 movimientos. 
5. In Principio para coro y orquesta. 2003
6. De Profundis para coro masculino, percusión y organo. 1980
7. Stabat Mater para tres cantantes y trío de cuerdas. Secuencias. 1985
8. Spiegel im Spiegel para dos instrumentos. 1978
9. Sinfonía 4. "Los Angeles" 2010.
10. Kanon Pokajanen. 1998.

Stabat Mater de Arvo Pärt. Inmensa obra a pesar de un humilde forma. Verdadera oración al infinito. Una de la cumbres de la música religiosa de todos los tiempos.

viernes, 18 de octubre de 2013

Mozart por Messiaen




Cuando se cumplieron 200 años de la muerte del gran Mozart, la revista Correo de la UNESCO dedicó un número entero al gran maestro del clasicismo. He vuelto a leer el emocionado y certero testimonio que escribió Olivier Messiaen con ocasión del bicentenario de 1991. Deseo compartirlo con ustedes, para volver a ponderar la genialidad de Mozart desde la óptica de un compositor notable del siglo XX.

Todo Ángel es Terrible

Por Olivier Messiaen

"Lo bello no es más que un grado de lo terrible. Lo admiramos, porque permanece impasible y desdeña destruirnos." Estas palabras de Rainer María Rilke se aplican perfectamente a la música de Mozart. Música pura y perfecta. Mozart es el más músico de los músicos. En vano se buscaría un error en su obra.

El acento en Mozart. En sus ritmos femeninos, el acento está en el lugar apropiado. La melodía en Mozart. Líneas melódicas tan personales, tan poéticas. ¡Qué gracia en el aria de Susana de las Bodas, qué dulzura de trino en el andante de la sinfonía Haffher.  La armonía en Mozart. Siempre leve, siempre esperada, siempre verdadera. Armonía suave cuando es tonal (el Ave verum, el movimiento lento de la sinfonía Júpiter). Armonía angustiosa cuando es cromática (la sinfonía en sol menor, y el andante del concierto para piano en la mayor K. 488, y el movimiento lento del concierto Jeunehomme). Armonía desconcertante a veces, como en la asombrosa escena de la Estatua del Comendador al final de Don Juan, donde se encuentran ya (realzadas por los trombones) dos sonoridades predilectas de Debussy: el acorde de quinta y cuarta, y un acorde alterado que pertenece a la gama por tonos. La forma en Mozart. Siempre perfecta y siempre distinta (las grandes sinfonías y los conciertos para piano). El teatro en Mozart. Hombre de teatro por excelencia, Mozart, de una sola vez y con un aria definitiva, crea un personaje (Querubín, la Condesa, Sarastro, Papageno). Sus finales de acto son obras maestras escénicas. Pierre Jean Jouve ha dicho que el final de Don Juan era "una de las páginas formidables de la Música".

En Mozart la orquestación posee la misma autenticidad que el acento, la línea melódica, las armonías, la forma. Mozart que- antes que Berlioz- tuvo el sentido del timbre específico. Primer ejemplo: el trío del minueto de la sinfonía en mi bemol (K. 543) donde los dos clarinetes superponen el agudo al caramillo del instrumento, la flauta hace eco, y el cromatismo de los violines llama a las dos trompas, cálidas y aterciopeladas. Segundo ejemplo: la súplica de las tres máscaras negras, antes de la fiesta en Don Juan, en que las vocalizaciones de las dos voces femeninas están sostenidas sólo por la voz del tenor, las trompas y la madera. Tercer ejemplo: en la Zauberflöte, el efecto casi moderno del "glockenspiel" solo en el agudo, acompañado por el coro masculino enel grave pianissimo. Cuarto ejemplo: la escena del baile en Donjuán con, antes que Darius Milhaud, sus cuatro músicas superpuestas: la gran orquesta, dos pequeñas orquestas en el escenario y las réplicas de los personajes.

Se han hecho de Mozart varios retratos: el niño que toca el clavicordio para las damas de la corte, el hijo respetuoso de su padre Leopold, el joven enamorado de todas las cantantes, el servidor insultado presentando airadamente su renuncia al malvado príncipe-arzobispo, el genio incomprendido, que muere de hambre, de frío yde cansancio. Todas esas imágenes son verdaderas y falsas a la vez. El adjetivo "angelical" es tal vez el más apropiado. Angelical, sí, y, por ese motivo, sumamente difícil de comprender y de interpretar. Su encanto aparente esconde un profundo misterio. Como ha dicho también Rainer Maria Rilke: "Todo ángel es terrible".

lunes, 7 de octubre de 2013

Rachmaninov y la grabación musical. Extractos de una entrevista

En plena ejecución (


En abril de 1931, la revista  inglesa Gramophone le realizó una entrevista al gran compositor ruso Sergei Rachamaninov (1873-1943). En la misma, el músico ofreció sus percepciones acerca del impacto de la grabación y las posibilidades de ésta en el quehacer interpretativo. Transcribimos algunos pasajes sobre el tema

 Hace poco me pidieron que expresara mi opinión sobre el valor de la musica en el contexto de la radiodifusión. En mi opinión, la radio tiene una mala influencia en el arte, pues destruye toda el alma musical y el verdadero significado de la música. Desde entonces, muchas personas se han  sorprendido de mi intensa aversión a la radio y les parece paradójico, puesto que ésta  ayuda a la difusión mis propias grabaciones. Ven en la grabación y la radiodifusión conexiones misteriosas e íntimas.

A mí me parece que el gramófono moderno y los modernos métodos de grabación son musicalmente superiores a la transmisión inalámbrica en todos los sentidos, sobre todo cuando se trata de la reproducción del piano. Estoy de acuerdo en que la grabación de piano no siempre fue tan exitosa como lo es hoy. Hace doce años, cuando yo estaba haciendo mis primeros discos con Edison en Estados Unidos, el piano salió con un tono tintineo delgado. Sonaba exactamente como la balalaika rusa, que, como ustedes saben, es un instrumento de cuerda parecido a la guitarra. Y los resultados producidos por el proceso acústico cuando comencé a grabar la versión masterizada en 1920 estaban lejos de ser satisfactoria. Es sólo el perfeccionamiento del registro eléctrico durante los últimos tres años, junto con las recientes mejoras en los propios gramófonos,  es lo que nos  ha dado una mejor reproducción del piano; una fidelidad, una variedad y profundidad de tono que casi no podría ser mejor. No tengo ninguna duda en afirmar que las grabaciones de piano moderno hacen justicia completa al pianista.

Hablando desde la experiencia personal, siento que mis registros sonoros sólo pueden ayudar a aumentar mi prestigio como artista. No es que los resultados sean excelentes, porque cualquier medio de grabación  limita el propio trabajo. Pero he escuchado muchos discos bien grabados por pianistas diferentes y en todos los casos han sido capturados los elementos esenciales de la actuación del artista  y ésta se  conserva.

De hecho, a través del gramófono podemos ofrecer espectáculos públicos muy similares a las que damos en los conciertos. Nuestros registros no deben defraudar a los oyentes más críticos que nos ha escuchado en vivo. Para millones de personas que no tienen oportunidad de hacerlo, las grabaciones transmiten una impresión justa y precisa de nuestro trabajo. Además, lo más importante para mi es que  la grabación permite al artista cerciorarse de la calidad de su propia interpretación.


Siendo un pesimista por naturaleza,  es  raro que esté contento con mis actuaciones, porque a menudo que creo que podrían haber sido mejores. Y al hacer registros, en realidad, creo que es posible lograr algo parecido a la perfección artística. Si una, dos o tres veces no se tocan tan bien como yo quisiera, es posible grabar y volver a grabar, y rehacerla hasta que, por fin, me encuentre contento con el resultado.

Rachmaninoff toca su propio concierto segundo para piano.