Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

viernes, 18 de octubre de 2013

Mozart por Messiaen




Cuando se cumplieron 200 años de la muerte del gran Mozart, la revista Correo de la UNESCO dedicó un número entero al gran maestro del clasicismo. He vuelto a leer el emocionado y certero testimonio que escribió Olivier Messiaen con ocasión del bicentenario de 1991. Deseo compartirlo con ustedes, para volver a ponderar la genialidad de Mozart desde la óptica de un compositor notable del siglo XX.

Todo Ángel es Terrible

Por Olivier Messiaen

"Lo bello no es más que un grado de lo terrible. Lo admiramos, porque permanece impasible y desdeña destruirnos." Estas palabras de Rainer María Rilke se aplican perfectamente a la música de Mozart. Música pura y perfecta. Mozart es el más músico de los músicos. En vano se buscaría un error en su obra.

El acento en Mozart. En sus ritmos femeninos, el acento está en el lugar apropiado. La melodía en Mozart. Líneas melódicas tan personales, tan poéticas. ¡Qué gracia en el aria de Susana de las Bodas, qué dulzura de trino en el andante de la sinfonía Haffher.  La armonía en Mozart. Siempre leve, siempre esperada, siempre verdadera. Armonía suave cuando es tonal (el Ave verum, el movimiento lento de la sinfonía Júpiter). Armonía angustiosa cuando es cromática (la sinfonía en sol menor, y el andante del concierto para piano en la mayor K. 488, y el movimiento lento del concierto Jeunehomme). Armonía desconcertante a veces, como en la asombrosa escena de la Estatua del Comendador al final de Don Juan, donde se encuentran ya (realzadas por los trombones) dos sonoridades predilectas de Debussy: el acorde de quinta y cuarta, y un acorde alterado que pertenece a la gama por tonos. La forma en Mozart. Siempre perfecta y siempre distinta (las grandes sinfonías y los conciertos para piano). El teatro en Mozart. Hombre de teatro por excelencia, Mozart, de una sola vez y con un aria definitiva, crea un personaje (Querubín, la Condesa, Sarastro, Papageno). Sus finales de acto son obras maestras escénicas. Pierre Jean Jouve ha dicho que el final de Don Juan era "una de las páginas formidables de la Música".

En Mozart la orquestación posee la misma autenticidad que el acento, la línea melódica, las armonías, la forma. Mozart que- antes que Berlioz- tuvo el sentido del timbre específico. Primer ejemplo: el trío del minueto de la sinfonía en mi bemol (K. 543) donde los dos clarinetes superponen el agudo al caramillo del instrumento, la flauta hace eco, y el cromatismo de los violines llama a las dos trompas, cálidas y aterciopeladas. Segundo ejemplo: la súplica de las tres máscaras negras, antes de la fiesta en Don Juan, en que las vocalizaciones de las dos voces femeninas están sostenidas sólo por la voz del tenor, las trompas y la madera. Tercer ejemplo: en la Zauberflöte, el efecto casi moderno del "glockenspiel" solo en el agudo, acompañado por el coro masculino enel grave pianissimo. Cuarto ejemplo: la escena del baile en Donjuán con, antes que Darius Milhaud, sus cuatro músicas superpuestas: la gran orquesta, dos pequeñas orquestas en el escenario y las réplicas de los personajes.

Se han hecho de Mozart varios retratos: el niño que toca el clavicordio para las damas de la corte, el hijo respetuoso de su padre Leopold, el joven enamorado de todas las cantantes, el servidor insultado presentando airadamente su renuncia al malvado príncipe-arzobispo, el genio incomprendido, que muere de hambre, de frío yde cansancio. Todas esas imágenes son verdaderas y falsas a la vez. El adjetivo "angelical" es tal vez el más apropiado. Angelical, sí, y, por ese motivo, sumamente difícil de comprender y de interpretar. Su encanto aparente esconde un profundo misterio. Como ha dicho también Rainer Maria Rilke: "Todo ángel es terrible".

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