Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

martes, 17 de julio de 2018

Piano concierto en medio de la vida

Aquí, con un bello piano Steinway and Sons, de 1860 (ca)


I
En medio de la madrugada, entre la vigilia y el sueño, me despierta el adagio sostenuto del segundo concierto para piano de Rachmaninov. Me imagino envuelto en la niebla limeña, ante el océano pacífico. Hace un frío húmedo e intenso. Romanticismo tardío, demasiado tardío en medio de las "nuevas cosas". Sonido bello y decadente. 

II
Camino a casa desde la universidad. El día invernal está terminando y las luces más tristes del mundo se encienden. En mi cabeza suena a mil por hora el "Totentanz" de Liszt. Acaso el corazón no tiene otro sonido que  aquel de las cosas que no queremos. 

III
Es el adagio del concierto para piano número 23 en la mayor de Mozart.  ¿Se puede ver la vida desde un adagio como este? Sin duda. Es música para darse cuenta que la vida puede llegar a su fin, pero sin llegar a ser un suceso dramático. Hay un dolor hondo detrás de tanta belleza.

IV
Si te dijera que muchas veces pienso en "lo real"  tal como se desenvuelve el adagio assai del concierto para piano de Ravel. ¿Será "lo real"  este movimiento de Ravel? ¿Tiene esa consistencia? Ontología del continuo perpetuo que empieza languidecente y acaba triunfal.  ¿Se dirige"lo real" al triunfo?

V
Andante del concierto para piano número 12 en la mayor de Mozart, escrito para mi. Eso pienso. Aparentemente simple, pero complejo en su interior. ¿Qué alma es capaz de escuchar esto?- me pregunto. Si se desea volver a nacer, ¿qué mejor movimiento que este?.

VI
Si queremos huir del fragmento y reunir nuestra alma. Si buscamos recuperar el sentido, aquí esta el allegro appasionato del segundo concierto para piano en si bemol mayor de Brahms. Esta es la forma en la atravieso el puente del simio al superhombre/al sobrehombre. ¿Cómo pudo Brahms fue capaz de concebir algo de estas dimensiones? ¿Cómo una obra es capaz de hacer de nosotros algo más de lo que somos? Es la gran belleza, hombre. Date cuenta.

VII
Aquí hay dos o más. Particiones que no sólo son del corazón o de la mente. El andante con moto del cuarto concierto para piano de Beethoven, está concebido para volver a creer a pesar de la disolución del yo en fragmentos. Al final, hay una conciliación que duele por su hondura.

VIII
Molto allegro con focuo del primer concierto para piano en sol menor de Mendelssohn. ¿Hay algo que pueda ser más luminoso? Lo dudo. Con Mendelssohn no hay nubes grises, ni materia oscura. Hay un brillo que es capaz de iluminar el universo entero, por un instante.


martes, 10 de julio de 2018

John Field, un gigante desconocido



Lo hermoso e interesante de la investigación musical, es que nunca nada está dicho plenamente. Y cuando pensamos saber mucho sobre un determinado tema, de pronto aparece la información que modifica la idea que se tenía concebida. Eso es lo que me pasó con John  Field (Dublín, 26 de julio de 1782 - Moscú, 23 de enero de 1837), quien es –hasta donde sabemos- el primer músico plenamente romántico. Si entendemos al romanticismo como esa lucha de contrarios que bien describía I. Berlín , la obra de Field asume esta condición:

El romanticismo es lo primitivo, lo carente de instrucción, lo joven. Es el sentido de vida exuberante del hombre en su estado natural, pero también es palidez, fiebre, enfermedad, decadencia… la danza de la muerte y la muerte misma. Es la confusa riqueza y exuberancia de la vida, la multiplicidad inagotable, la turbulencia, la violencia, el conflicto, el caos, pero también es la paz, la unidad con el gran “yo” de la existencia, la armonía con el orden natural, la música de las esferas, la disolución en el eterno espíritu absoluto… (Las Raíces del Romanticismo)

Tras esa certera descripción, eso es lo que logra plenamente este ilustre músico celta en varios de sus siete soberbios conciertos para piano; que poseen una grandeza sinfónica, lírica y melódica digna de los compositores de primer orden. John Field es, asimismo, quien dio origen a la forma pianística del “nocturno”, que luego Chopin hará popular hasta la estratósfera. Por ello, muchos músicos románticos continentales (Schumann, Liszt, Brahms, etc.) tendrán en muy alta estima la obra de este gran músico irlandés que, después de su dolorosa muerte en 1837, pasó al más oscuro olvido.

Al igual que el francés Charles Valentin Alkan, la obra de Field merece un mayor reconocimiento y difusión. Y ha sido imperativo para mi, hacer algo para que se conozca en nuestro medio la obra del mayor músico de Irlanda. Felizmente hay varias grabaciones de Brillant y de Naxos que pueden ser disfrutadas en cualquier momento.

Obras esenciales de Field:

1.      Concierto para piano n. 2 en la bemol mayor (H. 31)
2.      Concierto para piano n.1 en la bemol mayor (H 27)
3.      Concierto para piano n. 7 en do menor (H 58a)
4.      18 nocturnos para piano
5.      4 sonatas para piano

18 nocturnos de John Field 



Concierto para piano n. 7 en do menor "Irlandés" (H 58a). 

Moviientos: 


I.                 Allegro moderato

II.               Rondo: Allegro moderato