Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Hacia el final

La primavera trae sorpresas. Incluso en el clima. Hasta ayer, varios días soleados. Hoy la experiencia de cierto vacío (a la  limeña) del cielo gris. Es como si hubiésemos pasado de un allegro cantabile a un andante . No llega a ser un adagio ni largo, pues es posible que en unas horas el sol se asome con la calidez propia de un allegro (quizás ma non troppo). Así, el clima es música y la música, clima. 


Desde el domingo escucho a Chopin. Hace mucho tiempo que no me detenía en el gran compositor polaco. En lo personal, me gustan sus conciertos para piano; aunque no tengan el nivel de otros. Ciertamente, también disfruto y admiro su copiosa producción pianística. ¡Qué melómano no ha asistido a varias temporadas melancólicas con Chopin! Hay tantas composiciones de calidad que resulta abrumador y arriesgado preferir algunas. Esta vez Chopin ha venido en forma de sonata para piano y violonchelo. Cuatro movimientos:  allegro, allegro con brio, largo y finale, esta obra se ha convertido en el referente para comprender el paso de las sonatas para piano y violonchelo de Beethoven y Schubert,  pasando por las de Schumann y Mendelssohn, a las de Brahms. Pues, aun cuanto comparten espíritu con las de Schumann y Mendelssohn, se evidencian ciertos recursos que serán explorados por la segunda generación de músicos románticos (como el mismo Brahms, Dvorak, etc). 


Pero no sólo es lo formal lo que me seduce de esta obra. Sobre todo, el dimensión trágica que se evidencia en la sonata. En 1846, año de su composición.Chopin se halla en la cima de sus conflictos personales. Todo ello acrecentado por la publicación, en ese año, de Lucrezia Floriani de George Sand, obra en la que el personaje Karol, Chopin, quedaba en una posición nada favorable. En todo caso, la sonata presenta momentos notables, tomando en cuenta las reconocidas limitaciones que Chopin tenía en la composición con instrumentos de cuerda. Un ejemplo de esas limitaciones es el Trio para violín, violonchelo y piano Op 8. Sin embargo, en la sonata para piano y violonchelo, esas limitaciones son superadas largamente por el talento genuino del gran compositor polaco. 


Allegro. Sonata para piano y violonchelo Op 65. Federico Chopin. Violonchelo: Maria Kliegel. Piano: Bernd Glesmer




Allegro con brio



Largo



Finale

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