Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Tu nombre

En las naves de la Iglesia de San Pedro, esta expuesta una de las series de pinturas más grandes realizadas sobre la vida de San Ignacio de Loyola. El pintor de estos cuadros fue el reconocido artista sevillano Juan Valdés Leal, quien se encuentra a la par de Murillo, Zurbarán, etc. En total son ocho óleos de gran formato, evidenciando todas las características atribuibles a las obras del barroco desarrollado en Sevilla a lo largo del siglo XVII. La providencia me llevó a realizar un trabajo de interpretación de estas obras con miras a un proyecto de galería virtual. Durante semanas me interné en los laberintos del arte virreinal, tanto en términos estéticos, como iconográficos e históricos. La labor fue ardua, pero placentera y apasionante.


De todos los cuadros que hizo Valdés Leal sobre el fundador de la Compañía de Jesús, me interesó uno en particular: San Ignacio recibe a San Francisco Javier. En dicha obra asistí a una hermosa manifestación visual, de metáfora abierta y sencilla. Un ser humano que acoge a otro. No se trata del abrazo divino del Hijo Pródigo de Rembrandt - bello y profundo -sin duda. El cuadro de Valdés Leal mostraba el acoger desde la fraternidad de los amigos, horizontal y gratuito.


Una mano así, una mirada como esa, es la que me acogió en cierta oportunidad, cuando más lo necesitaba. Han pasado algunos años de aquella experiencia y cada vez que pienso en la misma, recuerdo emocionado el momento en que el amigo me abrió la puerta de su casa. Hoy ese hogar también es mio. No diré el nombre del amigo por respeto a su evidente y edificante humildad. Pero quiero que sepas mi pequeñito, que tu nombre proviene de una experiencia traducida en un cuadro, siglos antes que ambos naciéramos. Porque esos abrazos siempren han ocurrido y siempren ocurrirán. El ser humano también es bueno. Y porque tu, Ignacio Javier, deberás aprender - y eso espero- a acoger a tu prójimo cuando más lo necesite. Y descubrirás que en esta vida lo que cuenta es la mano que se extiende hacia ti.

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