Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

lunes, 31 de agosto de 2009

Academia de la Arcadia

Se creó en Roma hacia 1690. Su razón de ser era el cuestionamiento a la estética barroca, pregonando el retorno a la sencillez natural y a los ideales mesurados del clacisismo. Los principios de la Arcadia se difundieron por varias ciudades de la península itálica. Su mentor y teórico fundamental fue el sacerdote jesuita Giovanni Mario Crescimbeni, crítico literario y escritor de enorme talento. El papa Clemente IX le dió su apoyo y varios príncipes de la Iglesia (cardenales) fueron entusiastas mecenas de los artistas que asumieron los principios de la Arcadia. El ejemplo típico es el del Cardenal Pamphili, protector y libretista de Handel. En la Arcadia estuvieron también Corelli, Marcello, Scarlatti, entre otros. Además de innumerables escritores como Ranieri de Calzabigi, libretista de varias de las óperas de Gluck y Pietro Metastasio, autor de varios libretos de Vivaldi y Handel. En suma, la Arcadia fue fundamental para comprender el transito de la estética barroca a la estética neoclásica.

Las obras de Handel vinculadas a la experiencia de la Arcadia datan de su permanencia en los reinos de la antigua Italia entre los años 1706 a 1710. Llevado a Florencia por Fernando de Medicis, siguió su camino hacia Roma donde estuvo bajo la protección de los cardenales Pamphili, Colonna, Ottoboni y el conde Ruspoli. Es decir, llegó a la ciudad de la Arcadia en el momento en que ésta estaba en pleno apogeo.

Las obras de Handel vinculadas a la experiencia de la Arcadia son pocos pero significativas. Sobre todo porque si bien es cierto están dentro de las características del barroco, ya se vislumbra otro sentir envuelto en una nueva forma. En Roma compuso su "Nisi Dominus" (que tiene una versión de Vivaldi basado en el salmo 126), Laudate Pueri, Delirio Amoroso, el célebre Il tempo y Alcis, Galatea y Polifemo, entre otras obras. Dentro de esas obras arcadianas, Handel compuso La Rezurrezione, un oratorio basado en el texto bíblico con alteraciones literarias del poeta Carlo Segismondo Capace que refuerzan el caracter expresivo de la composición. En ese sentido, se presentó como una escenificación de la resurrección Cristo, lo que era bastante osado en un contexto como el romano. Sobre todo porque contravenía los decretos tridentinos sobre la música. Sin embargo, la obra es de una belleza única y refleja el sentido secular de una composición de contenido religioso. Una proeza que sólo un músico de un gran talento como Handel podría llevar a cabo.

Vedo il ciel- La Resurreczione- G. F. Handel. Canta: Mirajana Marinovic



Piangete, si piangete- La Resurreczione- G. F. Handel. Canta: Mirajana Marinovic



Piangete, sì, piangete,
Dolenti mie pupille, E con amare stille
Al morto mio Signor
Tributo di dolor
Meste rendete!
Che mentre egli spargea
Tutt’ il suo sangue in croce,
Morendo sol dicea
Di pianto: hò sete.

Traducción

Llore, sí, llore. Mis ojos que se afligen.
Gotas amargas y tristes
Se ofrecen en tributo de dolor
Por mi Señor muerto.
El pierde toda su sangre
sobre la cruz.
En su morir sus únicas palabras
de dolor eran: tengo sed.

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