Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

miércoles, 26 de agosto de 2009

350

Este2009 se cumplen 350 años del nacimiento de Henry Purcell, el gran compositor inglés del siglo XVII. A pesar de su breve vida-murió a los 36 años- fue un músico prolífico y enormemente talentoso. En su extenso catálogo de 850 composiciones, están incluidas varios de los momentos más intensos de la historia de la música. Sobre los detalles de la vida de Purcell se pueden indagar en otras fuentes. Me voy remitir, como suelo hacerlo, a mi experiencia de melómano comprometido.

Hay tanta música de Purcell de primer nivel que resulta difícil decidir qué composiciones son las más logradas o mejor asimiladas por la tradición. Pero en mi caso las preferencias por Los Funerales de la Reina María, la cuatro Odas a Santa Cecilia, la masque La Tempestad (con esa aria maravillosa: No stars again shall hurt you from above/ But all your days shall pass in peace and love) y, finalmente, Dido & Aeneas.

Conocer la historia de Dido y Eneas, cantada en el capítulo IV de la Eneida de Virgilio, potencia en términos absolutos la audición contemplada de esta gran ópera. Nahun Tate hizo el libreto basandose en la narración de amor/desamor entre el troyano y la reina de Cartago. Eneas naufraga en las costas de Cartago. Este, Eneas, es acogido por la reina Dido. Ambos se enamoran perdidamente. Sin embargo, las brujas envidiosas le hacen creer a Eneas que Júpiter le ordena regresar a Troya. Eneas le comunica a Dido su plan de marcharse. Finalmente Dido decide suicidarse ante la partida del amado.

El libreto de la ópera de Tate no logra captar la profundidad del poema de Virgilio. Sin embargo por la intensidad de la música compuesta, podemos intuir la dimensión trágica de la historia. En la Eneida, Dido ordena a sus hombres que hagan una pira donde ella se hace quemar viva. Mientras a lo lejos Eneas ve arder a la amada a medida que su barco se aleja. ¡Qué imagen más tortuosa y bella! Además, en capítulo VI, Eneas (en su viaje al infierno), tiene un encuentro con el alma de Dido. En ese momento le dice al fantasma: "No me fui por mi voluntad, sino por orden del padre de los dioses: Júpiter". Pero Dido no le respondió, ni lo miró. El amor que la había conducido a la muerte, se había tornado en odio en el infierno.

Sabiendo este final, podemos comprender la belleza terrible del célebre "Lamento de Dido". Probablemente uno de los momentos más logrados de la historia de la opera. La belleza surge del dolor, la belleza artística logra vencer inlcuso a la peor de las muertes: el suicidio:

Dido

Thy hand, Belinda,

darkness shades me.

On thy bosom let me rest,

more I would,

but Death invades me;

Death is now a welcome guest.

When I am laid in earth,

May my wrongs create

no trouble in thy breast;

remember me, but

ah! forget my fate.

Traducción:

Dame tu mano, Belinda;

me envuelven las sombras.

Déjame descansar en tu pecho.

Cuánto más no quisiera,

pero me invade la muerte;

la muerte es ahora una visita

bien recibida.

Cuando yazga en tierra, mis

equivocaciones no deberán crearle

problemas a tu pecho; recuérdame,

pero, ¡ay!, olvida mi destino.

Les presento tres versiones del Lamento de Dido. En lo personal me quedo con la interpretación de la Dama Jessye Norman. Aunque también adoro las versiones de Anne Sophie Von Otter, la de Tatiana Troyanos, la de Veronique Gens, entre otras. También les comparto una versión libre en danza que elaboró Mark Morris en 1989. Todo esto gracias a la palabra de Virgilio y la gran música de Purcell. 350 años sigue vivo en nuestra emoción.

Jessye Norman




Tatiana Troyanos



Enmma Kirby



Mark Morris- versión coreográfica.

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