Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

viernes, 26 de junio de 2009

El mediodía de la música (1809-2009)

No sufrió, aunque, quién sabe. Tuvo una formación envidiable en todo lo posible. Es decir, todo lo posible a inicios del siglo XIX. Me lo imagino junto a su cultísima madre aprendiendo el ABC de la música. O con su bella y querida hermana, jugando a los personajes mitológicos de su infancia infinita. Pintaba, le gustaba el esgrima y la equitación. Pasaba horas leyendo literatura e historia clásica. Disfrutaba del campo, de la ciudad, de su hogar. Tenía un amigo grande, que por suerte se llamaba Wolfgang Goethe. La vida, su vida, era una experiencia gozosa. Feliz Félix. Feliz música sin nubes oscuras. Perfección que se distancia del dolor. Que no se construye desde él, sino que se hace desde la certeza de que la vida es algo infinitamente bueno.

Y la felicidad que de niño me dada este Felix, se ha mantenido, no se ha movió durante la noche. ¿Cuál felicidad? La de fluir en orden. Donde cada sensación tiene su lugar en el espacio. Donde la pasión se encierra en forma de reconocimiento. Sin tormento, es la música del futuro, de la reconstrucción de la esperanza. El espiritu del relato que surge de la contemplación. Iintroducción y allegro poco agitato de la emblemática "Escocesa" (sinfonía 3), donde la vida adquiere pleno sentido. Andante de esa fiesta que es la "Italiana" (sinfonía 4), para sentir el ir y venir del sueño mayor: la patria cosmopolita. Coro y final de la "Reforma"(sinfonía 5), el homenaje instrumental al artesano mayor (Bach) en el sentido tricentenario de la Reforma.


A esos grandes relatos (hay que volver a ellos), se suma la serie de oberturas que se vinculan a las fuerzas vivas y buenas de la creación. Las Hebridas y Mar en Calma y Viaje Feliz (mi anabasis, mi segunda navegación en términos platónicos). La poesía no deja de fluir. Y vienen las Romanzas sin palabras. Simpleza y esencialidad que cualquiera puede tocar o imaginar tocar. Pero hay más. Hay más luz. El sol sigue dirigiéndose hacia el centro para brillar en todo su esplendor: Concierto para violín en mi mayor Opus 64. Donde la creencia romántica se une la teología clásica. He ahí una de las cumbres del género. Y todavía hay más, más de ese manantial cortes, inteligente y diáfano. El mediodía de la música: Felix Mendelssohn-Bartholdy.



Allegro molto apassionato- Concierto para violín en mi mayor op 64- Felix Mendelssohn. Violín: Anne Sophie Mutter, dirige: Kurt Massur



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