Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

viernes, 19 de febrero de 2010

Para cantarse en el cielo

Lo que voy a escribir es una tautología de contratapa: Haendel compuso arias -si cabe el entusiasmo- bellas al límite de lo que la palabra no puede expresar. En sus oratorios, cantatas y operas se pueden encontrar verdaderas joyas del género vocal. Algunas de ellas, son parte justificada del ADN musical de cualquier melómano y aficionado. Hace semanas tenía ganas (no encuentro otra palabra mejor) de recordar en el Melomanía dos arias de origen distinto, pero de una hermosura irreductible. La primera es de Rinaldo, opera que inauguró su estadía en Inglaterra, basada en el Jerusalén Libertada de Tasso. En el segundo acto, escena IV, Almirena, amada de Rinaldo, se encuentra tanto bajo el hechizo de Armida como desatando las pasiones de Argante. En un momento, Almirena canta esta bellísima aria:  


Lascia ch'io pianga
mia cruda sorte,
y che sospiri
la libertà;
e che sospiri...
e che sospiri...
la libertà.

Lascia ch'io pianga
mia cruda sorte,
y che sospiri
la libertà;
e che sospiri...
e che sospiri...
la libertà.

Il duolo infranga
queste ritorte
de' miei martiri
sol per pietà;
de' miei martiri
sol per pietà.

Lascia ch'io pianga
mia cruda sorte,
y che sospiri
la libertà;
e che sospiri...
e che sospiri...
la libertà.

Lascia ch'io pianga
mia cruda sorte,
y che sospiri
la libertà;
e che sospiri...
e che sospiri...
la libertà. Deja que llore
mi cruel suerte,
y que suspire
por la libertad;
y que suspire...
y que suspire...
por la libertad.

Deja que llore
mi cruel destino,
y que suspire
por la libertad;
y que suspire...
y que suspire...
por la libertad.

El dolor infringe
este sesgo
de mi martirio
sólo por piedad;
de mi martirio
sólo por piedad.

Deja que llore
mi cruel suerte,
y que suspire
por la libertad;
y que suspire...
y que suspire...
por la libertad.

Deja que llore
mi cruel suerte,
y que suspire
por la libertad;
y que suspire...
y que suspire...
por la libertad

Lascia ch'io pianga. Opera: Rinaldo HWV 7. Canta: Miah Persson. Dirige: René Jacobs




En otro registro de la belleza, Judas Macabeus tiene arias, coros y recitativos de una pulcritud sólo posible en los más grandes. Basada en el historia bíblica del Libro de los Macabeos, posee un original  trasfondo político de exaltación a los triunfos de la monarquía inglesa. Un momento estelar es la oración que hace un  sacerdote israelita extraía del texto bíblico. Así, en el acto tercero se puede escuchar: 

Father of Heav'n! From Thy eternal throne,
Look with an eye of blessing down,
While we prepare with holy rites,
To solemnize the feasts of lights.
And thus our grateful hearts employ;
And in Thy praise
This altar raise,
With carols of triumphant joy.
Father of Heav'n.

Traducción libre

¡Padre santo que estas en el cielo!
Desde tu trono eterno,
miras con ojo bendito a los de abajo,
mientras preparamos los ritos sagrados
de la fiesta de las luz.
Así nuestros corazones agradecidos
te alaban  en el altar,
con cantos de alegría triunfante.
Padre santo que estas en el cielo. 

Father of Heav'n!- Aria para alto. Oratorio: Judas Macabeus HWV 63. Contralto: la maravillosa Kathleen Ferrier. 

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