Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

lunes, 2 de marzo de 2009

Una canción que no es de cuna

Goethe no necesita presentación. Schubert tampoco. Gran poesía y gran música. Tan bellas como los poemas de Goethe son las canciones que Schubert hizo sobre éstos. Lieder, como se le conoce en el argot musical. Los dos últimos amaneceres me han acompañado mientras el más pequeñito de la casa mira la ciudad conmigo desde la ventana, cargado en los brazos de papá. Mientras escribo esto, el "rumor del ángel" sobre mis hombros me persigue, unido al recuerdo de este amanecer.


Mi relación con Schubert es siempre amable, aunque no constante. Dos de las grandes sinfonías del repertorio frecuente son suyas: la Inacabada (Octava) y la Grande (Novena). Los improntus para piano siempre serán imprescindibles. Y en música de cámara, el quinteto la "Trucha" y el enorme cuarteto para cuerdas: "La Muerte y la Doncella", se constitiyen en cumbres del género. Sin embargo, en la serie de lieder sobre poemas de varios escritores nos encontramos ante uno de los mayores compositores de canciones de todos los tiempos.


Uno de los lied más célebres de Schubert es sobre el conocido poema de Goethe: "Erlkönig". En el texto se evidencian los imaginarios románticos más recurrentes, fundados en los mitos y símbolos del romanticismo alemán. La presencia de la muerte que amenaza al niño, muerte que cabalga e intenta arrebatarnos lo más preciado. Una experiencia perturbadora, pero llena de belleza en la poesía y en la música.

Erlkonig


¿Quién cabalga tan tarde a través del viento y la noche??
Es un padre con su hijo.
Tiene al pequeño un su brazo
Lo lleva seguro en su tibio regazo.

"Hijo mío ¿Por qué escondes tu rostro asustado?"
"¿No ves padre al Rey de los Elfos ?
¿El Rey de los Elfos con corona y manto?"
"Hijo mío es el rastro de la neblina."

"¡Dulce niño ven conmigo!
Jugare maravillosos juegos contigo;;
Muchas encantadoras flores están en la orilla,
Mi madre tiene muchas prendas doradas."

"Padre mío, padre mio ¿no escuchas
Lo que el Rey de los Elfos me promete?"
"Calma, mantén la calma hijo mío;
El viento mueve las hojas secas. "

"¿No vienes conmigo buen niño?
Mis hijas te atenderán bien;
Mis hijas hacen su danza nocturna,
Y ellas te arrullaran y bailaran para que duermas."

"Padre mío, padre mío ¿no ves acaso ahí,
A las hijas del Rey de los Elfos en ese lugar oscuro?"
"Hijo mío, hijo mío, claro que lo veo:
Son los árboles de sauce grises."

"Te amo; me encanta tu hermosa figura;
Y si no haces caso usare la fuerza."
"¡Padre mío, padre mío, ahora me toca!
¡El Rey de los Elfos me ha herido!"

El padre tiembla y cabalga mas aprisa,
Lleva al niño que gime en sus brazos,
Llega a la alquería con dificultad y urgencia;
En sus brazos el niño estaba muerto.


La gran mezzosoprano sueca Anne Sofie Von Otter canta Erlkönig de Goethe-Schubert, dirigida por Claudio Abbado

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