Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

viernes, 14 de marzo de 2008

Naxos

Klaus Heymann fundó en Honk Kong -cuando aun esta ciudad china era un protectorado inglés- la casa discográfica Naxos en 1987. El éxito enorme de esta disquera, desde su origen, se debió a dos factores: calidad de las interpretaciones y el bajo costo de sus grabaciones. Además porque incorporó en su catálogo una enorme cantidad de obras que muy pocas veces fueron grabadas. Dando a conocer a un público mayor obras mínimamente difundidas. Debo tener algo de 150 discos editados por Naxos. Gracias a éstos mi cultura musical se amplió notablemente. Pude acceder a composiciones que sólo podía oir por radio o en vivo o, que, simplemente, desconocía. Por unos años recibí en casa los catálogos impresos de Naxos y de Marco Polo (el sello dedicado a los nuevos compositores). Ahora, dadas las posibilidades electrónicas, puedo actualizar la lista de ediciones visitando el sitio web: http://www.naxos.com/ . Sin embargo, lamento que Naxos halla cancelado hace unos años su servicio gratuito de radio on -line. Me imagino que las razones comerciales fueron muy evidentes. Hoy en día este es un servicio pagado.

Vayamos a la razón de fondo del éxito de Naxos. Para ello expondré mi propio caso. A inicios de los años 90s mis ingresos eran muy bajos (en general, en esta parte del tercer planeta, los ingresos son muy bajos). El formato CD estaba en su apogeo y la crisis de la industria fonográfica no se vislumbraba. Cuando pasaba por los escaparates de las tiendas de discos, éstos se hallaban muy lejos de mis posibilidades. Las ediciones de Deutsche grammophon, Harmonia mundi, Decca, etc. eran sencillamente inaccesibles. Podía comprar las grabaciones de sellos como Point o Laser Ligth. Todas estas del repertorio más conocido. Sin embargo, cuando quería algo más rebuscado, los precios de las grandes disqueras me botaban, profundizando las frustraciones estéticas que tenemos los que vivimos en esta parte de Tercer Planeta.


Afortunadamente, el día de mi liberación fonográfica llegó. Una vez entré a una tienda de discos y vi los dos sextetos de Brahms y dos cuartetos de los varios de Mozart. Cuando pregunté por los precios, simplemente no lo podía creer. Ediciones sencillas, con información básica pero no trivial y grabaciones muy bien realizadas. El efecto fue inmediato. Compré ambas grabaciones. Hasta hoy, quince años después, lo tengo y los disfruto. Desde ese momento, cada fin de mes y por varios años, repetí el ritual de los dos o tres discos, con café al final de la compra. Cuando pienso en ese tiempo, irremediablemente me asalta una feliz nostalgia. La sensación de buscar el disco, encontrarlo, caminar por la calle contento por el hallazgo. Llegar a casa y ponerlo en el reproductor con la misma exitación de un niño ante un juguete nuevo. Tirarme a la cama, con la luz apagada y oir una o dos veces la grabación entera. Todo eso de lo debo, en parte, a los precios de Naxos.


Lamentablemente la piratería fonográfica, que en esta parte del tercer planeta es absoluta, liquidó a las tiendas de discos. Y así, desde hace unos cinco años, me quedé sin poder comprar los CDs de Naxos. Sin embargo he desarrollado otras fórmulas para hallar música culta. He podido comprar los discos de Naxos en remates de lotes y en tiendas de objetos de segunda mano. También la bondad de los que me quieren y saben de mi adicción melómana me ha brindado otros discos tanto de Naxos como de otras disqueras. Existe la alternativa de comprar en línea, pero eso, pienso, es muy impersonal. Para mi comprar un disco no es sólo pagar y comprar. Es algo más. Como decía atrás, es parte de un rito. Y no pretendo argumentar mis sensaciones más privadas e íntimas.


Afirmaba en la seriación anterior que la piratería nos ha permitido acceder al pasado inmediato y lejano de la práctica fonográfica. Ahora podemos pagar sumas irrisorias por un CD pirata o "bajarlo" (palabra fea) de Internet. Lo triste es que en el caso de la música académica la piratería no sólo ha hecho quebrar a las tiendas, sino que los "piratas" no suelen ser muy interesados en esta clase de música. ¿Quién va a piratear la Matamorfosis para 23 instrumentos de Strauss? ¿Quién va a plagiar la totalidad de las obras para piano de Scriabin?. La piratería se suele quedar en lo masivo del presente y del pasado popular. Si editan de manera ilegal algo de música académica, son compilaciones realizadas para oídos poco exigentes.


Naxos logró conjugar calidad de grabación, catálogo novedoso y precios muy competitivos. Ojalá alguién se anime a importar nuevamente los CDs de Naxos. Por lo menos un cliente fidelizado (otra horrible palabra) espera recobrar prácticas ingenuas para la mayoría.



4 comentarios:

magog dijo...

¡Vaya....!He quedado completamente perplejo al leer como era descrito mi indefectible ritual de fin de mes! Llevo ya tres años cumpliendo "religiosamente" la travesía hacia esa sublime isla donde Euterpe ha establecido su morada...
Ciertamente ir a la tienda de discos y comprar unos cuantos ejemplares de música culta es un placer como pocos.He de confesar que el momento de la compra tiende a ser un tanto angustiante, ya que aunque llevo en mente la lista de discos que deseo adquirir en esa ocasión siempre termino viéndome con una decena de ellos entre las manos y debo soportar el doloroso trance de elegir cuales me llevaré a casa.
Afortunadamente en Costa Rica abundan los discos Naxos en las tiendas,¡hay muchísimo de donde escoger!
Una vez el tesoro dentro del bolso
(podría tratarse de una delicia barroca,un monumento del clasicismo o un suspiro romántico..)corro a mi apartamento, cierro la puerta de mi habitación, apago las luces, enciendo unas velas y degusto un café mientras me digo: Iván, definitivamente has hecho unas excelentes adquisiciones...
Propongo algo que a mi me parece optimo al momento de escuchar una obra: tratar de escucharla absolutamente solo las primeras veces(ya luego se podrá compartir con alguien significativo, en mi caso mi mejor amigo). También puede aumentarse el placer si se lee una obra literaria del mismo periodo histórico al tiempo que se escucha el disco. Generalmente es posible encontrar no pocas similitudes entre ambas..
Por el momento espero con ansias que sea domingo pues tengo un "rendez-vous" con Bach,Mussorgsky,Purcell y Brahms.Aunque sé que quizás terminaré traicionando a Brahms por Tchaikovsky....¡Qué le voy a hacer? ¡Quién podría resistirse al autor del Lago de los Cisnes!

Anónimo dijo...

Pues hay una página china (la navegación es sencilla) en la cual se encuentran buenos cd, y lo mejor: son comprimidos en formatos que permiten una copia exacta del cd. La página en cuestión es verycd.com y los archivos se descargan con emule.

Anónimo dijo...

esta es la dirección: http://www.verycd.com/sto/music/classic/

magog dijo...

Gracias por el enlace. No dejare de hacer uso de ellla. Aunque el chino a primera vista asusta ja ja