Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

lunes, 28 de julio de 2008

Algo más

No se trata de sólo vivir. Es algo más. No se reduce a ver las cosas que siempre se miran. Es algo más. Por ello Vermeer logró pintar toda la luz posible en un sólo cuadro. Como Durero que plasmó todas las hojas del mundo en una sola acuarela. Tampoco se trata de creer. Hay algo más que sólo creer. Hay algo que percibimos si levantamos la cabeza por un momento. Algo que podemos intuir si elevamos nuestra mirada hacia otra cosa.


En la gran música, pasa lo mismo. Siempre hay un "algo más". El Requiem de Mozart, no es sólo una intensa misa de difuntos. Contiene, desde su inconmensurable altura, un "algo mas". Ese "algo" que es imposible describir, pero que existe y es, es, es. Pasa lo mismo con las pasiones de Bach. Y con los cuartetos últimos de Beethoven.


¿Qué es ese "algo más"? La belleza?. Lo sublime? ¿Por qué cuando escucho el Requiem siento, presiento, intuyo que estoy ante algo que no es posible amarlo si me quedo mirando esto, esto de abajo, del medio? ¿Ante qué estamos cuando miramos hacia lo alto? ¿Dónde estaba Mozart cuando compuso el Requiem? Mejor dicho, ¿hacia dónde miraba Mozart en aquel momento? O también, ¿hasta que espacio de lo "real" penetró Mozart? Mozart logró unir el dolor y la esperanza acumuladas de toda la historia humana. Condensó todo en una sóla obra. Y "algo más".


Lacrimosa. Requiem. Mozart KV 630. Dirige Sir George Solti.

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