Cuerpo,
tiempo,
vacio...
encerrados en un cofre.
Gonzalo Ontaneda
Esa condición inseparable a lo que somos. Basta un instante tremendo y el día atroz dura más de tres días. Y todas las preguntas, antiguas - porque son la perdurables-, vuelven. !Cuánta necesidad oculta a la razón! (o la potencia, no lo sé).
¿Qué detalle de la inmensa fragilidad habrá vivido César Franck cuando compuso la sonata en La Mayor para piano y violín o el quinteto para piano y cuerdas?. Tras este desastre no dejo de asociar el instante de terror y los posteriores, con ciertas huellas de estas obras del insigne compositor belga. Se que no le inspiró catástrofe alguna. Quizá las turbulencias del alma que azotaban a la conciencia desdichada del romanticismo tardío.
Recitativo - Fantasía: Ben moderato-molto lento. Una y otra vez regresa. Miro los diarios, veo las imágenes de televisión y me sigue con su omnipotente dolor. Espero durante la noche el proximo bombardeo de la tierra y el latido de mi corazón frágil es el "bajo continuo" que interviene esta obra. Montaje coronario en medio de la era que nunca existió. Y que la mater natura nos obliga una y otra vez a hacer existente. Algo es claro, este dolor y terror nos devuelve a cierto tipo de vida.
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