Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

miércoles, 16 de junio de 2010

La estrella de la imaginación y los arcanos de Varèse

En 1827 moría Beethoven. Un siglo después Edgar Varèse estrenaba Arcana. La obra estuvo dedicada a Paracelso, alquimista y astrólogo del primer renacimiento. Varèse cita a Paracelso en la cabecera de la partitura: "Hay seis estrella establecidas. Además de éstas, hay otra estrella, la imaginación que da nacimiento a una nueva estrella y a un nuevo cielo". La estrella de la imaginación es la que guía al artista como las estrellas de la bóveda celeste guían a los navegantes y viajeros. A propósito ello Varèse añadía: "El arte no nace de la razón, la última palabra le corresponde a la imaginación".

Varèse fue un compositor inclasificable y notable; imposible de adscribirlo a una escuela, pues él inició  muchas formas de hacer música. Arcana es de esas composiciones en que el impacto de lo nuevo, parafraseando al gran Robert Hughes, quiebra los inocentes sentidos del orden. Pero al mismo tiempo, en su renuncia a lo anterior, anuncia otros derroteros, más audaces que los de la Escuela de Viena y de los compositores rusos de ese entonces. Arcana es más audaz que Ionización, pero más ubicable en el espectro de los espectral. 

Arcana para orquesta. Edgar Varèse.



lunes, 14 de junio de 2010

Xenakis, Le Corbusier y Varèse: Bajo el Hada Cibernética

Le Corbusier, el arquitecto. Varèse, el músico. Xenakis, músico y arquitecto. Le Corbusier, el soñador de la última utopía, de la utopía de la higiene máxima. Soñador al extremo del totalitarismo estético-ético. Genial, verdaderamente. Varèse, ave raris  en su entorno; inclasificable, pleno de ideas musicales gloriosas, adelantado no sólo a su época, sino a todas las épocas. Xenakis, capaz de integrar la higiene lecorbuseriana y la radicalidad sonora de Varèse en un coctel sonoro que se transmutó en metástasis y  génesis. Tres de los mayores artistas de los últimos 100 años.

1958. Pabellón Phillips de la Feria Internacional de Bruselas. Espacio, tiempo y sonido son convertidos en experiencia de interacción de las artes. La obra proféticamente se llamó "Poema Electrónico" y unió todo lo que podía unir desde el principio de relación de los contrarios. 52 años después el "Poema Electrónico" sigue despertando nuestra admiración. 

Poeme electronique: Edgar Varése, Le Corbusier y Xenakis. Pabellón Phillips, Bruselas, 1958. Poema Electrónico 

viernes, 11 de junio de 2010

Sobre la libertad

I
Estereotipo cultural fomentado al límite por la publicidad en estos días del 2010: varones funcionando como machos viendo en una pantalla a 22 idiotas que corren detrás de una pelota y mujeres funcionando como hembras yéndose de compras mientras los varones/machos involucionan mirando en la pantalla a los 22 idiotas de pantalones cortos. Cada uno en el lugar que le corresponde. Los machos primarios y bestiales,  las hembras frívolas e idiotas. ¡Pobre selección natural, 4000 mil millones de años evolucionado para terminar de ese modo!

II
Afortunadamente el Perú no clasificó al Mundial de Fútbol. Estamos libres de la efervescencia patriotera que inunda a los países competidores. También, libres de la obligación gregaria de identificarse con 22 tontos que supuestamente nos representan. Además, si este país del tercer planeta hubiese ido a Sudáfrica 2010,  la publicidad llegaría al paroxismo en la construcción de estereotipos; llegando a establecer una relación ontológica entre varón y pelota de 32 paños. 

III
Lo que espero de este certamen comercial y pseudodeportivo son las fechas más importantes. La tribu se guarda en casa o en espacios públicos cerrados para ver a los 22 que el circo global máximo exige. Durante esas horas, las calles de despueblan, los espacios abiertos se liberan de la masa y un reconfortante silencio toma la ciudad, salvo cuando la tribu ruge al anotarse un gol. 

IV
De niño y adolescente me vi obligado por presión social a jugar fútbol. Como era decididamente malo, no era tomado en cuenta mis compañeros de juego. Tampoco sufría por eso. En cambio, lo mio era el atletismo. Me encantaba correr, saltar vallas, lanzar el disco y la jabalina. Después disfruté el ciclismo. Todas actividades individuales. Correr sólo, para uno mismo, con el aire frío dándonos al rostro: libertad. 

V
La libertad de Beethoven. Compuso la cima de la música para piano: la sonata en si bemol mayor N.º 29 Op 106 Hammerklavier. Temeraria muestra de convicción, de complejidad; fruto de un espíritu dichosamente libre como era el de Beethoven. Esta mañana es Hammerklavier, ejercicio de sabiduría absoluta del cual me es imposible escribir algo que este a su altura. 

Tercer Movimiento: Adagio sostenuto. Apasionato e con molto sentimento. Hammerklavier. Beethoven. Piano: Valentina Lisitsa






Cuarto movimiento: Largo - Allegro risoluto. Hammerklavier. Beethoven. Piano: Valentina Lisitsa

miércoles, 9 de junio de 2010

La ronda de Boccherini

Luigi  Boccherini escribe: "Hay que imaginarse sentado al lado de la ventana en una noche de verano en Madrid. El sonido de una banda se puede escuchar a lo lejos desde alguna otra parte de la ciudad. Al principio,  el sonido es muy bajo. Luego,  poco a poco, la música crece cada vez más, haciéndose más fuerte; lo que indica que La ronda de noche pasa directamente bajo la ventana del oyente. Luego, gradualmente, el volumen disminuye y vuelve a ser débil a medida que la banda por la calle de desvanece a la distancia. ". ¿Qué obra es? Se trata del Quinteto para cuerdas y guitarra en do mayor G 453 "La ritiridata di Madrid", originalmente sólo para quintetos de cuerdas como G 324. Los movimientos que lo integran son los siguientes: 1. Allegro maestoso assai, 2. Andantino, 3. Allegretto y 4. 12 Variazioni, "La Ritirata di Madrid". ¿Alegría?, ¿Calor popular?, ¿Sinceridad del lado muscular de la música? ¡Sabrá Dios! Sin duda, un momento claro y distinto en la música. Boccherini,  el clásico. 

12 Variazioni, "La Ritirata di Madrid". Quinteto para cuerdas y guitarra en do mayor G. 453. Luigi Boccherini . Guitarra: Narciso Yepes.  

martes, 8 de junio de 2010

Teología mozartiana

Teología profunda. El texto es una súplica dolorosa extraída de la Secuentia del Requiem. El Recodare, Iesu pie es concebido por el maestro desde la calma, la mesura, la paz. Mozart nos lleva a un modo de concebir la fe desde otra forma de fe. Teología postmetafísca donde se puede abrazar a Jesús, diciéndole todo abiertamente, sin miedo, sin dogmática ni canónica

Recordare, Jesu pie,
quod sum causa tuae viae;
ne me perdas illa die.
Quaerens me, sedisti lassus,
redemisti crucem passus;
tantus labor non sit cassus.

Juste judex ultionis,
donum fac remissionis
ante diem rationis.

Ingemisco, tamquam reus:
culpa rubet vultus meus;
supplicanti parce, Deus.

Qui Mariam absolvisti,
et latronem exaudisti,
mihi quoque spem dedisti.

Preces meae non sunt dignae,
sed tu, bonus, fac benigne,
ne perenni cremer igne.

Inter oves locum praesta,
Et ab haedis me sequestra,
Statuens in parte dextra.

Traducción 

Acordaos, Jesús piadoso,
que soy causa de vuestra vida:
no dejéis que me pierda en aquel día.
             
Buscándome tuvisteis que sentaros, fatigado:
para redimirme moristeis en la cruz:
¡que no sea en vano vuestro esfuerzo!.
             
Justo Juez de los castigos,
concederme la remisión de mis pecados
antes de que llegue el día de rendir cuentas.
             
Gimo porque me siento culpable,
me ruborizo por mis faltas:
suplicante os pido, Dios mío, vuestro perdón.
             
Tu, que perdonaste a María Magdalena,
y escuchaste la plegaria del ladrón,
dame también la esperanza del perdón.
             
Mis plegarias no son dignas,
pero te pido, po tu bondad,
que no me arrojes al fuego eterno.
             
Colócame entre tus ovejas,
y sepárame de las cabras,       
colocándome a tu diestra.



Recordare, Iesu pie. Secuentia. Requiem en re menor. W. A. Mozart. Dirige: Karl Böhn

viernes, 4 de junio de 2010

Pastoral brahmsiana


La primera sinfonía que escuche de Brahms en integridad fue la segunda sinfonía en re mayor Op 73, con la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles bajo la dirección del gran Carlo Maria Giulini. Aun mantengo viva la primera asociación que hice de esta obra, donde la influencia de la sexta de Beethoven era particularmente evidente. Es sabido que la versión de Giulini es una de las mejores que se han realizado sobre esta obra de grandes dimensiones. La sensibilidad de Giulini por los compositores de la tradición clásica (Haydn, Mozart, Beethoven, Schubert y ciertamente Brahms), es conocida. Sensibilidad señorial que dialoga con los tiempos contundentes y equilibrados de la música absoluta. 

Después caí en la cuenta que los vínculos entre la sexta de Beethoven y la segunda de Brahms han sido siempre reconocidos y que mi asociación era bastante primaria. Sin embargo, a pesar de la cercanía entre ambas obras,  la carga melancólica de en la segunda de Brahms era más evidente. Otra cuestión particularmente interesante de esta sinfonía la encontré en la lado narrativo. Brahms con esta sinfonía logró componer un fresco amplio y fácilmente reconocible. Se aleja del dramatismo heroico de primera sinfonía en do menor (la tonalidad de la tragedia). Asimismo llega a diferenciarse de la tercera y la cuarta, mucho más densas y complejas. De algún modo, la segunda sinfonía se presenta con la antípoda de la cuarta sinfonía en mi menor, sin duda la mejor de sus sinfonías. 

El ciclo sinfónico de Brahms es una  experiencia de creación musical interesante, intensa y bella, una cima de la música sinfónica. Cada melómano tiene su sinfonía brahmsiana favorita. En mi caso  es la cuarta. Sin embargo, esta segunda sinfonía logra conectarme con muchas de las cosas buenas que he vivido. En su equilibrio melancólico me apacienta. Incluso la turbación se controla, como ocurre en las escenas naturales. 



1. Allegro non troppo 2. Adagio non troppo 3. Allegretto grazioso (Andantino quasi) 4. IV. Allegro con spirito
 Segunda sinfonía en re mayor Op 73. Johannes Brahms. Dirige: Leonard Bernstein.









miércoles, 2 de junio de 2010

O let me weep



Año, 1692. El músico, Henry Purcell. La obra,  La Reina de las Hadas. El Aria: O let me weep. Canta Juno una hermosa desventura. ¿Cómo la desventura puede ser hermosa? ¿Cómo las lágrimas pueden permanecer intactas durante siglos? ¿Cómo el arte puede atravesar los tiempos y conmover; llegar a Lima, Perú - año del señor del  2010 - y conmover a este melómano? La belleza se anuncia como una ventana, quizás ilusoria, a la eternidad, donde el canto de Juno se presenta tristísimo pero hermoso. Qué lejos estamos de producir arias como las que hizo Purcell. ¿Qué tiene que pasar en la historia para volver a crear arte con la mirada en lo alto y el libro de la sabiduría en las manos (Romualdo)? 

Reina de las Hadas. Acto V
Juno: 
O dejadme llorar, llorar por siempre.
Mis ojos no le darán más la  bienvenida al sueño,
pues me voy a esconder de la vista de día.
Y suspiro y suspira mi alma. 
Se ha ido, se ha ido y deploran la pérdida;
Y nunca lo veremos más.