Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Fascismo es lo que obliga a decir y a sentir



No te gusta la cumbia, ni la chicha, ni el huayno. Pero si lo dices o escribes, te llamarán racista y te acusarán de racista. 

No te gusta demasiado la comida peruana porque te causa indigestión. Pero si lo dices o escribes, te dirán que no amas al Perú, que no mereces llamarte peruano, casi un chileno. 

No te gustan las novelas de Arguedas porque lo que escribió no lo sientes tuyo. Pero si lo dices o escribes, te llamarán  "vargasllosiano", "ribeyriano", etc. En suma, un lector prejuicioso, discriminador y racista. 

No te gusta la puntura de Bendayán, porque te produce asfixia mirarla. Pero si lo dices o escribes, te acusarán de occidental. 

No te gustan las danzas típicas, no te gustan sus pasos gregarios, no te emocionan sus vestimentas. Pero si lo dices o escribes, dirán que eres un blanquito, un limeñito, un criollito más. 

No te llaman la atención ni los pagos a la tierra, ni el culto a los apus, ni la yunzas, ni fiestas patronales. Pero si lo dices o escribes, te llamarán "discriminador", "mente estrecha", "regresa a Europa de donde vienen tus antepasados". 

No te interesa aprender quechua, ni saber aymara. Pero si lo dices o escribes, te dirán "alienado", "hombre sin raíces". 

No te gustan, no te interesan, no sientes como tuyas, muchas cosas que te rodean. Pero si lo dices o escribes, te mirarán con sospecha y pronto, más de lo que piensas, algo harán de ti. 

EPILOGO

Hoy releo el diario de Ribeyro y un brevísimo poema de Blanca Varela. Ayer escuché a Alejandro Bisetti y a César Bolaños. Hoy pienso en la columnas y en los altares de las iglesias barrocas,  en las casonas de Barranco y en las líneas verticales y horizontales de los indeterminados espacios de Lima. También pienso en el desierto y en el mar. Y veo en mi mente el Océano Pacífico delante de mi, la bruma del litoral y siento el frío del amanecer, el olor a Café que se entremezcla con mi individualidad. De aquí soy, no lo olvido. 

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