Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

viernes, 9 de octubre de 2009

La obertura feliz

Las oberturas de Mozart. ¿Cuales me gustan más? Varias. La Flauta Mágica tiene una bellísima en dos movimientos, adagio seguida por un allegro. Posee un tejido orquestal admirable que se asemeja, en su inicio, al célebre inicio de la Quinta  Sinfonía de Beethoven. Don Giovanni tiene una obertura compleja, en la que se oponen tanto el andante como un molto allegro, metáfora inicial de lo que es en síntesis esta opera: un  "drama giacoso". 

Hay otras oberturas admirables y entrañables. Pienso en la obertura del Rapto del Serrallo, viva y enérgica con un presto inicial, seguida de un delicioso andante. O también los crescendos  que se perciben en el presto de  la obertura de las Bodas de Figaro. Maravilloso, realmente. Pero hay una obertura que me encanta, la obertura de El Rey Pastor. Compuesta en 1775, se trata de una opera de juventud sobre un libreto de Pietro Metastasio. En la época en que Mozart estaba bajo la tutela del extraño Hieronymus Von Colleredo, Arzobispo de Salzburgo. Allegro y andante se unen para llevarnos a un vértigo equilibrado de fuerzas juveniles y serenidad insospechada para un hombre de 19 años. La obertura de Il Re Pastore me exaspera confiadamente. Es un golpe de vitalidad, un fresco clásico de líneas contundentes. Ya estamos lejos del barroco, se nota a la distancia. Un jovensísimo Mozart parece disfrutar su existencia, cuando aun no se divisan los nubarrones del conflicto con el patrón.

Obertura Il Re Pastore. KV 208. W. A. Mozart

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