Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

martes, 16 de diciembre de 2014

En esta inmensidad se anega el pensamiento

El llanto del monje, Caspar David Friedrich


El penúltimo verso de El Infinito de Leopardi dice así: En esta inmensidad se anega el pensamiento. En este momento estoy ante algo asi. Estoy ante la noche oscura delante del océano pacífico. No es una noche estrellada como la que ponderaba Kant en su segunda crítica. Más bien, es una noche oscura sin estrellas, sin luna; sólo el negro profundo del mar y el sonido insesante de las olas. Si avanzo hasta la orilla, me encuentro ante cierta experiencia de la nada. O es como situarse ante la materia oscura, aquella forma de materia incomprensible pero extensa en el cosmos. 

Estando aquí, soy. No como el ser práctico que estoy obligado a ser. Sino como el contemplativo que soy en esencia. Me encanta contemplar y, tras contemplar, pensar. Contemplar y pensar, esos dos tesoros ocultos. 

Materia oscura y mar. Eso es lo que ahora percibo. Esta inmensidad me abruma y me sobrepasa. ¿A qué parte del mundo iré a girar después de darme cuanta qué soy? Lamentablemente, la contingencia despiadada se encargará, en algunos días , de llenar mi vida de datalles prácticos y contables. La inmensidad de esta noche de materia oscura, será derruída por otras leyes. 

Pero la música se encargará de hacerme recordar que esta experiencia fue real. Será con Brahms. Así será. 


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