Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

miércoles, 9 de marzo de 2011

La miseria sin música

En la miseria, la vida se reduce a buscar qué comer, con qué vestirse y dónde dormir. La miseria es la reducción de la condición humana al estado básico. Todo esfuerzo vital se dirige a satisfacer lo más elemental. En la miseria no hay vuelo, no hay altura. Es imposible la humanización. La miseria es la derrota humana, es el mayor fracaso. 

Como no podría ser de otra forma, la miseria construye sus propios hábitos, sus propias costumbres. Existe un imaginario tenebroso alrededor de la miseria. En la falta de horizontes, el pobre extremo, asume que la única forma de vida se desarrolla a partir de sus carencias. No hay nada más. No hay ciencia, no hay filosofía, no hay arte. El pensar abstracto no se enuncia y la es belleza algo inasible. Tampoco no hay erotismo, sino genitalidad reproductiva. En la miseria somos solamente animales. 

Por eso, en la miseria, no hay música. Y si la hay, es la más violenta. Violencia que no es la crudeza del bello sonido metálico. Sino, violencia de lo declaradamente feo. Brutezza que demuestra la ausencia  de horizontes para hurgar en las formas y contenidos. Por eso no hay música en el grado cero de la civilización. Sólo necesidad exponencial sin posibilidad del reino de la libertad. 

Pero hay una situación peor. La miseria que se mantiene más allá de la superación de la miseria. Una vez satisfechas las necesidades ampliamente, se conservan las prácticas y hábitos de la miseria. Cultura de la miseria que se transforma en desprecio por toda amplitud de horizontes, tanto de la vida teorética, como de la vida creativa. En ese escenario,  no hay música amable. La miseria entró a la mente y germinó una cultura. Con mucho dinero y capacidad de gasto ilimitado, pero sin deslumbramiento por las formas. Movilidad social que no conllevó una movilidad del espíritu. Es el grado cero de lo humano. Hay responsables.

Por ello, también, la música es proclama de superación. Ampliación de horizontes, un alegato por la vida buena y bella. Cada vez que oímos una sinfonía de Brahms o una aria de Händel, nos enfrentamos a la cultura de la miseria que reduce toda la experiencia humana al grado cero de civilización. 

Un poco sostenuto – Allegro – meno Allegro de la Sinfonía n. º 1 en do menor Op 68 de Johannes Brahms. Alegato musical contra todo tipo de miseria. 






Per te lasciai la luce de la cantata secular Delirio Amoroso HV99 de G. F. Händel. Acaso una de la mayores proezas del lenguaje lírico. Intensidad y altura contra la barbarie de cualquier tipo. 


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es sublime lo bello en extremo.
Y la belleza en extremo no sólo conforta. En ocasiones, también duele.

Y esta pieza tiene la gradiosidad de lo sublime: eleva súbitamente, lacera profundamente, y al final, te reconcilia con todo.

Liza

Ricardo Falla Carrillo dijo...

Gracias por comentar.

Anónimo dijo...

Gracias a ti, por compartir.