Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Requiem en un cuarteto de cuerdas: El cuarteto para cuerdas N° 8 en do menor de Shostakovich

Lucifer en el Dite. Gustave Doré. Canto 34 del Infierno de Dante. 

La relación emocional que puedo establecer  con el cuarteto de cuerdas N° 8 en do menor  Op 110 de Dimitri Shostakovich es contraria. Por un lado, durante su escucha y tras ésta,  me hace doler como pocas obras me hacen doler; es decir, me duele todo lo que el alma contiene. Es una experiencia de dolor absoluto, de raíces que tienen su origen en el lado oculto de nuestra naturaleza. Por otro lado, este cuarteto me deslumbra; es decir, es de tal envergadura formal, que me deja sin juicio. ¡Cómo se puede componer algo así!

Los que conocemos algo de la vida del torturado Shostakovich, podemos encontrar las huellas de todo esto. ¿La segunda guerra mundial? Claro que si. ¿El Stalinismo? Si ¿La guerra fría? Si. ¿Los seres queridos muertos? Ciertamente. ¿Un mundo sin Dios? Es evidente. ¿La muerte como experiencia de la nada? Sin duda. Pero también el arte, la vida y Beethoven. Si, Beethoven, el amado músico de Shostakovich. 

Shostakovich, dijo en una oportunidad que este cuarteto era su propio Requiem; un Requiem compuesto en 1960 en la ciudad de Dresde, ciudad que quedo en escombros tras los bombardeos aliados. Por eso aquí todo muere. El mismo Shostakovich se esta muriendo en su cuarteto. 

Por alguna razón recuerdo el final de Abadón, el Exterminador de Ernesto Sábato. Ahora pienso que al fin, este bello texto del gran escritor argentino, tiene por fin su propia música. 

Es el alma un extraño en la tierra?
Adónde dirige sus pasos?
Es la voz lunar de la hermana a través de la noche sagrada
la que oye el peregrino
el sombrío
en su barca nocturna
en los estanques lunares
entre podridos ramajes, entre muros leprosos.
El delirante está muerto
se entierra al extraño.
Hermana de tempestuosa tristeza
mira!
Una barca angustiada naufraga
bajo las estrellas
el  rostro callado de la noche.


Porque no hay poesía festiva, alguien había dicho, pues quizá sólo del tiempo y delo irreparable puede hablar. Y también alguna vez se dijo (pero quién, cuándo?) que todo un día será pasado y olvidado y borrado: hasta los formidables muros y el gran foso que rodeaba a la inexpugnable fortaleza.

Los movimientos del cuarteto número 8 en do menor Op 110 de Shostakovich son: Largo, Allegro molto, Allegretto, Largo  y Largo. 

1 comentario:

anamaría hurtado dijo...

no hay fibra propia que no tiemble con este cuarteto.
Gracias por traerlo
anamaría