Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

martes, 21 de diciembre de 2010

Adoración de los humildes en la noche del bien

La adoración de los pastores. El Greco. 

Los humildes, no los humillados. Aquellos que tienen los pies bien puestos sobre la tierra. Los que pueden, por lo tanto, distinguir lo bueno de lo malo. Saber, por ejemplo, que el niño bien nacido en un pesebre era, efectivamente, el salvador de la humanidad. Reconocer al retoño del Dios Creador, al encarnado en el cuerpo de una mujer, al reconciliador. Los humildes que saben que la liberación se origina en un acto de ternura. Porque al enternecerse el ser humano se hace bueno ( lo que es imposible delante de una tarjeta de crédito de línea ilimitada). Pues sólo nos enternece la fragilidad hecha belleza, pequeñez, dependencia absoluta. Dios es tan sabio que se manifiesta hecho hombre en un bebé. Desconcierta. Dos mil años y no salimos del asombro de ese  gran acto de sabiduría que sólo los humildes pueden reconocer. 

La música ha cantado la teología pastoral de los humildes que fueron a adorar al Eterno Retoño. Propongo dos casos. El primero del compositor tardo renacentista español Tomás Luis de Victoria.  El segundo, del eminente compositor francés del siglo XX Francis Poulenc; músico de una religiosidad pocas veces frecuentada en el siglo de los extremos. El motete navideño Quem vidistis, pastores, con texto romano de las primeras comunidades cristianas, dice los siguiente: 

Quem vidistis, pastores, dicite,
annunciate nobis, in terris quis apparuit?
Natum vidimus et choros angelorum
collaudantes Domino.
Mariam et Joseph vidimus,
in terra stratos supplices
et ratum carum pariter adorantes humiliter,
gratia Deo, qui dedit nobis victoriam
per Jesum Christum, salvatorem nostrum.
O magnum mysterium
et admirabile sacramentum,
ut animalia viderent Dominum natum,
jacentem in præsepio.
Alleluia!

Quem vidistis, pastores. Tomás Luis de Victoria. 




Quem vidistis, pastores. Francis Poulenc.

2 comentarios:

Lachicadeoro dijo...

Los humildes nos enseñan día a día con su elegancia innata rn rl comportamiento todo el camino que nos queda aún por recorrer hasta llegar a la ternura y comprensión con que ellos nos regalan.

Quizá este sea también su caso, señor ricardo rafa carrillo cada vez que nos regala un aporte nos la transmite ´irecta al corazón.

Muchas gracias por sus interesantes comentarios también que hacen que reflexione gracias a las mágicas composiciones musicales que Ud nos presenta. Para mí es un viaje iniciatico al escucharla hacia la contemplación del alma

Felices Fiestas y Año Nuevo !!!

María

Lachicadeoro dijo...

Con tan bella melodía se me han puesto a bailar hasta las letras de su apellido... ¡Que viva el baile!