Pocas veces un compositor barroco puede sonar tan postromántico. Al oir " ! Hail! Brigth Cecilia", es como si el espíritu más mahleriano se hubiera apoderado de los convincentes contrapuntos vocales de Purcell, transformándolos en crescendos consecutivos y abrumadores. Sobrecoge al extremo. Y al final el silencio se convierte en un respiro necesario. Qué poderosa versión logra Gardiner.
Y "No star again shall hurt you" de la Tempestad (basada en la obra homónima de Shakespeare), llega a ser, a mi juicio, la mejor interpretación que he escuchado de este hermoso dueto para soprano, bajo y coro. No tengo más palabras. El enorme talento de Gardiner hace de toda interpretación una experiencia sobrecogedora. Gardiner, alejándose de todo historicismo, recupera ese sentido glorioso (sin ser pomposo) y místico de la gran música.
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