Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Sólo esta música: Dolcissimo sospiro de Giulio Caccini



Sólo habitar desde esta música. ¿Me acerco? ¿Me alejo? La distancia marca la forma de comprensión y las fronteras de esta comprensión. Así, por un momento, esta música en su cercanía me llega a decir cosas que en otras circunstancias no lo haría. La perpetuidad y la contingencia se unen en esta audición. Lo que permanece y aquello que se diluye. Es la existencia así. 

Hoy la vida se diluye lentamente. El existir se oculta tras cierta conciencia de la nada, que no ahondo para no hacerla trágica. El salto al vacío es casi  inminente desde esa perspectiva. Pero es esa música, oída a modo profundo, la que me despierta del sopor de la tristeza. Tampoco la que genera algarabía. La música que logra exhalar cierta paz es esa música. 

Escucho a Giulio Caccini. Y es en este momento lo que sólo quiero escuchar. Se que hay música que no merece preguntas. Este es un caso de esos. 

Dolcissimo sospiro
Ch'esci da quella bocca
Ove d'amor ogni dolcezza fiocca ;
Deh, vieni a raddolcire
L'amaro moi dolore.
Ecco, ch'io t'apro il core,
Ma, folle, a chi ridico il mio martire ?
Ad'un sospiro errante
Che forse vola in sen ad altro amante.


martes, 20 de noviembre de 2012

Hexameron

Liszt, Mendelssohn, Chopin, Czerny, Berlioz, Marie D´agoult y George Sand,
ante el busto de Beethoven . 
Liszt tomó la "La marcha de los puritanos" de la ópera "Los Puritanos" de Bellini. Luego construyó un tema e ideó un conjunto de variaciones, unas realizadas por él, otras confiadas a otros compositores de la época. Estamos en 1837, en el esplendor de la primera gran generación del romanticismo. Hexameron S 392 tiene las siguientes partes: 

Introduction: Extremement lent (Liszt)
Tema: Allegro marziale (transcribed by Liszt)
Variation I: Ben marcato (Thalberg)
Variation II: Moderato (Liszt)
Variation III: di bravura (Pixis) - Ritornello (Liszt)
Variation IV: Legato e grazioso (Herz)
Variation V: Vivo e brillante (Czerny) - Fuocoso molto energico; Lento quasi recitativo (Liszt)
Variation VI: Largo (Chopin) - (coda) (Liszt)
Finale: Molto vivace quasi prestissimo (Liszt)

La obra presenta todas las desmesuras del gran Liszt y los aportes necesarios de sus contemporáneos ilustres. Clara Schumann cuenta que la primera vez que se ejecutó esta obra, por Liszt, fue en su casa, con Robert a su lado. Hoy sabemos bien lo que Clara pensaba de Liszt. 

lunes, 12 de noviembre de 2012

Misterios gozosos: algunas canciones para el ocaso del alma


Hay canciones que me gustan más allá de las letras cantadas. Que me gustan y  que las disfruto más allá de razones puramente formales. A varias las encuentro en el equilibrio exacto entre la respiración y la tristeza, entre el placer y la nocturnidad. Hoy no tengo muchas ganas de mis adorados clásicos de siempre. Hoy son canciones sencillas que me inducen a mis propios deseos gozosos y a cierto ocaso de mi mismo. 

1. Nights in White Satin de Moddy Blues (1967). Cada vez que la escucho me imagino a una pareja suicida de más de 60 años. Una pareja que mira una ciudad distinta a ellos, antes del fin de una vida. Una pareja perpleja ante la ciudad de hoy: variopinta al extremo, con olor a monoxido y a aceite, con sol sin protección. Nostalgias de tiempos idos. Una bella romanza para oír en el ocaso sin ídolos. 



2. No Time de The Guess Who (1969). Esta canción respira hondo. Y me lleva a volar sobre las nubes de un crepúsculo que lucha por no ser artificial. Hay un deseo de trascendencia tan diáfano. Una era que no debió terminar por razones estéticas más que doctrinarias. No Time para siempre.




3. Suite: Judy Blue Eyes de Crosby, Still and Nash (1969). Las voces, la paz de las voces. La dulzura de las voces. Hay un siglo tras todo eso. El ocaso del alma es más tolerable este 2012. 1969, aun no nazco, pero estoy naciendo en la libertad de estas voces. 



4. Dear Prudence de The Beatles (1968). ¿Creen ustedes que se puede decir algo mejor que este ocaso del alma? Nunca dejará de sonar, nunca y nunca.



5. Set the Controls for the Heart of the Sun de Pink Floyd (1968). Este ocaso se hunde en la noche. Hay misterio, hay formas de nocturnidad no demostradas por la pasión. Una obra de arte hecha Pink Floyd.



6. Starless de King Crimson (1974). Erarse una vez en la humanidad la canción más triste de la historia y la más bella de todas. ¿Te imaginas nuestro fin como ciudadanos de una roma imaginada? Esta canción me eleva al nivel de la tierra. Cambios de tiempo que nunca volverán a realizarse. Todos los tiempos del alma están aquí comprimidos.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Un siglo sin Nils Runeberg



Hace un siglo murio Nils Runeberg, teólogo sueco y  autor de  Kristus och Judas y de Den hemlige Frälsaren,  ambos libros esenciales para descubrir y comprender el "misterio de Judas". Sin duda fue Den hemlige Frälsaren, el texto que más juicios apasionados generó por su vehemencia y contundencia y el que deparó los mayores infortunios a su autor. 

Bien apunta Jorge Luis Borges en su acertado y erudito estudio sobre el célebre teólogo y docente en Lund: 

Runeberg comprendió que no era llegada la hora: Sintió que estaban convergiendo sobre él antiguas maldiciones divinas; recordó a Elías y a Moisés, que en la montaña se taparon la cara para no ver a Dios; a Isaías, que se aterró cuando sus ojos vieron a Aquel cuya gloria llena la tierra; a Saúl, cuyos ojos quedaron ciegos en el camino de Damasco; al rabino Simeón ben Azaí, que vio el Paraíso y murió; al famoso hechicero Juan de Viterbo, que enloqueció cuando pudo ver a la Trinidad; a los Midrashim, que abominan de los impíos que pronuncian el Shem Hamephorash, el Secreto Nombre de Dios. ¿No era él, acaso, culpable de ese crimen oscuro? ¿No sería ésa la blasfemia contra el Espíritu, la que no será perdonada (Mateo 12: 31)? Valerio Sorano murió por haber divulgado el oculto nombre de Roma; ¿qué infinito castigo sería el suyo, por haber descubierto y divulgado el horrible nombre de Dios?

Ebrio de insomnio y de vertiginosa dialéctica, Nils Runeberg erró por las calles de Malmö, rogando a voces que le fuera deparada la gracia de compartir con el Redentor el Infierno.

Murió de la rotura de un aneurisma, el primero de marzo de 1912. Los heresiólogos tal vez lo recordarán; agregó al concepto del Hijo, que parecía agotado, las complejidades del mal y del infortunio.

Hoy en Melomanía rendimos homenaje al hombre, al personaje, al laberinto que nos lego a todos los mortales de esta parte del mundo.

Se me viene a la mente la célebre aria de La Pasión según San Juan de Bach: Es ist vollbracht. Quizás todo, tras Judas, todo esté consumado.


¡Todo se ha consumado!
¡Oh consuelo para el alma que sufre!
La noche del dolor
me deja contar las últimas horas.
El héroe de Judá
finalizó la batalla
y consiguió gran victoria.