Esta semana se ha cumplido cuarenta años de la muerte de Bruno Maderna, compositor italiano de primer orden, quien, junto a Luigi Nono y a Luciano Berio, fue parte de la experiencia sonora más gratificante e inteligente de la música italiana de la segunda mitad del siglo XX.
Maderna vivió los azares propios de los artistas de su generación. Auge de los totalitarismos, segunda guerra mundial, reconstrucción europea y la guerra fría. Y como mucho de ellos, se halló muy próximo a los ideales políticos del socialismo europeo. Su estancia de Darmstadt fue fundamental, pues ahí pudo conocer a otros compositores de avanzada como Boulez, Messiaen, Stockhausen, Cage, Unruh, Pousseur. También a los intérpretes más importantes de música de la postguerra, como los
hermanos Kontarsky, Lothar Faber, Severino Gazzelloni, Han de Vries, Christiane
Edinger y Theo Olor.
Maderna y Berio |
Tras su paso en la insigne escuela alemana, Maderna se halló fuertemente involucrado con el Studio di Fonologia Musicale de la RAI en Milán durante los años sesenta. Y en ese proceso se acrecentó su interés por las formas más avanzadas de concebir el sonido y su música. Maderna falleció el 13 de noviembre de 1973 de cáncer al pulmón.
Aura. 1972. Bruno Maderna. Una de sus obras más conocidas.
Investigaciones sonoras de Maderna y Berio en los laboratorios de la RAI en 1960.