Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

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martes, 17 de julio de 2018

Piano concierto en medio de la vida

Aquí, con un bello piano Steinway and Sons, de 1860 (ca)


I
En medio de la madrugada, entre la vigilia y el sueño, me despierta el adagio sostenuto del segundo concierto para piano de Rachmaninov. Me imagino envuelto en la niebla limeña, ante el océano pacífico. Hace un frío húmedo e intenso. Romanticismo tardío, demasiado tardío en medio de las "nuevas cosas". Sonido bello y decadente. 

II
Camino a casa desde la universidad. El día invernal está terminando y las luces más tristes del mundo se encienden. En mi cabeza suena a mil por hora el "Totentanz" de Liszt. Acaso el corazón no tiene otro sonido que  aquel de las cosas que no queremos. 

III
Es el adagio del concierto para piano número 23 en la mayor de Mozart.  ¿Se puede ver la vida desde un adagio como este? Sin duda. Es música para darse cuenta que la vida puede llegar a su fin, pero sin llegar a ser un suceso dramático. Hay un dolor hondo detrás de tanta belleza.

IV
Si te dijera que muchas veces pienso en "lo real"  tal como se desenvuelve el adagio assai del concierto para piano de Ravel. ¿Será "lo real"  este movimiento de Ravel? ¿Tiene esa consistencia? Ontología del continuo perpetuo que empieza languidecente y acaba triunfal.  ¿Se dirige"lo real" al triunfo?

V
Andante del concierto para piano número 12 en la mayor de Mozart, escrito para mi. Eso pienso. Aparentemente simple, pero complejo en su interior. ¿Qué alma es capaz de escuchar esto?- me pregunto. Si se desea volver a nacer, ¿qué mejor movimiento que este?.

VI
Si queremos huir del fragmento y reunir nuestra alma. Si buscamos recuperar el sentido, aquí esta el allegro appasionato del segundo concierto para piano en si bemol mayor de Brahms. Esta es la forma en la atravieso el puente del simio al superhombre/al sobrehombre. ¿Cómo pudo Brahms fue capaz de concebir algo de estas dimensiones? ¿Cómo una obra es capaz de hacer de nosotros algo más de lo que somos? Es la gran belleza, hombre. Date cuenta.

VII
Aquí hay dos o más. Particiones que no sólo son del corazón o de la mente. El andante con moto del cuarto concierto para piano de Beethoven, está concebido para volver a creer a pesar de la disolución del yo en fragmentos. Al final, hay una conciliación que duele por su hondura.

VIII
Molto allegro con focuo del primer concierto para piano en sol menor de Mendelssohn. ¿Hay algo que pueda ser más luminoso? Lo dudo. Con Mendelssohn no hay nubes grises, ni materia oscura. Hay un brillo que es capaz de iluminar el universo entero, por un instante.


lunes, 28 de marzo de 2016

Razón de ser, razón de amar, razón de vivir




El 9 de diciembre de 2015, escribí por última vez en Melomanía. Como dije en aquella oportunidad, las circunstancias que le habían dado origen y continuidad a mi blog, habían cambiado mucho con el paso de tiempo. Ya no era el mismo hombre que escribió tanto de lo que escribió por años.

Hoy que vuelvo a hacerlo, me reafirmo en la decisión de haber puesto punto final a Melomanía y otros estados sensoriales. Sin embargo, quiero terminar este periodo de mi vida mental compartiendo un texto final que, al mismo tiempo, será el inicio de los nuevos caminos por donde mi educación sentimental me conduzca. 

Razón de ser, razón de amar, razón de vivir

para Claudia, por la razones que sólo tu sabes y sabrás bien. 

Mi ser está presente en mi devenir. Yo soy el que está viviendo desde hace 46 años. Yo soy ese tiempo que transcurre de vida. Mi ser es mi tiempo. He transcurrido todos los días, desde aquel día en que nací. Sin embargo, aun cuando haya vivido todo lo que he vivido, la razón de ser, mi razón de ser, no está garantizada por el mero hecho de vivir desde que nací. Falta algo para que el ser, tenga razón de ser. 

Y ese ser, adquiere razón de ser, por el amor. 

Mi primer amor, vino de la naturaleza. Vino de mis padres que me engendraron con amor y me cuidaron con amor. Sus palabras de amor y sus actos de amor, me hicieron caminar, hablar, crecer. Y en aquel recibir tanto de ellos ( de Papá y de Mamá), mi corazón se hizo fuerte, se lleno de amor propio; amor propio que nunca - a pesar de los momentos graves- me  ha abandonado. Porque hay una voz interior que me dice: "hijo, tu eres más". Esa voz me la insertaron desde pequeñito mi mamá y mi papá. 

Mi segundo amor también vino de la naturaleza. Vino de mi hija y de mi hijo. Engendrados, fueron cuidados con un amor enorme. Esta querencia me hizo enseñarles a caminar, a hablar, a crecer. De ellos aprendí el sentido del sacrificio, del esfuerzo mayúsculo; también aprendí a gozar en la entrega, a disfrutar dando. Y en los momentos graves de mi vida, fueron sus presencias las que me impulsaron a la vida, derrotando las formas más diversas de la muerte. De algún modo, fueron sus voces las que me dicen: "papá, tu puedes más". 

Mi tercer amor vino de una decisión de amor. Vino después de que la vida me había golpeado de un modo inusitadamente fuerte. A pesar de las secuelas que nos deja la experiencia del desamor, la voz interior que me dice "hijo, tu eres más" y "papá, tu puedes más", me llenó de valor para elevarme sobre mi propio desconsuelo. Y así, con alas y raíces, divisé el horizonte y elevé mi mirada más allá del bosque de edificios que se yergue delante de mi. 

Esta es la historia de la decisión del amor. 

Frente de mi, por años, a unos metros, estabas tu. Espontáneamente, el camino, el trascurrir, que va desde lo cortés hacia el querer, se fue dando de un modo indeterminado, sin plan ni estrategia. Sólo sé que llegó un momento en que tu amor se me presentó a un metro de distancia, en la misma mesa y tu amor y yo empezamos a conversar. Tiempo. 

Mi mano tocó tu mano, Y mis brazos tomaron tus hombros. Caminamos tranquilamente en la noche de primavera que poco a poco se transformó en días, tardes y otras noches de primavera y de verano. Así, te vi y me viste. Supe que nadie en el mundo me había visto de ese modo. Me sumergí en tu mirada y pude viajar hacia el momento original de todos mis ancestros. Entendí porque las flores se habían cosechado para las mujeres de todos los hombres. Comprendí porque los enamorados le cantan al amor y bailan devocionalmente hacia el absoluto, aunque sólo sea una fugaz conjetura. Supe porque los sencillos son bienaventurados sólo por serlo. Y percibí que te alegraba mi susurro en tus oídos, que te alegraba que tuviera mis dos manos para tus dos manos, que te hacía feliz que bese el interior de tu exterior. Y entendí que el amor no precisa del dolor para ser  amor. Y que el dolor está sólo en el mundo y se desvanece cuando una mujer en tu forma de mujer se acerca con un plato de puré con pollo a la plancha y te dice: "ya está servido, amor". Entendí que en el vasto universo alguien me había esperado en la puerta del paraíso, por un tiempo que no se podrá precisar en términos humanos y que sólo los que tienen corazón lo podrían entender. 

Así, el día ocupó el lugar de la noche. Incluso, la noche te transformó en día a pesar de ser seguir siendo noche. Pudo mi corazón abrazar a mi cerebro por primera vez. Mi piel dejó de ser mi piel en un tejido de 750000 años de fe. La alegría no le quitó su lugar a nadie, más bien, abrazó a todos mis amores y los unió en sólo espacio por primera vez. 

Todo esto fue posible porque te dije lo que debía decirte a ti, sólo a ti. Y tu, supiste bien de qué se trataba todo esto. Por eso mi mujer, mi arcoiris, habrá tanto qué cosechar, verdaderamente. Mi razón de vivir. 


viernes, 2 de octubre de 2015

La belleza salvífica

Detalle del Nacimiento de Venus de Botticelli

Sin belleza, la verdad y el bien - el conocimiento y la ética- carecen de contundencia; es el ser sin  su luz, tal como pensaba San Buenaventura. Sin belleza, la ética se convierte sólo en un manual de costumbres cívicas, en proposiciones simples sin el vuelo necesario para elevar a las costumbres. Sin belleza, el saber pierde su finalidad teórica y contemplativa y se queda reducida a la finalidad instrumental. Si no hay belleza, no hay mundo que admirar, no hay Dios al que sublimar y no hay amor para dar. 

Hoy le pido a la belleza - a la historia de una idea de occidente- que regrese al ser. Que vuelva a alimentar a la verdad y al bien. Le pido a la belleza que salve al mundo, que confiera armonía y proporción a la mentes; le pido que controle a la desmesura, que cincele a los hábitos y que le vuelva dar al saber las alas de la bella lógica y la contundencia de la retórica. 

Hoy la belleza es un imperativo para salvar a la Creación o a la evolución filogenética. Debemos pedirle a quien le corresponda, que la belleza nos arrebate, nos libere, cuando la noche es más oscura. 

Magdalena. La Tour. 

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Música para un niño



Tendría siete u ocho años. Y me recuerdo, casi en en sueños,  dirigiendo a solas una orquesta sinfónica, uniendo fragmentos de varias obras con melodías que salían de propio cerebro. Pienso que eran obra de Dvorak, de Beethoven,  de Tchaikovsky, con partes que inventaba al modo -ahora veo- tardo romántico. 

Años después, cuando descubrí a Mahler, entendí finalmente, por qué me interesaba tanto su música. De niño, de algún modo, había estado sintiendo algo similar. Olas gigantes de sonidos sinfónicos, que crecían y decrecían de un modo insospechado en mi cerebro. Cambios de humor, orquestas fantasmales que pendían de una cuerda antes de caer a un abismo; luego, tan pronto, llegaban al noveno cielo. 

Otras veces, pensaba en líneas sonoras que salían de mi cabeza, al modo del Arte de Fuga de Bach. Y cuando era de noche, mirando el techo de mi habitación, podría asociar aquellos sonidos, como los de Bach, con las fotos de una libro que tenía en casa "Universo" (que aun conservo con cariño). Fotos de estrellas, galaxias, quásares, planetas, con la estructura arquitectónica al modo de Bach.

Pero también me venían intensos ataques de melancolía, sin saber de dónde provenían. Desconocía su causa y me asustaba su poder sobre mi. Y en esos momentos, un violín acompañando de aéreas cuerdas me conducían por linderos que sólo después conocí de adulto. La música también me enseñó a anticiparme a la tristeza. 

Felizmente, la mayoría de veces, la música era la luz, la luz más absoluta y plena de la existencia. Y por ello, mi alegría se tornaba en una fiesta íntima al modo veneciano, como el más bizantino Vivaldi. Mi mente danzaba y mis sentimiento lograban algo formidable que me llevaré a la tumba y que sólo yo puedo entender. 

Bien decía Eugenio Trías, el logos musical (siguiendo a Nietzsche) es una forma no verbal de pensamiento que sólo se puede entender desde el diólogos musical. Creo que eso es lo que me ha pasado desde niño; yo me comunico en música, yo soy música. Y cuando me muera, deseo firmemente convertirme en lo que he sido siempre: un sonido que transcurre por todo el universo, fascinado por todo. 

miércoles, 15 de julio de 2015

Persistir en la música. Reflexiones a medio andar




I
Escrito lúcido de Cioran: "Fuera de la música, todo, incluso la soledad y el éxtasis, es mentira. Ella es justamente ambos, pero mejorados". Me quedo pensando: ¿Por qué persisto en la música? La respuesta: me permite existir, me permite persistir. ¿De qué modo existir? Mi modo de existir es pensar. Eso me ofrece la música. 

II
Hoy miraba el mundo tras el telón sonoro de las sonatas para viola da amore y clavecín de Doménico Scarlatti. La realidad mundana tenía otra forma de presentarse. Estetizada por la distancia de la música de Scarlatti, adquirió el dominio de cierta tristeza.





III
Una gran riff - bluseado y cerebral- de Joe Bonamassa se eleva en este amanecer, mientras la ciudad se sumerge en la luz de la mañana. Sonidos así, también son necesarios para andar por la calles del mundo. Son formas abstractas que pueden ubicarse en el mar de los objetos singulares. Energía del mejor bluesman de hoy que me lleva redescubrir la segunda ley de la termodinámica.





IV
Meditación para una clase de estética, búsqueda de opuestos formales para evidenciar las construcciones del orden. Frente a frente, imagino, en diálogo, la sonata "Tormenta" de Liszt y "Para Alina" de Pärt. ¿Entenderán?, me pregunto. ¿No son estas obras dos extremos de mi condición?


miércoles, 24 de junio de 2015

Volver a la casa del arte y de la materia

El Angelus, Millet

Nuevamente el orden subyacente del mundo material que es descubierto por la mente que contempla. Nuevamente la conciencia que se maravilla por esos órdenes inmanentes. Luego, nuevamente, los artefactos hechos siguiendo el patrón del orden implícito. Primero la piedra labrada, luego, la vara ornamentada por la mano humana. Y así, la palabra transfigurada en poema, en rima, en métrica. Y así, la imagen, el volumen, el espacio. Finalmente, la "misteriosa forma del tiempo": la música.

Volver a la casa del arte es volver a vivir. Es respirar tranquilo sabiendo que en este mundo material la potencia del espíritu se forma y se reforma de inmensas maneras.  Porque todo lo que quisimos y no quisimos nos fue dado, De esa manera, la materia de los sueños, de los ingenios, de las normas y hábitos abiertos a la infinitud, regresan a un corazón pensante que redescubre la potencia de lo que las manos y la mente humana hicieron con tanta certera inteligencia y amor. 

Quiero compartir uno de los textos más hermosos que alguna vez he leído. Se trata de la parte final del Himno al Universo de Telhaird de Chardin, sacerdote jesuita y científico del siglo XX. Pensador profundo que muchos podrían visitar nuevamente en estos tiempos de auroras...


Bajo el Arco, Gaston la Touche


HIMNO A LA MATERIA

Por Pierre Teilhard de Chardin

Bendita seas tú, áspera Materia, gleba estéril, dura roca, tú que no cedes más que a la violencia y nos obligas a trabajar si queremos comer.

Bendita seas, peligrosa Materia, mar violenta, indomable pasión, tú que nos devoras si no te encadenamos.

Benditas seas, poderosa Materia, evolución irresistible, realidad siempre naciente, tú que haces estallar en cada momento nuestros esquemas y nos obligas a buscar cada vez más lejos la verdad.

Bendita seas, universal Materia, duración sin límites, éter sin orillas, triple abismo de las estrellas, de los átomos y de las generaciones, tú que desbordas y disuelves nuestras estrechas medidas y nos revelas las dimensiones de Dios.

Bendita seas, Materia mortal, tú que, disociándote un día en nosotros, nos introducirás, por fuerza, en el corazón mismo de lo que es.

Sin ti, Materia, sin tus ataques, sin tus arranques, viviríamos inertes, estancados, pueriles, ignorantes de nosotros mismo y de Dios. Tú que castigas y que curas, tú que resistes y que cedes, tú que trastruecas y que construyes, tú que encadenas y que liberas, savia de nuestras almas, mano de Dios, carne de Cristo, Materia, yo te bendigo.

Yo te bendigo, Materia, y te saludo, no como te describen, reducida o desfigurada, los pontífices de la ciencia y los predicadores de la virtud, un amasijo, dicen de fuerzas brutales o de bajos apetitos, sino como te me apareces hoy, en tu totalidad y tu verdad.

Te saludo, inagotable capacidad de ser y de transformación en donde germina y crece la sustancia elegida.

Te saludo, potencia universal de acercamiento y de unión mediante la cual se entrelaza la muchedumbre de las mónadas y en la que todas convergen en el camino del Espíritu.

Te saludo, fuente armoniosa de las almas, cristal límpido de donde ha surgido la nueva Jerusalén.

Te saludo, medio divino, cargado de poder creador, océano agitado por el Espíritu, arcilla amasada y animada por el Verbo encarnado.

Tú, Materia, reinas en las serenas alturas en las que los santos se imaginan haberte dejado a un lado; carne tan transparente y tan móvil que ya no te distinguimos de un espíritu.

¡Arrebátanos, oh, Materia, allá arriba, mediante el esfuerzo, la separación y la muerte; arrebátame allí en donde al fin sea posible abrazar castamente al Universo.

lunes, 21 de abril de 2014

Heavy Metal y la distancia generacional



I
Hace treinta años era un adolescente, un adolescente más de una ciudad que iniciaba tu expansión ilimitada; expansión que no fue sólo geográfica, sino, sobre todo, de mentalidades. De aquellos años, lo que más recuerdo en términos de mi formación cultural, era la presencia (omnipresencia, digamos) de los Estados Unidos y del mundo anglosajón en general. Presencia absoluta que moldeaba nuestros interiores ya conformados por la presencia occidental -en Lima- desde hacía varios siglos. Si lo pienso en términos fríos, tal presencia anglosajona en el imaginario mediático de la cultura urbana limeña no era buena ni mala, pues siempre hay poder cultural dominante en el mundo. Y si ese poder no era el de Estados Unidos, podría haber sido el poder de otra nación. Así, la presencia anglosajona y especial norteamericana en mi formación cultural, era gravitante. No porque yo lo decidiera, sino porque era el relato cultural dominante. Y la historia nos ha enseñado que eso es inevitable. El poder político, económico y militar de los imperios, también se expresa en el poder cultural; en la capacidad de reproducir sus imágenes del mundo de forma expansiva e intensa.  De este modo, la alienación cultural como problema no existe. Pues todos somos, de algún modo, "alienados". 

Como decía, hace treinta años era adolescente; un adolescente que veía vídeos musicales en la época en que MTV iniciaba su dominio integral y derivado por doquier. Y gracias a los vídeos de MTV que miraba en un canal -ahora inexistente- de la antigua frecuencia UHF, pude tomar contacto con varias de la culturas visuales de mediados de los años ochenta. Culturas visuales que eran derivadas de la diversidad de las subculturas musicales. Cada subgénero musical poseía su propia imagen. Y MTV era la vitrina de cada una de esas infinitas formas, donde música e imagen se fundían en una sólo entidad estética de algunos minutos de duración. Las otrora poderosas casas discográficas invertían mucho dinero en la producción de videoclips, potenciado las ventas de las unidades al infinito y fomentando giras inmensas e interminables por todo el mundo. Nos encontrábamos en el apogeo de una era de la historia de los medios a escala global. Es muy difícil que esa situación se vuelva a repetir por las características actuales del entorno sociocultural de la cosmopolis. 

II
1984. Desde Lima el mundo me parecía inmenso. Era muy consciente que vivía en una "pequeña" ciudad de 5 millones de habitantes (esa era la población de Lima). Una ciudad grande en extensión, pero pequeña en sus vivencias y en su códigos de conducta moral, mucho más cercanos a la "moral homérica" que a la "ética cívica". Así, en esa ciudad pequeñita, gracias a los vídeos musicales, pude descubrir  que una había un subgénero musical que se diferenciaba de los demás tanto por la música como por la presencia de sus ejecutantes. Y ese tipo de música se llamaba Heavy Metal. 

III
1984. No sólo es el título de un libro distópico de Orwell, ni tan sólo el nombre de un álbum de Van Halen. 1984 es un año de hace tres décadas. El año en que el Heavy Metal llegó a ser el subgénero musical más aclamado del mundo entero (influenciado por la civilización anglosajona) y cuando sinónimo de escuchar "buena música", era escuchar Heavy Metal. Desde mi humilde espacio en la tierra, pensaba que lo que escuchábamos Heavy Metal éramos trillones de humanos y casi la totalidad de jóvenes costeños de clase media limeña. Situación que no era cierta, pero que a mi me tenía sin cuidado. Pues igual pensaba que "todos" escuchaban Heavy Metal y que a todos les gustaba el Heavy Metal. 

IV
1984. No sólo los andes peruanos se llenaban de muertos gracias a las idiotas y asesinas huestes del camarada Gonzalo. No sólo la Guerra Fría la estaba ganando Estados Unidos cada día más a la Unión Soviética. Y no sólo el reaganomics se transformaba en el evangelio de la economía global. 1984, era el año del dominio del Heavy Metal. En ese año Iron Maiden publica Poweslave e inicia su gira más ambiciosa. Van Halen edita su disco más popular: 1984. Quiet Riot se consolida con Condition Critical y Autograph es extrañamente famoso con Turn Up The Radio. En 1984 Ratt debuta en lo alto con Out of the Cellar y Saxon trata de conquistar los Estados Unidos con Crussander. En 1984 Deep Purple regresa a la cima con Perfect Strangers y Whitesnake empieza su camino a la estratosfera con Slide It In. Y claro Def Leppard hace bailar a la tierra con Pyromania y Twisted Sister con Stay Hungry. 1984, millones de jóvenes mueven la cabeza de atrás hacia adelante e imaginan que la escoba es una Fender. 1984, las paredes se  pueblan con graffiti con el nombre de bandas de Metal. 1984 se condensa lo anterior y lo inmediatamente posterior. ¿No fue Rock in Río I en enero de 1985? Rock en Río, la primera manifestación fuera de las murallas de occidente de gran rock y explosión inicial de Heavy Metal para muchos en Sudamérica. 

V
2014. Décadas después veo That Metal Show en VH1. El público que celebra Eddie Trunk tiene más o menos mi edad. Se mencionan grupos, solistas, productores; discos entrañables, historias deliciosas que ojalá sean algún día parte de una buena película. Aun cuando estoy a la distancia, pienso que en Sudamérica hay muchos como yo que fueron formados en esa experiencia de la música popular. Y que a todos nos une una extraña hermandad: haber sido parte de un credo musical y al mismo tiempo mítico. 

En la actualidad hay grupos musicales extraordinarios, pero el Heavy Metal es casi música marginal. No se si de nostálgicos, aunque pueda que lo sea. Pero no es lo que llegó a ser en su momento. Hoy hay otros sonidos, otras formas sonoras de ser jóvenes. Es claro que el Heavy Metal es música de mayores, de adultos. Hay distancias que empiezan a ser inevitables. Las distancias que se dan en el universo de los sonidos constituyen uno de esos abismos que diferencian a las generaciones humanas. Nunca pensé que una buena canción de Metal podría llegar a tener el mismo espacio que un bolero para otras generaciones. Increíble.




jueves, 12 de diciembre de 2013

Música



Hoy necesito una música. No para aliviar al corazón, sino para avivar la mente. Música que eleve mi razón; que le de las alas que el cerebro carece, que convierta la compleja red de procesos neuronales y electroquímicos  en asombro e intelecciones asombrosas.  Música de espíritu ascendente, pero sin mística mítica, sino mítica de las edades seculares del pensamiento.  Música que se pueda tocar objetualmente. Música de alturas temerarias.

Música sin topoi, música -como dije- de alas sin raíces. Música cósmica. Nuevamente, música de infinito matemático y de reglas claras para mantener limpio el espíritu. Racionalismo de la música. Música hiperracional. Música que en su complejidad me conduzca al aneurisma. Música que se pueda deducir a partir de una conjetura con altas probabilidades de ser cierta. 

No quiero vísceras en la música.

Hoy necesito música de la eternidad, inventada en una forma que sólo la idea de occidente (histórica idea) posee desde la Grecia antigua y que ha viajado hasta llegar a la habitación de un pequeño humano, en un país terriblemente pequeño. País terrible sin música.

La Ofrenda Musical, formidable experiencia extrema de razón pura en la música.



Contrapunto XIX del Arte de la Fuga de Bach, forjado por Luciano Berio en enriquecedora postulación sonora. Múisca hecha hipótesis. 

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miércoles, 30 de octubre de 2013

Melomanía solitaria

Orfeo de Tracia

Ahí están mis discos, mis innumerables discos. Nunca los he contado. Lo hice hasta hace unos ocho años, cuando aun me era posible reconocerlos. Pero desde hace un tiempo, ya no lo hago. Dejo que siga creciendo su número hasta donde el espacio y la vida lo permita. 

Más allá de la indeterminación cuantitativa, mis discos son testigos de lo que ha ido ocurriendo en mi existencia. Y son símbolos de lo que constituye mi experiencia como humano. Todo pasa, todo podrá irse; lo que va del ser al no-ser. La contingencia.  Pero lo que sigue, me acompaña, me comprende, me arropa, me conmueve y permanece con la mayor lealtad, es mi música. Lo necesario. 

No creo que me pase lo que ocurrió a Orfeo una vez que perdió a Euridice por segunda vez. No creo que pierda a la música. Estoy seguro que no la perderé jamás. E incluso, estoy convencido que tras mi encuentro con la muerte, me habré convertido en música. Seré libre en esa transmutación final. Nada me atará, nada me encadenará. Andaré por el espacio ilimitado y al fin podré ser yo mismo.

Spiegel im spiegel de Arvo Pärt.  Una de mis posible transmutaciones después de la muerte. 

miércoles, 8 de mayo de 2013

Fascismo es lo que obliga a decir y a sentir



No te gusta la cumbia, ni la chicha, ni el huayno. Pero si lo dices o escribes, te llamarán racista y te acusarán de racista. 

No te gusta demasiado la comida peruana porque te causa indigestión. Pero si lo dices o escribes, te dirán que no amas al Perú, que no mereces llamarte peruano, casi un chileno. 

No te gustan las novelas de Arguedas porque lo que escribió no lo sientes tuyo. Pero si lo dices o escribes, te llamarán  "vargasllosiano", "ribeyriano", etc. En suma, un lector prejuicioso, discriminador y racista. 

No te gusta la puntura de Bendayán, porque te produce asfixia mirarla. Pero si lo dices o escribes, te acusarán de occidental. 

No te gustan las danzas típicas, no te gustan sus pasos gregarios, no te emocionan sus vestimentas. Pero si lo dices o escribes, dirán que eres un blanquito, un limeñito, un criollito más. 

No te llaman la atención ni los pagos a la tierra, ni el culto a los apus, ni la yunzas, ni fiestas patronales. Pero si lo dices o escribes, te llamarán "discriminador", "mente estrecha", "regresa a Europa de donde vienen tus antepasados". 

No te interesa aprender quechua, ni saber aymara. Pero si lo dices o escribes, te dirán "alienado", "hombre sin raíces". 

No te gustan, no te interesan, no sientes como tuyas, muchas cosas que te rodean. Pero si lo dices o escribes, te mirarán con sospecha y pronto, más de lo que piensas, algo harán de ti. 

EPILOGO

Hoy releo el diario de Ribeyro y un brevísimo poema de Blanca Varela. Ayer escuché a Alejandro Bisetti y a César Bolaños. Hoy pienso en la columnas y en los altares de las iglesias barrocas,  en las casonas de Barranco y en las líneas verticales y horizontales de los indeterminados espacios de Lima. También pienso en el desierto y en el mar. Y veo en mi mente el Océano Pacífico delante de mi, la bruma del litoral y siento el frío del amanecer, el olor a Café que se entremezcla con mi individualidad. De aquí soy, no lo olvido. 

jueves, 4 de abril de 2013

All hell break loose



















El carro de heno, lado derecho del tríptico

Marte, el portador de la guerra. Sinfonía "Los Planetas" Op 32 de  Gustav Holst

lunes, 30 de julio de 2012

Alma renacentista



Hay días en que no estoy en el 2012. Y que vivir en el siglo XXI me parece una broma cruel. Se que es absurdo e ilógico tener nostalgia de una época no vivida, porque la percepción que se suele tener de una época del pasado está fuertemente contaminada por las distorsiones de la lectura desmesurada y por las inexactitudes frecuentes de la reconstrucción histórica. 

Pero la ilusión vale. Y es legítima si logra despertar en nosotros algún deseo por aprender, por conocer, por maravillarnos. Y es eso lo que siempre me ha fascinado de aquel bello mito que fue el renacimiento. Pues sólo pensar en hombres como Leonardo, Della Mirandola, Durero, Rafael, Botticelli, Moro, Erasmo, Maquiavelo, Tallis, Desprez, etc, me conmueve el alma. Y esa es la palabra: "conmoción". 

Si quiero ser sincero conmigo mismo, debo decirme que tengo una alma renacentista. Y estoy seguro que mi mente hubiera logrado su mayor estado de conmoción, si por un momento pudiese haber visto a Leonardo trabajar en sus mágicos diseños, ver a Botticelli pintar, a Durero grabar; conversar con Tomas Moro y Maquiavelo o asistir a Desprez mientras componía la más bella música de su época. El saber se fundía sin límites. El arte, la ciencia, las humanidades, estaban unidas bajo el estigma de la pasión. Un hombre tan universal como Leonardo es la esencia del renacimiento. Todo el universo se condensaba en un sólo cerebro. 

Vivimos en una época de grandes posibilidades. Donde todo el saber humano se presenta como una portentosa construcción, descomunal, de la que todavía no somos conscientes.  Sin embargo, es una era triste. No por ese gran logro que ha sido la libertad individual, sino porque una vez que la hemos logrado, no sabemos qué hacer con ella. Y por ello el mundo esta en un estado de suspenso, por ello el mundo flotante y sin alas en el que vivimos. 

Pienso en el renacimiento. Me pienso renacentista. Aun cuando pueda parecer muy pretencioso de mi parte, siento que allá voy. Y que una vez muerto, iré conversar con Durero o Leonardo. Mentes que no tuvieron límites, como mi mente apasionada por absolutamente todo. 

Praeter Rerum Seriem de Josquin Desprez. La mayor gloria vocal del Renacimiento.


lunes, 2 de julio de 2012

BACH: tras la contemplación BWV 21






Ya lo dijo Mozart una vez que se quedó mirando las partituras del Creador/Maestro: "Por fin algo de quién aprender". Sólo Mozart podría haberlo dicho. Pues, ¿quién más sino Mozart?. Mozart fue el único que podía admirar como se debía al Creador/Maestro. El Hijo reconocía la sabiduría suprema del Padre. En cambio yo, como criatura menor,  no sólo debo reconocer la sabiduría superior del Creador/Maestro, sino sus alturas ante mis bajuras inmensas.

Ya el aire escasea. Me da vértigo la altura. El corazón palpita. La razón pura y práctica son superadas largamente. La conmoción va más allá de si misma. Estoy  en otra región. He sido llevado a otro mundo. El Creador/Maestro me ha dado forma nueva y nueva geografía. ¿Dónde estoy? ¿Dónde habito? Bach, Bach, Bach. Te invoco desde  mi interior, desde un espacio que nunca supe que existía.


Quiero que el aire escasee  y que las alturas sean temerarias. Quiero quedarme en silencio y ver la OBRA en su acepción mayor. Deslumbrarme sin palabras de respuesta. Quiero volver al Padre de las cosas, para observar la creación como algo integral. Quiero ver cómo la materia vuelve a reconstituirse una vez que es atravesada por aquel que le dió al cosmos sonoro su verdadera y perfecta justificación. Quiero pensar en la infinidad de veces que ha sido interpretada la OBRA y cómo la OBRA no podrá ser reemplazada por otra cosa, pues la OBRA existe por si misma y no necesita de nosotros.





TUVE MUCHA AFLICCIÓN BWV. 21

PRIMERA PARTE

1. Sinfonía

2. Coro
Tuve mucha aflicción en mi corazón;
pero tus consuelos recrean mi alma.

3. Aria (Soprano)
Lamentos, lágrimas, tristeza, miseria,
anhelo temeroso, temor y muerte
corroen mi corazón oprimido,
siento desolación, dolor.

4. Recitativo (Tenor)
¿Cómo me has abandonado, 
Dios mío,
en mi miseria, en mi temor y miedo?
¡Ah! ¿no conoces a tu hijo?
¡Ah! ¿no oyes la lamentación
de aquellos que
con alianza y lealtad
están a Ti unidos?
Tú eras mi alegría
y te has hecho cruel.
Te busco en todas partes,
llamo y gimo tras de Ti,
¡abandonado a mi pena y dolor!
Parece como si Te fuera desconocido.

5. Aria (Tenor)
Chorros de lágrimas saladas,
torrentes siempre corriendo.
Tempestades y olas me hieren,
y este mar lleno de tribulaciones
quiere debilitar mi espíritu y mi vida.
Mástil y ancla quieren romperse,
aquí me hundo en la tierra,
allí contemplo la profundidad del averno.

6. Coro
¿Qué te aflige alma mía
y qué te inquieta dentro de mí?
Confía en Dios; yo le daré gracias,
pues Él es mi Dios y mi ayuda.


SEGUNDA PARTE


7. Recitativo (Soprano, Bajo)

Soprano (Alma)
Oh  Jesús, mi sosiego,
mi luz, ¿dónde moras?

Bajo (Jesús)
¡Oh alma mira! aquí estoy junto a ti.

Soprano (Alma)
¿Junto a mí?
Aquí es noche cerrada.

Bajo (Jesús)
Soy tu amigo fiel,
que también vigila en la oscuridad,
donde habitan los ruines.

Soprano (Alma)
Irrumpe con tu resplandor y luz consoladora.

Bajo (Jesús)
Se aproxima la hora,
en que la corona de tu lucha
será para ti un dulce consuelo.

8. Aria (Dúo) (Soprano, Bajo)

Soprano (Alma)
Ven, Jesús mío,
alivia y alegra con tu mirada,
esta alma,
que debe morir
y no vivir
en el abismo de desgracia
y perecer completamente.
Debo siempre flotar en la aflicción.
¡Sí, oh sí, estoy perdido!
¡No, oh no, Tú me aborreces!
¡Oh, Jesús, dulcifica mi alma y corazón!
¡Ven, Jesús mío, y alíviame
con tu mirada protectora!

Bajo (Jesús)
Sí, ya llego y te alivio
con mi mirada protectora.
Tu alma que debe vivir
y no morir,
aquí, fuera de ese abismo de heridas.
Debes alcanzar la salvación
¡por medio del jugo
de las uvas!
¡No, oh no, tú eres elegido!
¡Sí, oh sí, Yo te quiero!
¡Arrojad vuestras preocupaciones,
que desaparedca el dolor!
Sí, vengo y te alivio
con mi mirada protectora.

9. Coro
Alégrate alma mía pues el Señor
te hace el bien.

Tenor
¿Qué nos consulean las preocupaciones,
qué nos consuelan la aflicción y lamentación?
¿Qué nos consuela que todas las mañanas
suspiremos por nuestras desgracias?
Únicamente hacemos mayor nuestra cruz y pena
por causa de la tristeza.

Soprano
No pienses en el ardor de tu tormento
porque fueras abandonado por Dios.
Que aquél que Dios sienta en su seno,
ése se alimenta de constante felicidad.
El tiempo que transcurre altera las cosas
y dispone a cada uno su fin.

10. Aria (Tenor)
¡Alégrate alma, alégrate corazón,
escapa ahora, aflicción, desaparece dolor!
Lamentación, ¡transfórmate en puro vino!
¡Mi lamentación será ahora un grito de júbilo!
Se quema y arde  la vela más pura del amor y consuelo
en el alma y en el pecho,
porque Jesús me conforta con gozo celestial.

11. Coro
El Cordero degollado, es digno de recibir
el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, el loor y la alabanza.
¡Alabanza, honor, loor y dominio
sean para nuestro Dios por los siglos de los siglos.
Amén. ¡Aleluya!

jueves, 28 de junio de 2012

Carta íntima por todas las cosas

 


 En este momento, cuando busco en mi las palabras precisas para iniciar esta carta, me encuentro escuchando el Unplugged in Sweden de Criss Cornell, quien fuera el magnifico vocalista de Soundgarden. Trato de buscar palabras, pues las palabras se buscan, no se encuentran. No caen del cielo, ni provienen del espíritu de la época. Las coyunturas sociales y culturales no crean palabras, sino, más bien, son  las palabras las que realizan el universo, las que edifican la realidad. Por eso es tan dificil encontrar las palabras. Sobre todo cuado es tanto lo que se necesita decir. 

Desde hace un rato escucho a Criss Cornell. Por ejemplo, oigo su versión de Billie Jean, canción original de Michael Jackson. Y me sorprende cuánto una canción mediocre puede transformarse en una gran canción cuando es cantada por una voz sobrenatural como la de Cornell. No debería sorpenderme. Es la grandeza del arte, la apertura del arte; esa puerta abierta que siempre es el arte. Pues la apertura del arte hace que este se recree incesantemente. Una canción prescindible de un cantante prescindible, llega ser una bella canción por la voz de un artista dotado (como es el caso evidente de Cornell).




Y es gracias a esta canción que puedo entender lo que quería decir. Y trataré de decirlo del modo más claro y sincero posible, aun cuando mi sinceridad le importe muy poco a muchos. Ültimamente me siento muy cansado, no sólo por las labores singulares que se deben realizar para poder vivir, sino cansado de ver la parte del mundo que me ha tocado vivir desde que nací. Gracias a Sendero Luminoso y al autoritarismo de los noventa  mi visión del mundo se fue desencantando paulatinamente. Y menciono a Sendero Luminoso y a la autocracia como extremos, pues entre ambos polos, varias cosas me fueron tirando abajo: la crisis económica de los años ochenta y sus repercuciones en la vida familiar, el infantilismo genital de la izquierda peruana y la matonería ignorante de la derecha peruana. Los guías de la burguesía y del proletariado, a la distancia, me parecen igualmente de vomitivos. Todo eso es, ciertamente, a la distancia.

Pero lo que hoy veo es trágicamente peor. No lo puedo evitar, llevo un cochebomba  en el corazón. Y quienes llevamos un cochebomba adentro saben a lo que me refiero. Es decir, ya tenemos la visión del mundo torneada por un estallido y cadáveres, que al tiempo, siguen ardiendo. Pues de verdad siguen ardiendo. Todo sigue ardiendo por dentro. El cochebomba me hizo ver el mundo en escala de grises, me llenó de sospechas; agudizó mi instinto de supervivencia. El cochebomba me enseñó lo que me debía enseñar: que no hay más allá y que se debe pensar más al mundo antes de querer transformarlo. Los filósofos tovadía no han pensado suficientemente el mundo. Marx se equivocó.

No se cómo explicarlo con claridad, pues en tiempos de corrección discursiva, pensar desde los extremos puede ser mal interpretado. Trataré de hacerlo bajo riesgo. Empezaba con una reflexión mínima sobre la apertura del arte, sobre las características particularmente abiertas del arte. Esa apertura de los objetos artísticos me llevan a plantear una cuestión de fondo: lo que en el arte resulta abierto, en el discurso social se presenta cerrado. La estética supera a la ideología política y científicosocial.  La comprensión científicosocial ha enervado nuestra percepción de la realidad. La ha endurecido, la ha hecho inflexible. Peor es cuando esa perspectiva se llena de ideología, sobre todo de ideología cultural. Antropologismos que innundan la política y se unen a la ausencia de crítica, de lectura variada, de observación serena de la realidad. Lo peor es eso. En el antropologismo no hay razón que se discuta. Se impone el criterio de excepción cultural. Por ello, en el antropologismo ideológico, en el culturalismo, se encuentran los gérmenes de los nuevos fascismos. Lo que pasa en el Perú, sobre todo, en los individuos que se denominan a si mismos "antimineros" , percibo una manera muy clara de las nuevas formas de fascismo. No importa el daño que se le pueda hacer al estado-nación por una década en términos de crecimiento económico. Los individuos "antimineros"  ponen en riesgo el porvenir inmediato de los jovenes. Parar todo. Acabar con los beneficios potenciales que puede traer el crecimiento económico para los ciudadanos, tanto de las regiones involucradas como del resto del país.

La negación de la realidad, el temor a lo nuevo. Todo ello es nihilismo en su más grande expresión. A eso nos ha llevado el culturalismo. ¿Pero cómo? Ello es una demostración cómo la bondad sin inteligencia genera la políca de lo peor. El culturalismo apareció para cuestionar al eurocentrismo y las prácticas nefastas del mismo. Pero no se percibió que al negar al eurocentrismo, se estaba cuestionando a todo occidente y los valores que occidente hizo universales gracias a la razón pura y a la razón práctica. El desprecio al diálogo en nombre de criterios culturales es una manifestación fascista. Mitologizar la percepción de la realidad, afirmar la perpetua mitología es condenar a la gente a nunca asumirse como individuos autónomos. Se me podría decir que en este momento estoy asumiendo una perspectiva occidentalista. Es posible. Pero soy conciente que la poseo. Por ello, la relativizo. La asumo como una más dentro de un diálogo de comprensiones del mundo. Defiendo una razón que es abierta a la crítica, que cuestiona y que se cuestiona; que se enriquece del debate, de los argumentos y de la ciencia en su función explicativa e instrumental. Y defiendo una razón que se nutre de la experiencia sensorial, que se torna en goce, en disfrute. Una razón que se asombra y maravilla por lo nuevo. Como intelectual, mi asombro nunca cesa. Y eso se lo debo a mi experiencia estética. ¡Cómo se libera el pensamiento de certezas absolutas gracias al arte¡

Empezaba este texto con Criss Cornell y lo termino escuchando la célebre Shadowboxer de Fiona Apple. Hay una conexión muy clara no sólo por la belleza de estas voces. Sino por la percepción dialogante que me sugieren. Ars longa et vita brevis. Sin duda el arte me libera de tanto desconsuelo acumulado. Le da alas a mi razón y raíces a mi corazón. Cómo quisiera convencer a alguien con estas palabras.