Hay días en que no estoy en el 2012. Y que vivir en el siglo XXI me parece una broma cruel. Se que es absurdo e ilógico tener nostalgia de una época no vivida, porque la percepción que se suele tener de una época del pasado está fuertemente contaminada por las distorsiones de la lectura desmesurada y por las inexactitudes frecuentes de la reconstrucción histórica.
Pero la ilusión vale. Y es legítima si logra despertar en nosotros algún deseo por aprender, por conocer, por maravillarnos. Y es eso lo que siempre me ha fascinado de aquel bello mito que fue el renacimiento. Pues sólo pensar en hombres como Leonardo, Della Mirandola, Durero, Rafael, Botticelli, Moro, Erasmo, Maquiavelo, Tallis, Desprez, etc, me conmueve el alma. Y esa es la palabra: "conmoción".
Si quiero ser sincero conmigo mismo, debo decirme que tengo una alma renacentista. Y estoy seguro que mi mente hubiera logrado su mayor estado de conmoción, si por un momento pudiese haber visto a Leonardo trabajar en sus mágicos diseños, ver a Botticelli pintar, a Durero grabar; conversar con Tomas Moro y Maquiavelo o asistir a Desprez mientras componía la más bella música de su época. El saber se fundía sin límites. El arte, la ciencia, las humanidades, estaban unidas bajo el estigma de la pasión. Un hombre tan universal como Leonardo es la esencia del renacimiento. Todo el universo se condensaba en un sólo cerebro.
Vivimos en una época de grandes posibilidades. Donde todo el saber humano se presenta como una portentosa construcción, descomunal, de la que todavía no somos conscientes. Sin embargo, es una era triste. No por ese gran logro que ha sido la libertad individual, sino porque una vez que la hemos logrado, no sabemos qué hacer con ella. Y por ello el mundo esta en un estado de suspenso, por ello el mundo flotante y sin alas en el que vivimos.
Pienso en el renacimiento. Me pienso renacentista. Aun cuando pueda parecer muy pretencioso de mi parte, siento que allá voy. Y que una vez muerto, iré conversar con Durero o Leonardo. Mentes que no tuvieron límites, como mi mente apasionada por absolutamente todo.
Praeter Rerum Seriem de Josquin Desprez. La mayor gloria vocal del Renacimiento.
1 comentario:
Me encanta!
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