Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

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miércoles, 13 de mayo de 2015

Bellas arias, arias bellas



La ofrenda es mucho más que acto sacramental. Sacramento también es el arte. El arte es un altar donde el fiel humano (o divino) reconoce- bien- lo que se hace desde el amor. Valor amor, unido a la belleza. Bien y belleza. Dos de los trascendentales, aquí reunidos. Celebremos la belleza que los maestros nos dan con amor. Como decíamos, de amor y belleza juntas. 

Quiero compartir arias bellas, las más bellas que pueden escuchar este día de mayo de 2015. Déjense llevar por este camino de belleza hacia el bien, hacia la verdad: EL AMOR. 

1. O quam suavis de Francesco Cavalli




2. L'amante segreto de Barbara Strozzi






3. Il dolce suono de Lucia di Lammermoor de Donizetti




4. Lascia la spina de Il trionfo del Tempo e del Disinganno de Händel





5. Laudate dominum de Vesperae solennes de confessore de Mozart

viernes, 7 de septiembre de 2012

La voz a ti debida: la música del cuerpo humano



Le robo el título- La voz a ti debida-  al gran Pedro Salinas, poeta mayor de las letras hispanas del siglo XX. Y pienso en las voces humanas y en el arte que las mueve y conmueve. En el maestro del sonido que performa lo que suena en el cuerpo humano y se expande desde un cuerpo humano. ¡Qué hermoso es lo que puede salir del  cuerpo humano!. Canciones, arias, motetes, etc. Desde esa altura me conmueven las voces humanas. 

Fiel a mi estilo, hoy mostraré algunas de las composiciones para voz humana que más pondero dentro de mi educación sentimental y racional. Aquí están. 

1. Per te lasciai la luce del Delirio Amoroso de Händel. Nunca la olvido por razones que sólo yo puedo reconocer plenamente. Me lleva a una morada donde la luz y el dolor son una misma cosa. Y si es cantada por Natalie Dessay el éxtasis en completo.



2. Unidite amanti del L'Eraclito amoroso de Barbara Strozzi, la gran compositora del alto barroco italiano. Recuerdo la primera vez de  Unidite Amanti , no pude andar en línea recta, ni distinguir un  ángulo cierto. Anduve por ciudades que odio imaginadamente. Y con Jaroussky, el lamento llega a alturas que son alturas.




3. Soave sia il vento de Cosi fan tute de Mozart. Este trio es una verdadera joya mozartiana. Y te lo digo a ti, sea quien seas, que el día de mi muerte estaré oyendo esto, esto que me lleva a contemplar la belleza en si misma. Porque no hay nada más hermoso, nada más hermoso...en serio. 



4. Laudate Dominum de Vesperae solemnes di confessore de Mozart. Aquí otra muestra de las calmas mozartianas. Piensen, por un momento, lo siguiente. ¿Se puede hacer el mal después de tamaña demostración de belleza, de clamor auténtico hacia Dios? También, ¿acaso no es posible el perdón después del Laudate Dominum? Claro que sí. El perdón es real. La reconciliación si es posible. Aquí está la muestra, con Bartoli, claro está. 



5. Y más, y más. Para otra ocasión melómanos.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Lo que no cesa. El arte en la vida buena.


¡Viva belleza! Vuelve al miserable corazón de este pueblo,
recupera tu lugar en torno a la mesa hospitalaria y en nuestros templos...
Diotima. F. Hölderlin.


El cardenal Pamphili, uno de los fundadores de la Academia de la Arcadia, poeta y teórico de las artes, escribía emocionado sobre el talento del joven Friedrich Haendel: 

Oh, Haendel, no puede mi Musa
Cantar en un instante
Versos que sean dignos de tu lira


Me centro en la figura de Pamphili como ejemplo de clérigo capaz de reconocer el genio de un  artista notable. También como ejemplo del valor que la Iglesia Católica llegó a conferirle al arte, más allá de criterios religiosos. Pues como sabemos, esa iglesia, acusada desde hace siglos de oscurantista, fomentó las artes como ninguna otra institución de occidente. No sólo el arte religioso, sino el arte secular y profano, fueron auspiciados de un modo u otro. Tanto así, que resulta imposible pensar la historia del cristianismo sin tomar en cuenta el proceso artístico, sobre todo en los últimos siglos.

Enfatizo la relación entre Pamphili y Haendel como un caso de relación estrecha entre el artista y el mecenas culto y sensibilizado. Pamphili, como la mayoría de los miembros de la aristocracia, la alta burguesía y el clero, había sido formado en la integridad del saber. Unió en su instrucción el ámbito  teórico y práctico con la educación sensorial y estética. Aquello que la revolución humanística había propuesto como clave de distinción. En los siglos XVI, XVII y XVIII, excluir a las artes de la formación general,  era impensable. No se podía concebir un ser humano culto sin el cultivo de las artes. Afortunadamente, las revoluciones liberales (norteamericana, francesa, etc) en vez de abolir la formación humanística, entendida como una amplia base de saberes teóricos, prácticos y estéticos, buscaron expandirla a otros sectores de la población. No sólo el rico y poderoso se podía enriquecer con la universalidad del saber, también el pobre tenía el derecho de acercarse a la gran tradición, incluida la tradición artística. 

La bella y profunda sentencia de Terencio, el poeta latino,  Homo sum, humani nihil a me alienum puto (soy hombre, nada humano me es ajeno ) se presenta como la divisa de la actitud humanística. De ahí que el proyecto de educación y formación integral nunca excluyó a las artes. Resulta emblemático que durante los siglos XVI al XIX, se hallan producido obras que resultan modélicas. La grandeza de esa producción literaria, plástica y musical se debe, en gran medida, a la existencia de un público comparativamente más culto e ilustrado que otros destinatarios de otras épocas. Así, las sensibilidades cultivadas se convierten en el ecosistema propicio para la elaboración de obras de mayor calidad. Las exigencias de un público culto siempre serán mayores. 

El humanismo no cesa a pesar de la caricatura que muchos tratan hacer de él. Caricatura que presenta al interés universal  por el hacer humano. como producto de una sociedad encorsetada, vieja y aristocratizante. "Rancias humanidades",  en que la burla identifica al humanista como un ser perdido en el tiempo, ajeno a las preocupaciones de entorno.  Y resulta curioso que un autor crítico de las estructuras sociales de su época, difícilmente identificado con posturas conservadoras y aristocratizantes,  como José Mariátegui, escribiera una de las  proclamas más humanistas de nuestro país  en la presentación del primer número de AmautaEstudiaremos todos los grandes movimientos de renovación -políticos, filosóficos, artísticos, literarios, científicos. Todo lo humano es nuestro

Acercarse al humano desde la integridad de sus dimensiones. Reconocer en su práctica y obrar aquello que nos distingue. Eso es humanidades. Acercarse al tiempo, a la palabra, a la fe, a la belleza y al conocimiento, sabiendo que el humano late en esas dimensiones plenamente. Por ello resulta inquietante las voces que plantean amputar la dimensión estética de la formación humanística. Eliminar la experiencia de reconocer lo que somos en la pintura, en la escultura, en la música, etc, bajo el argumento que "eso no es útil". Amputar las artes de los estudios de formación básica debilita la percepción que el ser humano tiene de si. Lo hace proclive con mayor facilidad a la intolerancia, a observar la vida desde el ángulo perverso de la única vía. Por eso pienso cada día más, que detrás de aquellos que detestan a las humanidades y especialmente a las artes, se esconde un gran temor: reconocerse inmunes a la belleza y, por lo tanto, al bien. El ser humano se abandona al reinado de lo feo, lo banal y a la maldad. 

Pienso en el cardenal Pamphili. Probablemente no fue la mejor persona del mundo. En todo caso, sólo Dios lo sabe. Pero tuvo la inteligencia y la sensibilidad de apoyar  al jesuita Giovanni Mario Crescimbeni para crear la Academia de la Arcadia, nombrándolo teórico de la misma . Y fue quien acogió al joven Haendel una vez llegado a Roma en 1707. Le confió su poema Delirio Amoroso y  Il trionfo del Tempo e del Disinganno para que elabore una cantata con  los mismos nombres. Fue quien le impulsó a Haendel a estrenar  Aci, Galatea e Polifemo HVW 72, de belleza impresionante. El cardenal Pamphili, sin proponerselo,  por el simple  hecho de valorar a las artes y a la música, colaboró en hacernos la vida un poco mejor gracias a la gran música de Haendel. 

Qui L'augel Da Pianta In Pianta Lieto Vola. Aci, Galatea e Polifemo HVW 72. G. F. Haendel. Canta: philippe jaroussky

Qui l’augel da pianta in pianta,
lieto vola, dolce canta
cor che langue a lusingar.
Ma si fa cagion di duolo
sol per me che afflitto e solo,
pace, oh Dio! non so trovar.

lunes, 24 de mayo de 2010

Scherza infida in grembo al drudo

8 de enero de 1735. La temporada del Covent Garden se inició con Ariodante. El éxito fue inmediato. Once representaciones seguidas lo atestiguan. Después de ello, un enorme intervalo de más de dos siglos. Nadie menciona a la opera seria del "sajón". Fue hacia la década de 1970 que el drama del turbado príncipe Ariodante es vuelto a conocer. La fama es creciente. La terrible Scherza infida in grembo al drudo se convierte en objeto de devoción generalizada. Como toda aria de Haendel esta en las alturas de la eficacia  temeraria. Gran aria, gran opera, grande, muy grande compositor. 


Un iracundo Ariodante se siente decepcionado de la supuesta traición de Ginevra y canta: 

Scherza infida in grembo al drudo
Io tradito a morte in braccio
Per tua colpa ora men vo.
Ma a spezzar l'indegno laccio,
Ombra mesta, e spirto ignudo,
Per tua pena io tornero.

Traición traducción


La  amante infiel  tiene un niño en su vientre.
Me ha traicionado a muerte en sus brazos.
El engaño lo permitieron ustedes
mientras las horas transcurrían.
Pero para romper el lazo vergonzoso
he de castigarla y yo seré
una sombra triste, sin cuerpo ni espíritu.

Scherza infida in grembo al drudo. Opera: Ariodnate HWV 33. Georg Friedrich Haendel. Canta: Tatiana Troyanos

viernes, 19 de febrero de 2010

Para cantarse en el cielo

Lo que voy a escribir es una tautología de contratapa: Haendel compuso arias -si cabe el entusiasmo- bellas al límite de lo que la palabra no puede expresar. En sus oratorios, cantatas y operas se pueden encontrar verdaderas joyas del género vocal. Algunas de ellas, son parte justificada del ADN musical de cualquier melómano y aficionado. Hace semanas tenía ganas (no encuentro otra palabra mejor) de recordar en el Melomanía dos arias de origen distinto, pero de una hermosura irreductible. La primera es de Rinaldo, opera que inauguró su estadía en Inglaterra, basada en el Jerusalén Libertada de Tasso. En el segundo acto, escena IV, Almirena, amada de Rinaldo, se encuentra tanto bajo el hechizo de Armida como desatando las pasiones de Argante. En un momento, Almirena canta esta bellísima aria:  


Lascia ch'io pianga
mia cruda sorte,
y che sospiri
la libertà;
e che sospiri...
e che sospiri...
la libertà.

Lascia ch'io pianga
mia cruda sorte,
y che sospiri
la libertà;
e che sospiri...
e che sospiri...
la libertà.

Il duolo infranga
queste ritorte
de' miei martiri
sol per pietà;
de' miei martiri
sol per pietà.

Lascia ch'io pianga
mia cruda sorte,
y che sospiri
la libertà;
e che sospiri...
e che sospiri...
la libertà.

Lascia ch'io pianga
mia cruda sorte,
y che sospiri
la libertà;
e che sospiri...
e che sospiri...
la libertà. Deja que llore
mi cruel suerte,
y que suspire
por la libertad;
y que suspire...
y que suspire...
por la libertad.

Deja que llore
mi cruel destino,
y que suspire
por la libertad;
y que suspire...
y que suspire...
por la libertad.

El dolor infringe
este sesgo
de mi martirio
sólo por piedad;
de mi martirio
sólo por piedad.

Deja que llore
mi cruel suerte,
y que suspire
por la libertad;
y que suspire...
y que suspire...
por la libertad.

Deja que llore
mi cruel suerte,
y que suspire
por la libertad;
y que suspire...
y que suspire...
por la libertad

Lascia ch'io pianga. Opera: Rinaldo HWV 7. Canta: Miah Persson. Dirige: René Jacobs




En otro registro de la belleza, Judas Macabeus tiene arias, coros y recitativos de una pulcritud sólo posible en los más grandes. Basada en el historia bíblica del Libro de los Macabeos, posee un original  trasfondo político de exaltación a los triunfos de la monarquía inglesa. Un momento estelar es la oración que hace un  sacerdote israelita extraía del texto bíblico. Así, en el acto tercero se puede escuchar: 

Father of Heav'n! From Thy eternal throne,
Look with an eye of blessing down,
While we prepare with holy rites,
To solemnize the feasts of lights.
And thus our grateful hearts employ;
And in Thy praise
This altar raise,
With carols of triumphant joy.
Father of Heav'n.

Traducción libre

¡Padre santo que estas en el cielo!
Desde tu trono eterno,
miras con ojo bendito a los de abajo,
mientras preparamos los ritos sagrados
de la fiesta de las luz.
Así nuestros corazones agradecidos
te alaban  en el altar,
con cantos de alegría triunfante.
Padre santo que estas en el cielo. 

Father of Heav'n!- Aria para alto. Oratorio: Judas Macabeus HWV 63. Contralto: la maravillosa Kathleen Ferrier. 

lunes, 31 de agosto de 2009

Academia de la Arcadia

Se creó en Roma hacia 1690. Su razón de ser era el cuestionamiento a la estética barroca, pregonando el retorno a la sencillez natural y a los ideales mesurados del clacisismo. Los principios de la Arcadia se difundieron por varias ciudades de la península itálica. Su mentor y teórico fundamental fue el sacerdote jesuita Giovanni Mario Crescimbeni, crítico literario y escritor de enorme talento. El papa Clemente IX le dió su apoyo y varios príncipes de la Iglesia (cardenales) fueron entusiastas mecenas de los artistas que asumieron los principios de la Arcadia. El ejemplo típico es el del Cardenal Pamphili, protector y libretista de Handel. En la Arcadia estuvieron también Corelli, Marcello, Scarlatti, entre otros. Además de innumerables escritores como Ranieri de Calzabigi, libretista de varias de las óperas de Gluck y Pietro Metastasio, autor de varios libretos de Vivaldi y Handel. En suma, la Arcadia fue fundamental para comprender el transito de la estética barroca a la estética neoclásica.

Las obras de Handel vinculadas a la experiencia de la Arcadia datan de su permanencia en los reinos de la antigua Italia entre los años 1706 a 1710. Llevado a Florencia por Fernando de Medicis, siguió su camino hacia Roma donde estuvo bajo la protección de los cardenales Pamphili, Colonna, Ottoboni y el conde Ruspoli. Es decir, llegó a la ciudad de la Arcadia en el momento en que ésta estaba en pleno apogeo.

Las obras de Handel vinculadas a la experiencia de la Arcadia son pocos pero significativas. Sobre todo porque si bien es cierto están dentro de las características del barroco, ya se vislumbra otro sentir envuelto en una nueva forma. En Roma compuso su "Nisi Dominus" (que tiene una versión de Vivaldi basado en el salmo 126), Laudate Pueri, Delirio Amoroso, el célebre Il tempo y Alcis, Galatea y Polifemo, entre otras obras. Dentro de esas obras arcadianas, Handel compuso La Rezurrezione, un oratorio basado en el texto bíblico con alteraciones literarias del poeta Carlo Segismondo Capace que refuerzan el caracter expresivo de la composición. En ese sentido, se presentó como una escenificación de la resurrección Cristo, lo que era bastante osado en un contexto como el romano. Sobre todo porque contravenía los decretos tridentinos sobre la música. Sin embargo, la obra es de una belleza única y refleja el sentido secular de una composición de contenido religioso. Una proeza que sólo un músico de un gran talento como Handel podría llevar a cabo.

Vedo il ciel- La Resurreczione- G. F. Handel. Canta: Mirajana Marinovic



Piangete, si piangete- La Resurreczione- G. F. Handel. Canta: Mirajana Marinovic



Piangete, sì, piangete,
Dolenti mie pupille, E con amare stille
Al morto mio Signor
Tributo di dolor
Meste rendete!
Che mentre egli spargea
Tutt’ il suo sangue in croce,
Morendo sol dicea
Di pianto: hò sete.

Traducción

Llore, sí, llore. Mis ojos que se afligen.
Gotas amargas y tristes
Se ofrecen en tributo de dolor
Por mi Señor muerto.
El pierde toda su sangre
sobre la cruz.
En su morir sus únicas palabras
de dolor eran: tengo sed.

jueves, 20 de agosto de 2009

Años de Italia

El Cardenal Pamphili, cultísimo humanista y poeta, elaboró varios de los textos que Handel utlizó en sus obras del periodo italiano. En un arrebato de admiración absoluta por el "sajón" escribió:

Handel, non può mia Musa
Cantare in un instante
Versi che degni sian della tua lira.

(Oh, Haendel, no puede mi Musa
Cantar en un instante
Versos que sean dignos de tu lira)

En ese mismo panegírico Pamphili llegó a plantear la superioridad de Haendel sobre el mítico Orfeo:

Oh más grande, entonces, que Orfeo, tu
has arrancado de mi Musa tal
inspiración
mucho después que en una rama
mi arpa desusada y sin vida había
colgado.

Cantad todos y elevad las voces
a las melodías de una nueva belleza,
y dejad que vuestros dedos toquen
la armonía de este nuevo Orfeo.

Y este Handel, Orfeo en la calurosa pluma de Phamphili, tenía tan sólo 21 años y ya se había tornado en el mayor compositor vivo de ese momento. Sobre todo en una ciudad como la Roma de 1706, llena de talentos musicales de primer orden. ¿Qué compositores compartieron ese espacio y tiempo? Aparte de Haendel, el eminente Arcangello Corelli, quien dirigió la primera interpretación del Il trionfo del tempo e del Disinganno con textos de Pamphili. También vivían en Roma Domenico Scarlatti, Caldara y el gran Domenico Zippoli. Una reunión de talentos en el centro de la música barroca. Después, Handel viajó a Napoles, donde compuso los duetos de Arcadia, un escalón más de la historia de la idea de occidente.

De la colaboración entre Handel y Pamphili nos ha quedado Il trionfo del tempo e del Desinganno y el Delirio Amoroso. Ambas fueron bellemente interpretadas en esta década por el Concert d´Astree, junto a un grupo de notables cantantes dirigidos por Emmanuelle Haïm. Por muchas razones el periodo que más me seduce de la obra de Handel es el su brevísima experiencia italiana. Pues tomó contacto con una manera de hacer música que tuvo sus logros notables en el larguísimo periodo inglés, con obras como Julio César y la enorme Alcina.

Trailer de la Virgin Records del Il trionfo del tempo e del Desinganno de G. F. Handel.Texto: Pamphili Dirige: Enmanuelle Haïm.

lunes, 15 de junio de 2009

Lascia la Spina

Los oratorios de Handel, entre lo mejor que hizo el "sajón". Así le llamaban en Inglaterra. Ciertamente El Mesías ha eclipsado gran parte de su obra vocal. Handel fue admirado en vida y, después de ésta, su figura se elevó a niveles insospechados. Haydn, Mozart y Beethoven asumieron su legado como si se tratase del mayor músico de la historia. Era entendible. La obra de J. S. Bach todavía no llegaba a ser considerada como la cima del barroco. Así ,el buen Johan Sebastían, estuvo a la sombra del su emimente contemporáneo por cerca de un siglo.

Lascia la Spina pertenece al famoso oratorio Il Trionfo del Tempo e del disinganno HWV 46a , compuesto en 1707 en su periodo italiano. La belleza del texto del cardenal Benedetto Pamphili (quien trabajó junto a otro grande: Arcangelo Corelli), se une a la composición bellamente obrada por Handel. Dice el texto:


Lascia la spina
cogli la rosa;
tu vai cercando
tu vai cercando
il tuo dolor.
Lascia la spina
cogli la rosa;
tu vai cercando
il tuo dolor.

Canuta brina
per mano ascosa,
giungerà quando
nol crede il cuor.
giungerà quando
nol crede il cuor.

Canuta brina
per mano ascosa,
giungerà quando
nol crede il cuor.
giungerà quando
nol crede il cuor.

Lascia la spina
cogli la rosa;
tu vai cercando
il tuo dolor.
tu vai cercando
tu vai cercando
il tuo dolor.

Lascia la spina
cogli la rosa;
tu vai cercando
il tuo dolor.
Tu vai cercando
tu vai cercando
il tuo dolor.
Lascia la spina
cogli la rosa;
tu vai cercando
il tuo dolor.

La versión de Cecilia Bartoli se eleva como todo lo que su voz puede hacer.


Lascia la Spina- G. F. Handel- Canta: Cecilia Bartoli

viernes, 6 de febrero de 2009

Una aria de Handel

Luis Hernández no es uno de mis poetas favoritos. No daré las explicaciones del caso. A pesar de ello, escribió un brevísimo poema -muy inspirado- que representa lo que percibo al oir Per te lasciai la luce. El poema de Hernández es el siguiente:

Oda a una Aria de Handel
Dulce es el recuerdo.
Mas dulce es el recuerdo
de tu dulcísima
presencia.


No se si Luis Hernández pensó en Per te lasciai la luce. Pero la dulcísima presencia la siento es toda su magnitud en esta aria de la cantata Delirio amoroso. Lo que logra Natalie Dessay con esta obra de Haendel es notable. Todavía me cuesta completar una audición serena ante tan perturbadora belleza. Es de esas composiciones que logran integrarnos con dimensiones ubicadas más allá de lo que humanamente se puede percibir y aceptar. !Qué bella aria! Qué feliz seré cuando la recuerde en el firmamento de mi último minuto.