El Cardenal Pamphili, cultísimo humanista y poeta, elaboró varios de los textos que Handel utlizó en sus obras del periodo italiano. En un arrebato de admiración absoluta por el "sajón" escribió:
Handel, non può mia Musa
Cantare in un instante
Versi che degni sian della tua lira.
(Oh, Haendel, no puede mi Musa
Cantar en un instante
Versos que sean dignos de tu lira)
En ese mismo panegírico Pamphili llegó a plantear la superioridad de Haendel sobre el mítico Orfeo:
Oh más grande, entonces, que Orfeo, tu
has arrancado de mi Musa tal
inspiración
mucho después que en una rama
mi arpa desusada y sin vida había
colgado.
Cantad todos y elevad las voces
a las melodías de una nueva belleza,
y dejad que vuestros dedos toquen
la armonía de este nuevo Orfeo.
Y este Handel, Orfeo en la calurosa pluma de Phamphili, tenía tan sólo 21 años y ya se había tornado en el mayor compositor vivo de ese momento. Sobre todo en una ciudad como la Roma de 1706, llena de talentos musicales de primer orden. ¿Qué compositores compartieron ese espacio y tiempo? Aparte de Haendel, el eminente Arcangello Corelli, quien dirigió la primera interpretación del Il trionfo del tempo e del Disinganno con textos de Pamphili. También vivían en Roma Domenico Scarlatti, Caldara y el gran Domenico Zippoli. Una reunión de talentos en el centro de la música barroca. Después, Handel viajó a Napoles, donde compuso los duetos de Arcadia, un escalón más de la historia de la idea de occidente.
De la colaboración entre Handel y Pamphili nos ha quedado Il trionfo del tempo e del Desinganno y el Delirio Amoroso. Ambas fueron bellemente interpretadas en esta década por el Concert d´Astree, junto a un grupo de notables cantantes dirigidos por Emmanuelle Haïm. Por muchas razones el periodo que más me seduce de la obra de Handel es el su brevísima experiencia italiana. Pues tomó contacto con una manera de hacer música que tuvo sus logros notables en el larguísimo periodo inglés, con obras como Julio César y la enorme Alcina.
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