“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.
"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.
martes, 18 de agosto de 2009
A los que siempre retorno
¿Quiénes? A los de siempre, a los más fieles amigos. Mendelssohn, Mozart, Bach, Beethoven, Mahler. Y al más querido: Johannes Brahms. ¿Por qué Brahms es el más querido? Porque me ha acompañado en los momentos más importantes, sobre todo en los decisivos. Además, porque alienta y enseña este espíritu de continuidad que de evidencian en su obra. Invención que descansa en la tradición. Pero no sólo es el deseo de comunicación y continuidad. Hay en Brahms una grandeza que es difícil de explicar en términos referenciales, grandeza unida a una profundidad sobrecogedora. Sólo en Bach encuentro esos atributos a niveles superlativos.
El Requiem Alemán Op 45 de Brahms ocupa un lugar central en el repertorio religioso. Construida a la manera sinfónica, esta obra es desde hace mucho tiempo un referente de lo que entiendo como construcción de la experiencia de fe. Sobre todo en un contexto - como el del siglo XIX- de acelerada secularización. Una catedral de fe en un mundo abiertamente humano.
El segundo movimiento es el más célebre y el que, a mi gusto, posee mayor belleza, grandeza y profundidad: "Denn alles Fleisch, es ist wie Gras". Los textos de este movimiento del Requiem Alemán provienen de fragmentos de la Biblia, tanto del nuevo como del viejo testamento.
"Denn alles Fleisch, es ist wie Gras"
Entonces toda la carne,
es como la hierba
y todo el esplendor del hombre
es como la flor de los prados.
La hierba está seca
y la flor está marchita.
(Primera epístola de S. Pedro 1, 24)
Así, amados hermanos, sed pacientes
y esperad la venida del Señor.
Mirad al campesino que aguarda
el fruto precioso de la tierra
y espera paciente
la llegada de la lluvia
del otoño y la primavera.
Así, sed pacientes.
(Epístola de Santiago 5, 7)
Entonces toda la carne,
es como la hierba
y todo el esplendor del hombre
es como la flor de los prados.
La hierba está seca
y la flor está marchita.
Pero la palabra del Señor
perdura eternamente.
(Primera epístola S. Pedro 1,24,25)
Los que han de ser salvados
por el Señor retornarán
y vendrán jubilosos hacia Sión;
La alegría, la alegría eterna,
reinará sobre ellos.
La alegría y el gozo
se apoderarán de ellos,
y el dolor y el llanto
desaparecerán.
(Isaias 35, 10)
Denn alles Fleisch, es ist wie Gras- Requiem Alemán: Johannes Brahms
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