Hasta hace un tiempo, la condenación a la belleza tenía orígenes estéticos y filosófico artísticos.Crítica estética contra un ideal que no tenía lugar en el espacio moderno. Se consideraba que la belleza estaba demasiado involucrada con los valores del mundo clásico y sus sucesivas reencarnaciones desde el siglo XV. Belleza anquilosada, de naftalina. Los precursores de la modernidad artísticas arremetieron contra esta belleza en desuso. El lugar fue ocupado por un esteticismo, bastante superficial y ligado al decadentismo de las primeras décadas del siglo XX.
La segunda condenación provino de la ciencias sociales, concretamente de la Antropología. Las ciencias sociales bebieron de varios horizontes filosóficos, pero es evidente el influjo de las diversas vertientes del hegelianismo y del marxismo. El resultado de esta influencia no sólo fue la historicidad del concepto de belleza, sino su relatividad. La belleza era una idea relativa a la cultura de donde procedía. Por lo tanto, es imposible asumir una idea de belleza en detrimento de las otras formas de concebir a la belleza. Sin embargo, en la medida que no se podía demostrar que hubiesen otra formas de pensar la belleza, se comenzó a identificarla con una sólo cultura. Así, las científicos sociales llegaron a la conclusión de que la belleza era un ideal occidental irreductible a otras culturas.
Llegamos a la tercera condenación. Esta procedía de un cuestionamiento cultural. Es decir, la cultura occidental, al ser la cultura hegemónica a nivel mundial, sobre todo desde el siglo XV hasta mediados del siglo XX, había impuesto esta idea de belleza como una de las tantas formas de dominación cultural y política. Una vez que el mundo empezó a desoccidentalizarse, una de las formas de arremeter contra occidente era cuestionar la validez de la idea de belleza.
No deja de llamar la atención que todos estos condenaciones a la belleza hayan venido de la cultura que construyó una de las teorías más sólidas sobre la belleza. Es decir, en occidente germinó la teoría de la belleza y al mismo tiempo la teoría contra la belleza. A mismo tiempo resulta interesante saber que las contra teoría de la belleza no han sido cancelatorias. Es decir la condena esteticista no fue superada por las perspectivas historicistas y culturalistas. Por el contrario asistimos una convivencia entre las condenaciones.
Lo que llama la atención es que las condenas no repararon en un hecho central. La belleza, como bien demostró Von Balthasar, no era una idea aislada y al margen de otros conceptos. Más bien, siguiendo un razonamiento escolástico, Balthasar consideró que en tiempos de condenación era necesario recuperar la idea de belleza vinculada al bien y a la verdad. Pues la belleza es, términos teológicos, el esplendor de la verdad en consonancia con el bien. La fuerza atractiva del bien y de la verdad estriba en la belleza que las acompaña. De este modo, la belleza no sólo es aplicada como categoría sensorial y artística, sino que adquiere una dimensión moral. Bello es el bien y bella es la verdad. Como cuando decimos "x es una bella persona", asumiendo que la belleza de ese ser humano estriba en lo atinado de su proceder, en la mesura de sus actos, en el equilibrio de su comportamiento y en la proyección solidaria de lo que hace y es.
A esta unión entre lo bello y lo bueno, los antiguos griegos llamaron "kalokagathia". Un proyecto de vida plena donde los actos humanos, para ser buenos en su proyección integral, deben verse librados de los excesos, del descontrol, de la ilimitación. Bien y belleza están unidos, necesitándose mutuamente. Más bien, cuando la belleza se aleja del bien y de la verdad, queda reducida al mero artificio, dominio vacuo sin sustancia. De ahí, la facilidad de ser cuestionada. O como escribía Arthur Rimbaud a modo profético: Un soir, j'ai assis la Beauté sur mes genoux. − Et je l'ai trouvée amère. − Et je l'ai injuriée. ( Una noche, senté a la Belleza en mis rodillas. -Y la encontré amarga.- Y la injurié). Si la belleza puede ser injuriada es porque ha perdido el sustento de lo bueno, ha perdido la contundencia de la verdad. Belleza aérea sin encarnación en el bien.
¿Qué ocurre con la belleza en la "misteriosa forma del tiempo" ? Es más fácil hablar de la unión de la belleza, el bien y la verdad en otras artes como la poesía o la pintura. En cambio, la música, por su naturaleza temporal y formal, presenta una mayor dificultad. Es decir, podemos intuir la bondad de la Inacabada de Schubert, junto a su perfecta belleza. Pero resulta, al menos para mi, hablar de esa vinculación. Simplemente sé que esa sinfonía de Schubert es perfectamente bella y, a razón de esa perfección, percibir su bien intrínseco. Y reconozco que en virtud de su belleza formal puedo descubrir que al escucharla puedo llegar a ser inmensamente feliz, felicidad que no se reduce al disfrute egoísta, sino que me hace - y en esto soy seguro - una mejor persona.
Por ahí encontramos una puerta de salida. La música bella y buena es aquella que al estar adecuadamente concebida, nos permite mejorar nuestra condición humana. Estoy seguro que tras una audición de la júpiter de Mozart, la séptima de Beethoven o la cuarta de Brahms, la resurrección de Mahler, accedemos a un nivel humanización que sólo puede ser lograda en la medida que el bien y la belleza están en esas obras y en el corazón de quienes las concibieron. Después de la contemplación atenta de estas obras estoy seguro que ocurre lo mismo después de leer a Dante, a Aristóteles a Einstein, es decir, somos mejores personas. Mucho mejores que asistir la tristeza del mundo ordinario de la política y sus dioses.
Allegro non troppo. Sinfonía N. º 4 en mi menor Op 98 de Johannes Brahms. Experiencia suprema de la belleza y el bien.
¿Qué ocurre con la belleza en la "misteriosa forma del tiempo" ? Es más fácil hablar de la unión de la belleza, el bien y la verdad en otras artes como la poesía o la pintura. En cambio, la música, por su naturaleza temporal y formal, presenta una mayor dificultad. Es decir, podemos intuir la bondad de la Inacabada de Schubert, junto a su perfecta belleza. Pero resulta, al menos para mi, hablar de esa vinculación. Simplemente sé que esa sinfonía de Schubert es perfectamente bella y, a razón de esa perfección, percibir su bien intrínseco. Y reconozco que en virtud de su belleza formal puedo descubrir que al escucharla puedo llegar a ser inmensamente feliz, felicidad que no se reduce al disfrute egoísta, sino que me hace - y en esto soy seguro - una mejor persona.
Por ahí encontramos una puerta de salida. La música bella y buena es aquella que al estar adecuadamente concebida, nos permite mejorar nuestra condición humana. Estoy seguro que tras una audición de la júpiter de Mozart, la séptima de Beethoven o la cuarta de Brahms, la resurrección de Mahler, accedemos a un nivel humanización que sólo puede ser lograda en la medida que el bien y la belleza están en esas obras y en el corazón de quienes las concibieron. Después de la contemplación atenta de estas obras estoy seguro que ocurre lo mismo después de leer a Dante, a Aristóteles a Einstein, es decir, somos mejores personas. Mucho mejores que asistir la tristeza del mundo ordinario de la política y sus dioses.
Allegro non troppo. Sinfonía N. º 4 en mi menor Op 98 de Johannes Brahms. Experiencia suprema de la belleza y el bien.
Im Tempo des Scherzos. "Auferstehung". Sinfonía N. º 2 "Resurrección" de Gustav Mahler. Todo un proyecto para la humanidad. Una de las cimas de la civilización humana.
Coro, Soprano
¡Resucitarás, si resucitarás,
polvo mío, tras breve descanso!
¡Vida inmortal
te dará quien te llamó!
¡Para volver a florecer has sido sembrado!
El dueño de la cosecha va
y recoge las gavillas
¡a nosotros, que morimos!
Contralto
Oh créelo, corazón mío, créelo:
¡Nada se pierde de ti!
¡Tuyo es, sí, tuyo, lo que anhelabas!
¡Lo que ha perecido resucitará!
Soprano
Oh créelo: ¡no has nacido en vano!
¡No has sufrido en vano!
Coro
¡Lo nacido debe perecer!
¡Lo que ha perecido, resucitará!
Coro, Contralto
¡Cesa de temblar!
¡Dispónte a vivir!
Soprano, Contralto
¡Oh dolor! ¡Tú, que todo lo colmas!
¡He escapado de ti!
¡Oh muerte! ¡Tú, que todo lo doblegas!
¡Ahora has sido doblegada!
Coro
Con alas que he conquistado,
en ardiente afán de amor,
¡levantaré el vuelo
hacia la luz que no ha alcanzado ningún ojo!
¡Moriré para vivir!
Coro, Soprano, Contralto
¡Resucitarás, sí, resucitarás,
corazón mío, en un instante!
Lo que ha latido,
¡habrá de llevarte a Dios!
2 comentarios:
estimado ricardo
saludos!!! si mozart representa la musica de la ilustracion, que musico es l que mejor representa un arte que va mas alla del racionalismo cartesiano, mas alla de la logica occidental?
gracias
Selene, el racionalismo al modo cartesiano se expresa en la música del barroco francés. Por ejemplo Charpertier, Lully, Le claire. Un modo racional complejo, matemático es el Bach tardío, conservador, de la Ofrenda Musical y del Arte de la Fuga. Lo contrario, en términos de contenido, pueden ser, en primer lugar Berlioz, pero sobre todo Tchaikosky.
En la música académica no puede ir más allá de occidente. Al menos, esa es mi interpretación.
Saludos
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