Daniel Barenboim, es su célebre "El sonido es vida. El poder de la música", se suma a la definición de música que planteó Furruccio Busoni: "la música es aire sonoro". Cuando se trata de vincular este concepto de música con el Concierto para piano, coro de hombres y orquesta Op 39 , sospecho que, en este caso, la música más que aire sonoro es un huracán con borrasca. Sobrevivir a la experiencia de escuchar tal monumento concertante debe ser uno de los mayores logros de cualquier melómano. ¡Qué composición más compleja! Busoni, en esta obra, no da tregua ningún momento. El solista debe poseer cualidades sobrehumanas para poder enfrentar el reto mayúsculo de interpretar las temerarias alturas de este concierto. Busoni llegó a ser considerado el mayor pianista de su época, inmerso en la tradición de virtuosos que generó la estética romántica.
El Concierto para piano, coro y orquesta esta dividido en cinco movimientos: Prólogo e introito (allegro dolce e solemne), Pezzo giacoso, Pezzo serioso (en re bemol mayor), All´italiana (tarantella) y el Cantico (Alladin), movimiento coral con texto del poeta danés Oehlenschaeger. La brillante coda de este movimiento pone punto final a esta obra que debe tocarse sin interrupción. Este concierto debe ser uno de los más largos escritos para piano, debiéndose entender como una sinfonía donde el instrumento solista a veces llega a estar en un segundo plano. El texto del Cantico es el siguiente en una traducción bastante libre:
Levantemos el corazón al poder eterno.
Sintamos la presencia de Alá, aquí en todas sus obras!
Alegría y dolor se entrelazan en la luz del mundo;
mundo poderoso erigido sobre pilares de paz.
En miles y miles de años, la luz
de su poder resplandecerá infinitamente y
se mostrará indestructible.
El corazón ardiente se hizo más frío.
cuando jugaba a intercambiar la vida con la muerte.
Sin embargo, en la pacífica y gloriosa espera,
el corazón se levanta temprano y firme al,
sentir la presencia de Alá en todas sus obras.
El mundo muerto se ha colmado de vida.
Una vez elogiada la divinidad, el poema descansa.
Quinto movimiento: Cántico del Concierto para piano, coro de hombres y orquesta op 39 de Ferruccio Busoni. Francamente hermoso y poderoso.
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