Las artes y la literatura que se consolidaron durante la década de los cincuenta del siglo pasado son parte de la mitología cultural del Perú. Una manera de abordar la cosmópolis de un modo singular y el afán por el dominio formal se unieron para construir poéticas notables. Ser ciudadanos del mundo sin dejar de lado la pertenencia a un espacio cultural y geográfico originario y esencial. Y, al mismo tiempo, acceder a un tipo de formación que aun valoraba el dominio de la forma, la destreza con la materia y el deseo de abrirse a otros horizontes.
Hace unos días falleció Edgar Valcárcel (1932-2010), uno de los compositores peruanos más interesantes de las últimas décadas. Nacido en Puno, región peruana del altiplano, fue sobrino de Teodoro Valcárcel, eminente compositor puneño de vital importancia en la afirmación de la estética indigenista en su variante musical. Con talento, Edgar Valcárcel se familiarizó con lenguajes musicales de distintos referentes. Supo insertarse en las corrientes dominantes de la segunda mitad del siglo XX, llegando a realizar estudios en el mítico CLAEM, perteneciente al Instituto Torcuato di Tella de Buenos Aires, donde tomo contacto con la corriente electroacústica. Ahondó en esta propuesta musical durante su permanencia en la Universidad de Columbia-Princeton. Una composición donde se evidencia su interés por explorar nuevos lenguajes y vincularlos con contenidos políticos e ideológicos es su obra Canto coral a Túpac Amaru No.2, para coro, percusión y cinta de 1968, a partir del célebre poema de Alejandro Romualdo del mismo nombre. Al mismo tiempo, investigó el sonido y la música del Perú tradicional. Un ejemplo es su bella narración musical Zorro, zorrito cuento sinfónico para narrador, coro, zampoñas y orquesta, con textos del escritor puneño José Luis Alaya, un homenaje a Prokofiev a la manera de Pedro y el Lobo.
La amplia obra de Edgar Valcárcel evidencia lo que al principio mencionábamos. Sin dejar de reconocer su origen y pertenencia, supo unir los referentes locales con el lenguaje e indagación occidental. Siendo esta característica algo que aglutina a varios exponentes de su generación. De hecho, la importancia de este grupo de notables compositores peruano radica en afirmar el ejercicio creador a partir del diálogo fecundo entre tradiciones culturales diferentes. La tradición académica unida a los lenguajes autóctonos y a la experimentación radical propia de la deconstrucción de la música postvanguardista.
La inexistente política cultural de un estado que esta en construcción permanente, hace que gran parte de las obras de los compositores peruanos no sea conocida por el público melómano. Más aun cuando estamos hablando de una tradición persistente en creación musical que abarca siglos. Que muchos peruanos desconozcan las composiciones de Valcárcel, Garrido Lecca, Sánchez Málaga, Nuñez Allauca, Bolaños, Iturriaga, Pinilla, y un innumerable etcétera, y menos a las cimas del barroco virreinal como Orejón y Aparicio y Juan de Araujo, cuestiona la actitud que tiene un país ante sus propios logros.
La poca difusión que ha tenido el deceso de Edgar Valcárcel pone de manifiesto la incapacidad de un país (estado y sociedad) en valorar a sus creadores inteligentes. Es claro que la obra de Valcárcel no servía para animar una fiestita ni chirriantes programas de varieté. Su música era para sala de concierto, para contemplarla desde el deseo de ampliar nuestras mentes y corazones.
Un caso interesante de difusión internacional reciente de la obra de un compositor de la misma generación, es el de César Bolaños (n. 1932). Con una formación similar a la de Valcárcel, Bolaños optó por mantenerse en el lenguaje experimentador de la música electroacústica, sus variables y evoluciones. Además desde una perspectiva y contundencia intelectual notables. Hace poco, gracias al programa radial Ars Sonora que presenta Miguel Álvarez-Fernández en Radio Nacional de España, el público de Hispanoamérica pudo acceder a una primera impresión sobre la obra de César Bolaños con el capítulo: Monográfico: César Bolaños. Para los que no escucharon el programa les presento el vínculo:
Canto coral a Túpac Amaru No.2, para coro, percusión y cinta. Edgar Valcárcel. Sobre el poema "Canto Coral a Tupac Amaru" de Alejandro Romualdo. Video de Gloria Arteaga. Un ejemplo de música electroacústica peruana, compuesto en 1968.
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